
May
29
¡Las Galaxias! ¡La Entropía! ¡El Universo! ¡La Vida!
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Astronomía y Astrofísica ~
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Vía Láctea (como otras galaxias espirales) es una zona de reducción de entropía…, así se deduce de varios estudios realizados y se puede argumentar que, las galaxias deben ser consideradas, por su dinámica muy especial, como sistemas vivos. En planteamiento más prudente se señala que el test de Lovelock constituye lo que se llama una condición “necesaria, pero no suficiente” para la existencia de vida. Si un sistema se encuentra en equilibrio termodinámico -si no supera el test de Lovelock-, podemos tener la seguridad de que está muerto. Si está vivo, debe producir una reducción de la entropía y superar dicho test.
Pero un sistema podría producir entrropía negativa sin estar vivo, como en el caso de contracción por efecto de la gravedad que hemos comentado a lo largo de estos trabajos. Desde este punto de vista, no hay frontera claramente definida entre los objetos vivos y la materia “inerte”. Yo, por mi parte creo que, la materia nunca es inerte y, en cada momento, simplemente ocupa la fase que le ha tocado representar en ese punto del espacio y del tiempo.
James y Sandy Lovelock ¿Qué haríamos sin ellas?
El mero hecho de que la frontera entre la vida y la ausencia de vida sea difuso, y que el lugar en el que haya que trazar la línea sea un tema de discusión, es, sin embargo, un descubrimiento importante. Contribuye a dejar claro que en relación con la vida no hay nada insólito en el contexto del modo en que funciona el Universo.
Como ya hemos visto en las explicaciones de otros trabajos expuestos aquí, es natural que los sistemas simples se organicen en redes al borde del caos y, una vez que lo hacen, es natural que la vida surja allí donde hay “una pequeña charca caliente” que sea adecuada para ello. Esto es parte de un proceso más o menos continuo, sin que haya un salto repentino en el que comience la vida. Desde ese punto de vista, lo más importante que la ciencia podría lograr sería el descubrimiento de, al menos, otro planeta en el que haya surgido la vida.
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¡La vida! podría estar presente… ¡ en tantos lugares…!
Gracias a la teoría de Lovelock sobre la naturaleza de la vida estamos a punto de poder conseguirlo, y es posible que antes de los próximos 50 años se lance al espacio un telescopio capaz de encontrar planetas con sistemas como el de Gaia, nuestra Tierra.
Hay dos etapas del descubrimiento de estas otras Gaias. En primer lugar debemos ser capaces de detectar otros planetas del tamaño de la Tierra que describan órbitas alrededor de otras estrellas; luego tenemos que analizar la atmósfera de esos planetas para buscar pruebas de que los procesos de reducción de la entropía están en marcha. Los primeros planetas “extrasolares” se detectaron utilizando técnicas Doppler, que ponían de manifiesto unos cambios pequeñísimos en el movimiento de las estrellas alrededor de las cuales orbitaban dichos planetas. Este efecto, que lleva el nombre del físico del siglo XIX Christian Doppler, modifica la posición de las líneas en el espectro de la luz de un objeto, desplazándolas en una cantidad que depende de lo rápido que el objeto se mueva con respecto al observador.
Zonas habitables, los astrónomos han ignorado las enanas blancas en su búsqueda de exoplanetas. Esto puede haber sido un error, de acuerdo con un nuevo estudio de zonas habitables en enanas blancas. Aunque los agujeros negrosy las estrellas de neutrones captan toda la atención como destinos finales de las estrellas, la mayor parte nunca llegarán a ese extremo. Aproximadamente el 97 por ciento de las estrellas de nuestra galaxia no son lo bastante masivas para acabar en ninguna de esas dos opciones.
En lugar de eso, los astrónomos creen que terminarán sus vidas como enanas blancas, densos y calientes trozos de materia inerte en los que las reacciones nucleares terminaron hace mucho. Estas estrellas tienen aproximadamente el tamaño de la Tierra y se mantienen en contra del colapso gravitatorio mediante el Principio de Exclusión de pauli, el cual evita que los electrones ocupen el mismo estado al mismo tiempo. Pero, a todo esto, hay que pensar en el tirón gravitatoria que una de estas estrellas podría incidir sobre cualquier planeta.
Para hacernos una idea de lo que es este tipo de observaciones, pensemos que el tirón gravitatorio que Júpiter ejerce sobre el Sol produce en éste un cambio de velocidad de unos 12,5 metros por segundo, y lo desplaza (con respecto al centro de masa del Sisterma solar) a una distancia de 800.000 kilómetros, más de la mitad del diámetro de este astro, cuando el Sol y Júpiter orbitan en torno a sus recíprocos centros de masa. La velocidad de este movimiento es comparable a la de un corredor olímpico de 100 metros lisos y, para un observador situado fuera del Sistema solar, esto, por el efecto Doppler, produce un pequeñísimo desplazamiento de vaiven en la posición exacta de las líneas del espectro de luz emitida por el Sol.
Se trata del tipo de desplazamiento que se ha detectado en la luz a partir de los datos de algunas estrellas de nuestro entorno, y demuestra que en torno a ellas orbitan cuerpos celestes similares a Júpiter. Como ilustración diremos que la Tïerra induce en el Sol, mientras orbita alrededor de él, un cambio de velocidad de tan sólo 1 metro por segundo (la velocidad de un agradable paseo), y desplaza al Sol unicamente 450 kilómetros, con respecto al centro de masa del Sistema solar. No se dispone aún de la tecnología necesaria para medir un efecto tan pequeño a distancias tales como las de nuestras estrellas, y, pensemos que, la más cercana (Alfa Centauri), está situada a 4,3 a.l. de la Tierra, esta es la razón por la cual no se han detectado aún planetas similares a la Tierra.
Sistema Alfa Centauri
Hay otras técnicas que podrían servir para identificar planetas más pequeños. Si el planeta pasa directamente por delante de su estrella (una ocultación o un tránsito), se produce un empalidecimiento regular de la luz procedente de dicha estrella. Según las estadísticas, dado que las órbitas de los planetas extrasolares podrían estar inclinadas en cualquier dirección con respecto a nuestra posición, sólo el 1 por ciento de estos planetas estará en órbitas tales que podríamos ver ocultaciones y, en cualquier caso, cada tránsito dura sólo unas pocas horas (una vez al año para un planeta que tenga una órbita como la de la Tierra; una vez cada once años para uno cuya órbita sea como la de Júpiter.
Cuando los humanos miramos al espacio y pensamos en sus increíbles distancias, es inevitable imaginar que sería posible encontrar algún sitio como nuestra casa. No sería lógico creer que sólo en la Tierra se han dado las condiciones para la vida. En nuestra misma Galaxia, planetas como la Tierra los hay a miles o cientos de miles.
Existen, sin embargo, proyectos que mediante el sistema de lanzar satélites al espacio que controlaran el movimiento (cada uno de ellos) de un gran número de estrellas con el fin de buscar esas ocultaciones. Si se estudian 100.000 estrellas, y 1.000 de ellas muestran tránsitos, la estadística resultante implicaría que prácticamente
toda estrella similar al Sol está acompañada por planetas. Sin embargo, aunque todas las búsquedas de este tipo son de un valor inestimable, la técnica Doppler es la que, de momento, se puede aplicar de manera más general a la búsqueda de planetas similares a la Tierra. De cualquier manera, independientemente de los planetas de este tipo que se descubran, lo que está claro es que, de momento, carecemos de la tecnología necesaria para dicha búsqueda.
La mejor perspectiva que tenemos en el momento inmediato, es la que nos ofrece el satélite de la NASA llamado SIM (Space Interforometry Mission) que mediante la técnica de interferometría (combinar los datos de varios telescopios pequeños para imitar la capacidad de observación de un telescopio mucho mayor) ver y medir la posición de las estrellas con la exactitud necesaria para descubrir las oscilaciones que delaten la presencvia de planetas como la Tierra que describen orbitas alrededor de cualquiera de las 200 estrellas más cercanas al Sol, así como por cualquiera de los planetas similares a Júpiter hasta una distancia del Sol que podría llegar hasta los 3.000 años luz.
Hacia el final de la década presente (si todo va bien), la Agencia Espacial Europea lanzará un satélite cuyo nombre será GAIA y que tendrá como misión principal, no precisamente buscar otras Gaias, sino trazar un mapa con las posiciones de los mil millones de objetos celestes más brillantes. Dado que GAIA tendrá que observar tantas estrellas, no mirará cada una muchas veces ni durante mucho tiempo, por lo que no podría detectar las oscilaciones ocasionadas por planetas similares a la Tierra; pero si podría detectar planetas del tamaño de Júpiter y, si estos planetas son tan abundantes como parece indicar los datos obtenidos hasta ahora, no es descabellado pensar que, puedan estar acompañados, como en nuestro propio Sistema solar, por otros planetas más pequeños.
Fotografía cedida del observatorio astronómico de Paranal, cerca del lugar donde se levanta el imponente cerro que en… medio del árido desierto de Atacama, allí donde la existencia parece una quimera, se levanta el imponente cerro que en la próxima década albergará el Telescopio Europeo Extremadamente Grande, E-ELT, el mayor ojo que desde la Tierra rastreará el Universo en busca de vida en otros mundos.
Dentro de los próximos 10 años, deberíamos tener localizados decenas de miles de sistemas planetarios extrasolares en las zonas de la Vía Láctea próxima a nosotros. Sin embargo, seguiría tratándose de observaciones indirectas y, para captar los espectros de algunos de esos planetas, se necesita dar un salto más en nuestra actual tecnología que, como he dicho, resulta insuficiente para realizar ciertas investigaciones que requieren y exigen mucha más precisión.
Los nuevos proyectos y las nuevas generaciones de sofisticados aparatos de alta precisión y de IA avanzada, nos traerán, en los próximos 50 años, muchas alegrías y sorpresas que ahora, ni podemos imaginar.
Cambiemos de tema: ¿Qué es una partícula virtual?
Diagrama de Feynmann. No pocas veces hemos dicho que, en una partícula virtual las relaciones que normalmente existen entre las magnitudes físicas de cualquier partícula no tienen por qué cumplirse. En particular, nos interesan dos magnitudes, que seguro que conocéis de sobras: energía y momento.
Por partícula-antipartícula que aparece de la “nada” y luego se aniquila rápidamente sin liberar energía. Las partículas virtuales pueblan la totalidad del espacio en enormes cantidades, aunque no pueden ser observadas directamente.
En estos procesos no se viola el principio de conservación de la masa y la energía siempre que las partículas virtuales aparezcan y desaparezcan lo suficientemente rápido como para que el cambio de masa o energía no pueda ser detectado. No obstante, si los miembros de una partícula virtual se alejan demasiado como para volverse a juntar, pueden convertirse en partículas reales, según ocurre en la radiación Hawking de un agujero negro; la energía requerida para hacer a las partículas reales es extraída del agujero negro.
En el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) a las 14:22 del día 23 de Noviembre del 2009, el detector ATLAS registro la primera colisión de protones en el LHC, seguido del detector CMS, y mas tarde los detectores ALICE y LHCb. Estas primeras colisiones solo son para probar la sincronización de las colisiones de haces de protones con cada uno de los detectores, lo cual resultó con éxito en cada uno de los experimentos y, marca un avance muy alentador hacia la tan esperada etapa (pasada en parte) de toma de datos donde se pueda buscar la partícula dadora de masas a las demás partículas, Super Simetría, Dimensiones Extras, y tantas otras cosas mas que surgen de la inmensa imaginación del intelecto humano.
Es sin duda un momento para recordar, especialmente para aquellos que han invertido parte de su vida en un proyecto tan grande e importante como este con la esperanza de alcanzar el conocimiento sobre la materia, la Naturaleza y el Universo mismo que, nunca pudimos soñar.
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Muchas han sido, aparte del coste económico, las ilusiones y noches sin dormir, de muchos científicos empeñados en este magno proyecto que, como todos esperamos, nos podría llevar hasta otra “dimensión” de la física del mundo. Ahí podrían residir muchas de las respuestas no contestadas hasta el momento. Veremos a ver que nos trae el LHC en su nueva etapa cuando de nuevo se ponga en marcha y utilice algo más que los 14 TeV que hicieron falta para buscar el Bosón de Higgs.
Pero, continuémos con la virtualidad de las partículas. La vida media de una partícula virtual aumenta a medida que disminuye la masa o energía involucrada. Así pues, un electrón y un positrón pueden existir durante unos 4×10-21 s, aunque un par de fotones de radio con longitud de onda de 300.000 km pueden vivir hasta un segundo.
En realidad, lo que llamamos espacio vacío, está rebosante de partículas virtuales que bullen en esa “nada” para surgir y desaparecer continuamente en millonésimas de segundo. ¡los misterios del Universo!
¿Qué es la Era de Planck? La Era de Planck es un período en la historia temprana del universo que se extiende desde el momento del Big Bang hasta aproximadamente 10–43 segundos después del evento inicial
En la teoría del Big Bang, fugaz periodo de tiempo entre el propio Big Bang y el llamado Tiempo de Planck, cuando el Universo tenía 10-43 segundo de edad y la temperatura era de 1034 k.
Durante este periodo, se piensa que los efectos de la Gravitación cuántica fueron dominantes. La comprensión teórica de esta fase es virtualmente inexistente.
Plasma.
El plasma forma las estrellas y otros objetos estelares que podemos ver, es la mayor concentración de materia del universos visible. Según algunos el cuarto estado de la materia que consiste en electrones y otras partículas subatómicas sin ninguna estructura de un orden superior a la de los núcleos atómicos.
Se trata de un Gas altamente ionizado en el que el número de electrones libres es aproximadamente igual al número de iones positivos. Como dije antes, a veces descrito como el cuarto estado de la materia, las plasmas aparecen en el espacio interestelar, en las atmósferas de las estrellas (incluyendo el Sol), en tubos de descarga y en reactores nucleares experimentales.
El plasma está bien presente en todos los remanentes de supernovas
Debido a que las partículas en un plasma están cargadas, su comportamiento difiere en algunos aspectos a un gas. Los plasmas pueden ser creados en un laboratorio calentando un gas a baja presión hasta que la energía cinética media de las partículas del gas sea comparable al potencial de ionización de los átomos o moléculas de gas. A muy altas temperaturas, del orden de 50.000 K en adelante, las colisiones entre las partículas del gas causan una ionización en cascada de este. Sin embargo, en algunos casos, como en lámparas fluorescentes, la temperatura permanece muy baja al estar las partículas del plasma continuamente colisionando con las paredes del recipiente, causando enfriamiento y recombinación. En esos casos la ionización es solo parcial y requiere un mayor aporte de energía.
En los reactores termonucleares, es posible mantener una enorme temperatura del plasma confinándolo lejos de las paredes del contenedor usando campos electromagnéticos.
El estudio de los plasmas se conoce como física de plasmas y, en el futuro, dará muy buenos beneficios utilizando en nuevas tecnologías como la nanotecnología que se nos viene encima y será el asombro del mundo.
Pluralidad de mundos.
Muchos mundos, como la Tierra, estarán situados en la zona habitable de sus estrellas y, el agua líquida, correra por los riachuelos y océanos. Si eso es así (que lo será), muchos mundos estarán habitados y, algún día lejano en el futuro, podremos saber de ellos con precisión antes de que se produzca el contacto.
Desde tiempos inmemoriales, grandes pensadores de los siglos pasados, dejaron constancia de sus pensamientos y creencia de que, allá arriba, en los cielos, otras estrellas contenían mundos con diversidad de vida, como en el planeta Tierra. Tales ideas, han acompañado al hombre que, no en pocas oportunidades, fueron tachados de locos.
Hoy, con los conocimientos que poseemos, lo que sería una locura es precisamente pensar lo contrario. ¡que estamos solos!
La Vía Lactea (una sola Galaxia de los cientos de miles de millones que pueblan el Universo), tiene más de 100.000 millones de estrellas. Miles de millones de Sistemas Solares. Cientos de miles de millones de planetas. Muchos miles y miles de estrellas como el Sol de tamaño mediano, amarillas de tipo G.
¿Cómo podemos pensar que solo el planeta Tierra alberga vida?
Protogalaxia.
Galaxia en proceso de formación. A pesar de la enorme técnica y sofisticación de los aparatos con que contamos para la observación del cosmos, no se ha podido encontrar ninguna proto-galaxia cercana, lo cual indica que todas o la mayoría de las galaxias se formaron hace mucho tiempo. Por otra parte, los cientifícos pensaban que no existía nada mas pequeño que un protón. En 1968 se descubrieron nuevas partículas dentro del protón, las cuales fueron llamadas quarks. Existen tres quarks dentro de cada protón, estos quarks se mantienen unidos entre sí mediante otras partículas llamadas gluones.
Protón.
Partícula masiva del Grupo o familia de los Hadrones que se clasifica como Barión. Esta hecho por dos quarks up y un quark down y es, consecuentemente una partícula masiva con 938,3 MeV, algo menos que la del neutron. Su carga es positiva y su lugar está en el núcleo de los átomos, por lo que se les llama de manera genérica con los neutrones con la denominación de nucleones.
Este diagrama esquemático de un púlsar ilustra las líneas de campo magnético en blanco, el eje de rotación en verde y los dos chorros polares de radiación en azul. Un Pulsar es… Una fuente de radio desde la que se recibe un tren de pulsos altamente regular. Ha sido catalogado más de 600 púlsares desde que se descubriera el primero en 1.976. Los púlsares son estrellas de neutrones en rápida rotación, con un diámetro de 20-30 km. Las estrellas se hallan altamente magnetizadas (alrededor de 108 teslas), con el eje magnético inclinado con respecto, al eje de rotación. La emisión de radio se cree que surge por la aceleración de partículas cargadas por encima de los polos magnéticos. A medida que rota la estrella, un haz de ondas de radio barre la Tierra, siendo entonces observado el pulso, de forma similar a un faro.
Los periodos de los pulsos son típicamente de 1 s., pero varían desde los 1’56 ms (púlsares de milisegundo) hasta los cuatro con tres s. Estos periodos rotacionales van decreciendo a medida que la estrella pierde energía rotacional, aunque unos pocos púlsares jóvenes son propensos a súbitas perturbaciones conocidas como ráfagas.
Las medidas precisas de tiempos en los púlsares han revelado la existencia de púlsares binarios, y un púlsar, PSR 1257+12, se ha demostrado que está acompañado de objetos de masa planetaria. Han sido detectado objetos ópticos (destellos) procedentes de unos pocos púlsares, notablemente los púlsares del Cangrejo y Vela.
Se crean en explosiones de supernovas de estrellas supergigantes y otros a partir de enanas blancas, se piensa que puedan existir cien mil en la Vía Láctea.
Quasars
Objeto con un alto desplazamiento al rojo y con apariencia de estrella, aunque es probablemente el núcleo activo muy luminoso de una galaxia muy distante. El nombre es una contracción del ingles quasi stellar, debido a su apariencia estelar. Los primeros quasars descubiertos eran intensos fuentes de radio. Debido a las grandes distancias indicadas por el desplazamiento al rojo del núcleo debe ser hasta 100 veces más brillante que la totalidad de una galaxia normal. Además algunos quasars varían en brillo en una escala de tiempo de semanas, indicando que esta inmensa cantidad de energía se origina en un volumen de unas pocas semanas-luz de longitud. La fuente puede, por tanto, ser un disco de acreción alrededor de un agujero negro de 107 o 108 masas solares.
Imagen de 3C273 recogida por el telescopio Hubble
El primer quasar en ser identificado como tal en 1.963 fue la radiofuente 3c 273 con un desplazamiento al rojo de 0,158, siendo todavía el quasar más brillante, óptimamente hablando, observado desde la Tierra, con magnitud 13. Miles de quasar han sido descubiertos desde entonces. Algunos tienen desplazamiento al rojo tan grandes como 4,9, implicando que lo vemos tal como eran cuando el Universo tenía sólo una décima parte de la edad actual.
En esta brevísima reseña no puede dejarse constancia de todo lo que se sabe sobre quasars, sin embargo, dejamos los rasgos más sobresalientes para que el lector obtenga un conocimiento básico de estos objetos estelares. Para finalizar la reseña diré que, algunas galaxias aparentemente normales pueden contener remanentes de actividad quasar en sus núcleos, y algunas galaxias Seyfert y galaxias Markarian tienen núcleos que son intrínsecamente tan brillantes como algunos quasars. Existen algunas evidencias de que los quasars aparecen en los núcleos de los espirales, y es esa interacción con una galaxia vecina la que proporciona gas o estrellas al núcleo formado por un agujero negro masivo, alimentando así la emisión del quasar. Salvo mejor parecer.
¿Qué es la radiación cósmica de fondo?
La radiación cósmica de fondo es la luz residual que quedó de ese momento, y actualmente se presenta como un fondo de microondas en todas las direcciones del cielo. La radiación cósmica de fondo fue descubierta, en 1965, por los astrónomos Arno Penzias y Robert Wilson.

Radiación cósmica de fondo.
Antes, hemos comentado por alguna parte que, se trata de emisión radio de microondas proveniente de todas las direcciones (isotrópica) y que corresponde a una curva de cuerpo negro. Estas propiedades coinciden con las predichas por la teoría del Big Bang, como habiendo sido generada por fotones liberados del Big Bang cuando el Universo tenía menos de un millón de años (Universo bebé) de antigüedad.
La teoría del Big Bang también supone la existencia de radiaciones de fondo de neutrinos y gravitatoria, aunque aun no tenemos los medios para detectarlas. Sin embargo, los indicios nos confirman que la teoría puede llevar todas las papeletas para que le toque el premio.
Últimamente se ha detectado que la radiación cósmica de fondo no está repartida por igual por todo el Universo, sino que, al contrario de lo que se podía esperar, su reparto es anisotrópico, el reparto está relacionado con la clase de materia que produjo tal radiación, su densidad. ¡Ya veremos!
De todas las maneras, ¿No es una maravilla todo el Universo? El que nosotros, estemos aquí para contarlo así lo testifica.
Emilio Silvera V.
Abr
24
Un fino equilibrio que nos permite estar aquí
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Astronomía y Astrofísica ~
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Las estrellas típicas como el Sol, emiten desde su superficie un viento de partículas cargadas eléctricamente que barre los atmósferas de los planetas en órbitas a su alrededor y a menos que el viento pueda ser desviado por un campo magnético, los posibles habitantes de ese planeta lo podrían tener complicado soportando tal lluvia de radiactividad. En nuestro sistema solar el campo magnético de la Tierra ha protegido su atmósfera del viento solar, pero Marte, que no está protegido por ningún campo magnético, perdió su atmósfera hace tiempo.
Probablemente no es fácil mantener una larga vida en un planeta del Sistema solar. Poco a poco hemos llegado a apreciar cuán precaria es. Dejando a un lado los intentos que siguen realizando los seres vivos de extinguirse a sí mismos, agotar los recursos naturales, propagan infecciones letales y venenos mortales y emponzoñar la atmósfera, también existen serias amenazas exteriores.
Contaminamos nuestro entorno y ciudades, los océanos, incluso el Espacio exterior, y, estamos a merced de la posible caída de grandes pedruscos que podrían provocar grandes calamidades, no digamos de pandemias y otros terrores
Los movimientos de cometas y asteroides, a pesar de tener la defensa de Júpiter, son una seria y cierta amenaza para el desarrollo y persistencia de vida inteligente en las primeras etapas. Los impactos no han sido infrecuentes en el pasado lejano de la Tierra habiendo tenido efectos catastróficos. Somos afortunados al tener la protección de la luna y de la enorme masa de Júpiter que atrae hacia sí los cuerpos que llegan desde el exterior desviándolos de su probable trayectoria hacia nuestro planeta.
La caída en el Planeta de uno de estos enormes pedruscos podría producir extinciones globales y retrasar en millones de años la evolución. Como se supone que pasó con aquellos grandes animales del Jurásico.
Abr
20
¿Llegaremos algún día a saber el sentido de nuestra presencia en el...
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Astronomía y Astrofísica ~
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En una supernova, en orden decreciente tenemos la secuencia de núcleos H, He, O, C, N, Fe, que coincide bastante bien con una ordenación en la tabla periódica que es:
H, He, (Li, Be, B) C, N, O… Fe
La imagern de arriba, SN 1987A, es la descomunal explosión de supernova, cuando ocurrió, la potencia de miles de soles cambió, momentáneamente, la región del espacio conocida como Nube Mayor de Magallanes, a muchos años luz de la Tierra.
¿Apreciáis la maravilla? Las estrellas brillan en el cielo para hacer posible que nosotros estemos aquí descubriendo los enigmas del universo y… de la vida inteligente.
Abr
16
En el centro de la Galaxia
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Astronomía y Astrofísica ~
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Descubren extrañas partículas que parecen emanadas desde el Centro Galáctico están bombardeando la Tierra. Desde el Departamento de Física de la Universidad de California se confirma que poderosos rayos Gamma están llegando a nuestro planeta desde el mismo centro de la Galaxia.
Existen argumentos más que fundados para creer que, en el Centro de nuestra Galaxia, la Vía Láctea, habita un enorme Agujero Negro que según las observaciones y mediciones efectuadas, puede tener 4 millones de veces la masa del Sol. Así lo avalan los 16 años de investigación y estudio de 28 estrellas allí situadas y, sobre todo, el comportamiento de la estrella designada con el nombre S2 de cuyo comportamiento al orbitar el Centro Galáctico, se han deducido estos números increíbles. Se utilizaron telescopios y cámaras muy sofisticadas que hicieron el seguimiento de S2, y, cuando estaba a 1 día-luz del Centro, pudieron comprobar de manera muy convincente los resultados de los efectos Gravitatorios que se produjeron en las cercanías de influencia del Agujero Negro Súpermasivo que, aunque invisible para nuestros aparatos, no lo es en cuanto a la Gravedad que genera se refiere.
Es un verdadero triunfo técnico el poder conseguir, desde una distancia de 27 000 a.l., el poder hacer comprobaciones como esta que nos dan las respuestas esperadas de ese lugar que hasta hace relativamente muy poco tiempo nos era totalmente misterioso.
Credit: ESO , Stefan Gillessen ( MPE ) En el Centro de la Galaxia
La Imagen nos muestra la acumulación de estrellas que existe en un radio de tres años-luz del centro de la Vía Láctea. Estamos contemplando una región altamente activa y donde están presentes enormes energías y ocurren sucesos que por nuestras latitudes no podemos contemplar como, por ejemplo, fuertes emisiones de rayos X y Gamma como consecuencia del material que cae dentro del Agujero Negro y se produce la radiación Hawking.
En algunos lugares he podido leer que algo grande está pasando en aquel lugar, algo que los Astrónomos no alcanzan (aún) a explicar. El Fermi, el Telescopio Espacial de Rayos Gamma de la NASA que, pudo descubrir allí dos gigantes burbujas de energía en erupción con la fuente en el mismo Centro de la Galaxia. ¿Qué fuerzas se están generando allí? ¿Que vientos estelares no se producirán para que surjan esas burbujas?
El origen de las burbujas es, de momento misterrioso, y el Jefe del equipo que estudia el fenómeno ha declarado que las burbujas se extienden a 25.000 años-luz hacia arriba y abajo de cada lado de la Galaxia y contiene energías equivalentes a 100.000 explosiones de supernovas.
Los efectos que pueden provocar las supernovas, no se limitan a su entorno cercano y, a muchos liles de millones de kilómetros del lugar de la explosión, se pueden llegar a sentir y sufrir sus efectos devastadores.
Se piensa que dichas burbujas energéticas han podido surgir como consecuencia de una ola de nacimientos de estrellas jovenes y masivas de intensa radiación ultravioleta. Otra opción que barajan los expertos es que pueden tener su origen en un erupto gigantesco del Agujero Negro super masivo ubicado en el mismo Centro Galáctico.
Está claro, como declaró algún miembro del equipo que estudio el acontecimiento que, el Universo, “nos tiene reservadas muchas sorpresas” que no podemos ni imaginar.
Como siempre suele ocurrir en estos casos, cuando no tenemos la certeza de dar una explicación coherente, algunos acuden a la “materia oscura” para tratar de explicar lo que, de momento, no tiene explicación. Nuestra Galaxia, la Vía Láctea, ha dado lugar a escritos que podrían llenar una gran Biblioteca y, desde los tiempos más remotos, sabios que gustaban de la contemplación de los cielos, dejaron sus impresiones escritas de una u otra manera. Mirando por ahí encuentro el párrafo siguiente:
“La Vía Láctea ha fascinado a muchos más. Se han tejido mitos y leyendas a su alrededor. Los antiguos la conocieron por muchos nombres. Anaxágoras y Aratos ( 500 a. de C. ) le llamaban To Gala : La Rueda Brillante ¿Rueda? ¿De dónde? A mí me pareció una sola franja. Resulta que esa franja continuaba por debajo de mis pies (del otro lado de la Tierra) hasta cerrarse. Esa parte invisible para mí esa noche aparecería en las madrugadas de otoño. ¡Vaya que los primeros astrónomos eran buenos observadores! Y también tenían imaginación, una imaginación a veces predictiva: Demócrito, el padre del átomo, sugirió que La Vía Láctea estaba formada por una multitud de estrellas … ¡En el año 430 a. de C.! Eratóstenes, quien midió la circunferencia de la Tierra la llamó “El círculo de la Galaxia” ó “ Círculo Galáctico “ ¡Wow! ¡Que avanzados! ¿Cómo sabían que la Vía Láctea era una Galaxia? No lo sabían. Su interpretación del término “Galaxia” era distinto a la actual. Galaxia sólo había una y se refería a la lechosa luz que cruzaba el cielo nocturno ( Nótese la similitud entre los términos Lácteo y Galaxia ) Hoy, cuando escuchamos la palabra “Galaxia” nos imaginamos un gran remolino de estrellas, nubes y polvo, con un centro brillante. En aquel entonces “Galaxia” no era otra cosa que el nombre propio de nuestra Vía Láctea. En al año 175 a. de C. Hiparco la llamó simplemente “La Galaxia”. Aún hoy, cuando vemos la palabra Galaxia -con mayúscula- sabemos que se refiere a la nuestra.”
En la parte interios del Brazo de Orión (señalada con la línea) está el Sistema Solar, a 27.000 años-luz del Centro Galáctico en una región bastente tranquila que nos permite contemplar (con nuestros ingenios) lo que que ocurre en otras regiones lejanas y las fuerzas desatadas que azotan aquellos lugares.
Otros veían la Galaxia como un gran río. Le llamaban “El Río del Cielo”. Los árabes la conocían simplemente como “El Río”, los hebreos “El Río de Luz” Job la llamaba “La Serpiente Tortuosa”. Los chinos y japoneses veían también un río. Los chinos la llamaban le llamaron “Tien Ho” es decir “El Río Celestial o Plateado”, y tenían una creencia muy singular (A mí me parece simpática). Ellos decían que cuando los peces del río (las estrellas) veían aproximarse el anzuelo (una delgada Luna creciente) se ocultaban para no ser atrapados. Las estrellas y la Vía Láctea no son compatibles con la Luna. En realidad, sucede que la resplandeciente Luna supera y opaca la débil luz de nuestra Galaxia.
Los armenios y los sirios le llamaban “El gran Vendaje”. Los romanos (Plinio), al estilo de Erastótenes, le llamaban el “Círculo Lácteo” además de “El Cinturón Celestial” “Vía Celeste Regia” y Vía Láctea”, como hoy la conocemos.
Y la leche de Juno formó la Vía Láctea
¿De dónde salió tanta leche? Cuenta una leyenda que cuando el pequeño Hércules era amamantado por su madre, mordió uno de sus pechos con tanta fuerza que ella terminó por derramar su leche por el cielo.(¡Que productiva!) De ahí a que Vía Láctea signifique “Camino de Leche” ó “Milky Way” en inglés. Además de que el significado se conserva en inglés y español, sucede lo mismo en francés, portugués, italiano, danés, ruso, alemán, etc.
Los indios norteamericanos y algunos pueblos de Noruega decían que la Vía Láctea era “El camino de los Fantasmas” por donde ascendían los espíritus de héroes y guerreros. Los espíritus se detenían a descansar de vez en cuando y encendían fogatas, que son las estrellas más brillantes.
Los esquimales y algunos pueblos africanos veían en ella “El camino de las cenizas” que se elevaba sobre una gran pira.
En México nuestros abuelos o en los pueblitos la conocen como “El Camino de San Lorenzo” o “El Camino de Santiago”.
“El camino” – Shirley MacLaine
“El camino de Santiago de Compostela es una peregrinación famosa en todo el mundo que lleva siglos haciéndose. Dicen que el Camino se encuentra directamente debajo de la Vía Láctea, y que sigue líneas que reflejan la energía de los sistemas estelares suspendidos encima de él… El Camino de Santiago ha sido recorrido durante cientos de años por santos, pecadores, militares, inadaptados, reyes y reinas. El viaje
se hace con la intención de encontrar el más profundo significado espiritual del ser y tomar decisiones respecto a los conflictos interiores… Durante mi viaje hacia el oeste a lo largo del Camino, tuve la sensación de estar retrocediendo en el tiempo hasta el lugar donde empezaron las experiencias que han hecho de mí y de la raza humana aquello que somos ahora.”
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Muchas son las Rutas que nos pueden llevar a Santiago, allí los peregrinos ven algo que les llena de paz. Todos los que han ido dicen que la experiencia es única y, así, llegan de todas partes del mundo. Pero vamos a lo que nos traemos entre manos.
Lo cierto es que, desde siempre, nos fascinó la inmensidad del cielo y de los objetos que lo pueblan. Pero, el enigma que más nos apasiona y la pregunta más frecuente que nos solemos hacer es, ¿estaremos sólos en tan vasto Universo? Para contestar a eso, mejor nos remitimos a lo que ya está más que estudiado:
“En 1961 el radioastrónomo Frank Drake, presidente del SETI (Instituto para la Búsqueda de Inteligencia Extra-Terrestre), concibió una fórmula para calcular la cantidad de civilizaciones extraterrestres en nuestra Galaxia.
Bueno, la Galaxia es grande, el Universo mucho más, y, si en nuestra pequeña Tierra está presente la vida Inteligente, ¿qué puede impedir que en otros mundos similares también lo esté?
Frank Drake
Él nos dejó su fórmula que es la siguiente: N = R * fp * ne * fl * fi * fc * L
Donde
- R es el número
de estrellas similares al Sol que se generan al año en la Vía Láctea
- fp es la fracción de estas estrellas que tienen planetas en su órbita.
- ne es la fracción de planetas a la distancia adecuada del Sol
- fl es la fracción de esos planetas en los que se ha desarrollado la vida
- fi es la fracción de esos planetas en los que se ha desarrollado la inteligencia
- fc es la fracción de ellos que ha desarrollado una tecnología e intenta comunicarse
- L es el número de años que puede existir una civilización inteligente.
(la fórmula ha sido refinada y mejorada)
La fórmula en sí es una fabulosa demostración de ingenio por parte de Frank Drake, por desgracia algunas de estas variables eran desconocidas en su época, lo siguen siendo y seguramente lo serán durante algún tiempo más. Sin embargo, no deja de ser una muestra de la inmensa imaginación que nos adorna, siempre digo que el Universo es, casi tan grande como nuestra imaginación.
En Astronomía todavía se trabaja mucho por aproximación, y se dice, por ejemplo: “… está situada entre unos 2. y 5 años-luz de nosotros…” Como si unos pocos años luz más o menos no tuvieran importancia. Con esto quiero decir que no todos nuestros aparatos nos dicen lo que queremos saber, necesitamos nuevas tecnologías más precisas, más fiables.
Por ejemplo, sabemos más o menos cuantas estrellas hay en la Vía Láctea, y sabemos más o menos cuantos años hace que se formó. Hemos hecho estadísticas sobre las edades de las estrellas y sabemos, más o menos a qué ritmo se han ido formando.
Pero la mayoría de los demás datos solo podemos suponerlos, y para ello solo disponemos de un único ejemplo: nuestro propio planeta.
Suponer que conocemos las reglas y las probabilidades de un hecho que solo ha podido ser observado una única vez es algo pretencioso y con toda seguridad equivocado. El método científico exige que podamos observar un fenómeno numerosas veces y en distintas condiciones antes de intentar imaginar una ley que lo explique, por lo que mientras no conozcamos más que un único planeta con vida inteligente en todo el universo no podremos aplicar el método científico, solo podremos hacer suposiciones y elucubraciones que intenten apelar a la lógica de lo que sabemos para poder suponer unas conclusiones que, por fuerza, serán casi imposibles de verificar en mucho tiempo.
Protoestrellas, es decir, estrellas en formación
Cuando se forma una estrella deja a su alrededor unas nubes de polvo y gas que luego formarán los planetas al azar. Es como una ruleta, según su suerte sale uno u otro. Esta es la probabilidad de que se forme un planeta con vida.
No obstante podemos abordar este problema desde dos puntos de vista diferentes y ver a qué conclusiones nos lleva cada uno de estos puntos de partida.”
Bueno, una cosa está más que clara, la vida en cualquier planeta que orbita una estrella, sea o no parecida al Sol, tendrá que contar con ciertos requisitos que, iguales o parecidos a los que se dan aquí en la Tierra, posibiliten la presencia de seres vivos y, para ello, la distancia del planeta a su estrella, una atmósfera adecuada, la existencia de agua corriente, y otros elementos que, como en la Tierra, faciliten la química biológica para el surgir de la vida.
“Pero ya que estamos hablando de enigmáticos objetos galácticos con emisiones gamma, el telescopio espacial de rayos gamma INTEGRAL de la ESA, descubrió en el 2003 lo que parece ser una nueva clase de objeto astronómico. Se trata de un grueso capullo de frío gas que aloja en su interior a un sistema binario que, probablemente, incluya a u agujero negro o a una estrella de neutrones. Hasta ahora, el objeto ha seguido siendo invisible para el resto de los telescopios.
El INTEGRAL detectó al extraño objeto, el 29 de enero de 2003, y se le denominó como IGRJ16318-4848. Aunque los astrónomos no sabían su distancia, estaban seguros que se hallaba en nuestra galaxia. También, y después de estudiar y analizar las evidencias que había recogido el satélite, los investigadores concluyeron que el nuevo objeto podría ser un sistema binario que abarcaba un objeto compacto, tal como una estrella de neutrones o un agujero negro, acompañado orbitalmente por una muy masiva estrella como
compañero.”
Nuestro Centro Galáctico, ¡ese lugar misterioso!
Al sintonizar hacia el centro de la Vía Láctea, los radioastrónomos exploran un lugar complejo y misterioso donde está SgrA que…¡Esconde un Agujero Negro descomunal! Las observaciones astronómicas utilizando la técnica de Interferometría de muy larga base, a longitudes de onda milimétricas proporcionan una resolución angular única en Astronomía. De este modo, observando a 86 GHz se consigue una resolución angular del orden de 40 microsegundos de arco, lo que supone una resolución lineal de 1 año-luz para una fuente con un corrimiento al rojo z = 1, de 10 días-luz para una fuente con un corrimiento al rojo de z = 0,01 y de 10 minutos-luz (1 Unidad Astronómica) para una fuente situada a una distancia de 8 Kpc (1 parcec = 3,26 años-luz), la distancia de nuestro centro galáctico. Debemos resaltar que con la técnica de mm-VLBI disfrutamos de una doble ventaja: por un lado alcanzamos una resolución de decenas de microsegundos de arco, proporcionando imágenes muy detalladas de las regiones emisoras y, por otro, podemos estudiar aquellas regiones que son parcialmente opacas a longitudes de onda más larga.
Y, a todo esto, yo me pregunto: Si esas emisiones de rayos Gamma que llegan a la Tierra provienen del Centro de la Galaxia, habrá que deducir que, salieron de allí hace ahora unos 30.000 años. ¡Qué Locura!
Emilio Silvera
Abr
11
Si es así o no, nosotros, nunca lo sabremos.
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Astronomía y Astrofísica ~
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Némesis: monstruo estelar
Consideremos este cuento: Hay otro sol en el cielo, un sol oscuro, demoníaco, que no podemos ver. Hace mucho tiempo, mucho antes de que nacieran nuestros abuelos, ese sol demoníaco atacó a nuestro Sol. Los cometas cayeron sobre la Tierra y un invierno terrible se apoderó del mundo. La mayoría de los seres vivos murió. El sol demoníaco nos ha atacado otras veces antes y volverá a atacarnos.
Si un antropólogo de otra generación hubiese escuchado esta historia de un grupo de estudio, la hubiese considerado “primitiva” o “pre-científica”, aunque no queda duda de la fuerza de la idea, que fácilmente —de no haber sido presentada en esta época y por científicos reconocidos— podría estar entre las leyendas más temibles de la humanidad.
Los registros fósiles de la vida terrestre han mostrado que se repiten extinciones masivas a un promedio de entre 26 y 30 millones de años. Según una teoría, esto podría ocurrir a causa del acercamiento cíclico en su órbita de una estrella compañera del Sol. La teoría fue ideada por Richard A. Muller, físico de la Universidad de California en Berkeley, luego de una conversación circunstancial con un profesor sobre un paper científico. El artículo de Muller que presentó la teoría de Némesis fue publicado por primera vez en la revista científica Nature (vol 308, pp 715-717, 1984). Los autores del paper fueron el propio Muller y otros dos científicos que lo ayudaron en el modelo, Marc Davis, de Princeton, y Piet Hut, del Institute for Advanced Study de Princeton. Existe, además, un libro llamado “Nemesis”, escrito por Richard Muller (Weidenfeld & Nicolson, 1988).
Hubo otro grupo que publicó algo similar en 1985, formado por Daniel P. Whitmire y John J. Matese, de la Universidad de Southern Lousiana. Este grupo incluye la idea de que la estrella compañera podría ser un agujero negro.
La teoría y la estrella fueron bautizadas con el nombre de Némesis, que es la diosa griega de la venganza, aunque más que nada representa a una justicia que devuelve los golpes, algo así como la diosa del “ojo por ojo, diente por diente”. Sin la información científica que la respalda, consideraríamos que es una historia de fantasía. Asimov escribió una novela llamada Némesis (Nemesis, Plaza & Janés, 1989), pero no trata exactamente sobre esta estrella. La película que se está produciendo sobre Star Trek, la número 10, se llama Star Trek: Némesis, pero no trata sobre esta estrella, sino sobre un personaje que se enfrenta a Picard.
Némesis: “Aquella de la que nada puede escapar”
De acuerdo con la teoría de Némesis, nuestro sol tendría una estrella compañera, a la que han bautizado Némesis. Poseería una amplia órbita que la llevaría a una distancia del Sol que varía entre 20.000 y 90.000 unidades astronómicas (entre 0,3 y 1,4 años luz). Hay que tener en cuenta que es una distancia
muy grande: Plutón, el planeta más externo del Sistema Solar, está a una distancia del Sol “sólo” 39 unidades astronómicas.
El Sistema Solar es muy complejo y no sólo lo componen los planetas y sus lunas. Desde las 30 unidades astronómicas de distancia desde el Sol hasta más o menos 1.000 unidades astronómicas se extiende la llamada franja de Kuiper, en la que orbitan millones de desechos cósmicos. Más allá, ocupando un anillo ubicado entre las 10.000 y las 30.000 unidades astronómicas desde centro del Sistema Solar, hay otra acumulación de objetos celestes a la que se ha bautizado como Nube de Oort. Esta nube, compuesta principalmente de cometas, cubre más o menos medio año luz alrededor del Sol.
Némesis, la hipotética compañera del Sol, sería una estrella oscura (una enana marrón o negra) o quizás muy poco brillante, y por esta razón no habría sido reconocida por los astrónomos hasta hoy, aunque sí podría figurar en los catálogos sin que nadie haya notado nada peculiar. Una estrella tan cercana mostraría un detectable desplazamiento de su posición con respecto al resto de las estrellas, producido en muy poco tiempo.
El período orbital de Némesis sería de alrededor de los 30 millones de años (las mediciones no son exactas: dan entre 26 y 34 millones de años), y a este ritmo pasaría por las afueras del Sistema Solar, produciendo una perturbación en los cometas de la Nube de Oort. Al agitar miles —incluso millones— de objetos hasta desplazarlos de sus órbitas con su fuerza gravitatoria, causaría que muchos se dirijan hacia el interior del Sistema Solar. Algunos de estos objetos podrían caer a la Tierra, impactando como bombas nucleares, y produciendo daños y terribles cambios en el clima, tales como lluvias de polvo, oscurecimiento masivo, enfriamientos extremos y pérdida de ozono. La catástrofe no sería puntual: una vez iniciada, esa lluvia de cometas podría durar entre 100.000 a 2 millones de años, con un promedio de por lo menos diez impactos, en intervalos de hasta 50.000 años.
Al comienzo del 2000, dieciséis años después de su nacimiento, la teoría de Némesis ganó terreno cuando un equipo de distinguidos astrónomos de los Estados Unidos calcularon que la estrella oscura, si es que existe, podría ser un enana marrón. Ese mismo año John Matese, de la Universidad de Lousiana, estudió las órbitas de ochenta y dos cometas de la nube de Oort. De acuerdo a Matese, sus órbitas tienen algunos elementos en común que sólo se pueden explicar si estos cometas han sido influenciados por la atracción gravitacional de un objeto de varias veces el tamaño de Júpiter.
La teoría de Némesis ofrece una explicación para la periodicidad curiosamente regular que se observa en las extinciones masivas de seres vivos que ha sufrido la historia de nuestro planeta. Esta periodicidad fue evidenciada por un estudio científico publicado en 1984, poco tiempo antes de la aparición de la teoría de Némesis. Fue su inspirador.
Los dinosaurios, extinguidos 65 millones de años atrás, parecen haber sido afectados seriamente por el impacto de un gran asteroide en la Tierra. Se detectaron señales en el área de la península de Yucatán que indican la existencia de un gigantesco cráter. Luis Alvarez, profesor emérito de física en la Universidad de California en Berkeley y ganador del Premio Nobel, fue quien observó y comunicó el hecho a la comunidad científica en la década del setenta. Curiosamente, en un principio se opuso de inmediato al paper de 1984 que presentaba el estudio estadístico de la periodicidad de las extinciones: él creía en los asteroides, pero cayendo azarosamente. Una discusión entre Alvarez y Muller inspiró la idea de la existencia de Némesis en este último, y ése fue el nacimiento de la teoría.
Parecería ser que el impacto de Yucatán fue el que produjo la desaparición de un noventa y cinco por ciento de las especies en la era de los dinosaurios. Luego hubo otros.
La última extinción ocurrió hace unos 11 millones de años, de modo que la próxima se debería producir dentro de más o menos 15 millones de años.
Evidencias que dan pie a la teoría de Némesis
Regularidad en el registro de las extinciones
La base de la teoría implica la aceptación de una regularidad en las extinciones masivas producidas en el registro de formas de vida de nuestro planeta. Quienes notaron esto fueron Dave Raup y Jack Sepkoski, dos respetados paleontólogos, cuando reunieron gran cantidad de datos de las extinciones que se detectan en el registro de los seres vivos (estratos de fósiles con enorme contenido de material) y obtuvieron la curva que se observa abajo.
Las f
Estas fechas se han dibujado cada 26 millones de años. Como se puede observar, coinciden con la mayoría de los picos de extinción. Los dos períodos en los que no hubo extinciones podrían haberse dado porque, por azar, ninguno de los cometas desplazados en esos ciclos dio en la Tierra. El pequeño icono representando un dinosaurio marca el fin de la era de los grandes saurios. El artículo científico original que analiza la desaparición de familias de fósiles marinos fue publicado en Proceedings of the National Academy of Science USA, vol 81, páginas 801-805 (1984).
Iridio en las capas fósiles
Otra evidencia de grandes impactos sobre el planeta es dada por el hallazgo de grandes concentraciones de iridio en las rocas fosilíferas. El iridio no es común en la corteza terrestre, pero sí lo es en los objetos extraterrestres como los cometas. Se han encontrado rastros de iridio en más de veinticinco sitios paleontológicos alrededor del mundo. Está presente en el registro de fines del Cretáceo y principios de la era Terciaria, que marca la época de la extinción de los dinosaurios. En la zona de piedra caliza fosilífera llamada “divisoria K/T” se puede encontrar una capa de arcilla roja que es 600 veces más rica en iridio que las todas rocas adyacentes. Esta capa fue encontrada en veinticinco sitios y se ha demostrado que proviene de un mismo origen, midiendo la concentración de otros elementos que acompañan al iridio, tales como renio, oro y platino. La concentración en todos los sitios de estos elementos es tan uniforme que sólo puede explicarse como proveniente del impacto un único asteroide o cometa.
Del estudio de estas concentraciones de elementos, se ha deducido que la cantidad de iridio presente provendría de un asteroide de unos 10 kilómetros de diámetro que se estrelló en la Tierra. Un impacto de esta magnitud produciría una enorme cantidad de polvo muy fino que se extenderían por la estratósfera, produciendo oscurecimiento y, además y como consecuencia, un fuerte enfriamiento del planeta, condición que crearía un entorno inhabitable para la mayoría de las criaturas de la época.
Análisis de los meteoritos
Otra línea de evidencia, no relacionada con efectos terrestres, se basa en la exposición a los rayos cósmicos que sufren los meteoritos en el espacio. Se puede determinar si un cuerpo ha estado expuesto a estas radiaciones midiendo la cantidad presente de cierto tipo de isótopos, como el Neón 21. Usando esta medición, se puede saber cuánto tiempo ha estado un meteorito en el Sistema Solar. Y se ha encontrado que los meteoritos creados por impacto de cometas han caído a la Tierra aproximadamente al mismo tiempo que las tres últimas extinciones masivas. Los meteoritos que han sufrido el impacto de un cometa tienen un alto contenido de hierro en forma de chronditas H. El hierro que contienen proviene del núcleo de asteroides o planetas que han sido golpeados por cometas. Se ha encontrado una correlación entre la presencia de chronditas H y las extinciones masivas.
Inversiones del campo magnético
Con el descubrimiento del paleomagnetismo, se ha agregado otra prueba a las evidencias que presenta la teoría de Némesis. Se ha analizado la hipótesis de que, al hacer impacto un cometa en la superficie de la Tierra, las altas temperaturas de la catástrofe evaporan gran cantidad de agua que luego, al producirse el enfriamiento masivo del planeta, se congelan en los polos. Debido a la conservación del momento angular, esta redistribución de masa es una agitación suficiente como para alterar el campo magnético terrestre. Se han producido inversiones geomagnéticas doscientos noventa y seis veces, cada aproximadamente treinta millones de años. Lo cual coincide con la teoría de la estrella mortal.
Descenso del nivel del mar
Otro efecto del congelamiento de grandes masas de agua es el descenso del nivel de los océanos. Se ha demostrado que esto ocurrió en la divisoria K/T.
Las estrellas binarias son comunes
Más del 50 % de las estrellas de nuestra galaxia son parte de un sistema binario, lo cual ayuda a apoyar la posibilidad de que nuestro Sol posea una estrella compañera, que posiblemente sea una enana marrón.
Qué se dice en oposición a la teoría de Némesis
Vulcanismo
Para explicar el enfriamiento masivo y repentino del clima del planeta causado por un oscurecimiento debido a la presencia de polvo en la estratosfera, se ha apelado a un hipotético incremento de la actividad volcánica. Sin embargo, no se explica de este modo la periodicidad detectada en las extinciones ni la existencia de capas de alto contenido de iridio en los registros fósiles.
Otra causa del desplazamiento de cometas
Aceptando que se hayan apartado grandes masas de su órbita en la nube de Oort y que éstas finalmente hayan impactado en la Tierra, se ha presentado una hipótesis alternativa según la cual nuestro Sistema Solar pasaría, en su movimiento alrededor del centro de la galaxia, por nubes gigantes de polvo molecular que podrían producir los desplazamientos orbitales. Sin embargo, este tipo de nubes están en un estado demasiado alto de dispersión como para que se produzca una fuerza gravitatoria suficiente.
El planeta X
Otra teoría introduce la existencia de un décimo planeta en el Sistema Solar, el llamado “planeta X”, pero esta idea requiere la existencia de un disco interior en la nube de Oort, y los cálculos indican que esto no sería posible por problemas de estabilidad.
Velocidad de la extinción
Algunas personas argumentan que los dinosaurios no se extinguieron tan rápido como parece señalar la teoría de Némesis. Las especies fueron declinando lentamente, y no de repente, en una catástrofe. Sin embargo, la teoría de Némesis no implica necesariamente una extinción inmediata de la vida, ya que la teoría implica la existencia de varios impactos, y de distintos tamaños de cometas, de modo que algunas formas de vida podrían haber sobrevivido a los primeros golpes, pero no a los que les siguieron más tarde.
Órbita inestable
Si una estrella se acerca a un objeto masivo tiende a fundirse con él
Otros hacen notar que la órbita elíptica que se propone para Némesis no podía mantenerse en el tiempo y que la estrella compañera se habría apartado para siempre, y hace mucho, del Sistema Solar. Pero los investigadores que han desarrollado la teoría de Némesis han dicho desde el primer momento que su órbita no se ha mantenido constante a lo largo del tiempo, y que esta estrella estaba antes más cerca del Sol. Otros objetos galácticos, una estrella errante, quizás, pueden haber producido una distorsión de la órbita de Némesis, haciéndola más amplia y menos estable. Una clara demostración de que esto es posible y que la órbita puede mantenerse por otros mil millones de años más fue publicada por Piet Hut en Nature, vol 311, pp. 636-640 (1984).
Variación del ritmo estadístico
Otro argumento en contra es que las extinciones, si bien son regulares, han tenido un ritmo que presenta un rango de variación de unos 4 millones de años, ya que el registro de las extinciones masivas tiene separaciones no absolutamente exactas, que varían entre los 26 y los 30 millones de años. Sin embargo, este aparente problema en la teoría se puede explicar por desviaciones breves de la amplia órbita de la estrella Némesis producidas por encuentros con otras estrellas errantes o con las nubes galácticas.
Encontrar a Némesis
Muchas estrellas conocidas y registradas podrían ser Némesis, que debería ser visible con un pequeño telescopio e incluso con binoculares. Prácticamente todas las estrellas con las características de la hipotética compañera del Sol ya han sido catalogadas, pero se ha medido la distancia de muy pocas de ellas.
La búsqueda de Némesis se lleva a cabo en el observatorio Leuschner, ubicado en Lafayette, California, Estados Unidos. Se utiliza un telescopio automático, que fotografía campos de estrellas y compara la imagen con una nueva fotografía tomada entre dos y seis meses después. Una estrella cercana que se mueva en la cercanía mostrará un desplazamiento notable, mientras que las estrellas lejanas quedarán casi en el mismo lugar. Lo más probable es que Némesis sea una enana roja, con una magnitud entre 7 y 12. Se cree que será hallada en la constelación de Hydra.
Parece curioso que no se haya detectado aún a Némesis, pero hay que tener en cuenta que los investigadores que la buscan no tienen los recursos que quisieran. Debido a que el telescopio de Leuschner no es del todo adecuado para este trabajo, han estado trabajando en la construcción de un nuevo proyecto llamado Large Aperture Synoptic Survey que, espera Richard Muller, terminará de una vez por todas con la discusión sobre la existencia o no de Némesis. “Si el telescopio funciona, encontraremos Némesis o probaremos que no existe. Esto me hace sentir bien”, dice Muller. “Si no existe, podemos olvidar esto y buscar otra explicación”. Pero agrega: “Soy optimista: creo que la encontraremos.”
Texto extraído de Axxon