Jun
25
La curiosidad nos empuja a saber
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Colaboración ~ Comments (0)
El contertulio José C. Gómez Cazorla, me envía un correo y me dice:
“Saludos Emilio, le envio dos formulas que ma han salido de pensar que el espacio es una estructura geometrica omnitensional formada por el vacio cuantico, en la primera Mu es la masa del Universo que crece a medida que aumenta su radio ru. En la segunda deltau es la densidad del Universo y 1/r^2 la Constante cosmológica, que decrece a medida que aumenta su radio. Le adjunto lo que llevo escrito tambien. Cualquier correccion sera bienvenida.”
El título del trabajo es: El Volumen de curvatura del vacío cuántico como responsable del efecto gravitatorio. Comienza con un resumen que empieza:
“Recientes observaciones del telescopio Hubble, estiman la densidad del vacío cuántico en 5.96*10 -27 Kg/m 3 , se propone que este es el valor de la textura del espacio en la cuarta dimensión, por esta razón el vacío cuántico actuaría como el espacio en el que yace la masa. La energía contenida en la masa es capaz de doblar el espacio, debido a laresistencia ofrecida por el vacío cuántico.”
Aunque su explición es más densa y sólo dejo el comienzo de la misma. Depués, continúa…
“Establecer una teoría que unifique la Gravedad y la Mecánica Cuántica, es uno de los principales objetivos perseguidos por la Física actual, este artículo pretende relacionar parte de estos conceptos, con la aplicación de matemáticas básicas, que no requieren la realización de estudios avanzados.En primer lugar, se establecerá la relación entre la masa y el volumen de curvatura espacial, se deducirá una gravedad mínima partiendo del vacío cuántico, como constitutivo de la estructura del espacio y se calculará la resistencia a la masa que ofrece, antes de romperse y formar un Agujero Negro.En una segunda parte, se establecerá la relación de la densidad del vacío cuántico, con la Constante Cosmológica y en una tercera se expondrá la tensegridad como unidad estructural del Universo, en el que la energía del vacío cuántico, actúa para curvarse y producir la gravedad.”
A partir de este punto, sigue :
Abr
3
“SABER QUE SE PUEDE, CREER QUE SE PUEDA”
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Colaboración ~ Comments (1)
Hoy día podemos considerar que existen dos posturas enfrentadas acerca del funcionamiento del Universo. Por un lado están los que piensan que el Universo es cómo es debido al azar y, en el bando opuesto, están los que consideran que existe un patrón oculto, una especie de imperativo cósmico que subyace encriptado en las leyes que rigen la naturaleza, la materia, los ciclos de los planetas o la vida en general.
Ambas posturas presentan sólidos argumentos a su favor, argumentos que aunque puedan ser criticados no por ello están exentos de razón. Los que dan crédito a la posibilidad del azar básicamente sustentan su opinión en el comportamiento que observamos en las partículas a nivel fundamental. En este nivel, que es el nivel al que se encuentran las partículas más pequeñas que podemos detectar, ciertamente todo parece regirse en base a la probabilidad. Los que opinan, por el contrario, que existe una especie de “orden implicado” básicamente basan sus creencias en la irrazonable efectividad que presentan las matemáticas para describir la realidad.
La analogía del relojero es un argumento teleológico que sostiene que el diseño implica un diseñador. Ha tenido un papel prominente en la teología natural y el “argumento del diseño”, donde se ha usado para argüir a favor de la existencia de Dios y el diseño inteligente del universo.(la imagen y el pequeño texto de abajo no pertenecen al trabajo original, y, sólo se añade para hacer más dinámica la lectura).
Ciertamente parece complicado conciliar ambas posturas. Si es cierto que existe una especie de “diseño inteligente” ¿Cómo podría éste basarse en el azar o la probabilidad? Pero si, por el contrario, todo se debiera al azar ¿Cómo explicamos que nuestras leyes universales se basen en criterios que involucran una lógica racional?
La única posibilidad de unificar ambos criterios sería aceptar que existe una manera de organizar el azar de forma racional, una especie de “principio cosmo-caótico” al que hizo referencia Celeb Scharf. Si esto fuera cierto simplemente implicaría que la lógica que subyace en el comportamiento de todo cuanto acontece en el Universo sería la más simple que cabría imaginar, dado que exigiría únicamente la combinación de dos elementos: uno y su opuesto, que es la única condición que permite o acepta el criterio del azar. En otras palabras, si pudiéramos unificar ambas posturas en una teoría global o unificada implicaría que lo imposible es la única posibilidad. Pues bien, de esta posibilidad es de la que vamos a hablar, de qué manera se puede “materializar” el azar.
Esta proporción ha fascinado desde hace siglos al ser humano, que lo ha considerado un indicador de la perfección y la estética.
Para ello utilizaré un patrón “oculto” que hace ya tiempo descubrimos en la naturaleza, tratando de seguir su rastro para ver dónde nos lleva. Se trata de la “Proporción Áurea”, a veces denominada “Divina Proporción”.
La proporción áurea es perfecta cómo ejemplo para explicar todos estos aspectos tan contradictorios de la naturaleza y de paso entender la esencia de una teoría unificada. Esta relación puede describirse tanto de forma física como de forma matemática, es compatible con el criterio del azar y además representa un patrón organizado de comportamiento en sí misma. Es un patrón que además es independiente de la forma que tengamos de referirnos a él: es una proporción intemporal que ha existido siempre y siempre existirá. Si una civilización situada en el extremo opuesto del Universo la descubriera seguramente utilizaría una simbología completamente distinta de la nuestra, pero lo que nunca podría hacer es alterar su esencia. Se trata, por tanto, de un patrón tan universal cómo podría serlo la relación entre el diámetro y el arco de una circunferencia.
De acuerdo con el conocido físico y divulgador Paul Davies (la existencia de patrones intemporales de comportamiento) “(…) implica que las leyes del Universo han diseñado su propia comprensión y que la mente y el conocimiento no son más que subproductos derivados de su evolución”. Si esto fuera cierto implicaría necesariamente que las leyes universales que conocemos no sólo gobiernan nuestra existencia, sino que también gobiernan nuestros pensamientos (Se trata del conocido “Pienso, luego existo”). Este autor acaba su frase diciendo: “Esta es una asombrosa visión de la naturaleza, magnífica y estimulante en su majestuosa visión de conjunto. Espero que sea correcta. Sería maravilloso si fuera correcta. Pero si lo es, representaría un cambio en la cosmovisión científica tan profundo como el iniciado por Copérnico y Darwin juntos”.
Suele utilizarse el ejemplo de la reproducción de los conejos para explicar la proporción áurea, dado que fue el ejemplo que utilizó su descubridor, Fibonacci, para exponerla. Aunque serviría igual si utilizamos patos, seres humanos o partículas. Este pensador equiparó las virtudes matemáticas de la divina proporción con “Dios”, entre otros motivos porque en cualquier unidad de medida dada siempre habrá una proporción áurea implicada
Comencemos. Tomemos una pareja macho-hembra de conejos. Estos se encuentran, se gustan y sin más preámbulos llevan a cabo la fecundación. Al mes exacto del feliz encuentro dan a luz a una nueva pareja de conejos macho-hembra. Al final del primer mes, por tanto, tenemos dos parejas: una pareja adulta y una pareja de conejos bebe. Los conejos bebe han de esperar un mes para alcanzar la fertilidad y poder fecundar. La pareja adulta no se espera y el mismo día del feliz alumbramiento, haciendo honor a su fama, la hembra vuelve a quedarse preñada. Al final del segundo mes, por consiguiente, tenemos tres parejas: la pareja inicial, la pareja de bebes convertidos en adultos fértiles y la nueva pareja que acaba de nacer.
Si seguimos esta progresión al final del tercer mes tendremos 5 parejas, dos parejas adultas, una pareja que acaba de alcanzar la edad fértil, y dos parejas de bebes conejo que acaban de nacer. Al final del cuarto mes tendremos 8 parejas y así sucesivamente….
La relación que existe entre el número de parejas de un mes dado en comparación con el número de parejas del mes precedente es la que va componiendo progresivamente el valor que conocemos como proporción áurea o sucesión de Fibonacci (2/1, 3/2, 5/3, 8/5, 13/8, 21/13, etc….) Cada vez que una pareja alcanza la edad adulta una nueva secuencia comienza y se “entrelaza” con la anterior generación en el tiempo.
Bueno… pues ¡Manos a la obra!….
Vamos a empezar a “descomponerla”…
Comencemos eliminando los conejos de la sucesión. Aunque sean prácticos en el ejemplo no son necesarios; Cualquier pareja de elementos con la capacidad de auto-duplicarse a sí misma nos serviría.
Sigamos eliminando conceptos innecesarios. Eliminemos el factor-tiempo. En el ejemplo hemos utilizado la magnitud “mes” como periodo de fertilidad o duplicación. Pero la sucesión no cambiaría su aspecto si en lugar de un mes fuera un día, un simple segundo o incluso si la duplicación fuera casi instantánea.
Ahora podemos observar más claramente la simplicidad de su comportamiento: “Pasado un cierto tiempo (sea el que sea) tiene lugar la aparición de un nuevo elemento” ¡Ya está!, No hay más… ese es todo su “secreto”.
Parece sencillo ¿No es cierto? Pues bien, en la comprensión o el descubrimiento de este sencillo funcionamiento se asienta lo que conocemos como “mecánica cuántica”, basada en que cada cierto tiempo un electrón emite (de forma “espontánea”) un fotón. En terminología algo más técnica diríamos que las oscilaciones electromagnéticas se suceden de forma cuantificada (unitaria) y la energía implicada está directamente relacionada con la frecuencia.
¿Cada cuánto tiempo sucede esto? Lo cierto es que es difícil responder a esta pregunta porque no tenemos manera de cuantificar este suceso. Sabemos que ocurre de forma “casi” instantánea (si lo observamos a escala humana) pero no hay forma ni manera de establecer un criterio objetivo basado en el tiempo.
La única manera paralela que tenemos de hacerlo no es utilizando un criterio basado en el tiempo, sino utilizando un criterio basado en la frecuencia o la probabilidad. Si tenemos 137 electrones uno de ellos emitirá espontáneamente un fotón; Dicho de otra manera, la probabilidad de que se emita un fotón en un instante dado de tiempo es 1/137. A este cociente lo llamamos “Constante de estructura fina” y se trata de la constante más representativa de toda la física conocida. Aunque no lo parezca a primera vista este cociente es el resultado de mezclar tres constantes fundamentales de la naturaleza: la velocidad de la luz, la constante de Planck y la carga del electrón. Lo más sorprendente de esta constante es que no viene definida por ninguna unidad física de medida, es un simple número… ¡Sin más!
Sí, parece que todo es una aventura en el Universo
A veces se denomina “Constante de acoplamiento universal” y nos proporciona una referencia de lo milimétricamente diseñado que está el Universo, pues si su valor cambiara ligeramente no existiría el Universo cómo lo conocemos. Dada su independencia respecto del tiempo, su esencia continua inalterada: cada cierto tiempo algo pasa dentro del electrón y el resultado es que se emite (o absorbe) un fotón. Esta constante (como vemos) conserva la misma esencia en que se basa la divina proporción.
A esta actividad (no sabemos si frenética o no) que tiene lugar en los núcleos atómicos a veces se le denomina “Energía del vacío” (la energía que surge de la nada, la “Chispa de la Creación”) y básicamente implica que toda partícula en el Universo tiene literalmente una especie de” vida interior”, una vida que se expande en base a este movimiento de duplicación y que es el germen primigenio de lo que denominamos “Expansión del Universo”. Como sabemos gracias a Edwin Hubble el Universo se está expandiendo, lo que implica que las galaxias se alejan unas con respecto de las otras desde el principio de los tiempos. A veces decimos que la expansión del Universo no tiene sentido físico, dado que no sabemos lo que implica que tanto el espacio como el tiempo se estén creando en este mismo momento.
La imagen original era más atractiva pero, la página no la aceptó
Pero lo más sorprendente no es que este movimiento duplicativo o expansivo no tenga sentido físico, lo más sorprendente es que tan sólo podamos definirlo en base a relaciones numéricas. Pero incluso en este sentido este comportamiento guarda una extraña y misteriosa correlación con la “divina proporción” pues este patrón se basa también única y exclusivamente en relaciones numéricas.
Heisenberg, quien formuló la ley fundamental de la mecánica cuántica (que básicamente establece que un estado cuántico es indeterminado) solía decir que los átomos no son cosas, sino que son “tendencias” ¿Podemos aplicar también esta idea a nuestra mágica proporción? Pues resulta que sí, que también podemos hacerlo.
Aunque parezca paradójico la divina proporción es un teorema matemático (en el sentido de que sigue una regla de comportamiento) y no lo es al mismo tiempo. Un teorema podemos definirlo como una regla estática de equilibrio; Sin embargo dicha proporción es una regla dinámica, un valor que se va aproximando a él mismo a medida que vamos añadiendo más y más decimales a su valor. La divina proporción representa una tendencia, siendo ésta además una tendencia indeterminada, dado que se trata de una sucesión que nunca se acaba. De forma matemática la proporción áurea es una imposibilidad pero, sin embargo… ¡Ahí está!
Max Planck
Max Planck decía que: “La materia se origina y existe sólo en virtud de una fuerza que hace vibrar las partículas del átomo” refiriéndose a éste como el más diminuto de los sistemas solares. Poco tiempo después de sus descubrimientos los físicos comprendieron que las matemáticas que describen las frecuencias del sonido emitido por un tambor podían usarse también para calcular los niveles energéticos de vibración de los electrones en un átomo. El problema era descifrar la forma del tambor matemático que determinaba esos niveles energéticos del núcleo. La sorpresa fue descubrir que una función matemática creada por Riemann para tratar de cartografiar la distribución de los números primos coincidía a la perfección con las distribuciones que ellos buscaban. Resultaba que los “átomos de los números” y los “átomos de la materia” se encontraban sometidos a la misma distribución o a la misma estructura.
Cuando decimos que un patrón (matemático o no) es intemporal o independiente del tiempo también solemos referirnos a este hecho diciendo que la información que transmite tan sólo existe en un tiempo imaginario, una especie de plano temporal que opera en una dimensión no-material. El mejor ejemplo para describir esto lo encontramos en el teorema más famoso de la humanidad: el “Teorema de Pitágoras”. Dicho teorema, al margen de las aplicaciones prácticas que todos conocemos, establece una especie de verdad inmutable y universal: “Siempre que tengamos dos elementos absolutamente opuestos entre ellos, dichos elementos estarán relacionados”.
En el caso de la divina proporción esto no sólo es cierto, sino que dicha relación por si sola ya define la misma relación en que se basa el Teorema de Pitágoras. Y es que la divina proporción es el único valor matemático cuyo valor y su valor opuesto resultan ser el mismo valor; Algo aparentemente imposible, pero cierto.
El Teorema de Pitágoras es muy especial. No sólo por ser el único criterio capaz de unificar toda la geometría conocida, sino porque constituye la única regla de Entrelazamiento Dimensional entre dos elementos conocida en matemáticas. Es lo que se conoce como “Conjetura de Fermat” que (básicamente) establece que en el Universo matemático tan sólo es posible relacionar dos elementos opuestos entre ellos cuando los elevamos al cuadrado. Esta propiedad tan sorprendente es la base de lo que conocemos como “Ley de la Gravedad”, que dictamina que dos elementos tan opuestos entre ellos como son las masas y las distancias que las separan coinciden en una dimensión diferente: la dimensión de los cuadrados de sus elementos.
De hecho, la relación de los cuadrados está presente en todos lados donde hemos podido encontrar un patrón de comportamiento. La ondulatoriedad en mecánica cuántica se basa en el cuadrado absoluto de la función de onda, la fuerza electromagnética se debilita en proporción inversa al cuadrado de la distancia entre dos fuerzas eléctricas; Incluso los planetas dan vueltas alrededor del Sol en tiempos cuyos cuadrados son iguales a los cubos de sus distancias.
Pero… ¿Qué sentido físico tiene la elevación al cuadrado? Lo cierto es que tampoco lo sabemos porque queda literalmente en una dimensión diferente. Nuestra capacidad de captar el mundo a través de los sentidos es lineal, de la misma forma que lo es nuestra forma de pensar. No podemos pensar en dos cosas al mismo tiempo y por este motivo la única operación lógica que puede hacer nuestro cerebro es “triangular”.
Las coincidencias son sorprendentes. La proporción áurea es el único valor que incorpora automáticamente una dimensión matemáticamente posible, pero físicamente inexistente. Se trata de un valor doblemente irracional, no tan sólo por incorporar el infinito en su formulación, sino por incorporar también el plano imaginario, que es precisamente el plano que da sentido a la descripción probabilística del mundo a nivel cuántico o fundamental.
Como indican los controvertidos físicos y gemelos Bodganov: “Los grandes teóricos de los números están convencidos: en el corazón de estas series interminables, en esos miles de millones de cifras que giran en el infinito hay un secreto. Una clave que, abriendo las puertas del infinito, nos hace regresar al cero. Y por tanto a la creación del Universo”.
No podría estar más de acuerdo. Es más, creo que es cierto y que existe una demostración maravillosa al respecto. A fin de cuentas, si es cierto que el Universo se basa en la probabilidad, tan sólo es cuestión de tiempo que lo imposible se haga realidad.
Ricard Jiménez
Mar
10
Una nueva psicología humana
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Colaboración ~ Comments (23)
En el presente, el desarrollo de procesos antropológicos pasados puede entenderse gracias a ciencias como la biomedicina. Hoy sabemos que la genética de nuestro cuerpo se modifica gracias a mecanismos epigenéticos, que literalmente marcan física y químicamente la estructura de ADN de nuestras células, a medida que van evolucionando a través de los tiempos. En conjunto, formando nuestros cuerpos, las células han sido capaces de “memorizar” e inducir en el presente actitudes físicas y mentales pasadas de nuestros ancestros, según los ambientes en que se hayan desarrollado. “…la interacción cotidiana con el ambiente es capaz de modificar la expresión genética…”.
http://www.medigraphic.com/
Al parecer, ambientes naturales que eran vividos de una manera drástica por reducido número de personas ancestrales, derivaron una genética y actitudes psicológicas particulares que fueron heredadas a los miles de millones que ahora somos. Sin embargo, por donde se le busque, es innegable que los ambientes naturales y sociales que hoy vivimos son cada vez de menor calidad, afectando a muchos y beneficiando a pocos. Es por ello que necesitamos hacernos a corto plazo de un buen ambiente mundial. Pudiéndose esperar a corto plazo la acción de mecanismos epigenéticos que determinarán nuestro próximo desarrollo genético.
Sin embargo, antes de decidir buscar opciones para hacernos de un mejor ambiente, es necesario reflexionar sobre el tipo de sobrevivencia que debieron sufrir nuestros antepasados. Debiéndose entender que los procesos dinámicos que se practicaron cotidianamente en ambientes particulares, fueron los que derivaron las características psicológicas humanas de hoy en día, entre ellas la que se conoce como odio. Este sentimiento animalesco fue heredado como consecuencia de haberse practicado en el pasado, siendo el factor epigenético el corresponsable de que hoy sea parte de nuestra psicología personal. Esta característica que en el pasado fue imprescindible al ser humano para sobrevivir, en el presente es un lastre que ha deteriorado el avance inteligente de la civilización actual.
En épocas pasadas cuando aún ni siquiera se usaba alguna vestimenta, se aplicaba el odio como armamento primitivo, contra cualquiera que quisiera impedir la necesaria alimentación o intentara apropiarse de cosas logradas, necesarias para la consecuente sobrevivencia de unos y otros. Desafortunadamente, a través de los tiempos, desde miles de años atrás, (de acuerdo a los conocimientos epigenéticos que hoy conocemos), este sentimiento se fue quedando impreso en los genes humanos, ya que era parte del ambiente cotidiano en el que se vivía. Esto explica el por qué, en los más diversos niveles, a veces deseamos aplicar Bullyng a congéneres.
A sabiendas de que actualmente el odio está a nuestro alcance y de que a veces lo aplicamos para adquirir mayor poder, incluso apoyándonos en guerras de todo tipo, existe la urgente necesidad de que se aplique una cultura de la inteligencia y buena voluntad a nivel mundial con el fin de contrarrestar este sentimiento, que bien puede derivar actitudes de maldad y agresividad en el ser humano. Sin embargo, también debemos saber que este sentimiento puede ser reprimido con tan sólo cultivar métodos eficientes de desarrollo humano.
La mecánica epigenética controlada por nosotros mismos, es una solución apropiada para resolver este problema, ya que tenemos la capacidad para modificar voluntariamente el desarrollo de nuestros genes presentes para mejorar los futuros. Para lograrlo, se debe construir un ambiente de inteligencia global en el planeta, lo cual es responsabilidad prioritaria de absolutamente todos sus habitantes. Es un reclamo científico de vida o muerte que puede cambiar para bien el destino de la humanidad. Hoy, amenazada por mecanismos nucleares de odio humano. Pensar, “ni odio ni me odian”, es el primer paso inteligente de una nueva psicología humana que puede asegurar la paz en todos los niveles sociales. Después, la prosperidad mundial en aumento podrá contar con otros pasos que pueden ser incontables, deseables, necesarios y diversos.
“En el nivel que fuere, la práctica del odio es un crimen de lesa humanidad. Es un sentimiento heredado que en estos tiempos no puede aceptarse como parte del quehacer humano, aunque lo haya sido en épocas remotas por motivos de crucial sobrevivencia. Hoy, los problemas de cada quien pueden ser resueltos por la vía de la inteligencia de alto nivel. Todo ser humano puede disponer de este potencial y desarrollarlo, por estar impreso en la genética de su propia naturaleza”
Artículo de J. Germán Vidal Palencia
Autor del libro Inteligencia Extrema, Herramienta de Usar y Guardar
Email unigerman@hotmail.com
Ago
1
El Universo: Cometa lleno de Galaxias
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Colaboración ~ Comments (1)
http://www.wix. com/universounif icado/particulas elementales
Del artículo Electrón, Protón, Origen Descubierto de nuestro amigo JOSÉ GERMÁN VIDAL PALENCIA. Se trata de un compendio bien hecho que nos habla e muchas cuestiones que nosotros, siempre quisimos saber. Se remonta a los comienzos del Tiempo y están presentes la Materia simple y compleja, las partículas creadoras de todas las cosas que vemos a nuestro alrededor y, también nos habla de las energías y fuerzas que hacen de nuestro Universo el que nosotros conocemos, haciendo posible que nosotros estemos aquí para contarlo. Según nos dice José Gemán… entre otras muchas cosas…
Según este estudio, sería, en el momento exacto en que se formaron las partículas elementales configurando el estado atómico más simple, el hidrógeno, cuando se produjo el Big Bang. Se descubre además, que nuestro Universo material se mueve a través del espacio como ¡Un cometa lleno de galaxias!
Descubrir el origen del electrón como partícula elemental, ha tenido también implícito conocer el origen de las otras dos partículas elementales: el protón y el neutrón. Como se sabe por el estudio de las ciencias físicas, las tres partículas elementales electrón, protón y neutrón forman una familia de vida estable en unión atómica, entregadas así por la naturaleza misma. También es de considerar el moderno establecimiento de la Física de Partículas, la cual se ha encargado de estudiarlas. Es precisamente esta ciencia la que a partir de aceleradores de partículas ha logrado derivar de aquellas toda una nueva familia de partículas, identificadas cada una por tener diferentes niveles específicos de energía. Pero, es la explicación necesaria que se da sobre el posible origen de las partículas elementales electrón y protón, la que llevó a descubrir cómo serían los procesos por medio de los cuales la energía del Universo iría cambiando a través de los tiempos, hasta que se transformó en átomos.
Según este estudio, sería, en el momento exacto en que se formaron las partículas elementales configurando el estado atómico más simple, el hidrógeno, cuando se produjo el Big Bang, él cual se llegó a producir porque el Universo evolucionaría hasta llegar un momento en que la energía electromagnética en formación estaría alcanzando su alta velocidad c cuando viaja a través del espacio, ocurriendo paralelo a ello, la formación masiva de átomos de hidrógeno, en un momento exacto, crítico y específico. Un universo de gas hidrógeno establecido de improviso en un lugar reducido, moviéndose a velocidades cercanas a la de la luz con espacios inmensos a sus alrededores, no podía menos que explotar masivamente debido a las altas presiones y temperaturas generadas por la acumulación de gases. A partir de ahí, se estaría iniciando la formación de la materia en sus diferentes modalidades atómicas. Faltaría decir, que la evolución del Universo desde entonces lo haría moviéndose globalmente como lo hace un cometa común, arrastrando consigo todo su contenido galáctico, lo que hasta la fecha debe estar ocurriendo.
José Germán nos dice que: “En el presente trabajo esta idea tiene la capacidad de poder abrirse como un abanico de respuestas para la mayoría de las dudas existentes en torno al proceso de desarrollo de los fenómenos físicos que ocurren en el Universo y su pasado remoto.
Así mismo, esta investigación sobre el posible origen de las partículas elementales, desemboca en el descubrimiento de que, además del movimiento expansivo de las galaxias provocado por el Big Bang y el impulso adicional que propicia la energía oscura, el Universo de galaxias también tiene un movimiento conjunto en forma de un cometa que viaja a través del espacio alrededor de un poderoso centro de gravedad, tal como si tuviera un movimiento orbital excéntrico alrededor de un hoyo negro de energía super masiva.”
Vesto M. Slipher
Uno de los mayores enigmas en la actualidad, se refiere al origen y la evolución integral del Universo en que vivimos. A la fecha de redactar esta información, continúan los enigmas relacionados con este tema sin ser descubiertos, uno de ellos consiste en saber que podía haber ocurrido antes del Big Bang.
En este texto, tratamos de descifrar este gran interrogante que la humanidad tiene desde que en 1912 se descubrió que el Universo de Galaxias se encuentra en expansión con los trabajos del astrónomo norteamericano Vesto M. Slipher, y que, según Edwin Hubble, en 1947 diría que se debió a una gran explosión, calificada en 1948 por George Gamow como el “Big Bang”, ocurrido hace 13.700 millones de años según cálculos recientes aportados por la NASA.
Físicos, Astrofísicos, Cosmólogos y Astrónomos, van y vienen, y la mayoría coincide en el juicio: Antes del Big Bang no existía energía ni materia como la hoy conocida, es más, no existía nada de nada, ni siquiera existía el tiempo, a lo más en el primer microsegundo de iniciada la Gran Explosión del Universo como también se le conoce en el idioma español a este fenómeno del pasado, sólo existiría una singularidad más pequeña que un protón. Esta singularidad, en realidad sólo es una referencia hipotética necesaria para explicaciones teóricas. A partir de ese instante, según ellos, también se estaría creando el tiempo y la materia.
¿Qué les parece? Con todo mi respeto hacia estos científicos dado que han creado toda una gran maquinaria de conocimientos explicando con toda minuciosidad desde lo que concierne a las cuatro fuerzas fundamentales del Universo, hasta lo que pudiera haber ocurrido a la fecha en las áreas del espacio universal ya conocido, discrepo de la idea de que no es posible hablar sobre lo que pudiera haber acontecido antes del Big Bang.
Como nos dice José Germán, si surgió, es porque había.
“Un pensamiento lógico como el mío (lejos de la perfección), me dice que cuatro fuerzas no pudieron manifestarse simultáneamente, sino que ordenadamente tuvieron que darse las transiciones correspondientes a partir de un primer instante (fracciones del segundo inicial).”
Sinceramente creo que la mente humana aún no ha podido dar el estirón en materia de una mayor capacidad de raciocinio, como para poder entender que podría haber estado ocurriendo antes del Big Bang. Al parecer, diversas teorías establecidas sobre el origen del Universo físico, han puesto un candado mental que ha impedido pensar alguna cosa sobre su pasado remoto, reforzándolo con la concepción de que ni siquiera la palabra antes, tendría algún uso, antes de esa gran explosión, pues no habría eventos donde aplicarla o a que referirse. Sin dejar de lado opiniones de investigadores que no están cerrados a la posibilidad de encontrar soluciones futuras a este problema. Me he atrevido a pensar, que a falta de ese mayor raciocinio humano que sería necesario para poder entender y luego explicar todo lo que se refiera a lo ocurrido en los instantes previos al Big Bang, (acepto la duda de que mi persona haya alcanzado ese mayor raciocinio) se ha establecido una suposición que podría equipararse a la labor realizada por un mago en una fiesta infantil, el cual de su sombrero vacío habría sido capaz de sacar un conejo, de esto daría cuenta la concurrencia, misma que daría aplausos de admiración y asombro al no saber cómo pudo haberlo sacado de su sombrero, si un poco antes no había nada en él.
Hasta donde la lógica me alcanza, a mí me parece que de nada no puede salir nada, por el contrario, mi mente insiste en que sólo de algo puede salir algo.
Si en el lapso de los primeros segundos se iba a establecer la materia a partir de hidrógeno primigenio, tal como así debió haber ocurrido según investigaciones científicas, es lógico pensar que también a partir del primer microsegundo de esos segundos, la estructura global del universo se estaría comportando como un fabricante de hidrógeno, desde el primigenio hasta todo aquel que se habría formado durante el Big Bang, y aún también el que hoy se forma con pasmosa estabilidad y tamaño.
También es correcto pensar, que antes de ese microsegundo inicial todavía el universo requería entrar a la parte final del proceso que le llevaría a ser el fabricante de hidrógeno por excelencia..
Estaría por acontecer el Big Bang en el siguiente microsegundo, que es cuando la fábrica estaría lista para producir hidrógeno, una vez que estaría llegando la materia prima con la cual sería fabricado. (Si no hay materia prima, ninguna fábrica puede producir nada).
Consideraremos aquí el siguiente concepto como un axioma, a partir del cual todas las dudas sobre lo que acontecería antes del Big Bang, serían explicadas, y aún también, lo que acontecería durante y después de ocurrido este.
Estamos hablando del establecimiento de una estructura global del universo como si este fuese un generador de hidrógeno.
Aquí cabe la pregunta: ¿De dónde vendría y de que características debería ser la materia prima que sería necesaria para alimentar a este generador para convertirla en átomos de hidrógeno, en el instante mismo de su creación durante el arranque del Big Bang?
Aquí consideraremos el supuesto de que la materia prima que se convertiría en hidrógeno, sería un “gran paquete” de energía magnética acelerada (GP), en supuesto proceso de alcanzar la velocidad de la luz, el cual se encontraría viajando a través del espacio para llegar a la cita en el punto exacto donde a continuación explotaría en la forma del Big Bang ya conocido, convirtiéndose parte importante de él en átomos de hidrógeno durante ese proceso. La velocidad de la luz considerada en este párrafo es desconocida, sólo se asume su concepto como tal.
El paquete de materia prima viajante, supuestamente estaría llegando desde algún lugar del espacio con trayectoria directa al lugar exacto donde se produciría la gran explosión, esto es, con una trayectoria rectilínea. El lugar mencionado a donde estaría por llegar, podría ser considerado como el equivalente a un centro de gravedad que estaría interactuando con este paquete de energía (GP), atrayéndolo hacia sí. Serían netamente magnéticas las características energéticas de esa materia prima, como se explica más adelante.
Como todo lo que puede ser atraído por un centro espacial de atracción, el paquete viajante vendría acercándose a él con una velocidad cada vez mayor, por lo tanto, deberá considerarse que desde atrás en el tiempo su velocidad sería incrementada con aceleración constante. (Existía tiempo puesto que existía energía presente, además, mientras exista un tiempo presente en conexión con un pasado por más remoto que pudiera ser, este deberá ser considerado con valores referenciales como parámetros para entender eventos que dieron origen al espacio-tiempo en el cual vivimos, tarea futura que alguien deberá intentar desarrollar).
El trabajo que nos presenta nuestro compañero y contertulio Mexicano, nuestro amigo José German, es largo y nos muestra la pasión que siente y lo enamorado que está de la Ciencia, de la Naturaleza y del Universo que todo lo contiene, deja volar su imaginación y nos habla de cuestiones como:
– Sobre el antes del Big Bang, del axioma al nuevo paradigma
– El origen del universo a partir de campos magnéticos
– Comprendiendo como se producen los átomos de hidrógeno
– El universo como generador de átomos de hidrógeno
– Cronología del antes al después del Big Bang
– Consecuencias energéticas del Big Bang
– La gravedad, su origen y naturaleza
– Sobre la energía oscura
– Comentarios sobre el Modelo MATEX
– Advertencia sobre la actividad solar
– Curso sobre unificación de ideas del micro y macro universo a partir de foros electrónicos
– El Universo se encuentra desarrollando un movimiento cometario
– La mente, principal herramienta de la investigación científica
– Inteligencia extrema, herramienta de usar y guardar
Con lecturas como esta podemos mirar mejor el Universo para tratar de comprenderlo en toda su complejidad. El pasado día 14 José Gemán dejó un comentario en éste lugar que, por creerlo de interes informativo, aquí os lo dejo:
“Después de algunas semanas de ausencia en las que he estado trabajando en mi escrito, ahora tengo el gusto de compartirles mis novedades. Particularmente he propuesto un nuevo prólogo que a mi ver es interesante. He agregado también una cuarta parte donde concretamente hago alusión a una “visión de la tesis y su desarrollo a través de foros en internet” en página 94. Destaca en la página 143 mi punto de vista sobre “El valor de la crítica en internet”. Creo que estos comentarios relacionados con la crítica en internet, animará a no poca gente a realizar lo correcto a la hora de contribuir con sus puntos de vista en los diferentes foros existentes. Por ahora esta información la tengo sólo en el enlace http://www.wix.com/universounificado/particulaselementales. En los siguientes días se podrán revisar tanto en http://unigerman.wix.com/proton-electron como en http://universounificado.wix.com/gravitacion . Siempre me es grato comunicarle buenas nuevas, y este es uno de esos bellos momentos. Un abrazo para usted y todos los amigos de este magnífico blog de ciencias.”
Resulta que hasta el título de Universo lleno de galaxias… ¡Es acertado!
Todas estas cuestiones son desgranadas por José Germán que trata, de la manera más sencilla y limpia de exponer ante nosotros cuestiones del Universo, de la Naturaleza y también de nosotros en las que todos hemos pensado alguna vez y que, ahora él aquí, nos las brinda en una bandeja de plata para que las disfrutemos y, si podemos…que las comprendamos mejor.
Desde aquí, desde este humilme lugar, le damos las gracias por su contribución que hará posible ¿qué duda nos puede caber? que todos, sin excepción, hayamos podido aprender algunas cosas más que antes ignorábamos. Gracias amigo.
José Germán nació el 16 de abril de 1942 y es originario de Mexicali, Baja California, México.
PD.
Recomiendo la lectura de la totalidad de su Libro del que arriba sólo tenéis una reducida muestra.
May
31
“SABER QUE SE PUEDE, CREER QUE SE PUEDA”
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Colaboración ~ Comments (6)
Hoy día podemos considerar que existen dos posturas enfrentadas acerca del funcionamiento del Universo. Por un lado están los que piensan que el Universo es cómo es debido al azar y, en el bando opuesto, están los que consideran que existe un patrón oculto, una especie de imperativo cósmico que subyace encriptado en las leyes que rigen la naturaleza, la materia, los ciclos de los planetas o la vida en general.
Ambas posturas presentan sólidos argumentos a su favor, argumentos que aunque puedan ser criticados no por ello están exentos de razón. Los que dan crédito a la posibilidad del azar básicamente sustentan su opinión en el comportamiento que observamos en las partículas a nivel fundamental. En este nivel, que es el nivel al que se encuentran las partículas más pequeñas que podemos detectar, ciertamente todo parece regirse en base a la probabilidad. Los que opinan, por el contrario, que existe una especie de “orden implicado” básicamente basan sus creencias en la irrazonable efectividad que presentan las matemáticas para describir la realidad.
La analogía del relojero es un argumento teleológico que sostiene que el diseño implica un diseñador. Ha tenido un papel prominente en la teología natural y el “argumento del diseño”, donde se ha usado para argüir a favor de la existencia de Dios y el diseño inteligente del universo.(la imagen y el pequeño texto de abajo no pertenecen al trabajo original, y, sólo se añade para hacer más dinámica la lectura).
Ciertamente parece complicado conciliar ambas posturas. Si es cierto que existe una especie de “diseño inteligente” ¿Cómo podría éste basarse en el azar o la probabilidad? Pero si, por el contrario, todo se debiera al azar ¿Cómo explicamos que nuestras leyes universales se basen en criterios que involucran una lógica racional?
La única posibilidad de unificar ambos criterios sería aceptar que existe una manera de organizar el azar de forma racional, una especie de “principio cosmo-caótico” al que hizo referencia Celeb Scharf. Si esto fuera cierto simplemente implicaría que la lógica que subyace en el comportamiento de todo cuanto acontece en el Universo sería la más simple que cabría imaginar, dado que exigiría únicamente la combinación de dos elementos: uno y su opuesto, que es la única condición que permite o acepta el criterio del azar. En otras palabras, si pudiéramos unificar ambas posturas en una teoría global o unificada implicaría que lo imposible es la única posibilidad. Pues bien, de esta posibilidad es de la que vamos a hablar, de qué manera se puede “materializar” el azar.
Esta proporción ha fascinado desde hace siglos al ser humano, que lo ha considerado un indicador de la perfección y la estética.
Para ello utilizaré un patrón “oculto” que hace ya tiempo descubrimos en la naturaleza, tratando de seguir su rastro para ver dónde nos lleva. Se trata de la “Proporción Áurea”, a veces denominada “Divina Proporción”.
La proporción áurea es perfecta cómo ejemplo para explicar todos estos aspectos tan contradictorios de la naturaleza y de paso entender la esencia de una teoría unificada. Esta relación puede describirse tanto de forma física como de forma matemática, es compatible con el criterio del azar y además representa un patrón organizado de comportamiento en sí misma. Es un patrón que además es independiente de la forma que tengamos de referirnos a él: es una proporción intemporal que ha existido siempre y siempre existirá. Si una civilización situada en el extremo opuesto del Universo la descubriera seguramente utilizaría una simbología completamente distinta de la nuestra, pero lo que nunca podría hacer es alterar su esencia. Se trata, por tanto, de un patrón tan universal cómo podría serlo la relación entre el diámetro y el arco de una circunferencia.
De acuerdo con el conocido físico y divulgador Paul Davies (la existencia de patrones intemporales de comportamiento) “(…) implica que las leyes del Universo han diseñado su propia comprensión y que la mente y el conocimiento no son más que subproductos derivados de su evolución”. Si esto fuera cierto implicaría necesariamente que las leyes universales que conocemos no sólo gobiernan nuestra existencia, sino que también gobiernan nuestros pensamientos (Se trata del conocido “Pienso, luego existo”). Este autor acaba su frase diciendo: “Esta es una asombrosa visión de la naturaleza, magnífica y estimulante en su majestuosa visión de conjunto. Espero que sea correcta. Sería maravilloso si fuera correcta. Pero si lo es, representaría un cambio en la cosmovisión científica tan profundo como el iniciado por Copérnico y Darwin juntos”.
Suele utilizarse el ejemplo de la reproducción de los conejos para explicar la proporción áurea, dado que fue el ejemplo que utilizó su descubridor, Fibonacci, para exponerla. Aunque serviría igual si utilizamos patos, seres humanos o partículas. Este pensador equiparó las virtudes matemáticas de la divina proporción con “Dios”, entre otros motivos porque en cualquier unidad de medida dada siempre habrá una proporción áurea implicada
Comencemos. Tomemos una pareja macho-hembra de conejos. Estos se encuentran, se gustan y sin más preámbulos llevan a cabo la fecundación. Al mes exacto del feliz encuentro dan a luz a una nueva pareja de conejos macho-hembra. Al final del primer mes, por tanto, tenemos dos parejas: una pareja adulta y una pareja de conejos bebe. Los conejos bebe han de esperar un mes para alcanzar la fertilidad y poder fecundar. La pareja adulta no se espera y el mismo día del feliz alumbramiento, haciendo honor a su fama, la hembra vuelve a quedarse preñada. Al final del segundo mes, por consiguiente, tenemos tres parejas: la pareja inicial, la pareja de bebes convertidos en adultos fértiles y la nueva pareja que acaba de nacer.
Si seguimos esta progresión al final del tercer mes tendremos 5 parejas, dos parejas adultas, una pareja que acaba de alcanzar la edad fértil, y dos parejas de bebes conejo que acaban de nacer. Al final del cuarto mes tendremos 8 parejas y así sucesivamente….
La relación que existe entre el número de parejas de un mes dado en comparación con el número de parejas del mes precedente es la que va componiendo progresivamente el valor que conocemos como proporción áurea o sucesión de Fibonacci (2/1, 3/2, 5/3, 8/5, 13/8, 21/13, etc….) Cada vez que una pareja alcanza la edad adulta una nueva secuencia comienza y se “entrelaza” con la anterior generación en el tiempo.
Bueno… pues ¡Manos a la obra!….
Vamos a empezar a “descomponerla”…
Comencemos eliminando los conejos de la sucesión. Aunque sean prácticos en el ejemplo no son necesarios; Cualquier pareja de elementos con la capacidad de auto-duplicarse a sí misma nos serviría.
Sigamos eliminando conceptos innecesarios. Eliminemos el factor-tiempo. En el ejemplo hemos utilizado la magnitud “mes” como periodo de fertilidad o duplicación. Pero la sucesión no cambiaría su aspecto si en lugar de un mes fuera un día, un simple segundo o incluso si la duplicación fuera casi instantánea.
Ahora podemos observar más claramente la simplicidad de su comportamiento: “Pasado un cierto tiempo (sea el que sea) tiene lugar la aparición de un nuevo elemento” ¡Ya está!, No hay más… ese es todo su “secreto”.
Parece sencillo ¿No es cierto? Pues bien, en la comprensión o el descubrimiento de este sencillo funcionamiento se asienta lo que conocemos como “mecánica cuántica”, basada en que cada cierto tiempo un electrón emite (de forma “espontánea”) un fotón. En terminología algo más técnica diríamos que las oscilaciones electromagnéticas se suceden de forma cuantificada (unitaria) y la energía implicada está directamente relacionada con la frecuencia.
¿Cada cuánto tiempo sucede esto? Lo cierto es que es difícil responder a esta pregunta porque no tenemos manera de cuantificar este suceso. Sabemos que ocurre de forma “casi” instantánea (si lo observamos a escala humana) pero no hay forma ni manera de establecer un criterio objetivo basado en el tiempo.
La única manera paralela que tenemos de hacerlo no es utilizando un criterio basado en el tiempo, sino utilizando un criterio basado en la frecuencia o la probabilidad. Si tenemos 137 electrones uno de ellos emitirá espontáneamente un fotón; Dicho de otra manera, la probabilidad de que se emita un fotón en un instante dado de tiempo es 1/137. A este cociente lo llamamos “Constante de estructura fina” y se trata de la constante más representativa de toda la física conocida. Aunque no lo parezca a primera vista este cociente es el resultado de mezclar tres constantes fundamentales de la naturaleza: la velocidad de la luz, la constante de Planck y la carga del electrón. Lo más sorprendente de esta constante es que no viene definida por ninguna unidad física de medida, es un simple número… ¡Sin más!
Sí, parece que todo es una aventura en el Universo
A veces se denomina “Constante de acoplamiento universal” y nos proporciona una referencia de lo milimétricamente diseñado que está el Universo, pues si su valor cambiara ligeramente no existiría el Universo cómo lo conocemos. Dada su independencia respecto del tiempo, su esencia continua inalterada: cada cierto tiempo algo pasa dentro del electrón y el resultado es que se emite (o absorbe) un fotón. Esta constante (como vemos) conserva la misma esencia en que se basa la divina proporción.
A esta actividad (no sabemos si frenética o no) que tiene lugar en los núcleos atómicos a veces se le denomina “Energía del vacío” (la energía que surge de la nada, la “Chispa de la Creación”) y básicamente implica que toda partícula en el Universo tiene literalmente una especie de” vida interior”, una vida que se expande en base a este movimiento de duplicación y que es el germen primigenio de lo que denominamos “Expansión del Universo”. Como sabemos gracias a Edwin Hubble el Universo se está expandiendo, lo que implica que las galaxias se alejan unas con respecto de las otras desde el principio de los tiempos. A veces decimos que la expansión del Universo no tiene sentido físico, dado que no sabemos lo que implica que tanto el espacio como el tiempo se estén creando en este mismo momento.
La imagen original era más atractiva pero, la página no la aceptó
Pero lo más sorprendente no es que este movimiento duplicativo o expansivo no tenga sentido físico, lo más sorprendente es que tan sólo podamos definirlo en base a relaciones numéricas. Pero incluso en este sentido este comportamiento guarda una extraña y misteriosa correlación con la “divina proporción” pues este patrón se basa también única y exclusivamente en relaciones numéricas.
Heisenberg, quien formuló la ley fundamental de la mecánica cuántica (que básicamente establece que un estado cuántico es indeterminado) solía decir que los átomos no son cosas, sino que son “tendencias” ¿Podemos aplicar también esta idea a nuestra mágica proporción? Pues resulta que sí, que también podemos hacerlo.
Aunque parezca paradójico la divina proporción es un teorema matemático (en el sentido de que sigue una regla de comportamiento) y no lo es al mismo tiempo. Un teorema podemos definirlo como una regla estática de equilibrio; Sin embargo dicha proporción es una regla dinámica, un valor que se va aproximando a él mismo a medida que vamos añadiendo más y más decimales a su valor. La divina proporción representa una tendencia, siendo ésta además una tendencia indeterminada, dado que se trata de una sucesión que nunca se acaba. De forma matemática la proporción áurea es una imposibilidad pero, sin embargo… ¡Ahí está!
Max Planck
Max Planck decía que: “La materia se origina y existe sólo en virtud de una fuerza que hace vibrar las partículas del átomo” refiriéndose a éste como el más diminuto de los sistemas solares. Poco tiempo después de sus descubrimientos los físicos comprendieron que las matemáticas que describen las frecuencias del sonido emitido por un tambor podían usarse también para calcular los niveles energéticos de vibración de los electrones en un átomo. El problema era descifrar la forma del tambor matemático que determinaba esos niveles energéticos del núcleo. La sorpresa fue descubrir que una función matemática creada por Riemann para tratar de cartografiar la distribución de los números primos coincidía a la perfección con las distribuciones que ellos buscaban. Resultaba que los “átomos de los números” y los “átomos de la materia” se encontraban sometidos a la misma distribución o a la misma estructura.
Cuando decimos que un patrón (matemático o no) es intemporal o independiente del tiempo también solemos referirnos a este hecho diciendo que la información que transmite tan sólo existe en un tiempo imaginario, una especie de plano temporal que opera en una dimensión no-material. El mejor ejemplo para describir esto lo encontramos en el teorema más famoso de la humanidad: el “Teorema de Pitágoras”. Dicho teorema, al margen de las aplicaciones prácticas que todos conocemos, establece una especie de verdad inmutable y universal: “Siempre que tengamos dos elementos absolutamente opuestos entre ellos, dichos elementos estarán relacionados”.
En el caso de la divina proporción esto no sólo es cierto, sino que dicha relación por si sola ya define la misma relación en que se basa el Teorema de Pitágoras. Y es que la divina proporción es el único valor matemático cuyo valor y su valor opuesto resultan ser el mismo valor; Algo aparentemente imposible, pero cierto.
El Teorema de Pitágoras es muy especial. No sólo por ser el único criterio capaz de unificar toda la geometría conocida, sino porque constituye la única regla de Entrelazamiento Dimensional entre dos elementos conocida en matemáticas. Es lo que se conoce como “Conjetura de Fermat” que (básicamente) establece que en el Universo matemático tan sólo es posible relacionar dos elementos opuestos entre ellos cuando los elevamos al cuadrado. Esta propiedad tan sorprendente es la base de lo que conocemos como “Ley de la Gravedad”, que dictamina que dos elementos tan opuestos entre ellos como son las masas y las distancias que las separan coinciden en una dimensión diferente: la dimensión de los cuadrados de sus elementos.
De hecho, la relación de los cuadrados está presente en todos lados donde hemos podido encontrar un patrón de comportamiento. La ondulatoriedad en mecánica cuántica se basa en el cuadrado absoluto de la función de onda, la fuerza electromagnética se debilita en proporción inversa al cuadrado de la distancia entre dos fuerzas eléctricas; Incluso los planetas dan vueltas alrededor del Sol en tiempos cuyos cuadrados son iguales a los cubos de sus distancias.
Pero… ¿Qué sentido físico tiene la elevación al cuadrado? Lo cierto es que tampoco lo sabemos porque queda literalmente en una dimensión diferente. Nuestra capacidad de captar el mundo a través de los sentidos es lineal, de la misma forma que lo es nuestra forma de pensar. No podemos pensar en dos cosas al mismo tiempo y por este motivo la única operación lógica que puede hacer nuestro cerebro es “triangular”.
Las coincidencias son sorprendentes. La proporción áurea es el único valor que incorpora automáticamente una dimensión matemáticamente posible, pero físicamente inexistente. Se trata de un valor doblemente irracional, no tan sólo por incorporar el infinito en su formulación, sino por incorporar también el plano imaginario, que es precisamente el plano que da sentido a la descripción probabilística del mundo a nivel cuántico o fundamental.
Como indican los controvertidos físicos y gemelos Bodganov: “Los grandes teóricos de los números están convencidos: en el corazón de estas series interminables, en esos miles de millones de cifras que giran en el infinito hay un secreto. Una clave que, abriendo las puertas del infinito, nos hace regresar al cero. Y por tanto a la creación del Universo”.
No podría estar más de acuerdo. Es más, creo que es cierto y que existe una demostración maravillosa al respecto. A fin de cuentas, si es cierto que el Universo se basa en la probabilidad, tan sólo es cuestión de tiempo que lo imposible se haga realidad.
Ricard Jiménez