domingo, 24 de noviembre del 2024 Fecha
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La expansión del Universo, ¿Y, nuestro futuro?

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en a otros mundos    ~    Comentarios Comments (6)

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Si como parece la expansión del Universo se acelera, entonces el procesamiento de información debería desaparecer con el tiempo y cada vez sería menor y más difícil nuestro acceso para poder saber lo que pasa en regiones tan lejanas en las que se encontrarían las galaxias mientras que los espacios vacíos se hacían más y más grandes cada vez. Algunos grupos de  parecen haber comprobado que la expansión del Universo empezó a acelerarse hace sólo algunos pocos miles de millones de años. Pero, supongamos que las pruebas observacionales a favor de la aceleración resultaran ser incorrectas. ¿Qué pasaría entonces?

The Expansion of the Universe

Alguna podríamos estar tentados de preguntar: ¿En qué lugar exactamente ocurrió el Big Bang?, es decir, ¿Cuál es el centro del Universo? Y, al ser la expansión isotrópica y estar el universo expandiéndose en todas las direcciones, no parece que la  pueda tener respuesta. En cualquier lugar en el que nos podamos situar veremos siempre lo mismo, ¡el Universo se expande!

Lo más probable y según los conocimientos que hoy tenemos, lo que parece es que el universo se expandirá para siempre y, en esa diatriba  cuesta arriba está inmersa la vida que no quiere desaparecer y se enfrenta, en una batalla , a unos hechos que parecen irreversibles.

La vida necesita  diferencias de temperatura, o de densidad, o de expansión en el Universo de las que pueda extraer energía útil haciéndolas uniformes. Si se baza en recursos minerales de energía que existen localmente -estrellas muertas, agujeros negros que se evaporan, partículas elementales que se desintegran-, entonces con el tiempo se encara al problema al que se enfrentan inevitablemente los yacimientos muy explotados: cuesta más extraer los minerales de lo que pueda ganarse con ello.

The Observable Universe

El  intenta mostrar el Universo visible. Las galaxias en el Universo tienden a juntarse en los llamados supercúmulos que a su vez están rodeados  por gigantescos vacíos que le dan al universo una apriciencia celular y, debido a que la luz del Universo viaja a una velocidad constante, podemos ver objetos muy lejanos en el universo profundo, cuando éste era muy joven hace ahora unos trece mil nillones de años. En el Universo que para nosotros pudiera parecer infinito, se observan en 14 mil millones de años-luz:

– 25.000  de grupos galácticos.

– 350.000 millones de grandes galaxias.

– 7.000.000.000.000 de pequeñas galaxias.

– 30.000 trillones de estrellas (3 x 1022).

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                 Imagen de galaxias lejanas captadas por el Hubble

Este es el  profundo que nos ofrece el Telescopio Espacial Hubble. En Diciembre de 1995 el Telescopio Espacial Hubble estaba apuntando a una zona supuestamente vacia de Ursa Major por diez dias. Esto produjo una de las fotos mas famosas de la astronomia moderna -. Una pequeña parte de la foto obtenida se muestra arriba. Casi todos los objetos mostrados ahí están entre 5 y 10 mil millones de años luz alejados. Las galaxias reveladas  son de todas formas y colores, algunas jovenes y azules mientras que otras rojas y viejas.

Los científicos creen saber que la expansión del Universo hará que los seres del futuro lejano tengan que economizar en el uso energético: ¡economizar en vida, de hecho! Y, para reducir el consumo libre de energía pasarán largos períodos en hibernación y se despertarán para procesar  durante un tiempo antes de volver al estado inactivo. Claro que, esos procesos conllevan ciertos problemas y necesitan de un despertador infalible que no ponga en peligro la vida de los hibernados.

Resultado de imagen de Los viajeros espaciales hibernados en grandes navesResultado de imagen de Los viajeros espaciales hibernados en grandes naves

              Decenas, cientos o miles de años hibernados hasta que se aviste el destino

En la mente de todos están aquellas escenas de algunas películas en las que, los viajeros espaciales tenían que recorrer esas grandes distancias que nos separan de los mundos lejanos en estado de hibernación que…, no siempre ofrecían la seguridad requerida para la vida. Hay que preparar algunos procesos físicos que proporcionen un despertador infalible sin utilizar tanta energía que se pierda el interés general por el período de hibernación y, hasta ahora no está nada claro si puede hacerse para siempre. parece que con el tiempo los gradientes de energía extraída que pueden utilizarse para impulsar los procesamientos de información se hacen ineficaces. Entonces la vida debe  a desaparecer.

Por el contrario, si la vida no limita su atención a fuentes de energías locales, la predicción a largo plazo parece mucho más brillante pero, para ello, necesitaríamos contar con unas tecnologías muy avanzadas que nos permitiera salir definitivamente de nuestro pequeño mundo para  en otros lugares lo que aquí hemos agotado.

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                                       ¿Qué nos podremos  en otros lugares del Universo?

Parece que el Universo no se expande exactamente al mismo ritmo en todas las direcciones. Existen pequeñas diferencias de velocidad entre unas direcciones  y otras que podrán ser atribuibles a ondas gravitatorias de longitud de onda muy larga, probablemente infinita, que atraviesan el espacio. El desafío para las formas de vida super – avanzadas consiste en saber  alguna manera para saber aprovechar estas fuentes energías potencialmente ilimitados. Lo extraordinario en esto es que su densidad decrece mucho más lentamente que todas las formas ordinarias de materia a medida que el Universo se expande. Explotando las diferencias de temperaturas creada por radiación que se mueve paralela a la dirección de la expansiòn a ritmos diferentes, la vida puede encontrar una manera de mantener en marcha su procesamiento de información.

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                  La roca de Unobtanium que el jefe de la empresa tiene exhibida en su .

No sabemos lo que nos puede aguardar en el futuro y nuestra imaginación recrea mundos posibles en los que pudiéramos encontrar una salida a las crisis que se avecinan en el devenir de la Humanidad. Para ningún humano es extraño el tema de los recursos naturales. Desde los años noventa hemos estado escuchando constantemente que los recursos naturales de la tierra se van a acabar, que ya no queda agua, que estamos destruyendo la tierra y suma y sigue. La imagen de arriba nos muestra una escena de la exitosa película y, el que  se desarrolle en un futuro en el que debemos viajar millones de años luz para explotar los recursos de otro planeta nos obliga a pensar en nuestro propio contexto presente.

Resultado de imagen de Ciudades en otros mundos

Nuestros descendientes que nacerán en otros mundos, sólo podrán tener imágenes de la Tierra y quedarán maravillados de su hermosura, Una joya que disfrutaron sus antepasados, nada comparable al mundo que ahora habitan ellos.

¿Quién sabe lo que a nuestros descendientes les aguarda? En futuro lejano aún en el tiempo, podríamos viajar a otros mundos que tengan sus propias formas de energías más cercanas a la Naturaleza. Mundos que estarían en una más estrecha simbiosis con los seres que lo habitan y que éstos, respetaran su naturaleza que sentirían más cercana que nosotros sentimos la nuestra.

Que no está nada claro nuestro porvenir es un hecho. Lo que sabemos nos habla de lejanas e inevitables catástrofes que ya están en camino: Andrómeda se nos echa encima, el Sol tiene sus días contados, la espada de Damocles de la caída inesperada de un gran meteorito…

Claro que hay un último truco que seres super-avanzados podrían  escondidos en su manga en éste mundo (universo) nuestro, que parece estar condenado sin remisión, bien por la expansión o por cualquier otra causa. Acordaos de que en 1949, el lógico Kurt Gödel, amigo y colega de Einstein en Princeton, le dio una sorpresa al demostrar que el  en el tiempo estaba permitido por la teoría de la gravedad, la relatividad . Incluso encontró una solución a las ecuaciones de Einstein para un universo en el que esto ocurría.

A Slice of the Universe

Sí, lo cierto es que nuestro Universo es muy  y nosotros muy pequeños. Sin embargo siempre he dicho que el Universo es casi tan grande como nuestra imaginación y, con tiempo por delante… ¿Quién puede predecir de lo que seremos capaces? ¿Acaso no pueden existir otros universos a los que poder escapar en caso necesario? Si conseguimos seguir aquí podría llegar el día en el que el universo se nos haga pequeño.

Dar el salto, primero a otros mundos y después… ¡a otros universos! Claro que, también nos queda otra posibilidad que no es, nada despreciables. Imaginad que al fin hemos podido dar con el secreto de los viajes en el Tiempo. Simplemente bastaría con viajar una y otra vez al tiempo deseado, aquel que más nos guste o que tenga las  más adecuadas y tranquilas para que la vida, no sea vea perturbada. Bastaría con viajar hacia atrás en el tiempo, a una era en la que las condiciones nos fueran más propicias y hospitalarias.

Claro que, no creo que la cosa fuese tan fácil y escapar de ese final termodinámico del Universo por esa vía… ¿No traería complicaciones en las poblaciones que verían llegar a seres del futuro? Y, ¿no sería posible que nos pudiéramos  con nuestro Yo futuro que al viajar hacia atrás se encontraría con él en el pasado?

Los viajes en el Tiempo (hacia atrás en el tiempo, se sobreentiende) han sido siempre una cuestión fascinante, ya sea como recurso argumental en la ciencia-ficción, como rompecabezas lógico, o como  de estudio en el ámbito de la física o de la filosofía. Uno de los elementos más interesantes de los mismos es la aparición de “paradojas”, situaciones en las que surge una contradicción causal o una incoherencia ontológica.

Un ejemplo del primer tipo es la célebre paradoja del abuelo, en la que un viajero del tiempo se traslada al pasado e impide que sus abuelos se conozcan, por lo que su propia existencia no será posible en el futuro (con lo que es imposible que viajara al pasado a impedir que sus abuelos se conocieran). En cuanto al segundo tipo,  un ejemplo canónico es aquel en el que alguien viaja al pasado con un ejemplar del Quijote y se lo da a Cervantes, que lo publica como obra suya. Y, de esa manera, podríamos describir mil y una situaciones en las que, las incongruencias estarían presentes para dibujar un mundo de locura.

Por otra parte,  y suponiendo que ya contamos con la tecnología necesaria, no sabemos de dónde obtendremos la energía necesaria para abrir un agujero de gusano que nos pudiera trasladar desde el presente. Claro que, de la misma manera que hemos alcanzado el  de esa tecnología, también habríamos podido alcanzar los conocimientos que exigen tener fuentes inagotables de energía para proyectos que, como los de viajar en el tiempo exigen.

Tampoco tenemos que perder de  las exigencias que dichos procesos de viajar en el Tiempo pudieran exigir de un cuerpo Humano. ¿Estaríamos preparados físicamente para soportarlo, o, por el contrario tendríamos que dejar ese privilegio de viajar en el Tiempo a seres artificiales creados por nosotros?

               La máquina para viajar en el Tiempo de la película Contac que asesoró KIp Thorne

Lo cierto es que, si en verdad llegáramos a construir una máquina de esas características… ¿Quién se atrevería a viajar por primera vez sin ninguna garantía de regresar? Bueno, en ese sentido y conociendo como somos, os aseguro amigos que la cola de aspirantes sería…¡interminable!

Sin que me de , he pasado de la expansión del Universo a viajar en el Tiempo y es que, como siempre digo… ¡qué imaginación!

emilio silvera

¿Vivir en otro mundo?

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Buscamos un Planeta donde poder refugiarnos.

 

El Telescopio espacial Kepler ha descubierto 21 astros fuera del Sistema solar de tamaño y condiciones similares a la Tierra.

Debería decir 21 planeta… ¡Que no son astros!

Milagros Pérez Oliva: El Pais

Imágenes de exoplanetas proporcionadas por la Nasa.

 

 
 

Imágenes de exoplanetas proporcionadas por la Nasa. REUTERS

 

La casualidad ha querido que coincidieran dos noticias que invitan a pensar en el futuro. Mientras la NASA daba cuenta ayer de la existencia confirmada de 1.284 nuevos planetas de tamaño, posición y condiciones idóneas para albergar vida fuera del Sistema Solar, un estudio científico certificaba la desaparición de cinco islas del Océano Pacífico y la pérdida de más del 20% de la superficie de otras seis a causa de la erosión y el aumento del nivel del mar. ¿Podrá algún día llegar a establecerse una relación entre ambas? No lo sabemos. La ciencia ficción explota desde hace tiempo el filón de una Tierra catastróficamente destruida y el éxodo forzoso de la humanidad en busca de condiciones de supervivencia en el espacio. De momento, lo que tenemos son datos inquietantes respecto del cambio climático, y datos poco esperanzadores sobre la posibilidad de encontrar una alternativa habitable fuera del Sistema Solar.

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El nivel del mar ha subido 15 centímetros entre 1994 y 2014 en el archipiélago de las Islas Salomón, lo que ha obligado a reasentar por primera vez pequeños núcleos habitados. El problema no es solo que suba el nivel del agua, sino que el cambio climático está produciendo una intensificación de los vientos que erosionan las frágiles superficies de esas islas. El panel de Naciones Unidas sobre cambio climático prevé que el calentamiento continúe elevando el nivel de las aguas. Todos los grandes fenómenos comienzan con un pequeño movimiento. Y pueden tener una evolución muy rápida. La búsqueda de vida fuera de la Tierra se mueve, en cambio, en otra escala. Cualquier posibilidad está a una distancia de años luz. Y cualquier cambio favorable en un planeta próximo, como Marte, requeriría miles de años.

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Los científicos de la Nasa han querido hacer inventario de los exoplanetas descubiertos por el telescopio espacial Kepler antes de que llegue al término de su vida activa. Desde su lanzamiento en 2009 ha estado buscando planetas que, por su composición, tamaño y posición pudieran tener condiciones de vida parecidas a las de la Tierra. Solo en la zona observada de la Vía Láctea ha encontrado 1.284 nuevos astros. De ellos, 550 son rocosos y nueve tienen un tamaño y una posición orbital parecidos a la Tierra. Con esta nueva remesa, son 21 los que podrían tener agua. Eso significa que si pudiéramos explorar otras galaxias del universo, podríamos encontrar millones de planetas muy parecidos al nuestro.

¿Y? Pues es muy interesante pero, de momento, poco podemos esperar de tales hallazgos, pues el más cercano se encuentra a 11 años luz. Es muy estimulante que en octubre pasado pudiéramos observar por primera vez la muerte de un planeta por extinción de su estrella, y que poco después lográramos ver cómo se formaba otro en otra estrella naciente. Pero la escala a la que ocurren estos fenómenos solo puede llevarnos a una conclusión: hay que seguir buscando planetas susceptibles de albergar vida, por supuesto, pero mientras tanto, más vale que cuidemos aquel del que ya estamos seguros de que puede seguir albergándola durante millones de años. El nuestro.

Nuevos planetas… ¿Nuevas formas de Vida?

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Sistemas planetarios lejanos tienen la forma del sistema solar, el descubrimiento de la NASA de que el sistema de siete planetas TRAPPIST1 está en un plano apoyó esta investigación, lo que desafía la suposición habitual de que los sistemas planetarios están acampanados.

https://www.europapress.es/ciencia/astronomia/noticia-sistemas-planetarios-lejanos-tienen-forma-sistema-solar-20170301124723.html

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                 El grial de la habitalidad planetaria

El Sol es un factor esencial en la habitabilidad de la Tierra, que recibe una media 1366 W/m² de radiación solar. Esta irradiación, entre otros factores, permite que el agua se encuentre en estado líquido, una condición que se asume que es indispensable para la actividad biológica, y resulta de la separación entre ambos astros. En los sistemas planetarios la zona de habitabilidad se define como el rango de distancias orbitales en donde un planeta podría contener agua líquida. Su tamaño y localización depende de la masa de la estrella, su edad y su luminosidad. En cualquier caso, como ocurre con la Tierra, otras causas pueden ser determinantes, tanto endógenas (composición del planeta, características atmosféricas, presencia de campo magnético y de actividad geológica) como exógenas (la posición del sistema en la galaxia, dado que la proximidad a las estrellas masivas o al centro de la misma podrían ser letales, o la densidad local de estrellas, indispensable para la estabilidad del sistema). Mercurio y Venus no son adecuados debido esencialmente a las altas temperaturas, mientras que a Marte le ocurre lo contrario, además de que solo tiene campos magnéticos locales.

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El papel de la actividad geológica, desde un punto de vista astrobiológico, se ha visto enfatizado recientemente. La emisión de hidrógeno, dióxido de carbono y agua por los volcanes podría aumentar un 30-60 % la zona de habitabilidad, debido a un efecto invernadero. El mecanismo exige una actividad volcánica continuada durante muchos millones de años. En el sistema solar implica extender la zona de habitabilidad desde algo más allá de Marte (que carece de actividad tectónica y se encuentra localizado a 1.67 unidades astronómicas) hasta 2.4 unidades astronómicas, en donde se localiza el cinturón de asteroides. Por tanto, la actividad volcánica, fruto de la tectónica de placas, podría incrementar la posibilidad de encontrar vida en los numerosos planetas que se están encontrando más allá de los confines del sistema solar.

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                                   Ross 128 b

De entre los descubrimientos recientes, posiblemente los planetas astrobiológicamente más interesantes se encuentran orbitando alrededor de estrellas frías y cercanas. Este es el caso del sistema Trappist-1, Ross 128 b, LHS 1140 b, o Próxima Centauri b.

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LHS 1140 b

Próxima Centauri b es el planeta más cercano al sistema solar y se encuentra dentro de la zona de habitabilidad de su estrella, aunque la altísima actividad de ésta posiblemente esterilice su superficie de manera reiterada. El complejo sistema que orbita alrededor de Trappist-1 incluye al menos tres planetas dentro de la zona de habitabilidad. Contando éstos, son al menos siete planetas con una compleja interacción y localizados en una región muy compacta, lo que podría, de existir, facilitar la propagación de actividad biológica entre ellos.

Próxima Centauri b

No es la primera vez que se realiza este tipo de descubrimientos, dado que ya se han detectado atmosferas alrededor de varios tipos de planetas, sobre todo más masivos y semejantes a Júpiter. Ya se mencionó la composición metálica de la atmósfera de GJ1214 b. También con anterioridad se ha detectado una atmósfera alrededor del planeta rocoso 55 Cancri e. Sin embargo, GJ1132 b tiene un tamaño y una masa significativamente menor: 1.6 MTierra y 1.4Tierra frente a las 10MTierra y 2.2 RTierra del planeta 55 Cancri e. Esta estrella está localizada también a unos 40 años-luz, aunque es bastante más caliente, unos 5000 ºC, y más parecida al Sol en tamaño y masa. Tiene al menos seis planetas, siendo 55 Cancri e el más próximo a su estrella, a solo un 1.5 % de la distancia que separa al Sol de la Tierra. Su periodo de revolución es de solo 0.73 días terrestres. La atmósfera de este planeta rocoso estaría dominada por compuestos de hidrógeno, el elemento químico más simple y abundante, y sería por tanto muy distinta a la detectada en GJ1132 b o GJ1214 b.

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55 Cancri e.

Más recientemente, la combinación de nuevos datos con espectros de transmisión tomados con el HST ha proporcionado el espectro más detallado de un exoplaneta, en este caso de WASP-39b. Su composición atmosférica sugiere que su proceso de formación fue muy distinto al de los gigantes gaseosos del sistema solar. WASP-39 es una estrella de tipo solar localizada a 700 años-luz. Su planeta, que orbita alrededor de aquélla en tan solo 4 días, tiene una masa similar a la de Saturno, pero está a una temperatura mucho más alta debido a la proximidad a su estrella (750ºC), su atmósfera está expandida y carece de nubes situadas en las partes más elevadas. Tiene al menos tres veces más agua que Saturno. De los resultados se infiere que su atmósfera también contiene una gran cantidad de elementos más pesados. Estas abundancias posiblemente son debidas a que el planeta sufrió un bombardeo muy intenso de objetos con gran cantidad de hielo, lo que implicaría una formación alejada de la estrella. En la actualidad, además debe presentar una sincronización entre su periodo orbital y el de rotación, lo que provocaría intensos vientos entre la parte iluminada y la oscura.

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¿Es posible y deseable la expansión humana más allá de los confines del sistema solar?

La existencia de análogos terrestres no es un concepto nuevo. Entre otros, fue imaginada por Giordano Bruno en el siglo XVI, cuyas posiciones heterodoxas terminarían por conducirlo a la muerte en la hoguera a manos de la Inquisición Romana, quien dejó un testimonio claro y conciso:

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Giordano Bruno

Existen, pues, innumerables soles; existen infinitas tierras que giran igualmente en torno a dichos soles, del mismo modo que vemos a estos siete (planetas) girar en torno a este sol que está cerca de nosotros.

La hipotética existencia de actividad biológica fuera de la Tierra plantea no ya solo interesantes problemas desde el punto de vista científico, sino también tecnológico y filosófico. ¿Deberíamos expandirnos y ocupar nuevos hábitats? ¿Qué implicaciones tendría la existencia de otros seres vivos surgidos de procesos totalmente independientes a la aparición de la vida en la Tierra?

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La posible expansión humana más allá de las fronteras del sistema solar requeriría cuatro pasos interrelacionados: i) búsqueda de planetas adecuados y exploración remota; ii) exploración in situ con naves enviadas desde la Tierra; iii) adaptación del medio por un proceso de geoingeniería; iv) ocupación. En la actualidad nos encontraríamos en la primera fase. Posiblemente, en los próximos años o en un par de décadas habremos identificado los objetivos adecuados, análogos terrestres con características que permitan la actividad biológica. Se trataría por tanto del inicio de una colonización estelar, que sería posibilitada por tecnologías emergentes o, en alguno de los casos, ni siquiera vislumbradas. Estas etapas que durarían centenares de años, una fracción del proceso de expansión del homo sapiens por los diversos continentes del planeta, que ha durado decenas de miles de años.

Autor: David Barrado Navascués

Fuente: Revista Española de Física VOL 32 Nº4

Otros mundos, otros Seres. El misterio continúa

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Detectan misteriosas señales de radio desde el espacio exterior

Las señales han sido captadas por Breaktrough Listen, un sistema de búsqueda de vida inteligente de la Universidad de California en Berkeley – Breakthrough Listen / Vídeo: La Inteligencia Artificial permite escuchar más señales del espacio

Una inteligencia artificial descubre 72 señales de radio de origen desconocido

 

 

El Canadian Hydrogen Intensity Mapping Experiment (CHIME), en Columbia Británica, Canadá. (The Varsity)

Un avanzado sistema de aprendizaje maquinal ha localizado decenas de estallidos rápidos de radio (FRBs), un tipo de señal cuya causa no es conocida, pero procedente del núcleo de una galaxia situada a 3.000 millones de años luz

 

 

 

 

En 2007 astrónomos australianos detectaron el primero de una extraña serie de fenómenos al que pusieron el nombre de estallidos rápidos de radio (en inglés, «Fast Radio Burst» o FRB). Son una serie de pulsos de radio de muy alta energía que apenas duran unos cuantos milisegundos y que parecen proceder de fuera de la Vía Láctea. Sin embargo, durante este tiempo no se ha podido esclarecer su origen, e incluso algunos han especulado con que hubieran sido creados por extraterrestres. ¿Qué otra cosa puede producir esas explosiones de energía tan intensas pero efímeras en la longitud de onda de las radiofrecuencias?

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El año pasado, los investigadores situaron por fin el origen de uno de estos estallidos, llamado FRB 121102, en el núcleo activo de una pequeña galaxia situada a 3.000 millones de años luz de la Tierra. Una de sus peculiaridades, según se averiguó entonces, es que esta señal se repite cada cierto tiempo. Ahora, los investigadores del Breaktrough Listen, un proyecto de búsqueda de vida inteligente (SETI, en inglés) de la Universidad de California en Berkeley (EE.UU.), ha descubierto un total de 72 estallidos rápidos de radio en dicha fuente usando técnicas de inteligencia artificial. Sus resultados han sido aceptados para ser publicados en The Astrophysical Journal.

«Este trabajo es muy interesante no solo porque ayuda a comprender el comportamiento dinámico de los estallidos rápidos de radio, sino también porque muestra que la inteligencia artificial puede detectar señales pasadas por alto por algoritmos clásicos», ha dicho en un comunicado Andrew Siemion, director Centro de Investigación SETI de Berkeley e investigador principal de Breaktrough Listen.

Señales de origen desconocido

 

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El descubrimiento lo hizo una Inteligencia Artificial

 

Por lo que sabemos hasta el momento, los estallidos rápidos de radio (FRBs) solo duran durante unos cuantos milisegundos y proceden de galaxias distantes. Se desconoce cuál puede ser su origen. Entre las teorías más aceptadas está que procedan de estrellas de neutrones altamente magnetizadas y bombardeadas por corrientes de gas procedentes de agujeros negros supermasivos.

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Dichas señales ¿Por qué no? podrían tener su origen en civilizaciones extraterrestres

Otras teorías sostienen que su origen podría estar en civilizaciones extraterrestres avanzadas. Por eso Breaktrough Listen está aplicando sus avanzados algoritmos para detectar señales que pudieran ser producidas con un propósito y no por la naturaleza.

En esta ocasión, los algoritmos se pusieron a analizar los datos recogidos por un gran radiotelescopio, el Green Bank, situado en Virginia occidental (EE.UU.) durante cinco horas completas, el pasado 26 de agosto de 2017. En un trabajo anterior, allí se captaron 21 estalllidos en un periodo de una hora.

FRB 121102, la misteriosa fuente

 

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Señales misteriosas que, si vienen de una galaxia situada a 3.0o0 a.l. del Sistema Solar, tendremos complicado el poder contestarles si.finalmente, podemos entender los mensajes enviados.

En esta ocasión, el estudiante Gerry Zhang y otros han desarrollado un nuevo algoritmo para analizar los mismos datos, que acumularon un total de 400 terabytes de información. Así han captado 72 nuevos FRBs. En total, desde que FRB 121102 se descubrió en 2012, se han descubierto ahí 300 de estos estallidos rápidos.

Resultado de imagen de otras búsquedas serias centradas en aplicar la inteligencia artificial a la radioastronomía»

La inteligencia artificial dotada de algoritmos especiales han hecho mucho por la ciencia

Resultado de imagen de la inteligencia artificial aplicada a la radioastronomíaResultado de imagen de la inteligencia artificial aplicada a la radioastronomía

«Este trabajo es solo el primero que ha usado estos poderosos métodos para encontrar estos eventos de radio», ha dicho Zhang. «Esperamos que nuestro éxito pueda inspirar otras búsquedas serias centradas en aplicar la inteligencia artificial a la radioastronomía».

Parecido al motor de búsqueda de Google

Curiosamente, la técnica usada por Zhang tiene algo en común con la optimización de los motores de búsqueda (SEO) destinada a clasificar imágenes. Básicamente, Zhang y los demás lograron entrenar a un algoritmo para reconocer estallidos ya detectados por otros investigadores. A continuación, lo pusieron a trabajar con el grueso de los datos para tratar de identificar estallidos no encontrados antes.

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No podremos saber qué o quien pudo emitir dichas señales pero, sin descartar nada.

Los nuevos resultados han permitido aprender sobre la periodicidad de los estallidos procedentes de FRB 121102, lo que es clave para las hipótesis de búsqueda de vida alienígena. Pues bien, los datos muestran que los pulsos no se reciben en patrones regulares, al menos si el periodo de repetición considerado es mayor de 10 milisegundos.

Sin embargo, todo esto ayudará, según Siemion, a estrechar el cerco sobre las potenciales fuentes de estos FRBs. Por ello, este investigador ha dicho que, tanto si los FRBs provienen de civilizaciones alienígenas como si no, escucharlos con esta avanzada tecnología «está ayudándonos a empujar las fronteras del conocimiento» y «nuestra comprensión del Universo que nos rodea».

¿Puede esta bacteria terraformar Marte?

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Chroococcidiopsis thermalis

 

 

 
 

 

Chroococcidiopsis thermalis – Archivo

Un equipo internacional de biólogos y químicos cree que sería posible utilizar estos organismos para «fabricar» una atmósfera respirable en el Planeta rojo

ABC-Ciencia

 

 

 

Hace más de 3.500 millones de años, las bacterias fueron las principales responsables de “fabricar” una atmósfera respirable en la Tierra. Ahora, un equipo internacional de biólogos y químicos cree que sería posible utilizar el mismo tipo de organismos para hacer lo propio con Marte, terraformándolo hasta convertirlo en un mundo similar al nuestro. El estudio se ha publicado en Science.

Los científicos, procedentes de varias universidades de Australia, Reino Unido, Francia e Italia, basan su “sugerencia” en el hallazgo de la extraordinaria habilidad de las Cyanobacterias, antes llamadas “algas verdiazules”, para llevar a cabo la fotosíntesis incluso en las condiciones de iluminación más bajas.

Las Cyanobacterias se cuentan entre los organismos más antiguos de la Tierra, y entre sus habilidades destaca la de haber sido capaces de convertir, a través de la fotosíntesis, la primitiva atmósfera terrestre rica en metano, amoniaco y otros gases de efecto invernadero en el delicado compuesto que actualmente es capaz de sostener todas las formas de vida de nuestro planeta.

Los procesos fotoquímicos utilizados por estos antiquísimos microorganismos son bastante similares a los de la auténtica legión de plantas multicelulares que se desarrollaron después, y gracias a los que la atmósfera terrestre mantiene más o menos intacta su composición actual. El proceso implica el uso de luz roja, y si la mayor parte de las plantas son de color verde es porque la clorofila no es capaz de absorber energía de esa franja del espectro lumínico y la refleja.

La luz, sin embargo, resulta de la máxima importancia para la fotosíntesis. Tanto, que ni plantas ni bacterias son capaces de crecer en ambientes demasiado oscuros. Los investigadores se centraron precisamente en este punto, para averiguar cuál es el “límite de oscuridad” que puede llegar a tener un entorno capaz de permitir el proceso y más allá del cual la fotosíntesis ya no sería posible.

Por eso, con el biólogo de la Universidad Nacional de Australia Elmars Krausz a la cabeza, los científicos pusieron a prueba la habilidad de una especie concreta de Cyanobacteria, Chroococcidiopsis thermalis, para llevar a cabo la fotosíntesis en condiciones de poca luz.

Los investigadores esperaban que la fotosíntesis se “apagaría” a una longitud de onda de la luz de 700 nanómetros, un límite ampliamente consensuado y conocido como “el límite rojo”.

Pero Krausz y su equipo se encontraron con algo que no esperaban:

Chroococcidiopsis thermalis superaba ampliamente ese límite, y seguía fotosintetizando en longitudes de onda de hasta 750 nanómetros. Un hallazgo que no solo representa una significativa extensión de la capacidad de hacer la fotosíntesis con poca luz, sino que también describe un sistema que es capaz de “funcionar” con una cantidad muy inferior de combustible biológico. En palabras de los investigadores, se trata de “un fotosistema de baja energía sin precedentes”.

 

 

 

El límite rojo

Los biólogos descubrieron que la clave para esta capacidad hasta ahora desconocida radica en la presencia de una serie de clorofilas de longitud de onda larga que no habían sido detectadas previamente. Así, los científicos rastrearon los orígenes de estas clorofilas hasta el genoma de C. thermalis, y descubrieron que estaba ubicado en un conjunto de genes específicos que es común a muchas especies de Cyanobacterias, lo cual sugiere que la capacidad para superar el “límite rojo” podría ser algo común.

Para Krausz, esta recién descubierta capacidad resulta de lo más prometedora para el uso de Cyanobacterias como agentes de terraformación interplanetaria. De hecho, el establecimiento de colonias en otros mundos pondría en marcha una transformación atmosférica que, eventualmente, debería desembocar en unas condiciones favorables para la vida, incluso la de los seres humanos.

Resultado de imagen de Cianobacterias verde azuladas

Por supuesto, si algunas de las vigentes teorías de la Astrobiología son correctas, las Cyanobacterias (u otras formas de vida similares) podrían existir ya en otros planetas, en cuyo caso su habilidad para sobrevivir en las condiciones más extremas de iluminación podría ser un nuevo indicativo para detectarlas.

“Todo esto puede sonar a ciencia ficción -explica Krausz- paro las agencias espaciales y las compañías privadas de todo el mundo tratan, de forma muy activa, de convertir este sueño en realidad en un futuro no demasiado lejano. En teoría, se podría aprovechar la fotosíntesis de este tipo de organismos para crear aire que los humanos puedan respirar en Marte”.

Para el biólogo, “estos organismos adaptados a una luz muy baja, como las Cyanobacterias que hemos estado estudiando, podrían crecer bajo las rocas y sobrevivir a las duras condiciones que reinan en el Planeta Rojo”.