Oct
20
El estado inverso II
por Emilio Silvera ~
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Si, en definitiva, un estado se establece para la pervivencia y el desarrollo de sus ciudadanos, sería lógico que éstos no dejasen de ser sus propios dueños y guías. El proveerse de unas normas, es necesario al individuo para su protección ante los otros y procurar que los frutos de la cooperación no les sean escamoteados. Por eso, la forma primaria de ley habría de arrancar del ciudadano, que experimenta su déficit en las propias carnes; consensuarse luego con sus íntimos, de éstos con el círculo de residencia, municipio… región… y las instancias que fueran precisas, hasta la generalidad más amplia; pero no a la inversa. En el camino quedarían aquellos supuestos que por peculiares sólo se apropian a un grupo o un territorio. Qué mejor reconocimiento que el de igual a igual. Que el papel del ciudadano no quede reducido poco menos que al de votante, y ello, sólo en periódicas ocasiones. Por su falta de concreción, el principio de igualdad que el estado salvador y omnipresente pueda dispensarnos, será impreciso. Y habrá quien no desee igualarse a nadie, ni quiera ser más ni menos, sino el resto: particular y distinto, y desde ahí, que corra de su cuenta; o quien no
tolere una mínima desventaja con su semejante, que de todo hay.
Las tres dimensiones humanas: consumista, social y privativa, en cuanto a la consideración íntegra del individuo, se satisfacen de una manera pancista. Tanto más en el consumo, tanto menos en la vida propia y las aspiraciones personales. En cuanto a su dimensión social, ni mucho ni poco sino en apariencia.
Cómo conjugar bien común y propio, o lo que es lo mismo, necesidades en general y particulares.
El flujo del poder y mando mejor cumpliría, no desde una instancia superior e impersonal; no como la del estado hacia sus súbditos, sino elevándose de forma progresiva, desde el individuo a la comunidad. Pretencioso tal vez. No obstante, para el logro de una meta así, existe un poderoso instrumento, la educación; y junto a ella, la convivencia real, confraternizada, de los pequeños ámbitos. El hombre íntegro, ni más ni menos. Aquel que se hace cargo de sí mismo y de su existencia, y que es capaz de enfrentarse a su propio destino. Este hombre no se dejaría arrastrar por otros porque no sepa o no confíe en sus propias fuerzas. Y es del trato y el roce de cada día, de donde surgen tanto la comprensión y la sinergia como el sentir común. Antes se confraterniza con alguien próximo que con el extraño, por muy socio que sea. El principio de igualdad entonces, será consecuente y espontáneo, no una engañifa. Pues quién desea que en su trato de cada día lo discriminen.
Así pues, la igualdad práctica nunca será una imposición inconcreta desde arriba, sino la consecuencia de la actividad ciudadana y sus relaciones. No es lo mismo. Es de aquí, de donde el tópico igualitario derivaría, por el roce y la comprensión, hacia la equidad. Pues nada es más justo que el merecimiento de las propias consecuciones. Sin embargo, nadie ignora, que la competitividad libre y las capacidades de unos, bien podrían dar al traste con las expectativas e incluso la supervivencia de otros. Es por ello que se plantea “lo social” como problema. El grupo asociado lo es, si comporta derechos y deberes para con sus socios. Sin embargo, no todos cumplimos las obligaciones con la misma eficacia o de tan buena fe. No por ello, a tales, se les excluiría de los correspondientes derechos de forma tajante. Se hace necesario un nivel de bienestar suficiente que garantice la supervivencia común y una vida digna para todos. De qué servirían si no tanto estado y tanta gaita.
Que la sociedad se establezca, viene a significar, como la ampliación del individuo en sus semejantes, de tal manera, que figuradamente, nuestro yo se multiplica. El grupo viene a ser como un organismo vivo cuyas células son sus socios, y que como en él, todos comparten la común vivencia.
Decimos por tanto que la sociedad es, como la suma de esos componentes particulares que somos todos. Sólo, que ella en sí no es pensante, y sí los individuos que la componen. No podemos hacer la comparación entre la sociedad y nuestro organismo sin esta salvedad. Ocurre, que nuestro pensamiento (nuestro sistema nervioso en general), nos gobierna, como a seres vivos que somos, a nuestra forma; sin embargo para la sociedad la cosa cambia. Seguimos siendo cada una de sus células los pensantes, y nos regimos con raíces propias. El estado sólo habría de ser el ámbito de encuentro y nuestro seguro. Y es que no se establece de una forma natural e imprescindible como nuestro organismo sino acomodaticia. Es la estructura humana que nos permite paliar las limitaciones en una sociedad que nos desborda: el macro grupo. Pero no puede ignorarse al micro grupo o al grupúsculo.
La dicha ampliación del yo con nuestros semejantes sólo será efectiva, reconfortante y auténtica, por un convivir pleno, en el “estar” junto a los otros, una puesta en común con los cotidianos. Nuestro círculo de convivencia se agrandará por donde quiera que vaguemos según y cómo, pero siempre será limitado.
La solidaridad, el querer, el compañerismo, la fraternidad en suma, no nacen simplemente del pensamiento o por una lejana información o referencia. Necesitamos la presencia real del otro y el verdadero intercambio comunicativo. Sin convivencia, ponerse en el
lugar de alguien y comprenderlo es difícil. No sentirás el yo de tu semejante como si fuera el propio y sus penas o alegrías las verás de lejos.
Bien será que el estado sea garante de las particulares relaciones de sus súbditos, pero los sentimientos de solidaridad, la igualdad, la tolerancia y la colaboración, no pueden sembrarse desde un poder delegado y esperar que arraiguen. El sentir surge con espontaneidad de las vívidas relaciones que son sus fuentes; lo otro será tan idealista como un amor platónico.
En este punto, la educación se hace imprescindible y aun decisiva, pues capacita al humano para entenderse y entender a los otros. Será el hombre integro, como ya dijimos, el capacitado para la convivencia. En su defecto, siempre será posible una aproximación progresiva. La perfección no existe.
Que los individuos, como tales, ejerzan el poder, no significa, que los poderes delegados y las instituciones no existan. Se refiere, a que la ciudadaníagobernase a la par con éstos. O lo que es lo mismo, como si dijéramos, en democracia directa; una participación real de todos en la cosa pública.
Cualquier opinión puede ser valiosa, y de gran valer, si habitual y espontánea. No es razonable, que el ciudadano, el actor de la sociedad, no tenga más cometido de gobierno que el de votar a uno de los candidatos cuando se le solicita y apenas si otra participación hasta la nueva consulta.
Si se vota y después nos desentendemos, pasan cosas desagradables y abusos de poder
La ciudadanía no ha de otorgar el poder a los que gobiernan y desentenderse, debe ejercerlo con ellos. O sea, ejercer su derecho a voz y voto en las decisiones. De tal manera, estaría presente en sus foros, aun en la distancia, e incluso físicamente; de forma limitada en ese caso como es obvio.
En este punto, vienen al pensamiento, esos programas de radio y televisión a los que se puede llamar y expresar opiniones. Medios hay para que algo así pueda establecerse para las cámaras de representación o cualquier otro foro por el estilo. Nos referimos a la informática y los medios de comunicación. Obviando los problemas técnicos, tal alternativa es posible. Sus señorías ya no andarán perdidos entre nubes teóricas de una cierta irrealidad e intereses partidistas. Con la intervención del ciudadano, el legislativo, el ejecutivo y hasta el judicial, irían con los pies en el suelo del sentir real que los hacedores reales del estado, que somos todos, expresaran.
Que deleguemos en otros la ejecución de nuestras decisiones no quiere decir que decidan por nosotros. Es ese el sentido estricto del sistemademocrático, como una concatenación de ámbitos en que el individuo expresaría su voluntad de forma continua. Desde su familia y localidad hasta el propio gobierno. Todo ello a través de la representación; por la cual, teóricamente, la voluntad local subiría a las más altas instancias. Lo peor es que hay muchos intereses de por medio: los partidos políticos, los grupos de presión, las mayorías intermedias y un largo etcétera, que hacen que la fórmula no sea efectiva. En la práctica, es el gobierno de turno, aun prescindiendo de gran parte de los seguidores, quien impone su voluntad, aun suponiéndola justa. El ciudadano queda a su merced, para, solo, aguantar marea.
Cada vez más, los medios de comunicación posibilitan el acceso del ciudadano a cualquier instancia, sin que ello suponga gran merma en sus quehaceres ni le exija ser muy avezado.
Bien fácil resulta que desde su casa, por medio de la televisión, la radio… teléfono, redes… cualquier persona pueda seguir aquello que se dilucida en los grandes, o no tan grandes, foros. Tampoco es difícil pedir su sufragio u opinión a través del teléfono o de Internet pongamos por caso. Y naturalmente que su voto, para cuestiones no triviales, habría de ser auténtico y veraz.
Sería auténtico, si para la votación cada uno de los sufragistas recibiese una especie de cuestionario, único e intransferible, que el superordenador del estado elaboraría al azar. Dichas cuestiones, sencillas, si no triviales, no tendrían otro objeto que asegurar, si el individuo en cuestión sabe de qué va el tema y que su voto no contradice sus propias estimaciones.
Por veracidad entendemos, que el voto de cada uno sea cierto e inviolable. En cuanto que las votaciones fuesen simultaneas para todos y en tiempolimitado, nadie se ocuparía en votar por nadie pues malgastaría la ocasión propia. Y cómo identificar al votante. Que su propio aparato receptor leyese la huella digital, el iris o cualquier otra característica única.
De todas formas, habrá quien no esté capacitado para cuestiones así. No obstante esta modalidad de votación no sería decisiva. Por lógica los doctos serán los profesionales de la política, o así debería ser. El porcentaje válido para ambos en el recuento no excederá como mucho de la mitad. No es pedir demasiado.
Finalmente, sabido es, que los programas, los planes de gobierno y hasta las leyes, no siempre aciertan. Suele ocurrir también, que aquello que se vota, o no se lleva a cabo o fracasa estrepitosamente; que mil y un decretos y actuaciones no llegan a buen puerto.
Bueno sería que, previamente, alguien se encargase de prever la viabilidad de tanto proyecto, para en su caso darles o no vía libre. Claro que un estudio de este tipo habría de ser lógico. Como un problema de matemáticas, o casi. Irrefutable. ¿Y dónde guarda el estado la información más completa y precisa que valga a este cometido? En su Administración. Es ésta la fuente más abundante y segura, no sólo de su economía sino del potencial humano y sus recursos.
Hablaríamos entonces de un cuarto poder; y no nos referimos al de los medios de comunicación. Un poder independiente, a la par que el legislativo, el ejecutivo y el judicial. El poder lógico. Que como de la Administración se trata, sus específicos integrantes serían funcionarios, de carrera y por oposición como corresponde. Su finalidad sólo esa, la revisión de proyectos. Cualquiera de sus estudios sería vinculante, salvo por imprecisión o ambigüedad. Impugnables por otros todos ellos, no importa de quien, si ofreciesen una resolución más factible y razonada, como corresponde a su naturaleza.
Naturalmente que para una función así sólo cabe la lógica. Lógica matemática, estadística, silogística…
Si se hicieran concesiones a la subjetividad o las querencias, apaga y vámonos.
Pero después de todo, si la mayoría no se diese por enterada, de qué valen las “recomendaciones lógicas”. Para qué más molestia. La mayoría “nunca pierde la razón”.
Las ideas Cisma
Según la segunda ley de la Termodinámica, el sentido de evolución de un sistema cerrado (Tal como el Universo en su conjunto), va, del orden hacia el desorden, según lo que se denomina el incremento permanente de entropía. Sin otras consideraciones y suponiendo que no existan otros cosmos, ni que éste que nos toca sufriese alguna transformación impredecible, así queda establecido. Sin embargo, la biología parece que burle este principio, y a contra corriente, consiga, que sus sistemas vivos se organicen cada vez más. Mas sólo es una apariencia. Un oasis en el desierto que permanece, pero sin otro destino final que el de su entorno. Quizá la inteligencia sí que pudiese romper el fatídico proceso si encontrara cómo soslayarlo. Puede que la especie sobreviviera en “su hábitat” protector, si no para siempre, sí “una eternidad de bolsillo”. Pero a fin de cuentas sólo significaría la postergación de lo inevitable, y tan lejos queda algo así, que por la simple probabilidad fenecería en el intento. ¿Qué nos importa a nosotros en nuestra limitación, y ni siquiera a esos ínclitos descendientes futuros, si su tiempo también devendrá a relativo y el remate será el fin? O tal vez no, quien sabe. Hay quien afirma, y lo demuestra, que la información, la estructura metamórfica de cada ser permanecerá, y que, pese a toda transformación presente o futura será recuperable cuando las condiciones propicias ocurran. Por ejemplo, el más desastroso entre los fenómenos del Universo, el llamado agujero negro, engulle cuanto le rodea y nada escapa a su voracidad. Tras el proceso sólo resta en su interior el detritus más consumado. Casi una nada compacta. Sin embargo aun allí la información preexistente persiste. A lo mejor, “los prolegómenos de un otro Big Ben”.
¿Quién habrá pasado por aquí?
¿Adónde vagarán las consecuencias de nuestra acción al paso del tiempo? ¿Qué es de la huella de nuestros actos que se desvanece? ¿Qué de nuestros particulares campos magnético—eléctricos, o las ondas energéticas de nuestras vísceras? ¿En qué desintegración se integrarán nuestros despojos? Porque no cabe duda que cada acción deje tras ella su propio sello. ¿Toparán por el devenir con el certero decodificador que pueda detectarlos y los reintegre a su causa como forma de vida? ¿O ni siquiera tanto será imprescindible? Pudiera ser; cosas peores se han visto; si no, y sin ir más lejos, qué decir del milagro, de lo maravilloso, de nuestra propia existencia. Desde luego, si ello no ocurre, por falta de tiempo no ha de ser. Y al cabo, qué más da morir un segundo que todas las eternidades juntas y otras tantas. Será un instante.
Pero una cuestión así, tan lejana e inconmensurable, bien puede esperar. Bajemos pues de las alturas y abdiquemos, que más vale pájaro en mano que ciento volando. Y de no perder el hilo, mejor fuese pegar hebra, que si no hay mal que cien años dure, ni bien que los pare, promediemos los dos impostores, no sea que, de sobrecargados, fenezcamos a la mitad por no echar cuentas.
La cuestión no es obvia: ¿Por qué en el sistema democrático, el estado de la igualdad y las libertades por antonomasia, persiste el adoctrinamiento? ¿O es que en el fondo, tal vez pretendemos, que el fin democrático sea el triunfo de una ideología?
No es lo mismo la puja espontánea de los pensamientos que avalar sin reservas a uno o algunos, prendados quizá de su hermosura. La panacea aparente puede encandilarnos de forma tal que sea difícil no caer en el proselitismo. A fin de cuentas esto son y no otra cosa los afamados “ismos”. Esas parcelaciones del pensamiento, tan abundantes, que no por sernos útiles nos serán imprescindibles. Superables por tanto.
Agnosticismo, Ateísmo, Cristianismo, Deísmo, Budismo, Socialismo, Comunismo, Capitalismo, Liberalismo, Marxismo… y el largo etcétera; tan largo, que quizá acertásemos con descubrir un nuevo “ismo” como la denominación de origen. No sería complicado. ¿Por qué no “miopismo”? Pues qué cortas miras las nuestras para quedar varados sin consideración en sólo uno o algunos de tantos pensamientos posibles y sus matices. Y qué apocadas condiciones nos constriñen, que sólo la facción o el grupo nos vitaliza. Ciertamente, tal cantidad de posturas y sus expresiones, denotan nuestra multiplicidad y su riqueza, pero también nuestra miseria y egoísmo. Y ello es más cierto, si consideramos que la idea, por su no concreción, nunca será absoluta; lo que tampoco contradice su oportunidad o su adecuación transitoria. He aquí, en boga como siempre, el mejor de los ejemplos: Libertad, Igualdad, Fraternidad. La concreción ilustrada. Consideremos: principio y fin, nacimiento, vida, muerte… realidad, ser, existir, nada, todo…; son estas, conceptuaciones evidentes en si mismas, axiomáticas. Sin embargo la triple proclama, con ser certera, es tan maleable como la vida misma. Y es lo lógico.
De los tres conceptos antedichos, quizá sea el tercero, la fraternidad, el precedente de sus hermanos. Esa hermandad, de raíces biológicas nada menos, es innegable. Aunque eso sí, algo imprecisa, por cuanto más abunda el pariente que el hermano, y la especie queda disgregada y diversa “en su irremediable grado de entropía”. Pese a ello, en ese azarado sentir común la igualdad podrá efectuarse si efectivamente se formatea con la convivencia. O al contrario quizás. No obstante, en el simple asociacionismo, a secas, la lógica de igualación requiere necesariamente de su otra hermana, la libertad.
Pero la libertad, el fundamento de unas relaciones justas e igualitarias, paradójicamente, como condición primera no llega a tanto. En esencia la libertad como primigenia no puede darse. Huelga decir por que. Y sólo el espíritu podría ser libre. Vete a saber.
No es extraño entonces, que sobre los “tres conceptos clave de la convivencia” recaigan tantas consideraciones como doctrinas. Por entonces, cuando el triple considerando vio la luz, ni su impulsor ni sus promotores tuvieron a bien explayarlo, hasta, por ejemplo, la cooperación, la superación, o la individualidad del raciocinio; no tanto hasta la equidad, que habría de ser evidente. Pero así queda en honor a sus loables intenciones y la concreción. Claro, el resto queda implícito y se sobreentiende, se dirá; que a buen entendedor pocas palabras bastan. Y así es admitido. Aunque mejor se pensase que la triple proclama era proclive a las reivindicaciones concretas que la exigían sin más. Pese a todo permanece en el tiempo, casi definitiva, como el abc, como el alfa y el omega, y va para tres siglos. A más abundamiento anda manida, cuando no sesgada, por estos, esos y aquellos. Hay quién hace de la libertad su bandera. A otros la igualdad los comanda. Y cómo no, la fraternidad es traída y llevada como el cofre de los tesoros; no es para menos, pero ya tanto… Y ojo, todo ello a su forma y según: con la conveniencia extendida o como resulta empecinada de una obsesión añeja que no por legítima sea eficaz. Un tándem “cuasi cómodo” pero inestable, y al que solamente salvará el soporte definitivo, una razón común, la lógica universal. Casi nada.
Las doctrinas se perpetúan convictas de la memoria, igual que una vocación. Como paños calientes al trauma infantil fosilizado, o bálsamos de atroces vivencias, que hacen que la libertad del individuo no sea. Y es que sin esa comunión razonable, sólo se puede ser libre entre los estrechos márgenes de la ideo endogamia, tras la virtualidad de una memoria remanente, e incluso, según los dictados de una retro genética. Para qué decir de los yugos circunstanciales. Claro que no, no es más libre nuestra libertad que nuestra inteligencia, y somos tan poca cosa, que decir sí o no, se nos viene apuntado, y aun creemos que sea por nuestro concurso.
Ser libre, no aferrarse a nada
Quizá no haya mejor ideología que ninguna. Aferrarse a la idea huérfana, desvincularse del contexto universalista, será provechoso, por perseguir una obsesión o una injusticia, pero también como forma de suplir cierta pereza filosófica y no querer entenderse con los contrarios. Cosa distinta será marcarse las pautas al abrigo de la lucidez común y compartida. Caminar abriendo el camino, porque sólo el ahora es presente y su pasado un futuro caduco. Eso sí, confiados en la única verdad en candelero, la de nuestra evolución. Y es que los atributos humanos nunca serán conclusos. Como todo, sus formas de ser están en el cambio, pues nada permanece. Pobres de nosotros, si pensásemos, que nuestra razón, nuestra lógica, es indeleble; como un absoluto; la única diosa incontrovertible. Mas, si su evolución persiste, a poco, tan tosca parecerá en el grado presente como el utensilio de piedra ante el robot o las garras de nuestros ancestros reptiles comparadas a nuestras manos.
Nadie espere que la parte se imponga al todo y así permanezca, pues sus impulsos rectores también los abarca.
Autor:
Fandila Soria Martínez
Oct
15
Distancias inalcanzables… de forma física
por Emilio Silvera ~
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En el espacio exterior, el cosmos, lo que conocemos por universo, las distancias son tan enormes que se tienen que medir con unidades espaciales como el año luz (distancia que recorre la luz en un año a razón de 299.792.458 metros por segundo). Otra unidad ya mayor es el pársec (pc), unidad básica de distancia estelar correspondiente a una paralaje trigonométrica de un segundo de arco (1”). En otras palabras, es la distancia a la que una Unidad Astronómica (UA = 150.000.000 Km) subtiende un ángulo de un segundo de arco. Un pársec es igual a 3’2616 años luz, o 206.265 Unidades Astronómicas, o 30’857×1012 Km. Para las distancias a escalas galácticas o intergalácticas se emplea una unidad de medida superior al pársec, el kilopársec (Kpc) y el megapársec (Mpc).
Para tener una idea aproximada de estas distancias, pongamos el ejemplo de nuestra galaxia hermana, Andrómeda, situada (según el cuadro anterior a 725 kilopársec de nosotros) en el Grupo local a 2’3 millones de años luz de la Vía Láctea.
¿Nos mareamos un poco?
1 segundo luz | 299.792’458 Km |
1 minuto luz | 18.000.000 Km |
1 hora luz | 1.080.000.000 Km |
1 día luz. | 25.920.000.000 Km |
1 año luz | 9.460.800.000.000 Km |
2’3 millones de años luz | 21.759.840.000.000.000.000 Km |
¡Una barbaridad!
Andrómeda, la hermana mayor de la Vía Láctea, situada a 2,3 años-luz de nosotros, viaja en nuestra dirección a una buena velocidad. Sin embargo, se calcula que nos no llegará hasta nosotros hasta dentro de unos pocos miles de millones de años, casí cuando el Sol esté agotando su combustible nuclear de fusión para convertirse en una Nebulosa planetaria con una enana blanca en su centro.
Ahí tenemos la imposibilidad física de viajar a otros mundos, y no digamos a otras galaxias. Las velocidades que pueden alcanzar en la actualidad nuestros ingenios espaciales no llegan ni a 60.000 Km/h. ¿Cuánto tardarían en recorrer los 21.759.840.000.000.000.000 Km que nos separa de Andrómeda?
Incluso el desplazarnos hasta la estrella más cercana, Alfa Centauri, resulta una tarea impensable si tenemos en cuenta que la distancia que nos separa es de 4’3 años luz, y un año luz = 9.460.800.000.000 Km.
¿Qué es Alfa centauri?
Alfa centauri es un sistema estelar formado por tres estrellas y que están muy cercana al sistema solar, de las tres dos de ellas se encuentra separada 23 veces por encima que existe entre la distancia dede la tierra al sol, estas corresponden a Alfa Centauri A y a Alfa Centari β y la tercera y ultima de este sistema estelar se le llamo Próxima Centauri, es una enana roja y es la que esta mas cercana a la Tierra.
Con las posibilidades actuales, viajar hasta Alfa Centauri nos llevaría 30.000 años. En un viaje tripulado, soportarían los humanos tal aventura? ¿Qué adelantos necesitaría la nave para poder realizar tal hazaña con algunas garantías? ¿Cuantas generaciones de los viajeros tendrían que transcurrir hasta llegar al destino?
Muchos son los que han querido imaginar como viajar más rápido que la Luz… ¡Sin superar su velocidad! Todos sabemos, como nos enseñó la Relatividad Especial de Einstein que, la luz, nos marca el límite de la velocidad que se puede alcanzar en el Espacio. Nada podrá nunca viajar más rápido que la luz en el vacío, es decir, más rápido de 299.792.458 metros cada segundo. Y, se idean otras formas para poder burlar ese límite y llegar antes que la luz a un determinado lugar. Hasta que no se busque la manera de esquivar la barrera de la velocidad de la luz, los viajes a otros mundos (fuera del sistema solar) están algo complicados para nosotros.
La única ventaja a nuestro favor: ¡EL TIEMPO! Tenemos mucho, mucho tiempo por delante para conseguir descifrar los secretos del hiperespacio que nos mostrará otros caminos para desplazarnos por las estrella que, en definitiva, será el destino de la humanidad.
Imaginamos que algún día, las naves espaciales viajaran por el Hiperespacio. ¿Qué es el Hiperespacio?
Nuestro Sol, antes de que pasen 4.000 millones de años, comenzará una transición de fase que, de estrella en la secuencia principal de HP, pasará a su fase terminal convirtiéndose en una Gigante roja…
que, eyectará sus capas exteriores al espacio interestelar formando una Nebulosa planetaria…
y, la estrella, exenta de la energía de fusión, quedará a merced de la fuerza de Gravedad que la comprimirá hasta límites de una densidad que sólo podrá ser frenada por la degeneración de los electrones. En ese punto, volverá el equilibrio entre dos fuerzas y el proceso se parará dejando una…
enana blanca con un radio parecido al de la Tierra y una densidad de 109 Kg m3.
Antes de que todo eso llegue, tenemos que tener en cuenta que habrá que salvar otro gran escollo que se nos viene encima (nunca mejor dicho), ya que, la Galaxia Andrómeda viene hacia La Vía Láctea a razón de 400.000 de Km/h y,
¿Quién pudiera estar observando el acontecimiento que, fusionará las dos grandes galaxias del Grupo Local hasta convertirlas en una elíptica gigante. ¿Qué será de nuestro Sistema solar? ¿Qué nueva situación le espera? ¿Quedará (como ahora lo está) en una zona apacible?
aproximadamente en unos 3.000 millones de años la tendremos, irremediablemente, colisionando con nuestra Galaxia, con lo cual, las fuerzas de marea que esas enormes masas puden producir, son de impensable magnitud y, el desenlace tardará varios millones de años en finalizar hasta que de las dos grandes Galaxias del Grupo Local, sólo quede una enorme galaxia elíptica y, en el proceso, habrán nacido un sin fin de nuevas estrellas, otras habrán sido despladas de su regiones y lanzadas a distancias enormes, algunas habrán podido colisionar y, en definitiva, lo que allí pueda ocurrir en el futuro lejano, es de incalculable trascendencia para la Humanidad (si aún sigue aquí para ese tiempo).
Sí, existen muchos lugares a los que, cuando llegue el momento podremos viajar. Sin embargo, necesitamos muchos más conocimientos de los que actualmente tenemos para poder realizar esos viajes “imposibles” en las actuales circunstancias. Estamos comenzando, ahora, a poder realizar los primeros intentos de salir al Espacio, y, para cuando realmente podamos efectuar viajes espaciales, habrán pasado muchos, muchos, muchísimos años. No quiero mencionar, lo que podríamos tardar en dominar viajes hiperespaciales a velocidades hiperlumínicas. Claro que, la imaginación humana es… ¡”infinita”!
Mundos similares a la Tierra que, sólo en nuestra Galaxia los hay a miles
Si esto es así (que lo es), tenemos una buena excusa para pensar en posibles modos de escapar hacia otros mundos lejanos en los que poder asentar a la Humanidad lejos de esos acontecimientos de magnitud (para nosotros) infinita y contra los que nada podremos hacer, excepto, si podemos y buscamos el medio… huir a otros lugares más seguros.
Si, las distancias que nos separan de esos otros mundos parece una barrera difícil de franquear, y, sin embargo, tengo una gran esperanza puesta en que, la Humanidad, la inteligencia de los seres que la compone, y, sobre todo su imaginación, con el tiempo por delante tendrá la oportunidad de buscar esas difíciles soluciones que posibiliten nuestro traslado a las estrellas lejanas.
Para lograr eso, con nuestras limitaciones actuales, no tenemos más remedio que valernos de sondas robotizadas y, en el futuro, serán perfectos robots humanoides que, no tendrán ninguna de nuestras barreras para deambular por el Espacio Interestelar y visitar esas regiones lejanas en las que, posiblemente, se encuentren los planetas idóneos para habitats de seres como nosotros.
Esas son, en realidad, las miras que están puestas en todas esas misiones enviadas a las lunas y planetas cercanos para estudiar su entorno, la atmósfera, la superficie y las radiaciones. Se trata de ir conociendo el entorno y, con los adelantos tecnológicos que ahora mismo tenemos, se hace lo que se va pudiendo y, cada día, se avanza un paso más a la búsqueda de esas soluciones que, ese día muy lejano aún, llegará la debacle a la Tierra y, para entonces, no podremos continuar aquí. La única solución: Escapar a otros mundos.
emilio silvera
Oct
1
¡Inexorable paso del “Tiempo”! ¿Qué será el Tiempo?
por Emilio Silvera ~
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El final de todo llegará y aunque tenemos datos para saber cómo podría ser… ¡Está lo impredecible!
“Dentro de miles de millones de años a partir de , habrá un último día perfecto en la Tierra… Las capas de hielo Ártica y Antártica se fundirán, inundando las costas del mundo. Las altas temperaturas oceánicas liberarán más vapor de agua al aire, incrementando la nubosidad y escondiendo a la Tierra de la luz solar retrasando el final. Pero la evolución solar es inexorable. Finalmente los océanos hervirán, la atmósfera se evaporará en el espacio y nuestro planeta será destruido por una catástrofe de proporciones que ni podemos imaginar.”
Eso nos decía Carl Sagan pensando en ese tiempo que llegará, nuestro Sol, agotado su combustible nuclear de fusión, se convierta primero en gigante roja y en enana blanca después. El Sol crecerá tanto que su esfera se hinchará como un gigantesco globo rojo hasta engullir a los planetas Mercurios y Venus quedando muy cerca de la Tierra.
Lo que entonces pueda quedar… ¿Qué importa? Ya no estaremos aquí
Es bueno el ser humano que sepa el por qué de las cosas, que se interese por lo que ocurre a su alrededor, por su planeta que le acoge, por el lugar que ocupamos en el universo, por cómo empezó todo, cómo terminará y qué será del futuro de nuestra civilización y de la Humanidad en este universo que, como todo, algún día lejano del futuro el tiempo inexorable, llevará al final de sus días.
El fin del universo es irreversible, de ello hemos dejado amplio testimonio a lo largo de muchos trabajos, su final estará determinado por la Densidad Crítica, la cantidad de materia que contenga nuestro Universo que será la que lo clasifique como universo plano, universo abierto, o universo cerrado. En cada uno de estos modelos de universos, el final será distinto…, claro que para nosotros, la Humanidad, será indiferente el modelo que pueda resultar; en ninguno de ellos podríamos sobrevivir cuando llegara ese momento límite del fin. La congelación y el frío del cero absoluto o la calcinación del fuego final a miles de millones de grados, acabarán con nosotros, si para entonces, estuviéramos aún por aqui (que no es probable).
Para evitar eso se está trabajando hace décadas. Se buscan formas de superar dificultades que nos hacen presas fáciles de los elementos. La naturaleza indomable, sus leyes y sus fuerzas, hoy por hoy son barreras insuperables, para poder hacerlo, necesitamos saber.
El saber nos dará soluciones conseguir más energías, viajar más rápido y con menos riesgos, vivir mejor y más tiempo, superar barreras hoy infranqueables como las del límite de Planck, la barrera de la luz (para poder viajar a las estrellas) y el saber también posibilitará, algún día que nuestras generaciones futuras puedan colonizar otros mundos en sistemas solares de estrellas lejanas, viajar a otras galaxias y, ¿por qué no? ¡viajar a otro tiempo! Y, finalmente, viajar para escapar de nuestro destino…, ¿a otros universos?
Sí, los mundos descubiertos son muchos y, con posibilidades de habitabilidad pero, ¿Cómo llegamos allí?
La imaginación es libre y nunca hemos dejado de soñar con lo que podría ser. Si profundizamos mucho en el conocimiento de las cosas, si llegamos a comprender que no sabemos, si somos conscientes de que nuestro destino es el de una búsqueda “eterna”, y, no dejar nunca de plantear preguntas que nadie sabe contestar, entonces, al tener claro todo eso, podremos quedar tranquilos dejando que el “Tiempo” transcurra al saber que todo llegará, no importa las prisas que nosotros tengamos, todo tiene su momento y todo estará donde tiene que estar en el lugar y en el tiempo adecuado, el que la Naturaleza ha elegido para que así sea.
Mientras tanto, el tiempo pasará y nosotros nos iremos para que otros puedan venir. Como pasa con las estrellas, es necesario que unas mueran para que otras nuevas surjan con nuevos brios y nuevo fulgor, dado que las que se van agotaron su tiempo y sus energías y, en un Universo dinámico en el que todo se mueve, las cosas -también las animadas que tienen vida propia-, tienen que cambiar y renovarse.
Somos Naturaleza y, algún día, nos fundiremos con ella. Estamos hechos de luz y hacia ella iremos cuando no existan las distancias y podamos estar en cualquier parte del Universo… ¡Será por soñar!
Me gustaría creer que nuestra especie, que la Humanidad, tiene que cumplir su destino, primero en las estrellas lejanas, en otros mundos dentro y fuera de nuestra galaxia, y después…, ¿quién sabe? Incluso alguna vez he pensado que podríamos llegar a un estadio del conocimiento que nos fundiera con la Naturaleza convertidos en luz que, según creo, es el estado puro de la materia, en la luz están las respuestas de muchas de las cosas que incansables buscamos. Las respuestas, como siempre están escritas en el “tiempo” que vendrá.
Nos referimos al tiempo en múltiples ocasiones y para distintas situaciones y motivos, como al referirnos a la duración de las cosas sujetas a cambios, época durante la cual ocurrieron unos hechos, edad de los objetos, estación del año, el período de vida de alguien desde que nace hasta que deja de existir, ocasión o coyuntura de hacer algo, cada uno de los actos sucesivos en que dividimos la ejecución de un , y otros mil temas que requieren la referencia temporal. Y, a pesar de que le podamos dar tantas aplicaciones… ¡No sabemos lo que es!
Dicen que va unido al espacio. Pero, también que es relativo. Pero, también que es una abstracción y que no existe en realidad. Pero, todos queremos disponer de él. Podemos ver los efectos de su transcurrir. Sin tiempo no podemos hacer nada ni tener esperanzas de futuro. ¿Qué será, en realidad el Tiempo? Sea cual fuere la condición de vida que alguien pueda tener, casi nunca quiere dejar su tiempo, todos queremos ser testigos de los hechos que nos tocaron vivir y, todos también, pensamos en ese tiempo pasado y en ese otro que está por venir.
¡Pasado, presente y futuro! ¡Una ilusión llamada “Tiempo”!
“No es que tengamos poco tiempo, sino que perdemos mucho”. Eso nos decía Séneca en “De la brevedad de la vida”.
En física, el tiempo es la cuarta coordenada espacial en el continuo espacio-tiempo. En gramática es la categoría que indica el momento relativo en que se realiza o sucede la acción del verbo: pretérito, lo que ha sucedido; presente, lo que sucede en ese momento y futuro, lo que aún no ha sucedido. Nos referimos al tiempo meteorológico para explicar el del clima (hace mal tiempo; qué tiempo más bueno hace hoy, etc). En mecánica, el tiempo puede estar referido a las fases de un motor. También están los tiempos referidos a cada una de las partes de igual duración en que se divide el compás musical. En astronomía nos referimos al tiempo de aberración en relación al recorrido de un planeta hasta llegar a un observador terrestre. El tiempo está también en la forma de cálculo horario que empleamos en nuestra vida cotidiana para controlar nuestros actos y evitar el caos (¿qué haríamos sin horario de trenes, de comercio, bancos, oficinas, etc?).
Nosotros los humanos, hemos inventado una serie de artilugios que nos miden el Tiempo y nos valen para que, en nuestras vidas, funcionemos mediante algunas reglas en el trabajo, para señalar acontecimientos, para poner la medida en la que deberá estar hecho éste o aquel proyecto. El Tiempo es algo que inexorablemente corre siempre hacia el futuro, a todos nos atañe por igual y nadie, puede utilizarlo de manera diferente, ya que, no existen naves que corran a la velocidad de la luz para ralentizarlo. Tenemos un Tiempo desde que nacemos hasta que morimos y7, lo importante es que cada cual, lo aproveche de la mejor manera posible.
Para los fotones que viajan en el vacío del Espacio, el Tiempo transcurre más lento
El tiempo es tan importante en nuestras vidas que está presente siempre, de mil formas diferentes, que nacemos (cuando comienza “nuestro tiempo”), hasta que morimos (cuando “nuestro tiempo ha terminado”). El tiempo siempre está. Es algo que nunca hemos sabido explicar pero que, simplemente, está ahí.
Sin embargo, a pesar de lo importante que es el TIEMPO, no he podido leer nunca una explicación satisfactoria sobre el mismo; una explicación que lo defina con sencillez y claridad sin restarle la importancia que tiene todos y lo que en realidad es dentro del contexto – no ya de nuestras vidas, simples e insignificantes puntos en la inmensidad del universo – de la Naturaleza cósmica de la que formamos parte.
Tommaso D’Aquino
Cuando le preguntaron a Tomas de Aquino, un buen filósofo natural seguidor de Aristóteles y gran pensador: ¿Qué es el Tiempo? Él contestó:
“Si nadie me lo pregunta, lo sé;pero si quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé. Lo que sí digo sin vacilación es que sé que si nada pasase no habría tiempo pasado,y si nada sucediese no habría tiempo futuro, y si nada existiese no habría tiempo presente.
Pero aquellos dos tiempos,pasado y futuro, ¿cómo pueden ser, si el pasado ya no es él y el futuro todavía no es? Y en cuanto al presente, si fuese siempre presente y no pasase a ser, pasado ya no sería tiempo, sino eternidad.
Si, pues, el presente ser tiempo es necesario que pase a ser pasado, ¿cómo decimos que existe este, cuya causa o razón de ser está en dejar de ser, de tal modo que no podemos decir con verdad que existe el tiempo en cuanto tiende a no ser?”Si algún día podemos viajar por el Tiempo… La Perspectiva que ahora tenemos cambiaría
Como nos ocurre con tantas otras cosas y conceptos, queremos saber de una vez por todas qué es, en realidad, el Tiempo. Creo que cuando sepamos comprender lo que el Tiempo es, la Humanidad habrá dado un paso tan importante en su caminar por el Universo que, a partir de ese momento, lo podremos “ver” todo de otra manera, con otra perspectiva más amplia y que nos permitirá tener una visión más amplia en la comprensión del Universo y de qué manera, estamos nosotros involucrados en eso que llamamos tiempo.
¡Saber lo que es el Tiempo! ¡Qué dolor de cabeza!
emilio silvera
May
16
Distancias inalcanables de forma física
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Divagando ~
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En el espacio exterior, el Cosmos, lo que conocemos por universo, las distancias son tan enormes que se tienen que medir con unidades espaciales como el año luz (distancia que recorre la luz en un año a razón de 299.792.458 metros por segundo). Otra unidad ya mayor es el pársec (pc), unidad básica de distancia estelar correspondiente a una paralaje trigonométrica de un segundo de arco (1”). En otras palabras, es la distancia a la que una Unidad Astronómica (UA = 150.000.000 Km) subtiende un ángulo de un segundo de arco. Un pársec es igual a 3’2616 años luz, o 206.265 Unidades Astronómicas, o 30’857×1012 Km. Para las distancias a escalas galácticas o intergalácticas se emplea una unidad de medida superior al pársec, el kilopársec (Kpc) y el megapársec (Mpc).
Para tener una idea aproximada de estas distancias, pongamos el ejemplo de nuestra galaxia hermana, Andrómeda, situada (según el cuadro anterior a 725 kilopársec de nosotros) en el Grupo local a 2’3 millones de años luz de la Vía Láctea.
¿Nos mareamos un poco?
1 segundo luz | 299.792’458 Km |
1 minuto luz | 18.000.000 Km |
1 hora luz | 1.080.000.000 Km |
1 día luz. | 25.920.000.000 Km |
1 año luz | 9.460.800.000.000 Km |
2’3 millones de años luz | 21.759.840.000.000.000.000 Km |
¡Una barbaridad!
Andrómeda, la hermana mayor de la Vía Láctea, situada a 2,3 años-luz de nosotros, viaja en nuestra dirección a una buena velocidad. Sin embargo, se calcula que nos no llegará hasta nosotros hasta dentro de unos pocos miles de millones de años, antes de que el Sol esté agotando su combustible nuclear de fusión para convertirse en una Nebulosa planetaria con una enana blanca en su centro.
Ahí tenemos la imposibilidad física de viajar a otros mundos, y no digamos a otras galaxias. Las velocidades que pueden alcanzar en la actualidad nuestros ingenios espaciales no llegan ni a 50.000 Km/h. ¿Cuánto tardarían en recorrer los 21.759.840.000.000.000.000 Km que nos separa de Andrómeda?
Incluso el desplazarnos hasta la estrella más cercana, Alfa Centauri, resulta una tarea impensable si tenemos en cuenta que la distancia que nos separa es de 4’3 años luz, y un año luz = 9.460.800.000.000 Km.
Muchos son los que han querido imaginar como viajar más rápido que la Luz… ¡Sin superar su velocidad! Todos sabemos, como nos enseñó la Relatividad Especial de Einstein que, la luz, nos marca el límite de la velocidad que se puede alcanzar en el Espacio. Nada podrá nunca viajar más rápido que la luz en el vacío, es decir, más ráipido que 299.792.458 metros cada segundo. Y, se idean otras formas para poder burlar ese límite y llegar antes que la luz a un determinado lugar. Hasta que no se busque la manera de esquivar la barrera de la velocidad de la luz, los viajes a otros mundos están algo complicados para nosotros.
La única ventaja a nuestro favor: ¡EL TIEMPO! Tenemos mucho, mucho tiempo por delante para conseguir descifrar los secretos del hiperespacio que nos mostrará otros caminos para desplazarnos por las estrella que, en definitiva, será el destino de la humanidad.
Nuestro Sol, antes de que pasen 4.000 millones de años, comenzará una transición de fase que, de estrella en la secuencia principal de HP, pasará a su fase terminal convirtiéndose en una Gigante roja que, eyectará sus capas exteriores al espacio interestelar formando una Nebulosa planetaria y, la estrella, exenta de la energía de fusión, quedará a merced de la fuerza de Gravedad que la comprimirá hasta límites de una densidad que sólo podrá ser frenada por la degeneración de los electrones. En ese punto, volverá el equilibrio entre dos fuerzas y el proceso se parará dejando una enana blanca con un radio parecido al de la Tierra y una densidad de 109 Kg m3.
Antes de que todo eso llegue, tenemos que tener en cuenta que habrá que salvar otro gran escollo que se nos viene encima (nunca mejor dicho), ya que, la Galaxia Andrómeda viene hacia La Vía Láctea a razón de 1.000.000 de Km/h y, aproximadamente en unos 3.000 millones de años la tendremos, irremediablemente, colisionando con nuestra Galaxia, con lo cual, las fuerzas de marea que esas enormes masas puden producir, son de impensable magnitud y, el desenlace tardará varios millones de años en finalizar hasta que de las dos grandes Galaxias del Grupo Local, sólo quede una enorme galaxia elíptica y, en el proceso, habrán nacido un sin fin de nuevas estrellas, otras habrán sido despladas de su regiones y lanzadas a distancias enormes, algunas habrán podido colisionar y, en definitiva, lo que allí pueda ocurrir en el futuro lejano, es de incalculable trascendencia para la Humanidad (si aún sigue aquí para ese tiempo).
Sí, existen muchos lugares a los que, cuando llegue el momento podremos viajar. Sin embargo, necesitamos muchos más conocimientos de los que actualmente tenemos para poder realizar esos viajes “imposibles” en las actuales circunstancias. Estamos comenzando, ahora, a poder realizar los primeros intentos de salir al Espacio, y, para cuando realmente podamos efectuar viajes espaciales, habrán pasado muchos, muchos, muchísimos años. No quiero mencionar, lo que podríamos tardar en dominar viajes hiperespaciales a velocidades uperlumínicas. Claro que, la imaginación humana es… ¡”infinita”!
Si esto es así (que lo es), tenemos una buena excusa para pensar en posibles modos de escapar hacia otros mundos lejanos en los que poder asentar a la Humanidad lejos de esos acontecimientos de magnitud (para nosotros) infinita y contra los que nada podremos hacer, excepto, si podemos y buscamos el medio… huir a otros lugares más seguros.
Si, las distancias que nos separan de esos otros mundos parece una barrera difícil de franquear, y, sin embargo, tengo una gran esperanza puesta en que, la Humanidad, la inteligencia de los seres que la compone, y, sobre todo su imaginación, con el tiempo por delante tendrá la oportunidad de buscar esas difíciles soluciones que posibiliten nuestro traslado a las estrellas lejanas.
Para lograr eso, con nuestras limitaciones actuales, no tenemos más remedio que valernos de sondas robotizadas y, en el futuro, serán perfectos robots humanoides que, no tendrán ninguna de nuestras barreras para deambular por el cielo y visitar esas regiones lejanas en las que, posiblemente, se encuentren los planetas idóneos para habitats de seres como nosotros.
Esas son, en realidad, las miras que están puestas en todas esas misiones enviadas a las lunas y planetas cercanos para estudiar su entorno, la atmósfera, la superficie y las radiaciones. Se trata de ir conociendo el entorno y, con los adelantos tecnológicos que ahora mismo tenemos, se hace lo que se va pudiendo y, cada día, se avanza un paso más a la búsqueda de esas soluciones que, ese día muy lejano aún, llegará la debacle a la Tierra y, para entonces, no podremos continuar aquí. La única solución: Escapar a otros mundos.
emilio silvera
May
15
Nosotros y nuestra ignorancia
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Divagando ~
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Un remanente estelar es lo que queda cuando explosiona como Supernova una estrella masiva y, sus filamentos de plasma, forman imágenes imprevisibles que están conformadas por todos los elementos de la Tabla Periódica.
Sí, hay cosas malas y buenas pero, todas deben ser conocidas para poder, en el primer caso aprovecharlas y en el segundo prevenirlas.
Pero demos un salto en el tiempo y viajemos hasta los albores del siglo XX cuando se hacía cada vez más ervidente que alguna clase de energía atómica era responsable de la potencia del Sol y del resto de las estrellas que más lejos, brillaban en la noche oscura. Ya en 1898, sólo dos años despuès del descubrimiento de la radiactividad por Becquerel, el geólogo americano Thomas Chrowder Chamberlin especulaba que los átomos eran “complejas organizaciones y centros de enormes energías”, y que “las extraordinarias condiciones que hay en el centro del Sol pueden…liberar una parte de su energía”. Claro que, por aquel entonces, nadie sabía cual era el mecanismo y cómo podía operar, hasta que no llegamos a saber mucho más, sobre los átomos y las estrellas.
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Lo cierto es que la curiosidad del Ser Humano fue siempre la impulsora de que pudiéramos ir avanzando en el saber del mundo, de la Naturaleza, del Universo mismo. Siempre hemos buscado el cómo el cuando y el por qué de las cosas que podíanmos observar a nuestro alrededor sin comprenderlas. Ya desde los tiempos primitivos, nuestros ancestros, de alguna manera rústica, hicieron y dieron los primeros pasos en Ciencia, cuando llegaron a manejar el fuego o construyeron la rueda.
Cuando nos ponemos a hablar de Ciencia en relación a su historia y los orígenes de la misma, la mayoría de las veces nos perdemos por vericuetos que nos llevan hasta callejones sin salida situados muy lejos en el tiempo y que no podemos ver con claridad. Así las cosas, nos vemos obligados a ser menos ambiciosos y mirar más cerca poder obtener algunos resultados más fiables de lo que pudo pasar en esos pueblos del mundo que, como Sumer, India, Egipto, China y más tarde Grecia, nos dejaron una buena colección de señales del saber que pudieron llegar hasta nuestros días. De todo eso hemos hablado aquí en diversos trabajos presentados.
El mundo que nos rodea parece ser un lugar complicado. Aunque hay algunas verdades sencillas que parecen eternas (las manzanas caen siempre hacia el suelo y no hacia el cielo; el Sol se levanta por el este, nunca por el oeste), nuestras vidas, a pesar de las modernas tecnologías, están todavía, con demasiada frecuencia, a merced de los complicados procesos que producen cambios drásticos y repentinos. La predicción del tiempo atmosférico tiene todavía más de arte adivinatorio que de ciencia; los terremotos y las erupciones volcánicas se producen de manera impredecible y aparentemente aleatorias; las fluctuaciones de la economía siguen ocasionando la bancarrota de muchos y la fortuna de unos pocos.
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“Una inteligencia que conociese, en un momento determinado, todas las fuerzas que operan en la Naturaleza, así como las posiciones momentáneas de todas las cosas que constituyen el universo, sería capaz de condensar en una sola fórmula los movimientos de los cuerpos más grandes del mundo y los de los átomos más ligeros, siempre que su intelecto sea bastante poderoso para someter a análisis todos los datos; para él nada sería incierto, el pasado y el futuro estarían presentes ante sus ojos.”
¿El destino final? Seguro no podemos estar de nada pero… ¡La muerte térmica, parece ser el final más probable! Lo cierto es que, ¡tampoco sabemos cuál será el final del Universo! Muchas son las versiones y, la muerte térmica… ¡Prevalece sobre todas las demás!
“Dentro de miles de millones de años a partir de la “muerte del Sol, habrá un último día perfecto en la Tierra… Las capas de hielo Ártica y Antártica se fundirán, inundando las costas del mundo. Las altas temperaturas oceánicas liberarán más vapor de agua al aire, incrementando la nubosidad y escondiendo a la Tierra de la luz solar retrasando el final. Pero la evolución solar es inexorable. Finalmente los océanos hervirán, la atmósfera se evaporará en el espacio y nuestro planeta será destruido por una catástrofe de proporciones que ni podemos imaginar.”
Así se expresaba Carl Sagan al pensar en el futuro de nuestra Tierra cuando el Sol, agotado su combustible nuclear, llegara a su final.
Lo que entonces pueda quedar…¿Qué importa ahora? ¿Será un comienzo?
Es bueno que el ser humano sepa el por qué de las cosas, que se interese por lo que ocurre a su alrededor, por su planeta que le acoge, por el lugar que ocupamos en el universo, por cómo empezó todo, cómo terminará y qué será del futuro de nuestra civilización y de la Humanidad en este universo que, como todo, algún día lejano del futuro el tiempo inexorable, llevará al final de sus días.
El fin del universo es irreversible, de ello hemos dejado amplio testimonio a lo largo de muchos trabajos, su final estará determinado por la Densidad Crítica, la cantidad de materia que contenga nuestro universo que será la que lo clasifique como universo plano, universo abierto, o universo cerrado. En uno de estos modelos de universos, el final será distinto…, claro que para nosotros, la Humanidad, será indiferente el modelo que pueda resultar; en ninguno de ellos podríamos sobrevivir cuando llegara ese momento límite del fin. La congelación y el frío del cero absoluto o la calcinación del fuego final a miles de millones de grados, acabarán con nosotros, si para entonces, estuviéramos aún por aqui (que no es probable).
Para evitar eso se está trabajando hace décadas. Se buscan formas de superar dificultades que nos hacen presas fáciles de los elementos. La naturaleza indomable, sus leyes y sus fuerzas, hoy por hoy son barreras insuperables, para poder hacerlo, necesitamos saber.
El saber nos dará soluciones para conseguir más energías, viajar más rápido y con menos riesgos, vivir mejor y más tiempo, superar barreras hoy impensables como las del límite de Planck, la barrera de la luz (para poder viajar a las estrellas) y el saber también posibilitará, algún día, que nuestras generaciones futuras puedan colonizar otros mundos en sistemas solares de estrellas lejanas, viajar a otras galaxias, viajar a otro tiempo y, finalmente, viajar para escapar de nuestro destino, a otros universos.
¿Cómo serían esos otros universos?
Sí, lo sé, algunos de los que esto puedan leer pensarán que estoy fantaseando, pero la verdad es que no he hablado con más seriedad en mi vida, ya que, si no fuera como estoy diciendo, entonces, ¿ qué tantas calamidades, desvelos y sufrimientos? Creo que la Humanidad tiene que cumplir su destino, primero en las estrellas lejanas, en otros mundos dentro y fuera de nuestra galaxia, y después…, ¿quién sabe? Claro que, a todo esto, debemos contar con eso que denominamos TIEMPO.
Nos referimos al tiempo en múltiples ocasiones y para distintas situaciones y motivos, como al referirnos a la duración de las cosas sujetas a cambios, época durante la cual ocurrieron unos hechos, edad de los objetos, estación del año, el período de vida de alguien desde que crece hasta que deja de existir, ocasión o coyuntura de hacer algo, cada uno de los actos sucesivos en que dividimos la ejecución de un , y otros mil temas que requieren la referencia temporal.
Dicen que va unido al espacio. Pero, también que es relativo. Pero, también que es una abstracción y que no existe en realidad. Pero, todos queremos disponer de él. Pero, vemos los efectos de su transcurrir. Pero, sin tiempo no podemos hacer nada ni tener esperanzas de futuro. ¿Qué será, en realidad el Tiempo?
En física, el tiempo es la cuarta coordenada espacial en el continuo espacio-tiempo. En gramática es la categoría que indica el momento relativo en que se realiza o sucede la acción del verbo: pretérito, lo que ha sucedido; presente, lo que sucede en ese momento y futuro, lo que aún no ha sucedido. Nos referimos al tiempo meteorológico para explicar el estado del clima (hace mal tiempo; qué tiempo más bueno hace hoy, etc). En mecánica, el tiempo puede estar referido a las fases de un motor. También están los tiempos referidos a cada una de las partes de igual duración en que se divide el compás musical. En astronomía nos referimos al tiempo de aberración en relación al recorrido de un planeta hasta llegar a un observador terrestre. El tiempo está también en la de cálculo horario que empleamos en nuestra vida cotidiana para controlar nuestros actos y evitar el caos (¿qué haríamos sin horario de trenes, de comercio, bancos, oficinas, etc?).
En ese espacio temporal que se nos da, alguna huella habremos dejado por el camino andado
El tiempo es tan importante en nuestras vidas que está presente siempre, de mil formas diferentes, desde que nacemos (cuando comienza “nuestro tiempo”), hasta que morimos (cuando “nuestro tiempo ha terminado”). El tiempo siempre está. Es algo que, simplemente, está ahí.
Sin embargo, a pesar de lo importante que es el TIEMPO, no he podido leer nunca una explicación satisfactoria sobre el mismo; una explicación que lo defina con sencillez y claridad sin restarle la importancia que tiene para todos y lo que en realidad es dentro del contexto – no ya de nuestras vidas, simples e insignificantes puntos en la inmensidad del universo – de la naturaleza cósmica de la que formamos .
Santo Tomás, cuando hablaba del Tiempo, decía cosas como éstas:
¿Que explique que es el Tiempo?
“Si nadie me lo pregunta, lo sé.Pero si quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé.Lo que sí digo sin vacilación es que sé que si nada pasase no habría tiempo pasado,y si nada sucediese no habría tiempo futuro,y si nada existiese no habría tiempo presente.Pero aquellos dos tiempos,pasado y futuro,¿cómo pueden ser, si el pasado ya no es él y el futuro todavía no es?Y en cuanto al presente,si fuese siempre presente y no pasase a ser, pasadoya no sería tiempo, sino eternidad.Si, pues, el presente para ser tiempo es necesario que pase a ser pasado,¿cómo decimos que existe este, cuya causa o razón de ser está en dejar de ser,de tal modo que no podemos decir con verdad que existe el tiempo en cuanto tiende a no ser?”Lo cierto es que se nos escurre de entre los dedos y, cuando venimos a darnos cuenta… ¡Se esfumó!
Como nos ocurre con tantas otras cosas y conceptos, debemos saber, de una vez por todas qué es, en realidad el Tiempo. Creo que cuando sepamos comprender lo que el Tiempo es, la Humanidad habrá dado un paso tan importante en su caminar por el Mundo que, a partir de ese momento, lo podremos “ver” todo de otra manera, con otra perspectiva más amplia y que nos permitirá “ver” más lejos en la comprensión del Universo Universo mismo.
¡Saber lo que es el Tiempo! ¡Un dolor de cabeza!
emilio silvera