Abr
1
El meteorito del Yucatán
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Catástrofes Naturales ~ Comments (1)
Listos para perforar la zona cero del asteroide que mató a los dinosaurios
Una expedición científica taladrará en México 1,5 kilómetros bajo el lecho marino en busca de los efectos del cataclismo que provocó un asteroide hace 66 millones de años
Recreación del impacto de un asteroide.
Los secretos del cataclismo que acabó con los dinosaurios son un tesoro sumergido. Ahora un proyecto largamente anhelado por los investigadores está a punto de ponerse en marcha: la perforación bajo el lecho marino del cráter Chicxulub, el estratosférico boquete provocado hace 66 millones de años por el meteorito de más de 10 kilómetros de diámetro que se estrelló sobre lo que hoy es la Península de Yucatán (México) borrando a los saurios de la faz de la Tierra.
El 13 de abril un equipo internacional de científicos partirá del puerto de Progreso, en el Golfo de México, y navegará 30 kilómetros mar adentro hasta una plataforma de perforación con la que se tiene previsto taladrar hasta un kilómetro y medio por debajo del lecho marino. Hasta ahora el cráter sólo había sido estudiado con perforaciones en tierra. Esta es la primera submarina.
La investigación busca ahondar el conocimiento sobre la formación de cráteres por impacto en la Tierra y en otros planetas y sobre sus efectos ambientales y ecológicos. “Nuestro nivel de comprensión de estos procesos aún es muy incompleto, y pese a tres décadas largas de intenso debate todavía seguimos intentando responder esta pregunta: ¿por qué aquel impacto fue tan catastrófico”, se expone en el documento de presentación del proyecto.
“Uno de los objetivos principales es estudiar cuáles fueron las condiciones para el regreso de la vida marina en la zona después del impacto”, explica Jaime Urrutia Fucugauchi, geofísico de la UNAM y uno de los líderes del grupo de investigación multidisciplinar, coordinado con la Universidad de Austin (Texas), el Imperial College de Londres y el British Geological Survey, y con la colaboración de científicos de la Universidad de Zaragoza y de la Complutense de Madrid.
El proyecto tiene un presupuesto de 10 millones de dólares. Está financiado por el International Ocean Discovery Program y el International Continental Scientific Drilling Programa. La coordinación técnica es tarea del Consorcio Europeo de Perforación.
“Se perforará sobre una estructura característica en cráteres en la Luna y en Marte que se conoce como anillo de picos, una cadena circular de montañas. Chicxulub es único por lo bien preservado que está su anillo, y el estudio también nos permitirá evaluar de qué manera se forman estos anillos”, dice el profesor Urrutia.
El cráter tiene entre 180 y 200 kilómetros de diámetro. En la Tierra existen otros dos más grandes y más antiguos, el de Vredefort en Sudáfrica y el de Sudbury en Canadá, formados hace 2.000 millones de años por impactos de asteroides o cometas. Pero su superficie está demasiado erosionada y modificada tectónicamente para una adecuada prospección científica.
La plataforma de estudio, similar a las petroleras, se asentará sobre tres pilotes. En la primera semana de perforación se prevé llegar a 500 metros bajo el suelo del Golfo de México, y poco a poco, a lo largo de los dos meses siguientes, la cata irá horadando un kilómetro más, recabando muestras de microfósiles, de minerales y de distintas trazas genéticas.
El proyecto, de nombre Expedición 364, podría desentrañar otros misterios hasta ahora insondables. Entre ellos el calentamiento climático que se produjo hace 55 millones de años, entre el Paleoceno y el Eoceno, que marcó el fin del reinado de las aves gigantes –posterior a la extinción de los dinosaurios– y el inicio de los diferentes grupos de mamíferos. También se espera que aporte detalles sobre el asteroide que golpeó nuestro planeta haciendo saltar por los aires una cantidad inconmensurable de rocas, generando una ola de calor abrasiva y dejando como huella por los tiempos de los tiempos el cráter Chicxulub.
La primera referencia que hubo del cráter sumergido se dio, a mediados del siglo pasado, dentro de trabajos exploratorios de Petróleos Mexicanos (Pemex). Se detectó que bajo el mar había una anomalía geofísica: una estructura semicircular de unos 180 kilómetros de diámetro. Pero no fue hasta finales de los años 70 que ingenieros de Pemex, el mexicano Antonio Camargo y el estadounidense Glen Penfield, establecieron la hipótesis de que aquella forma submarina podía ser un campo volcánico enorme o un “cráter de impacto”. En 1991, Penfield, Camargo y un grupo de investigadores confirmaron que era un cráter. Y en 1992, otra investigación determinó, mediante estratigrafía magnética, que la edad del cráter, en efecto, se correspondía con la del tiempo del cataclismo del Cretácico. Esperémos que el próximo tarde, aunque según todos los estudios y estadísticas, cada millón de año (más o menos), toca que nos caiga una de estos monstruos sobre las cabezas. El plazo está cumplido y, en cualquier momento… ¡Podría suceder!Un tesoro que apareció buscando petróleo
Mar
24
El final de una estrella
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Catástrofes Naturales ~ Comments (0)
La NASA capta el estallido de una estrella al morir
El telescopio espacial ‘Kepler’ recoge por primera vez la luz visible de los primeros instantes de una supernova.
Lástima que no se pueda ver el proceso completo y poder contemplar como la estrella implosiona y se “estruja” más y más, hasta desaparecer conformada en una Singularidad, es decir, ver el nacimiento de un Agujero Negro.
Mar
10
No estamos seguros
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Catástrofes Naturales ~ Comments (0)
“Un asteroide es un cuerpo rocoso, carbonáceo o metálico más pequeño que un planeta y mayor que un meteoroide que gira alrededor del Sol en una órbita interior a la de Neptuno. La mayoría orbita entre Marte y Júpiter en la región del sistema solar conocida como cinturón de asteroides, otros se acumulan en los puntos de Lagrange de Júpiter y la mayor parte del resto cruza las órbitas de los planetas.”
El asteroide binario Didymos, compuesto por un cuerpo principal Didymain, de unos 800 metros de diámetro, y una pequeña luna a su alrededor, Didymoon, de 170 metros, es un objetivo idóneo para ensayar una operación espacial que podría ser de importancia capital en el futuro para nuestro planeta: desviar un cuerpo del Sistema Solar en trayectoria de colisión con la Tierra. Por ello, expertos de la Agencia Europea del Espacio (ESA) han elegido este sistema binario como objetivo de la misión AIM (Asteroid Impact Mission), que debería partir en octubre de 2020 para llegar a Didymos en junio de 2022, cuando se acercará hasta unos 16 millones de kilómetros de la Tierra.
La AIM tiene un triple interés ya que ofrece “muchas posibilidades de hacer ciencia, ensayar la deflación de un asteroide –una operación de protección planetaria- y realizar pruebas tecnológicas”, valora Mariella Graziano, directora de área de Sistemas Espaciales de la empresa española GMV, con gran implicación en el proyecto. La misión, con el desarrollo ya avanzado, está aún pendiente de recibir la luz verde definitiva en la próxima reunión de ministros de la ESA, que se celebrará el próximo diciembre en Luxemburgo, explicó Graziano durante la presentación de la AIM celebrada recientemente en la sede de GMV en Tres Cantos (Madrid). Unos días antes se desarrollaron unas jornadas dedicadas a los aspectos técnicos de la misión en el centro tecnológico de la ESA, ESTEC, en Holanda.
El coste de la AIM ascendería a unos 200 millones de euros (por parte de la ESA) y se realizaría complementando la misión DART de la NASA, responsable de enviar el objeto que impactaría en el asteroide para desviarlo, mientras los equipos europeos estudiarían el choque y los efectos.
El plan europeo incluye hacer descender una sonda hasta el suelo del asteroide, la Mascot-2 de la agencia espacial alemana DLR, también socia del proyecto, así como soltar unos pequeños satélites denominados cubesat, que cumplirían diferentes objetivos de investigación científica. Y una de las facetas tecnológicas más novedosas de la misión sería la demostración en el espacio de un sistema de comunicación óptica bidireccional tanto entre los distintos elementos de la AIM como con el centro de control en la Tierra; además, este sistema también puede ser utilizado como láser-altímetro para medir la distancia entre la sonda espacial y la superficie del asteroide.
El impacto del DART (Double Asteroide Redirection Test) de la NASA se ha de producir no contra Didymain, sino contra su luna, Didymoon. Aunque parezca una rara elección, porque sería más difícil atinar a un cuerpo más pequeño que a uno de mayor tamaño, la estrategia responde a una razón obvia: al desviar la luna es posible medir con precisión el resultado respecto al asteroide mayor, explica Andrea Pellacani, responsable de esta misión en GMV. “Nunca se ha enviado una misión a un asteroide en un sistema binario”, recalca.
El plan es estudiar el sistema binario antes de la llegada del DART y después del impacto. Los datos que se pueden recabar deben ayudar a diseñar técnicas de desvío de sus órbitas de objetos celestes –de especial interés son los cercanos a la Tierra- que pueden suponer una amenaza. Hay que tener en cuenta que, por ahora, pese a que se trabaja en ideas y proyectos, no hay un sistema de protección que capaz de desviar un cuerpo en trayectoria de colisión con nuestro planeta.
“Hoy en día tenemos la tecnología para cambiar el rumbo de un asteroide, pero necesitamos probarla en el espacio y comprobar si nuestros modelos son correctos midiendo todos los parámetros relevantes”, señala Ian Carnelli, jefe de la AIM.
Este proyecto en concreto es heredero de otro, bautizado Don Quijote, diseñado y propuesto por la empresa española Deimos, que la ESA seleccionó hace tiempo para su fase de estudio, pero que no ha recibido luz verde aún. Don Quijote se concibió como una misión con dos satélites lanzados al espacio a la vez: un impactador, que chocaría contra un asteroide, y una nave de observación del objeto celeste que tomaría datos antes y después de la colisión.
Pese a que la AIM es una misión más pequeña que Don Quijote, abarca varios objetivos y está compuesta por diferentes equipos y actividades en el espacio. El plan es que la nave principal suelte el módulo de descenso Mascot-2 para que aterrice en la luna Didymoon; el Mascot-1 viaja ahora a bordo de la sonda japonesa Hayabusa-2 con destino al asteroide Ryugu, al que llegará en julio de 2018, según informa la ESA.
En este aspecto del aterrizaje, la AIM también es heredera de otra misión, la Rosetta, que la ESA ha realizado con éxito en el cometa Churyumov-Gerasimenko. La sonda europea no solo se puso en órbita del cometa y lo acompañó durante su recorrido más cercano al Sol, sino que envió al suelo el módulo alemán Philae.
“Rosetta ha realizado el primer análisis geofísico detallado de un cometa, ha obtenido las primeras imágenes detalladas, ha estudiado el efecto de la erosión y la actividad, ha realizado el primer sondeo mediante radar del interior de un cometa…”, recordó Nicolas Altobelli, científico del departamento del Sistema Solar de la ESA, en la conferencia organizada por GMV en Madrid. Además, “Rosetta es un precursor de [los sistemas] de protección planetaria”, añadió Andrea Accomazzo, responsable de misiones planetarias de la agencia europea.
Durante el acto, los especialistas de GMV mostraron en sus instalaciones los ensayos que realizan con una cámara montada en un brazo robótico y apuntada hacia un modelo del pequeño asteroide (los expertos tienen datos científicos con las dimensiones a escala 1:1800 de Didymoon), que sería la diana tanto del impactador DART como del módulo de descenso Mascot-2. La empresa española aporta a AIM el análisis de misión, es decir, el sistema de guiado, navegación y control, y contribuye al diseño de las operaciones en tierra. Asimismo está trabajando en uno de los cubesat preseleccionados.
No menos importante que en ensayo de desviación de un objeto del Sistema Solar es la vertiente científica de AIM, insisten sus responsables. “Al visitar un asteroide binario y estudiar su estructura interna, la misión hará gran ciencia revelando, de una vez por todas, como se forman estos cuerpos, lo que está profundamente unido a las teorías que describen los procesos subyacentes de la formación de nuestro Sistema Solar y de anillos planetarios como los de Saturno”, afirma Carnelli. “Hasta ahora no se ha logrado ninguna medida para comprender esa formación de los asteroides o para desvelar su estructura profunda, aunque se han desarrollado varias teorías, cada una con diferentes resultados”, añade. “La AIM arrojará luz, por fin, sobre esos modelos y también permitirá predecir la población total de asteroides”.
Varios de los objetivos científicos de la misión pueden ser cumplidos por los pequeños satélites concebidos para ser desplegados en el sistema binario Didymos. Por ahora, la ESA ha preseleccionado cinco candidatos de cubesat, para elegir al final los más eficaces. Las ideas propuestas abarcan desde el estudio de cerca de la composición de la superficie del asteroide, la medición del campo gravitatorio, la evaluación del polvo y de las eyecciones creadas durante el impacto del DART e incluso el monitoreo sísmico mediante uno de estos nanosatélites que aterrice en la superficie.
Mar
9
Hay situaciones contra las que no podemos luchar ¿Qué dice la NASA?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Catástrofes Naturales ~ Comments (0)
El administrador jefe de la NASA, Charles Bolden, ha señalado, en su comparecencia en la Comisión de Ciencias en el Congreso de Estados Unidos, que solo cabe rezar si un asteroide se dirigiera a Nueva York.
El de Rusia dejó una buena huella
Un asteroide de unos 17 metros de diámetro explotó el pasado 15 de febrerosobre Chelyabinsk, Rusia, generando ondas de choque que rompieron ventanas y dañaron edificios. Más de 1.500 personas resultaron heridas.
Este nos pasó cerca
Más tarde, ese mismo día, un asteroide más grande descubierto el año pasado pasó a solo 27.681 kilometros de la Tierra, más cerca que los satélites de telecomunicaciones que rodean el planeta. Para Bolden, estos eventos “sirven como prueba de que vivimos en un sistema solar activo, con objetos potencialmente peligrosos que pasan por nuestro vecindario con una frecuencia sorprendente”.
“Tuvimos la suerte de que los acontecimientos del mes pasado fueran simplemente una coincidencia interesante en lugar de una catástrofe”, dijo el presidente del Comité, Lamar Smith, republicano de Texas, quien convocó la audiencia para saber qué se está haciendo y cuánto dinero se necesita para proteger mejor el planeta.
La NASA ha encontrado y sigue de cerca un 95 por ciento de los objetos más grandes que vuelan cerca de la Tierra, los que tienen 1 kilómetro o más de diámetro. ”Un asteroide de ese tamaño, de un kilómetro o más grande, probablemente podría acabar con la civilización”, dijo John Holdren, asesor científico de la Casa Blanca, a los legisladores en la misma audiencia.
Potenciales asesinos de ciudades
Sin embargo, sólo se conoce aproximadamente el 10 por ciento de una estimación de 10.000 potenciales asteroides “asesinos de ciudades”, aquellos con un diámetro de 50 metros, añadió Holdren. En promedio, se estima que los objetos de ese tamaño llegan a la Tierra alrededor de una vez cada 1.000 años. ”A partir de la información que tenemos, no sabemos de ningún asteroide que amenace la población de los Estados Unidos”, dijo Bolden. “Pero si viene en tres semanas, recen”.
Además de la intensificación de sus esfuerzos de vigilancia y la creación de alianzas internacionales, la NASA está considerando el desarrollo de tecnologías para desviar un objeto que puede estar en un curso de colisión con la Tierra.
El asteroide que explotó sobre Rusia el mes pasado fue el objeto más grande que chocó con la atmósfera de la Tierra desde el evento de Tunguska en 1908, cuando un asteroide o un cometa explotó sobre Siberia, arrasando 80 millones de árboles en más de 2.150 kilómetros cuadrados como arriba podéis ver. La onda expansiva dio la vuelta al mundo y fue recogida por todos los sismógrafos.
Los dinosaurios reinaron en la Tierra 150 millones de años. Hace 65 millones que les cayó encima un pedrusco enorme, cayço en el Yucatán (México), y, según parece acabó con ellos. Aquel acontecimiento, aunque parezca negativo, posibilitó que hoy, estemos nosotros aquí.
Claro que, el suceso, podría caer en cualquier parte del mundo y, los americanos ¡tan suyos ellos! se empeñan en que todo pase en Nueva York… Aunque sea una catástrofé. Con tal de hacer una película son capaces de cualquier cosa.
¡Qué suerte hemos tenido hasta el momento presente!
emilio silvera
Ene
30
Un meteorito sobrevuela el cielo demi región
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Catástrofes Naturales ~ Comments (0)
Mi hija pequeña, Alicia, llegó muy excitada a casa con la noticia de que había visto pasar una bola de fuego por el cielo cuando, con un grupo de amigas y amigos, estaban por la Zona del Muelle del Tinto en Huelva. Algunas de las noticias que lo han comunicado dicen:
“Sobre las 19.45 horas de hoy, mucha gente en las provincias de Cádiz, Sevilla y Huelva se ha visto sorprendida por ver cruzar el cielo una bola de fuego, que muchos han denominado como un meteorito. En Twitter, ha habido multitud de comentarios de gente que afirma haber visto un meteorito. Sobre todo, se ha avistado por la zona de Cádiz, pero también ha habido avistamientos en Medina Sidonia, el Puerto de Santa María y algunos también en el Campo de Gibraltar.
Este fenómeno se denomina bólido en astronomía. Un bólido es un meteoro muy brillante, caracterizado por parecer una bola de fuego y crear una huella luminosa, producida por la entrada en la atmósfera terrestre de un meteoroide con una masa del orden de las toneladas, que generalmente explota antes de llegar al suelo y produce un estruendo apreciable.
También pudimos ver en nuestra provincia el 6 de noviembre otro fenómeno similar. Este fenómeno es más común de lo que creemos y a pesar de que la sensación visual es que el meteorito se encuentra a muy baja altura, lo cierto es que suelen estar a miles de kilómetros.”
Lo cierto es que hasta el momento hemos tenido mucha suerte y no ha entrado en la atmósfera de la Tierra camino de la superficie, ningún gran meteorito de varios kilómetros de longitud, de los que, por otra parte, ya nos visitaron algunos en el pasado. Se ha calculado que cada millón de años (más o menos) nos ha caido uno en nuestro planeta y, según parece, ya toca. Espero que no sea pronto.
emilio silvera