Oct
19
Nuevos vestigios de vida primigenia
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Artículo de Prensa ~ Comments (0)
GEOLOGÍA
Fósiles descubiertos en la región de Labrador
Rocas canadienses de hace 3.950 millones de años ¿la huella de vida terrestre más antigua?
Detalle al microscopio de una de las muestras de rocas estudiadas T. TASHIRO
Encuentran grafito biogénico, es decir, producido por organismos vivos, en rocas de Labrador. Son unos 250 millones de años más antiguas que otras rocas de Groenlandia en las que se encontró ese material.
Detalle del fósil hallado en Groenlandia, de 3.700 millones de años de antigüedad. ALLEN NUTMAN
La Tierra se formó hace unos 4.538 millones de año y la vida debió surgir varios cientos de millones de años después. Se cree que los primeros organismos posiblemente se originaron hace unos 4.200 millones de años. Encontrarlos es improbable si no imposible, pero los científicos sí están siendo capaces de hallar en rocas muy antiguas pruebas de lo que podría ser actividad microbiana. Y decimos podría porque estos hallazgos no están exentos de polémica científica, ya que esos elementos que indicarían de forma indirecta la presencia de vida también podrían haberse formado por otros procesos.
Cinturón de rocas verdes
Tubos de hematita encontrados en el Cinturón Nuvvuagittuq, en Quebec, Canadá.
Esta semana la revista Nature publica una investigación que describe el descubrimiento en Canadá de las que, según sostiene Tsuyoshi Komiya, autor principal del estudio, serían las huellas de vida terrestre más antiguas, pues se han hallado en rocas de hace 3.950 millones de años. En concreto, los investigadores de la Universidad de Tokio estudiaron rocas sedimentarias de Saglek Block, en el norte de la región de Labrador. Hicieron un detallado análisis geológico y midieron las concentraciones y composiciones isotópicas de grafito y carbonato que, según aseguran, reveló que se trataba de grafito biogénico.
En rocas sedimentarias de hace entre 3.800 y 3.700 millones de años halladas en el suroeste de Groenlandia, recuerda Komiya, se encontraron granos de grafito que también podría ser biogénico, es decir, producido por organismos vivos. Las suyas, serían, por tanto entre 250 y 150 millones de años más antiguas.
Organismos marinos
Los organismos que dejaron esas huellas, explica Komiya a EL MUNDO, habrían vivido hace 3.950 millones de años en el océano y todo el material se habría depositado en el fondo oceánico. Su estudio, asegura, descartó que la presencia de ese grafito se debiera a una posterior contaminación de esas rocas. “Todo el material es autóctono”, asegura. Según detalla, para realizar esta investigación hicieron un mapa geológico de esa zona de Canadá, una tarea que les llevó tres años, y recogieron más de 4.000 muestras.
Detectan restos de posibles primeros organismos de la Tierra
“El grafito biogénico es el que está relacionado inequívocamente con la vida. En mi opinión, a pesar de la importancia de este estudio en relación con las condiciones de habitabilidad de la Tierra primitiva, las pruebas isotópicas y estructurales (Raman) que aportan no terminan de ser claras e inequívocas en este sentido”, explica a este diario Jesús Martínez-Frías, jefe del grupo de Investigación del CSIC de Meteoritos y Geociencias Planetarias en el IGEO (CSIC-UCM), sin vinculación con este trabajo.
Vista al microscopio de una de las rocas analizadas T. TASHIRO
No obstante, Martínez-Frías, considera que “se trata de un estudio muy interesante que incide en aspectos geoquímicos para concluir acerca de las huellas de vida antigua en la Tierra. Pero, no hay que confundir estos resultados con la existencia de biomarcadores claros e inequívocos“.
Un biomarcador, explica, es un compuesto orgánico que procede o está relacionado inequívocamente con la actividad metabólica de un organismo y según Martínez-Frías, lo que se describe en el trabajo “son geomarcadores que evidencian la posibilidad de un origen biogénico, pero no indicadores inequívocos de la presencia de vida”.
LAS PRIMERAS FORMAS DE VIDA
Determinar cuándo aparecieron las primeras formas de vida en la Tierra, dice Komiya: “Es una cuestión difícil porque para ello hay que demostrar que la vida no existía antes de esa fecha. Y en ciencia es un muy difícil probar la ausencia de algo”, reflexiona. Debido a que la edad mínima de la vida en la Tierra es de entre 3.950 y 3.800 millones de años, añade, debió aparecer antes: “Yo, personalmente, pienso que la vida surgió relativamente pronto en la historia de la Tierra”, afirma. Por eso considera que es posible que se originara hace 4.200 millones de años, como sostienen algunas teorías, debido a cómo estaba ya configurado nuestro planeta.
“Personalmente, sí pienso que tal vez la vida comenzó en la Tierra antes de lo que se pensaba en un principio. Y paulatinamente se van detectando más evidencias de habitabilidad indicando que esto pudo ser así “, apunta, por su parte, Jesús Martínez-Frías. “Pero, dicho esto, también hay que ser rigurosos. Como decía Carl Sagan, afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias”.
Artículo de Prensa.
Ago
10
Sí, eso somos pero, nos ceemos importantes
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Artículo de Prensa ~ Comments (0)
Una gota en el infinito
- PEDRO G. CUARTANGO
Escribía Rafael Bachiller hace unos días que vivimos en un mundo altamente improbable, haciendo referencia al cúmulo de casualidades que ha hecho posible la vida sobre nuestro planeta.
Factores como la distancia del Sol, la temperatura, el agua, la radiación solar, la masa de la Tierra y la proliferación de algunos elementos químicos hicieron posible la aparición de seres vivos celulares y luego la evolución hasta el homo sapiens a lo largo de millones de años.
Dado que las leyes físicas son comunes en todo el universo, parece razonable creer en la hipótesis de que puede existir algún tipo de vida racional en lejanas galaxias, situadas a decenas o centenares de millones de años luz.
Según las últimas estimaciones, el universo tiene alrededor de un billón de galaxias, cada una con cientos de miles de millones de estrellas. Un grosero cálculo de posibilidades indica que podría haber decenas de miles de planetas con características muy similares a la Tierra.
Por ello, resulta verosímil la existencia de vida inteligente en el universo, aunque nuestro problema es que estamos tan lejos que no podemos comunicarnos. Si enviáramos hoy un mensaje que viajara a la velocidad de la luz, 300.000 kilómetros por segundo, tardaría cerca de tres millones de años en llegar a Andrómeda, la galaxia más cercana. De haber alguien que contestara nuestras señales, habría que esperar otros tres millones de años para conocer la respuesta. Por lo tanto, resulta inviable una iniciativa de esas características, dado el enorme tamaño del universo y la imposibilidad de comunicarse a una velocidad superior a la de la luz.
La conclusión que se extrae de todo esto es que con nuestros actuales medios podemos observar lo que ha sucedido hace mucho tiempo a enormes distancias de nuestro sistema solar pero no podemos comunicarnos. Es como si estuviéramos encerrados en una habitación y sólo pudiéramos ver parte del mundo exterior a través de una pequeña ventana.
A pesar de ello, los avances de la ciencia desde comienzos del siglo XX nos han permitido un conocimiento asombroso del universo hasta el punto de que hemos sido capaces de detectar los efectos de agujeros negros situados a millones de años luz.
Igualmente, hemos podido descubrir la existencia de la llamada materia oscura que, aunque ignoramos su naturaleza porque no interactúa con nada ni es observable, supone casi una tercera parte de la materia que forma el universo.
Todo ello nos abre unas posibilidades inexploradas, pero no modifica nuestra condición esencial: la breve duración de la existencia humana en relación a la escala universal del tiempo. El Big Bang se produjo hace más de 13.000 millones de años, una cifra que contrasta con los 10.000 años transcurridos desde el Neolítico, cuando el hombre descubrió la agricultura y empezó a vivir de forma sedentaria.
Si lo vemos con perspectiva, la historia del hombre representa un cortísimo intervalo temporal en relación a la edad del universo. Y el planeta es un punto minúsculo en un espacio inmenso por el no podemos desplazarnos, al menos, con el estado actual de nuestra tecnología.
Todo ello nos debería llevar a relativizar nuestra importancia y a darnos cuenta de la insignificancia de la especie humana en ese espacio-tiempo en el que se despliega todo lo existente.
Hemos magnificado nuestra importancia e incluso nos hemos sentido tentados a pensar que algún día seremos inmortales, pero los avances de la física nos ponen en nuestro lugar. Somos una gota de agua en el infinito océano del magma universal.
- PEDRO G. CUARTANGO
Jun
11
A veces es difícil determinar dónde está la realidad
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Artículo de Prensa ~ Comments (0)
Un matemático ofrece una explicación para la historia alucinante de un naufragio en 1925
Esta es una historia extraña donde las haya. Llegué a conocerla casi por casualidad, rebuscando entre artículos científicos del físico Benjamin Tippett, un experto en Relatividad General que acaba de publicar un modelo matemático según el cual es posible viajar en el tiempo.
El físico Benjamin Tippett
De pronto, me topé con un trabajo que me sorprendió. Se publicó en arXiv.org el 29 de Octubre de 2012 y su título parecía cosa de ciencia ficción: “Posibles burbujas de curvatura espaciotemporal en el Pacífico Sur”. Por supuesto, me sumergí de inmediato en el artículo, y me topé de bruces con una historia increíble que no he podido resistirme a compartir aquí. ¿Verdad o mentira? ¿La acertada interpretación de una realidad alucinante o el simple juego matemático de un científico?
El artículo de Tippett empieza con estas palabras: “En 1928, el difunto Francis Wayland Thurston publicó un manuscrito escandaloso para advertir al mundo de una conspiración global de ocultistas. Entre los documentos que reunió para apoyar su tesis se encontraba el relato personal de un marinero llamado Gustaf Johansen, describiendo un encuentro con una isla extraordinaria. Las descripciones de Johansen de sus aventuras en la isla son fantásticas, y se consideran a menudo el más enigmático (y por lo tanto el punto culminante) de la colección de documentos de Thurston. En este trabajo sostenemos que todos los fenómenos que Johansen describió pueden explicarse como las consecuencias observables de una burbuja de curvatura del espacio-tiempo. Puede afirmarse por lo tanto que muchas de sus declaraciones más incomprensibles (que implican la geometría de la arquitectura y la variabilidad de la localización del horizonte) tienen una causa única subyacente”.
El tal Thurston, explica el investigador, estaba obsesionado por las ciencias ocultas y las teorías de la conspiración, pero nada de eso es relevante para esta historia. Por supuesto, Tippett no comulga con ninguna de esas teorías, y aclara en su artículo que “Quisiéramos dejar claro que de ninguna manera respaldamos o toleramos su perspectiva ocultista”. En realidad, de todo el manuscrito de Thurston lo único que le interesa al físico es el capítulo que recoge el testimonio del desafortunado marino.
Gustaf Johansen, en efecto, describe con todo detalle el trágico destino de la “Emma”, la goleta de Nueva Zelanda que comandaba, y todo lo que le sucedió en aguas del Pacífico Sur entre el 22 de marzo y el 12 de abril de 1925. Tras sufrir el asalto de un grupo de piratas y avistar una isla que no figuraba en los mapas, el barco naufragó en medio de una gran tormenta. A partir de ahí, el escrito de Johansen narra los increíbles acontecimientos que vivió junto a algunos miembros de su tripulación en la misteriosa isla durante aquellos días. Al final de la aventura, solo el propio Johansen logró sobrevivir. “El naufragio de la Emma y la pérdida de la tripulación -aclara Tippett en su artículo- están bien documentados, y los académicos que investigaron el documento de Johansen han confirmado que fue escrito por su propia mano”.
En su increíble relato, el marino insiste en varias ocasiones sobre las “cualidades geométricas aberrantes” del lugar. “Una gran puerta de granero -escribía Johansen- …no podíamos decidir si estaba en posición vertical o tumbada como una trampa o una puerta de sótano… la geometría del lugar estaba equivocada. no se podía estar seguro que que el mar y el suelo estuvieran horizontales, por lo que la posición de todo lo demás era fantásticamente variable… Todas las reglas de la materia y la perspectiva parecían perturbadas”.
Todo aparecía trastocado, como fuera de lugar
En otro punto de su historia, el marino recuerda cómo uno de sus hombres trató de investigar esa gran puerta: “Entonces Donovan recorrió (la puerta) despacio, alrededor del borde, presionando en cada punto a medida que avanzaba. Subió interminablemente a lo largo de una grotesca moldura de piedra, algo que llamaríamos escalera si no hubiera estado en posición horizontal, y los hombres se preguntaban cómo cualquier puerta en el Universo podía ser tan enorme”.
Tippett no duda en afirmar que “la mayoría de estos detalles son consistentes con la hipótesis de que Johansen penetró en una región de espacio-tiempo anormalmente curvo. Para facilitar nuestro argumento, proponemos (en este trabajo) una geometría simple de espacio-tiempo que posee todas las cualidades necesarias. Y usaremos esa geometría para explicar, punto por punto, la enigmática experiencia de Johansen y justificar sus palabras”.
Johansen, que por supuesto no conocía la Relatividad de Einstein ni estaba familiarizado con las geometrías no euclidianas, trataba de encontrar una explicación lógica a lo que estaba viendo, pero su mente terminó por sucumbir. Al final de su relato, en efecto, habla de “paseos vertiginosos a través de universos deformados”, o de “giros espectrales a través de los golfos líquidos del infinto”, o de alucinantes “caídas desde el fondo de un pozo hasta la Luna y de la Luna de nuevo al pozo…”
Desde ese momento y hasta su rescate, Johansen recuerda muy poco más. Por los testimonios de sus rescatadores, queda claro que el marino fue encontrado en un estado de agitación extrema y alucinando. Unas condiciones físicas y mentales tan lamentables que parecía increíble que el náufrago hubiera logrado sobrevivir tanto tiempo. Para Tippett, resulta imposible que alguien en ese estado sobreviva durante dos largas semanas. “¿Podría un individuo enfermo -se pregunta el investigador-, paralizado por el delirio, recordar siquiera que tiene que comer, beber, dormir y llevar a cabo el mantenimiento diario que nuestros cuerpos necesitan para sobrevivir? Somos incrédulos ante esa posibilidad”.
Tippett opina, sin embargo, que Johansen pudo experimentar un efecto de dilación temporal, algo que resultaría consistente con la hipótesis de la burbuja espaciotemporal. Dentro de la burbuja, en efecto, el tiempo transcurriría más lentamente. “Por lo tanto -explica el científico- resulta razonable que mientras en el mundo exterior pasaban dos semanas, Johansen y su tripulación solo experimentaran unas pocas horas o días”.
Dentro de la burbuja
“¿Cuál es la probabilidad -se pregunta Tippett- de que la imaginación de un profano en la década de 1920 sea capaz de describir accidentalmente no sólo los efectos de una lente gravitatoria, sino también la relación anómala consecuente entre líneas, ángulos y áreas en un espacio curvo? ¿Cómo podría explicar los detalles de un misterio cuya única solución puede ser la dilatación del tiempo debido al espaciotiempo curvo? ¿Cómo es de probable que un hombre sin conocimiento de la relatividad general moderna sea capaz de fabricar a ciegas un relato con tantos detalles coherentes?”
El Espacio-Tiempo tienen secretos que aún nos quedan por descubrir
Lo cierto es que la geometría espaciotemporal propuesta por el físico en su artículo es capaz, punto por punto, de corroborar las “visiones” de Johansen. “La mayoría de estos detalles -afirma Tippett en su artículo- son consistentes con la hipótesis de que Johansen encontró, efectivamente, una región de espacio-tiempo anormalmente curvo”.
En su estudio, Tippett elabora un modelo de burbuja de curvatura capaz de demostrar que cualquier observador que hubiera estado en la piel de Johansen “habría parecido un lunático al pedirle que describiera lo que estaba viendo. Al comparar las observaciones de Johansen con nuestro modelo de espacio-tiempo curvo, nos dimos cuenta de que eran consistentes”.
Ya solo quedaba comprobar si la burbuja espaciotemporal de Johansen podría haberse generado espontáneamente a partir de la materia que conocemos. Y la respuesta es que no. “Como demuestra nuestro modelo -escribe el investigador- para que exista tal geometría es necesario un tipo exótico de materia que es completamente desconocida para la Ciencia humana. De hecho, implica el mismo tipo de energía que teóricamente se requiere para construir un motor de curvatura o un dispositivo de encubrimiento espaciotemporal”.
Entonces, ¿Cómo pudo llegar una burbuja de curvatura espaciotemporal hasta el Pacífico Sur? En palabras de Tippett, muchas geometrías del espacio-tiempo “requieren de tipos similares de materia exótica. La lista incluye agujeros de gusano atravesables (y por lo tanto máquinas del tiempo), motores de curvatura y dispositivos de ocultamiento del espacio-tiempo. En sentido muy amplio, solo una raza capaz de cruzar grandes distancias cósmicas podría haber construido la burbuja de Johansen. Además, quien sea que construyera tal estructura, necesitaría dominar una enorme fuente de energía, y tener la capacidad para construir edificios en una escala ciclópea”.
Por último, el modelo de Tippett requiere que el tiempo transcurra exponencialmente más deprisa fuera de la burbuja que en su interior. “Tal burbuja de geometría no euclidiana -afirma el científico- podría utilizarse para resistir en su interior el paso de vastos eones de tiempo, mientras que el Universo fuera de ella seguiría creciendo y haciéndose fragil con la edad”.
Noticias de prensa
Abr
25
La Ciencia y la Religión son divergentes
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Artículo de Prensa ~ Comments (3)
“Dios no nos ha creado a nosotros: los humanos hemos creado a Dios”
El investigador es uno de los dos únicos españoles que pertenecen a la Royal Society de Reino Unido y a la Academia Nacional de Ciencias de EE UU
El genetista Ginés Morata, en su laboratorio, en Madrid. INMA FLORES
En la década de 1950, Ginés Morata era un niño aficionado a jugar al fútbol con una pelota de trapo en las calles de su pueblo, Rioja, una pequeña localidad almeriense golpeada por la posguerra y la emigración. Hace dos años, sin embargo, Morata viajó a Londres para firmar, con pompa, boato y tinta indeleble, en un libro inaugurado en 1660, junto a las rúbricas de Charles Darwin, Isaac Newton, Rita Levi-Montalcini y Albert Einstein. Había sido elegido miembro de la institución científica más antigua del mundo, la exclusiva Royal Society de Reino Unido. Y este sábado, con 74 años recién cumplidos, será presentado también como miembro de la prestigiosa Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, en una ceremonia que se celebrará en Washington. Morata y su primer maestro, Antonio García Bellido, son los dos únicos españoles que han sido invitados a los dos templos de la ciencia mundial.
Lo que ocurrió en las décadas transcurridas tras aquellas pachangas en las calles almerienses forma parte de la historia de la ciencia. Morata era nieto del practicante del pueblo. “Hablamos de Almería en los años 50 y 60. La gente era muy pobre. Cuando se ponían a parir las señoras, el único que podía ayudarlas era mi abuelo. Vivían en cuevas y él volvía lleno de chinches”, recuerda. El joven Ginés decidió matricularse en Biología en la Universidad Complutense de Madrid.
El equipo de Morata acabó iluminando “el conjunto de hechos más sorprendente y enigmático que la genética ha descubierto en toda su historia, porque revela que toda la deslumbrante diversidad animal de este planeta, desde los ácaros de la moqueta hasta los ministros de cultura pasando por los berberechos y los gusanos que les parasitan, no son más que ajustes menores de un meticuloso plan de diseño que la evolución inventó una sola vez, hace unos 600 millones de años”, según resumió el biólogo y periodista de EL PAÍS Javier Sampedro en su libro Deconstruyendo a Darwin (editorial Crítica).
Morata y sus colegas, en concreto, demostraron que el cuerpo de todos los animales se desarrolla en compartimentos estancos, limitados por fronteras invisibles que las células respetan: por aquí un brazo, por allí una pierna. El ritmo lo marcan una decena de genes denominados Hox, presentes en todos los animales. Y lo más increíble es que estos genes son intercambiables entre especies. “Si haces una mosca mutante sin alas, le puedes introducir un gen humano homólogo y, efectivamente, la mosca desarrollará unas alas”, explica Morata en su laboratorio del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC), en Madrid, rodeado por botes con millones de moscas de la fruta, los animales a los que ha dedicado toda su vida científica.
Pregunta. En su libro Deconstruyendo a Darwin, el periodista y biólogo Javier Sampedro, que trabajó con usted en la década de 1980, decía que Darwin mató a Dios. ¿Lo comparte?
Respuesta. Es una forma de verlo. Dios es una creación humana. Dios no nos ha creado a nosotros: los humanos hemos creado a Dios. Darwin te hace ver que muchos de los atributos que tú dabas a Dios no eran de Dios, sino que es una cosa mucho más simple. En ese sentido, lo mata. No sé si yo utilizaría esa expresión pero, efectivamente, uno de los grandes logros de Dios era hacer no sé cuántos millones de especies en siete días. Pues es que no tiene nada que ver.
P. ¿Qué líneas de investigación tiene usted abiertas ahora?
“En un tiempo no demasiado largo se podrá saber cómo se regenera un brazo de una persona”
R. Nosotros, esencialmente, estudiamos la forma en la que se generan tumores en las moscas, manipulando genes que producen también cánceres en humanos. Pensamos que lo que aprendamos en las moscas puede ser útil para entender cómo se generan los tumores en las personas. Y otra línea, que veremos si podemos mantener por cuestión de financiación, es la regeneración de órganos. Si a un anfibio le cortas un apéndice, generalmente lo regenera. Pero si se lo haces a un mamífero, a un ratón o a un humano, no le crece. Este tipo de cosas las estamos estudiando en moscas también.
P. ¿Nuestras células tienen la capacidad de regeneración en el ADN?
R. Si pierdes un brazo en un accidente, no se va a regenerar, pero tus genes saben cómo hacer un brazo, porque ya lo hicieron. El asunto sería convencer a las células para que, de nuevo, empiecen a generar un brazo. Yo creo que, en un tiempo no demasiado largo, se podrá saber cómo se regenera un brazo de una persona.
P. Usted también ha comentado en varias ocasiones que el ser humano podría vivir 500 años.
R. Uno de los grandes descubrimientos de la biología de finales del siglo XX es que hay una universalidad, una identidad genética muy grande entre todos los animales, incluyendo la especie humana. Y los mecanismos de envejecimiento están siendo estudiados en organismos como la mosca y el gusano Caenorhabditis elegans. Se han identificado unos genes que tienen que ver con la longevidad. Manipulando estos genes puedes conseguir que un gusano viva mucho más tiempo con un vigor normal. Y estos mismo genes los tenemos los humanos. Si uno extrapola de forma un poco simplista, podríamos hablar de personas que vivieran 400 o 500 años.
P. ¿Lo cree?
“Si uno extrapola los resultados obtenidos en gusanos, podríamos hablar de personas que vivieran 400 o 500 años”
R. La duración de la vida se puede manipular, porque depende de genes y los genes pueden ser manipulados. Además, sabemos que la muerte no es un proceso biológico inevitable porque, por ejemplo, hay especies que no tienen proceso de envejecimiento, como los celentéreos, las actinias de mar, que pueden vivir indefinidamente. Y hay otros casos, como las células HeLa, unas células humanas.
P. Las células aisladas de un tumor de Henrietta Lacks.
R. Sí, una señora que murió en 1951 de un cáncer de cérvix. Sin pedirle permiso, los médicos que la trataron obtuvieron varias células de su tumor y las cultivaron in vitro. Resultaron ser tremendamente proliferativas. En todos los laboratorios del mundo se utilizan células HeLa [denominadas así por las letras iniciales de Henrietta Lacks]. Hoy día hay más células vivas de esta señora que cuando ella vivía. Hay un libro que se titula La vida inmortal de Henrietta Lacks. Ella no, pero sus células parecen ser inmortales. Podríamos llegar a pensar en la inmortalidad. Son especulaciones, nadie piensa en ello seriamente, pero están fundadas rigurosamente en hechos científicos.
P. Antes mencionaba que su línea de investigación sobre la regeneración de órganos depende de la financiación. ¿Usted tiene problemas de financiación?
La palabra imposible cada día que pasa será más difícil pronunciarla con propiedad
“Podríamos llegar a pensar en la inmortalidad”
R. Bueno, yo estoy esperando a que me digan qué pasa con mi proyecto de investigación para el que solicité unos fondos. De hecho, me informan de que [las ayudas estatales destinadas a la I+D+i] van a salir a final de abril, antes de lo que se pensaba. Por lo visto, el Ministerio [de Ciencia] se ha puesto las pilas.
P. Las ayudas estatales destinadas a la I+D+i salen con meses de retraso desde hace años.
R. Sí, siempre ha habido retrasos, pero parece que este año van a salir antes. Me alegro. Pero habrá que ver cuál es el nivel real de financiación. La gestión y la financiación de la ciencia española en los últimos 10 o 12 años ha sido un desastre. Todos estamos en precario. Unos más que otros, evidentemente, pero hay una precariedad tremenda, porque han rebajado los fondos de investigación y esto lo hemos pagado todos. Ha sido una época realmente desastrosa.
P. ¿Qué opina de los 10 meses del Gobierno de Pedro Sánchez en cuanto a la ciencia?
R. Este gobierno lleva poco tiempo, es difícil poder hacer una valoración rigurosa. Pero, de entrada, hicieron una cosa buena: pusieron un ministerio de Ciencia, que antes no había. Este gobierno, en relación a los anteriores, ha mostrado signos de un interés mucho mayor en el tema de la ciencia. Me gustaría pensar que, si un gobierno como el que hay ahora continúa después de las elecciones, este retroceso que ha tenido la ciencia española cambiará de signo e iremos a una situación más positiva.
“La gestión y la financiación de la ciencia española en los últimos 10 o 12 años ha sido un desastre”
P. En 2018 solo se ejecutó uno de cada dos euros del presupuesto de investigación, el 47%. Pedro Sánchez tomó posesión en junio e influyen factores como la situación en Cataluña y la negociación de los presupuestos, pero 2018 ha sido el segundo peor año de la historia en la ejecución de los presupuestos.
R. No lo sé, porque no estoy enterado de los números.
P. Pero usted sí ha notado un cambio positivo.
R. Yo he notado un cambio positivo en cuanto al nuevo Ministerio y sus responsables (el ministro, la secretaria de Estado, los directores generales), que claramente son gente que está interesada en mejorar la ciencia en España. Es verdad que, en general, cuando el PSOE ha estado en el poder ha tenido una sensibilidad mayor por la ciencia. Cuando ha habido fuerzas conservadoras generalmente han tenido muy poco interés en el tema. El Gobierno de Zapatero tuvo más interés, con sus sombras y sus luces, y después la época del PP en los últimos años ha sido una precariedad tremenda. Y ahora me gustaría pensar que estos van a mejorar.
P. ¿Cuánto dinero ha solicitado usted?
“Cuando ha habido fuerzas conservadoras generalmente han tenido muy poco interés en la ciencia”
R. No sé lo que me darán, pero he pedido unos 400.000 euros para tres años.
P. Y, con el retraso acumulado en la concesión de las ayudas públicas, usted tiene cero euros.
El ritmo de las subvenciones marca el de la investigación
R. Claro. Si tienes algún otro tipo de financiación la tienes que poner ahí. O el centro te adelanta el dinero y cuando te llega [la ayuda estatal] se lo devuelves. Hay muchísimas cuestiones de este tipo que hacen que la vida sea muy complicada. Tienes que andar resolviendo cuestiones que no tendrías que estar resolviendo. Yo, de hecho, ahora mismo me imagino que me financiarán, pero no sé con cuánto. Y, desde enero, mi centro me ha estado adelantando el dinero con la idea de que me financiarán. Cuando llegue ese dinero, una parte ya estará gastada. No debería ser así.
P. ¿A usted le han ofrecido meterse en política?
R. Hace muchos años, pero ya de entrada les dije que no. Tengo respeto por muchos políticos. No tengo nada en contra de la clase política, es fundamental. Pero ni tengo el temperamento ni la inclinación ni seguramente estoy dotado para la actividad política. Alguna vez, hace mucho tiempo, sí que me lo ofrecieron y podría haber ido al Parlamento si me hubiesen elegido.
P. ¿Con el PSOE?
R. Sí.
P. De hecho, usted fue presidente del Consejo de Participación del Espacio Natural de Doñana entre 2006 y 2009 [nombrado por la Junta de Andalucía, presidida entonces por el socialista Manuel Chaves].
R. Sí, ese es el único cargo político, entre comillas, que tuve. Y fue un desastre [risas]. O sea, yo estaba encantado, a mí me gustaba. Yo no cobraba nada, es más, me costaba dinero. Cuando me ofrecieron ser presidente del Consejo de Participación de Doñana dije que sí, que estaba encantado. Estuve tres años y me quitaron. Nunca supe muy bien por qué. Fue una mala experiencia. Evidentemente, quien te nombra te puede cesar, por supuesto, lo que pasa es que los científicos estamos acostumbrados a entender las cosas y que te las expliquen. Yo nunca supe por qué me habían cesado. Puedo sospechar cosas, pero nunca me lo explicaron.
“Estuve tres años como presidente del Consejo de Participación de Doñana y me quitaron. Nunca supe muy bien por qué”
P. A usted le quitaron en 2009 [ya con José Antonio Griñán al frente de la Junta de Andalucía] para poner a Felipe González.
R. Sí, y yo soy un gran admirador de Felipe González. A mí me dicen: “Oiga, convendría sustituirlo a usted por Felipe González”. Y respondo: “Perfecto, estoy completamente de acuerdo”. Pero nunca me lo dijeron [risas]. Los científicos no estamos acostumbrados a este tipo de cosas. Yo lo llevaba mal, aunque a mí me gustaba el puesto. Me importó, porque aquello me gustaba, creo que podía hacer una labor. Pero la política funciona así.
Finalmente se dio carpetazo al proyecto
P. ¿Pudo ser por la refinería Balboa? [Fue un proyecto en Badajoz que implicaba la construcción de un oleoducto desde la costa de Huelva y que finalmente fue tumbado en 2012 por el Ministerio de Medio Ambiente de Miguel Arias Cañete (PP) por el riesgo para Doñana.]
R. Puede ser. Hubo unas reuniones en las que yo expresé mi opinión, que era contraria a la de otros. El problema de un cargo de estos es que imagino que hay una servidumbre política, pero yo no funciono así.
P. Hace poco más de un año, cinco prestigiosos científicos españoles mayores de 70 años, entre ellos Margarita Salas y Jesús Ávila, denunciaron sus dificultades para obtener financiación. “No discriminemos a los vejestorios creativos”, pedían. ¿Usted cree que hay una discriminación?
MARGARITA SALAS, OTRA BUENA CIENTÍFICA
R. Yo soy pensionista. Una vez que llegas a los 70 pierdes tu puesto y ya eres pensionista de la Seguridad Social. En mi caso, como en el de Margarita Salas, el CSIC nos ha permitido mantener un laboratorio en la medida en que podamos obtener fondos para investigación. En ese sentido, yo no me siento penalizado por la edad. Otro asunto es pedir financiación para proyectos. Si se encuentran con la disyuntiva de una persona de 70 años y otra de 50, a lo mejor deciden favorecer al de 50. Yo tengo la sensación de que, efectivamente, se penaliza a los mayores, seguramente por la idea de que tienen menos futuro. Lo que pasa es que en la ciencia hay personas jóvenes que nunca van a descubrir nada y personas mayores, como Sydney Brenner [un ganador del Premio Nobel fallecido hace unos días a los 92 años], que han estado descubriendo cosas hasta última hora.
Ene
17
Seguimos queriendo saber
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Artículo de Prensa ~ Comments (0)
El detector STAR – Joe Caggiano
Dicen que han recreado el plasma primigenio que existió un microsegundo después del BIg Bang
Este «líquido» misterioso se convirtió en toda la materia del Universo
Un equipo de investigadores de la Universidad de Lehigh (EE.UU.) ha conseguido recrear en laboratorio la «sopa» primordial supercaliente que dio origen a toda la materia del Universo tras el Big Bang. El logro ha sido posible haciendo chocar iones de oro a casi la velocidad de la luz en un entorno, el detector STAR, 100.000 veces más caliente que el interior del Sol.
La teoría más aceptada sobre los inicios del Universo dice que hace casi 14.000 millones de años, existía solamente un pequeño punto unidimensional conocido como singularidad, que contenía una vasta gama de partículas fundamentales. El calor y la energía extremadamente altas hicieron que estallara una colosal explosión para después expandirse en el cosmos como lo conocemos, una expansión que continúa hasta el día de hoy.
El resultado inicial de ese Big Bang fue un líquido intensamente caliente y energético que rondó los 5.500 millones de grados Centígrados y apenas duró unos pocos microsegundos. Pero esta sopa original contenía nada menos que los bloques de construcción de toda la materia. A medida que el Universo se enfrió, las partículas decayeron o se combinaron dando lugar a ¡todo!
Esa misteriosa sustancia se denominada «plasma de quark-gluón»al estar formada por quarks (las partículas fundamentales) y gluones, que Rosi J. Reed, profesora asistente en el Departamento de Física de la Universidad de Lehigh, describe como «lo que los quarks usan para hablar entre sí».
Y la materia apareció
“Ya se habían hecho experimentos de este tipo en el Fermilab con energías por debajo de 1Tev y se descubrió un nuevo estado de la materia: la Sopa de Quarks y Gluones. Se esperaba que fuera un tipo de plasma, pero resultó que tenía nuevas e insospechadas propiedades: era un superfluido (un material con resistencia a fluir cero, nada viscoso).”
El equipo de Reed ha recreado las circunstancias existentes en los comienzos del Universo, al chocar iones pesados, como el oro, a casi la velocidad de la luz, generando un entorno que es 100.000 veces más caliente que el interior del Sol. La colisión imita cómo el plasma de quark-gluón se convirtió en materia después del Big Bang, pero a la inversa: el calor derrite los protones y neutrones de los iones, liberando los quarks y los gluones ocultos en su interior. Para ello, ha utilizado el detector STAR, un instrumento múltiple del tamaño de una casa que pesa 1.200 toneladas y es capaz de rastrear las miles de partículas producidas por cada colisión de iones en busca de la firmas de ese enigmático plasma.
El detector STAR – Steven Schreiber
Fuerza nuclear fuerte
Los Quarks están confinados en los nucleones por la fuerza nuclear fuerte que intermedian los gluones
Usando los diversos detectores STAR, el equipo ha colisionado iones en diferentes energías. El objetivo es mapear los diferentes puntos de transición a medida que el material cambia bajo condiciones variables de presión y temperatura. De igual manera, intentan echar un vistazo ala fuerza nuclear fuerte, también conocida como Cromodinámica Cuántica, que es la fuerza fundamental más potente de las cuatro existentes conocidas (las otras son la electromagnética, la nuclear débil y la gravitatoria) y la que mantiene unidos a los protones cargados positivamente.
«Hay un montón de protones y neutrones en el centro de un ion», explica Reed. «Estos están cargados positivamente y deberían repelerse, pero hay una ‘fuerza fuerte’ que los mantiene juntos, lo suficientemente fuertes como para superar su tendencia a separarse».
… moléculas de isocianato de metilo (CH3NCO) en una región de formación estelar, IRAS16293-2422, similar a como pudo ser nuestro primigenio sistema solar.
Otros investigadores han conseguido antes recrear ese líquido primigenio en laboratorio pero, según Reed, es fundamental comprender cómo ese plasma evoluciona y acaba transformándose en materia normal. «Es una oportunidad única para aprender cómo una de las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza opera a densidades de temperatura y energía similares a las que existían solo microsegundos después del Big Bang», dice la investigadora.
El equipo de STAR ha recolectado evidencias observables con «resultados intrigantes», pero aún no ha reunido suficientes para poder realizar conclusiones firmes para un descubrimiento. La segunda fase del proyecto, que incluye una actualización del detector, podría llevar a las mismas a lo largo de este año o el próximo.