Oct
1
Vamos imparables…, ¡hacia el futuro!, o, ¿hacia nuestro final? II
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
Ante tantas dificultades que ahora nos parecen imposible de superar, de vez en cuando, aparecen noticias como esta: “Los motores de curvatura que impulsaban a la nave Enterprise en sus garbeos por el espacio pueden convertirse en una realidad y permitirnos superar la velocidad de la luz. Así lo creen dos físicos de Baylor, que han creado un concepto de motor de curvatura que podría reducir el espacio, permitiendo que una nave salvara distancias enormes sin romper las leyes de la física. Para hacer algo así, se tendría que utilizar energía oscura, la fuerza cósmica anti-gravitatoria de la que no se sabe básicamente nada. El plan sería utilizar energía oscura para crear una burbuja de espacio que viajaría más rápido que la luz, con una nave confortablemente instalada en su interior.” ¿Os dais cuenta de hasta dónde puede llegar nuestra imaginación?
Esta fue la máquina para viajar en el Tiempo de la película Contac. Girando y girando a toda velocidad abría un agujero de gusano que llevó a la protagonista a otra galaxia. ¿Será posible algún día?
Volviendo a nuestra realidad presente podemos ver que, nuestros ingenios a los que llamamos naves espaciales (estamos en la edad primitiva de los viajes por el cosmos), pueden alcanzar una velocidad máxima de 40 ó 50 mil kilómetros por hora y, además, la mayor parte de su carga es el combustible necesario para moverla. La estrella más cercana al Sol es Alfa Centauro; un sistema triple, consistente en una binaria brillante y una enana roja débil a 2º, llamada Próxima Centauro. La binaria consiste en una enana G2 de magnitud -0’01 y una enana K1 de magnitud 1’3. Vistas a simple vista, aparecen como una única estrella y se encuentran a 4’3 años luz del Sol.
Parece que allí podríamos tener algún planeta habitable
Situado en la Constelación del Centauro, el sistema estelar de Alpha Centauri es el más cercano a nuestro Sistema solar. Todas las demás estrellas están a mayor distancia. Esta particularidad, por sí sola, la hace muy interesante, pero además concurren otras circunstancias que la convierten en una de las más atrayentes del cielo nocturno. Resulta ser, en su conjunto, la tercera estrella más brillante de todas. Además, y como se trata de una estrella triple, Alpha Centauri A, la componente principal, se constituye en una buena candidata para la búsqueda de planetas del mismo tipo que la Tierra, capaces de albergar vida en la forma en que la conocemos en caso de que existan. Y siendo lo más cercano que a nosotros tenemos…nos parece inalcanzable…por ahora.
Sabemos que 1 año luz es la distancia recorrida por la luz en un año trópico a través del espacio vacío, y equivale a 9’4607×1012 km, ó 63.240 Unidades Astronómicas, ó 0’3066 parsecs. La Unidad Astronómica es la distancia que separa al planeta Tierra del Sol, y equivale a 150 millones de kilómetros; poco más de 8 minutos luz. Ahora pensemos en la enormidad de la distancia que debemos recorrer para llegar a Alfa Centauri, nuestra estrella vecina más cercana.
63.240 Unidades Astronómicas a razón de 150 millones de km. Cada una nos dará 9.486.000.000.000 de kilómetros recorridos en un año y, hasta llegar a Alfa Centauro, lo multiplicamos por 4’3 y nos resultarían 40.789.800.000.000 de kilómetros hasta Alfa Centauri. Y, viajando a 50.000 Km/h, ¿Cuánto tardaríamos en llegar?
¿Unos 30.000 años? Bueno, eso si llegamos, los imprevistos por el largo camino serían cientos.
Bueno, en estas condiciones y suponiendo (que es mucho suponer) que pudiéramos construir una nave adecuada para esa misión, los viajeros que salieran de la Tierra junto con sus familias, tendrían que pasar el testigo a las siguientes generaciones que, con el paso del tiempo y las previsibles mutaciones en el espacio ingrávido, olvidarían hasta su origen y, al llegar a su destino (si es que llegaban) podrían ser cualquier cosa menos humanos.
Alguien ha dicho: “Para llegar a Alfa Centauri dentro de un tiempo aceptable, las velocidades que tenemos que alcanzar deben superar los diez mil kilómetros por segundo. A esa velocidad llegaríamos en 130 años, lo que puede suponer algún engorro que otro teniendo en cuenta la mala costumbre que tenemos la mayoría de seres humanos de morirnos antes de los cien años. Si viajamos a 25 000 km/s, el tiempo de vuelo se reduce a 50 años. Medio siglo no está nada mal para un viaje interestelar, por lo que ésta debería ser la velocidad que debemos proponernos alcanzar, todo un reto si recordamos que la Voyager 1 se mueve a menos de 18 km/s.
Está claro que no nos queda más remedio que usar sistemas de propulsión distintos a los habituales, así que mejor nos vamos olvidando de la propulsión química convencional empleada por los cohetes corrientes. ¿Por qué? Pues porque si queremos alcanzar el 1% de la velocidad de la luz (3000 km/s) usando cohetes químicos convencionales necesitaríamos 1026 kg de combustible por cada kg de masa de la nave. O sea, muestra nave terminaría por tener cien veces la masa de la Tierra.”
¡Qué atrasados estamos!
Casi no podemos escapar de nuestro propio Sistema solar y ya hablamos de ir a otros sistemas que, por muy cercanos que puedan estar, para nosotros, están “en el fin del mundo” como, coloquialmente hablando diría cualquiera. Unos simples 4,3 años-luz que son, inalcanzables.
Así las cosas, el primero de los problemas será buscar soluciones para escapar de nuestro propio Sistema solar, lo que en un futuro lejano (esperémos que así sea), y teniendo encuentra que el avance tecnológico es exponencial, podría ser factible dentro de unos márgenes razonables.
Claro que, según lo que creemos que sabemos sobre el final de todo esto, el segundo problema parece más serio, ¡escapar de nuestro universo! Pero… ¿hacia dónde podríamos escapar? Stephen Hawking y otros científicos nos hablan de la posibilidad de universos paralelos o múltiples; en unos puede haber condiciones para albergar la vida y en otros no. ¿Pero cómo sabremos que esos universos existen y cuál es el adecuado para nosotros? ¿Cómo podremos escapar de este universo para ir a ese otro?
Claro que, te pones a buscar por ahí y te puedes encontrar con cosas y afirmaciones como estas:
“Los universos paralelos existen. Así de contundentes son los resultados del último estudio efectuado por científicos de la Universidad de Oxford, en el que demuestran matemáticamente que el concepto de estructura de árbol de nuestro universo es real. Esta propiedad del universo es la que sirve de base para crear nuestra realidad.
La teoría de los universos paralelos fue propuesta por primera vez en 1950 por el físico estadounidense Hugh Everett, en la que intentaba explicar los misterios de la mecánica cuántica que resultaban completamente desconcertantes para los científicos. Expresado de una manera muy simplificada, lo que propuso Everett fue que cada vez que se explora una nueva posibilidad física, el universo se divide. Para cada alternativa posible se “crea” un universo propio.”
¡Qué cosas!
Hallá por el 2.010 se pudo leer en algún medio: “Durante noviembre, Roger Penrose de la Universidad de Oxford y Vahe Gurzadyan de la Universidad Estatal de Yerevan en Armenia, anunciaron que habían encontrado muestras de círculos concéntricos en el fondo cósmico visualizado en el espectro de microondas. Este hallazgo demostraría la existencia de multiversos, o universos sucesivos y que el Big Bang, sería una etapa más, pero no el origen.”
Nadie puede dudar de la seriedad de éste científico y, ahí quedan sus declaraciones que nos llevan a pensar en lo mucho que podría ser y lo poco que es (que son) nuestro conocimiento. Otras noticias y declaraciones también son sorprendentes, por ejemplo:
Acompañada de ésta imagen de arriba, la revista “Philosophical Transactions” perteneciente a la sociedad científica británica, la Royal Society, advirtió en una de sus ediciones que, los gobiernos del mundo deberían prepararse para un posible encuentro con una civilización alienígena que podría ser violenta.
La publicación, dedicó un número completo al tema de la vida extraterrestre y, sostenía que si el proceso de evolución sigue en todo el universo los principios de Darwin, tal como ocurre en la Tierra, las formas de vida que contactarían con los seres humanos podrían “compartir su tendencia a la violencia y la explotación” de los recursos.
Por ese motivo, los científicos implicados pedían que la ONU configurara un grupo de trabajo dedicado a “asuntos extraterrestres” con la capacidad de delinear un plan a seguir en caso de un contacto alienígena. “Debemos estar preparados para lo peor” en caso de coincidir con una civilización extraterrestre, alertó el profesor de paleobiología evolutiva en la Universidad de Cambridge Simon Conway Morris, quien considera que la vida biológica debe tener en todo el universo unas características similares a las de la Tierra.
Como vereis, por todo lo leído anteriormente, hay razones para todo y, cada cual, se puede preocupar en la medida que desee. La mayoría, como es lógico pensar, adoptarán la cuestión bajo el pensamiento de que el tiempo que falta para que cualquier cosa de esas ocurran…es mucho y, preocuparse por ello, sería estéril. Sin embargo…
Lo cierto es que imaginamos y nos hacemos preguntas que nadie las puede contestar. La Humanidad, para saber con certeza su futuro, tendrá que seguir trabajando y buscando nuevos conocimientos y, posiblemente, pasados algunos milenios…nos sigamos planteando preguntas muy parecidas que, tampoco entonces, exista alguien que esté capacitado para contestar. Espero que, como parte del Universo que somos, algún día muy lejano aún en el futuro, nos llegue ese rayo de luz que despierte nuestros sentidos, que eleve nuestra inteligencia y nos haga comprender…
Se puede sentir la fascinación causada por la observación de la belleza que encierra el Universo pero no comprenderla. La simple observación de lo que encierra nos causará asombro, y, aunque no se tenga preparación científica pero sí cierto nivel de apreciación de la Naturaleza y sus muchas maravillas que, despertando nuestra curiosidad, nos llevarán finalmente a comprender mejor lo que estamos viendo que, es mucho más que grandes figuras luminosas y múltiples objetos brillantes, llegaremos a comprender que se trata de… ¡la evolución…, la vida…, la consciencia… la mente!
Ensimismado en mis pensamientos me asombro de lo ya andado por la Humanidad y, aunque a veces nos parezca poco lo alcanzado, lo cierto es que, desde aquellas pinturas rupestres en las cuevas del pasado…el camino andado ha sido largo y provechoso. Al menos creemos saber lo que vemos cuando miramos al cielo de la noche estrellada, hemos podido llegar a comprender parte de lo que la materia es, estamos en el camino de conocer el Universo, tratamos de mejorar nuestros conocimientos sobre nosotros mismos, nuestro origen y nuestro destino y, en definitiva, sentimos inquietud por descubrir y conocer.
Si eres capaz de concentrarte durante una hora… ¡verás el mundo de otra manera!
¿Como algo pequeñito ha dado para tanto? ¡Qué misterio! El Universo y la Mente. Conexiones sin fin, sucesos que crean estrellas y pensamientos que, siendo cosas tan dispares…¡son tan cercanas! En las estrellas se creó la materia que nos conforma, ahí se fraguaron los mimbres que han hecho posibles nuestras ideas y, ¿Quién sabe? si no será ese nuestro destino.
Y, de vez en cuando nos podemos preguntar: ¿Habrá merecido la pena?
Emilio Silvera Vázquez
Oct
1
El límite de la información está dado por las constantes de la...
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
Einstein hizo más que cualquier otro científico por crear la imagen moderna de las leyes de la Naturaleza. Desempeñó un papel principal en la creación de la perspectiva correcta sobre el carácter atómico y cuántico del mundo material a pequeña escala, demostró que la velocidad de la luz introducía una relatividad en la visión del espacio de cada observador, y encontró por sí solo la Teoría de la Gravedad que sustituyó la imagen clásica creada por Isaac Newton más de dos siglos antes que él.
Su famosa fórmula de E = mc2 es una fórmula milagrosa, es lo que los físicos definen como la auténtica belleza. Decir mucho con pocos signos y, desde luego, nunca ningún físico dijo tanto con tan poco. En esa reducida expresión de E = mc2, está contenido uno de los mensajes de mayor calado del universo: masa y energía, son la misma cosa.
Einstein siempre estuvo fascinado por el hecho de que algunas cosas deben parecer siempre iguales, independientemente de cómo se mueva el que las ve, como la luz en el vacío, c.
Él nos dijo el límite con que podríamos recibir información en el universo, la velocidad de c.
Él reveló todo el alcance de lo que Stoney y Planck simplemente habían supuesto: que la velocidad de la luz era una constante sobrehumana fundamental de la naturaleza. También sabía el maestro que, en el proceso de nuevas teorías, la búsqueda de la teoría final que incluyera a otras fuerzas de la naturaleza distintas de la Gravedad, daría lugar a teorías nuevas y cada vez mejores que irían sustituyendo a las antiguas teorías.
Buscaba la Teoría con la que explicar todo el Universo, sus ecuaciones se exponían en un escaparate de la Quinta Avenida de Nueva York, la gente se apelotonaba para verlas asombrados sin entender nada.
De hecho, él mismo la buscó durante los 20 últimos años de su vida pero, desgraciadamente, sin éxito. Ahora se ha llegado a la teoría de supercuerdas que sólo funciona en 10. 11 y 26 dimensiones y es la teoría más prometedora para ser la candidata a esa teoría final de la que hablan los físicos. La Teoría es tan adelantada que no tenemos medio para poder verificarla, y, dicen que se necesitaría la energía de Planck (1019 GeV) para poder examinarla, y, esa es la energía de la creación que no puede estar en nuestros pobres dominios.
El físico espera que las constantes de la naturaleza respondan en términos de números puros que pueda ser calculado con tanta precisión como uno quiera. En ese sentido se lo expresó Einstein a su amiga Ilse Rosenthal-Schneider, interesada en la ciencia y muy amiga de Planck y Einstein en la juventud.
Si la carga del electrón, o, la masa del protón, variaran, aunque solo fuese una diez milésima… ¡No se podrían formar electrones! Y, siendo así, ni materia consistente ni vida. Así de importante es lo pequeño
Lo que Einstein explicó a su amiga por cartas es que existen algunas constantes aparentes que son debidas a nuestro hábito de medir las cosas en unidades particulares. La constante de Boltzmann es de este tipo. Es sólo un factor de conversión entre unidades de energía y temperatura, parecido a los factores de conversión entre las escalas de temperatura Fahrenheit y centígrada. Las verdaderas constantes tienen que ser números puros y no cantidades con “dimensiones”, como una velocidad, una masa o una longitud. Las cantidades con dimensiones siempre cambian sus valores numéricos si cambiamos las unidades en las que se expresan.
Un ejemplo es la constante de estructura fina, el número 137 no tiene dimensiones y es un número puro. Recuerdo que en alguna ocasión León Lederman decía: “Todos los físicos del mundo deberían tener en el lugar más destacados de sus casas, un letrero con el número 137, para cuando lo vieran les recordara su ignorancia.
El número 137 esconde los secretos del electrón (e–), de la constante de Planck (h), y, de la velocidad de la luz en el vacío (c).
La interpretación de las unidades naturales de Planck no era en absoluto obvia para los físicos. Aparte de ocasionarles algunos quebraderos de cabeza al tener que pensar en tan reducidas unidades, y sólo a finales de la década de 1.960 el estudio renovado de la cosmología llevó a una plena comprensión de estos patrones extraños. Uno de los curiosos problemas de la Física es que tiene dos teorías hermosamente efectivas (la mecánica cuántica y la relatividad general) pero gobiernan diferentes dominios de la naturaleza.
La mecánica cuántica domina en el micro-mundo de los átomos y de las partículas “elementales”. Nos enseña que en la naturaleza cualquier masa, por sólida o puntual que pueda parecer, tiene un aspecto ondulatorio. Esta onda no es como una onda de agua. Se parece más a una ola delictiva o una ola de histeria: es una onda de información. Nos indica la probabilidad de detectar una partícula. La longitud de onda de una partícula, la longitud cuántica, se hace menor cuanto mayor es la masa de esa partícula.
“Tensor de curvatura de Einstein, que se forma a partir de derivadas segundas del tensor métrico Tensor momento-energía Velocidad de la luz Constante de la gravitación universal.”
Símbolo | Nombre |
---|---|
Tensor de curvatura de Ricci | |
Escalar de curvatura de Ricci | |
Constante cosmológica |
Por el contrario, la relatividad general era siempre necesaria cuando se trataba con situaciones donde algo viaja a la velocidad de la luz, o está muy cerca o donde la gravedad es muy intensa. Se utiliza para describir la expansión del universo o el comportamiento en situaciones extremas, como la formación de agujeros negros. Sin embargo, la gravedad es muy débil comparada con las fuerzas que unen átomos y moléculas y demasiado débil para tener cualquier efecto sobre la estructura del átomo o de partículas subatómicas, se trata con masas tan insignificantes que la incidencia gravitatoria es despreciable. Todo lo contrario que ocurre en presencia de masas considerables como planetas, estrellas y galaxias, donde la presencia de la gravitación curva el espacio y distorsiona el tiempo.
Dicen que el puente entre la mecánica cuántica y la relatividad general, aún es posible
Como resultado de estas propiedades antagónicas, la teoría cuántica y la teoría relativista gobiernan reinos diferentes, muy dispares, en el universo de lo muy pequeño o en el universo de lo muy grande. Nadie ha encontrado la manera de unir, sin fisuras, estas dos teorías en una sola y nueva de Gravedad-Cuántica.
¿Cuáles son los límites de la teoría cuántica y de la teoría de la relatividad general de Einstein? Afortunadamente, hay una respuesta simple y las unidades de Planck nos dicen cuales son.
¡Vaya dos personajes!
“Hoy día la Física forma, esencialmente, un conjunto perfectamente armonioso, ¡un conjunto prácticamente acabado! … Aun quedan “dos nubecillas” que oscurecen el esplendor de este conjunto. La primera es el resultado negativo del experimento de Michelson-Morley. La segunda, las profundas discrepancias entre la experiencia y la Ley de Rayleigh-Jeans.
La disipación de la primera de esas “dos nubecillas” condujo a la creación de la Teoría Especial de la Relatividad por Einstein (1905), es decir, al hundimiento de los conceptos absolutos de espacio y tiempo, propios de la mecánica de Newton, y a la introducción del “relativismo” en la descripción física de la realidad. La segunda “nubecilla” descargó la tormenta de las primeras ideas cuánticas, debidas al físico alemán Max Planck (1900).”
Hay medidas que se pueden suponer pero, realizarlas… ¡Quedan fuera de nuestro alcance!
Supongamos que tomamos toda la masa del universo visible y determinamos su longitud de onda cuántica. Podemos preguntarnos en qué momento esta longitud de onda cuántica del universo visible superará su tamaño. La respuesta es: cuando el universo sea más pequeño en tamaño que la longitud de Planck, es decir, 10–33 centímetros, más joven que el tiempo de Planck, 10-43 segundos y supere la temperatura de Planck de 1032 grados. Las unidades de Planck marcan la frontera de aplicación de nuestras teorías actuales. Para comprender en que se parece el mundo a una escala menor que la longitud de Planck tenemos que comprender plenamente cómo se entrelaza la incertidumbre cuántica con la gravedad. Para entender lo que podría haber sucedido cerca del suceso que estamos tentados a llamar el principio del universo, o el comienzo del tiempo, tenemos que penetrar la barrera de Planck. Las constantes de la naturaleza marcan las fronteras de nuestro conocimiento existente y nos dejan al descubierto los límites de nuestras teorías.
En los intentos más recientes de crear una teoría nueva para describir la naturaleza cuántica de la gravedad ha emergido un nuevo significado para las unidades naturales de Planck. Parece que el concepto al que llamamos “información” tiene un profundo significado en el universo. Estamos habituados a vivir en lo que llamamos “la edad de la información”. La información puede ser empaquetada en formas electrónicas, enviadas rápidamente y recibidas con más facilidad que nunca antes. Nuestra evolución en el proceso rápido y barato de la información se suele mostrar en una forma que nos permite comprobar la predicción de Gordon Moore, el fundador de Intel, llamada ley de Moore, en la que, en 1965, advirtió que el área de un transistor se dividía por dos aproximadamente cada 12 meses. En 1975 revisó su tiempo de reducción a la mitad hasta situarlo en 24 meses. Esta es “la ley de Moore” cada 24 meses se obtiene una circuitería de ordenador aproximadamente el doble, que corre a velocidad doble, por el mismo precio, ya que, el coste integrado del circuito viene a ser el mismo, constante.
Servidores del procesamiento de la información
Los límites últimos que podemos esperar para el almacenamiento y los ritmos de procesamiento de la información están impuestos por las constantes de la naturaleza. En 1981, el físico israelí, Jacob Bekenstein, hizo una predicción inusual que estaba inspirada en su estudio de los agujeros negros.
Calculó que hay una cantidad máxima de información que puede almacenarse dentro de cualquier volumen. Esto no debería sorprendernos. Lo que debería hacerlo es que el valor máximo está precisamente determinado por el área de la superficie que rodea al volumen, y no por el propio volumen. El número máximo de bits de información que puede almacenarse en un volumen viene dado precisamente por el cómputo de su área superficial en unidades de Planck. Supongamos que la región es esférica. Entonces su área superficial es precisamente proporcional al cuadrado de su radio, mientras que el área de Planck es proporcional a la longitud de Planck al cuadrado, 10-66 cm2. Esto es muchísimo mayor que cualquier capacidad de almacenamiento de información producida hasta ahora. Asimismo, hay un límite último sobre el ritmo de procesamiento de información que viene impuesto por las constantes de la naturaleza.
Emilio Silvera Vázquez
Sep
30
A veces nos podría dar la impresión de que, el Universo, nos esperaba
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
Surgidos de la materia creada por el Universo pudimos alcanzar la inteligencia necesaria para hacer preguntas. Desde el momento que fuimos conscientes de Ser, mostramos curiosidad por saber el por qué de las cosas.
En este lugar venimos hablando de cuestiones de Física, del Universo, de vez en cuando tocamos la I.A. y osamos comentar sobre la Conciencia y la Mente. Ante estas complejas cuestiones, el hecho mismo de que estemos aquí para plantearlas, como seres racionales y pensantes, es un auténtico milagro, ya que, significa que deben haber ocurrido, necesariamente, complejas secuencias de sucesos para que a partir de la materia “inerte”, la mezcla de materiales complejos en condiciones excepcionales, hiciera surgir la vida.
¡Aquella primera célula replicante comenzó la fascinante aventura!
Freeman Dyson, el Físico y Matemático
Reparando en estas coincidencias cósmicas, el físico Freeman Dyson escribió en cierta ocasión:
“Cuando miramos en el universo e identificamos los muchos accidentes de la física y la astronomía que han colaborado en nuestro beneficio, casi parece que el Universo debe haber sabido, en cierto sentido, que nosotros íbamos a venir“.
“Fue la primera persona después de su creador en apreciar el poder de los diagramas de Feynman, y en su artículo de 1948 publicada un año después, sería el primero en hacer uso de ellos. Incluso escribió que los diagramas no eran únicamente herramientas computacionales, más bien era una teoría física que resolvía el problema de la renormalización.”
También Einstein conociendo los trabajos de Mach, Lorentz, Poincaré, Riemann… Pudo llegar a su Teoría Relativista en sus dos versiones.
Particularmente, creo que la vida llegó a este planeta por una serie de circunstancias muy especiales: tamaño, temperatura y distancia al Sol (idónea para no morir congelados o asados por una temperatura extrema), su atmósfera primitiva, las chimeneas marinas, la mezcla de elementos, y su transformación evolutiva, el oxígeno, la capa de ozono, los mares y océanos ¡el agua!, las Estaciones de este planeta “vivo” que dan lugar a los diferentes eco-sistemas o hábitats.
Este podría ser aquel protoplasma vivo del que surgió aquella primera célula replicante que comenzó, la aventura de la vida. Sabemos que los fósiles más antiguos datan de hace 3.800 millones de años. Fueron hallados en las rocas más antiguas en Australia.
Dada la inmensidad de nuestro universo, nuestro mismo caso (un sistema solar con planetas entre los que destaca uno que contiene vida inteligente), se habrá dado en otros muchos mundos similares o parecidos al nuestro, tanto en nuestra misma Galaxia, la Vía Láctea, como en otras más lejanas. Me parece una estupidez que se pueda pensar que estamos solos en el Universo; la lógica nos dice todo lo contrario. El Universo es igual en todas sus regiones por alejadas que estén.
Lo que pasó en esa región situada a 8.000 millones de años luz, también ha pasado aquí. Ambas regiones, la lejana y la nuestra, están regidas por las mismas fuerzas y constantes.
Nuestro Sol, gracias al cual podemos existir, es una de las cien mil millones de estrellas que contiene nuestra Galaxia. Existen miles de millones de sistemas solares compuestos por estrellas y planetas como los nuestros. ¿En verdad se puede pensar que somos los únicos seres vivos inteligentes de la Galaxia?
Me parece que no. Creo que estamos bien acompañados.
Es posible que “ellos”, también estén basados en el Carbono.
El problema radica en que es difícil coincidir en el tiempo y en las enormes distancias que nos pueden separar. Cuántas Civilizaciones se habrán extinguidos y cuántas habrán surgido. Con las que se fueron se borraron todos sus logros y saberes y, las nuevas, estarán comenzando de nuevo ese difícil camino del saber. ¿El encuentro? ¡No será nada fácil que se produzca! Y, por otra parte… ¡Si la Naturaleza lo dispuso así…! ¿Quién somos nosotros para contrariarla?
El tiempo y el espacio nacieron juntos cuando nació el universo en el Big Bang, llevan creciendo unos 13.500-18.000 millones de años y, tanto el uno como el otro, son enormes, descomunalmente grandes para que nuestras mentes lo asimilen de forma real.
La estrella más cercana a nosotros, Alfa Centauri, está situada a una distancia de 4’3 años luz. El año luz es la distancia que recorre la luz, o cualquier otra radiación electromagnética, en un año trópico a través del espacio. Un año luz es igual a 9’4607×1012 Km, ó 63.240 unidades astronómicas, ó 0’3066 parsecs.
¿Qué es la luz?
Pues la respuesta es sencilla: la luz es importantísima ya que es fuente de vida y energía para los seres vivos. Sin ella, por ejemplo, las plantas no podrían realizar la fotosíntesis y se rompería la cadena alimenticia, por lo que nosotros y el resto de los seres vivos nos extinguiríamos.
La luz viaja por el espacio a razón de 299.792.458 m/s, una Unidad Astronómica es igual a 150 millones de Km (la distancia que nos separa del Sol). El pársec es una unidad galáctica de distancias estelares, y es igual a 3’2616 años luz o 206.265 unidades astronómicas. Existen para las escalas galácticas o intergalácticas, otras medidas como el kiloparsec (Kpc) y el megaparsec (Mpc).
Nos podríamos entretener para hallar la distancia que nos separa de un sistema solar con posibilidad de albergar vida y situado a 118 años luz de nosotros. ¿Cuándo llegaríamos allí?
Después del Sol, la estrella más cercana a la Tierra es Próxima Centauri. Ubicada a 4.2 años luz de nuestro Sistema Solar, esta enana roja es siete veces más pequeña que el Sol y aunque fue descubierta en 1915, no fue hasta un siglo después que las observaciones más recientes del Observatorio Europeo Austral (ESO) hallaron los primeros dos mundos que orbitan a su alrededor, Próxima b y el planeta candidato Próxima c.
Es, claramente, la estrella más cercana al Sol, aunque su distancia esté en torno a los 40 billones (un 4 seguido por 13 ceros) de kilómetros, unos 4.35 años-luz. La tercera componente, no obstante, se encuentra algo más cercana, pues orbita a las otras dos y ahora se sitúa a unos 4.22 años-luz. Es llamada por eso Próxima Centauri. Ésta sí es, sin excepciones ni matices, la estrella que está más cerca de nuestro Sol.
Nuestros ingenios espaciales que enviamos a las lunas y planetas vecinos, viajan por el espacio exterior a 60.000 Km/h. Es una auténtica frustración el pensar lo que tardarían en llegar a la estrella cercana Próxima Centauri que tiene el Planeta Próxima b parecido a la Tierra. Se tardaría unos 30.000 años en llegar.
Así que la distancia es la primera barrera infranqueable (al menos de momento). La segunda, no de menor envergadura, es la coincidencia en el tiempo. Se piensa que una especie tiene un tiempo limitado de existencia antes de que, por una u otra razón, desaparezca.
Nosotros mismos, si pensamos en el tiempo estelar o cósmico, llevamos aquí una mínima fracción de tiempo. Dadas las enormes escalas de Tiempo y de Espacio, es verdaderamente difícil coincidir con otras civilizaciones que, probablemente, existieron antes de aparecer nosotros o vendrán después de que estemos extinguidos. Por otra parte, el desplazarse por esas distancias galácticas de cientos de miles de millones de kilómetros, no parece nada fácil, si tenemos en cuenta la enorme barrera que nos pone la velocidad de la luz. Esta velocidad, según demuestra la relatividad especial de Albert Einstein, no se puede superar en nuestro universo.
“Supongamos que fuésemos seres que viviésemos en un plano, que solo nos pudiésemos mover en dos dimensiones. Si quisiésemos ir de una esquina a otra de una hoja de papel, tendríamos que atravesarla. Pero si ese papel se doblase y las dos esquinas se tocasen, podríamos ir de una a otra casi sin desplazarnos. La pregunta es, ¿podría el espacio-tiempo doblarse de modo análogo para movernos muy lejos en el Universo? Si eso pudiere ocurrir, el atajo sería lo que la física conoce como agujero de gusano, que en principio sería un lugar hostil en el que estaríamos sometidos a fuerzas que nos despedazarían. Pero ahora una nueva teoría apunta a que podrían darse agujeros de gusano con el hueco suficiente para ser cruzados por un humano, y además bajo fuerzas soportables. De este modo podría hacer un viaje intergaláctico en segundos, aunque habría un problema: el tiempo del viajero no sería equivalente al nuestro. Al volver, descubriría que en la Tierra habrían pasado miles de años.”
Volver al planeta Tierra después de un largo viaje y ver que todos los amigos y familiares se han “ido”. ¡Qué regreso más triste! Merecería la pena volver si no podríamos decir que lo hacemos a casa.
Con este negro panorama por delante habrá que esperar a que un día en el futuro, venga algún genio matemático y nos de la fórmula para burlar esta barrera de la velocidad de la luz, para hacer posible visitar otros mundos poblados por otros seres. Por ahora, el único panorama creíble (dadas nuestras limitaciones físicas), está en los robots que, sin lugar a ninguna duda, serán la avanzadilla de la Humanidad en los viajes espaciales y, ellos serán los primeros en pisar otros mundos. De hecho, ahora mismo tenemos a Mars Phoenix investigando el suelo y la atmósfera de Marte y buscando vestigios de vida pasada o presente.
Nunca me ha gustado la idea de visitar planetas habitados por otras criaturas, y, mucho menos, que sean esas criaturas las que nos visiten a nosotros. Las experiencias aquí en la Tierra no son muy alentadoras. Además, si las estrellas están a tantas distancias las unas de las otras… ¡Por algo será! ¿No dicen que la Naturaleza es sabia?
También cabe esperar que sean ellos (otros seres extraterrestres) los más adelantados y nos visiten a nosotros. Aunque, si tengo que ser sincero, preferiría no ser testigo nunca de una escena como la de arriba, en la que una nave alienígena se acerca a la Tierra. Bastantes problemas nos creamos ya nosotros mismos para tener encima que bregar con otros venidos de fuera.
Si se tiene que producir ese encuentro, por mi parte, preferiría que seamos nosotros los visitantes. Me acuerdo de Colón, de Pizarro o Hernán Cortes e incluso de los ingleses en sus viajes de colonización, y la verdad, lo traslado a seres extraños con altas tecnologías a su alcance y con el dominio de enormes energías visitando un planeta como el nuestro, y dicho pensamiento no me produce la más mínima gracia. Más bien es gélido escalofrío.
Podrían responder a cualquier anatomía y… ¡sentimientos!
Según todos los indicios que la ciencia tiene en su poder, no parece que por ahora y durante algún tiempo, tengamos la posibilidad de contactar con nadie de más allá de nuestro sistema solar. Por nuestra parte existe una imposibilidad de medios. No tenemos aún los conocimientos necesarios para fabricar la tecnología precisa que nos lleve a las estrellas lejanas a la búsqueda de otros mundos. En lo que se refiere a civilizaciones extraterrestres, si las hay actualmente, no deben estar muy cerca; nuestros aparatos no han detectado señales que dejarían las sociedades avanzadas mediante la emisión de ondas de radio y televisión y otras similares. También pudiera ser, no hay que descartar nada, que estén demasiado adelantados para nosotros y oculten su presencia mientras nos observan, o atrasados hasta el punto de no emitir señales.
No parece muy inteligente decirles donde estamos
De cualquier manera, por nuestra parte, sólo podemos hacer una cosa: seguir investigando y profundizando en el conocimiento del universo para desvelar sus misterios y conseguir algún día (aún muy lejano), viajar a las estrellas, única manera de escapar del trágico e inevitable final de nuestra fuente de vida, el Sol. Dentro de unos 4.000 millones de años, como ya he dicho antes (páginas anteriores), el Sol se transformará en una estrella gigante roja cuya órbita irá más allá de Mercurio, Venus y seguramente la Tierra. Antes, la temperatura evaporará toda el agua del planeta Tierra, la vida no será posible. El Sol explotará como estrella nova y lanzará sus capas exteriores al espacio exterior para que su viejo material forme nuevas estrellas. Después, desaparecida la fuerza de fusión nuclear, la enorme masa del Sol, quedara a merced de su propio peso y la gravedad que generará estrujará, literalmente, al Sol sobre su núcleo hasta convertirla en una estrella enana blanca de enorme densidad y minúsculo diámetro (en comparación con el original). Más tarde, la estrella se enfriará y pasará a engrosar la lista de cadáveres estelares.
Ciudades futuras en otros mundos
Para cuando ese momento este cercano, la humanidad, muy evolucionada y avanzada, estará colonizando otros mundos, tendrá complejos espaciales y ciudades flotando en el espacio exterior, como enormes naves-estaciones espaciales de considerables dimensiones que dará cobijo a millones de seres, con instalaciones de todo tipo que hará agradable y fácil la convivencia.
Modernas naves espaciales surcarán los espacios entre distintos sistemas solares y, como se ha escrito tantas veces, todo estará regido por una confederación de planetas en los que tomarán parte individuos de todas las civilizaciones que, para entonces, habrán contactado.
El avance en el conocimiento de las cosas está regida por la curiosidad y la necesidad. Debemos tener la confianza y la tolerancia, desechar los temores que traen la ignorancia, y, en definitiva, otorga una perspectiva muy distinta de ver las cosas y resolver los problemas. En tal situación, para entonces, la humanidad y las otras especie inteligentes tendrán instalado un sistema social estable, una manera de gobierno conjunto que tomará decisiones de forma colegiada por mayoría de sus miembros, y se vigilará aquellos mundos en desarrollo que, sin haber alcanzado el nivel necesario para engrosar en la Federación Interplanetaria de Mundos, serán candidatos futuros para ello, y la Federación vigilará por su seguridad y desarrollo en paz hasta que estén preparados.
Ante escenas como estas nos preguntamos: ¿Tenemos derecho a llamarnos humanos?
Seremos humanos verdaderos cuando sintamos el dolor ajeno como propio.
Y, eso, amigos, está tan lejos…
En nuestro planeta pasan cosas que nos deben avergonzar.
Lástima, dejan los sentimientos en casa antes de acometer sus “obligaciones” para crear el bien común
También sabemos que el desconocimiento, el torpe egoísmo de unos pocos y sobre todo la ignorancia, es la madre de la desconfianza y, como ocurre hoy en pleno siglo XXI, los pueblos se miran unos a otros con temor; nadie confía a en nadie y en ese estado de tensión (que es el caso que se produce hoy día), a la más mínima salta una guerra que, por razones de religión mal entendida o por intereses, siempre dará el mismo resultado: la muerte de muchos inocentes que, en definitiva, nada tuvieron que ver en el conflicto. Los culpables e inductores, todos estarán seguros en sus refugios mientras mueren sus hermanos.
Es irrefutable esta desgraciada realidad que, sin que lo podamos negar, nos convierte en bárbaros mucho más culpables que aquellos de Atila, que al menos tenían la excusa de su condición primitiva y salvaje guiada por el instituto de la conquista y defensa de sus propias vidas.
¿Pero que excusa tenemos hoy?
El cometa se encuentra actualmente viajando entre las órbitas de Júpiter y de Marte. Mide unos cuatro kilómetros de diámetro, con una forma irregular, …
Enviamos sondas espaciales a las lunas de Júpiter y al planeta Marte para que investiguen sus atmósferas, busquen agua y nos envíen nítidas fotografías de cuerpos celestes situados a cientos de millones de kilómetros de la Tierra.
Se construyen sofisticadas naves que surcan los cielos y los océanos llevando a cientos de pasajeros confortablemente instalados que son transportados de una a la otra parte del mundo.
Podemos transmitir imágenes desde Australia que en segundos pueden ser vistas en directo por el resto del mundo.
Tenemos en el Espacio exterior telescopios como el Hubble, El James West y otros menores que nos envían constantemente al planeta Tierra imágenes de galaxias y sistemas solares situados a miles de millones de años luz de nosotros, y sin embargo, ¡¡medio mundo muere por el hambre, la miseria, la falta de agua y la enfermedad!!
Creo que ambas cosas serían posibles: Tener esos ingenios en el Espacio y dar a todos los Seres la oportunidad de vivir con dignidad.
¿Qué nos está pasando? Pasamos ante su desgracia y no lo vemos ¿Son invisibles?
Aunque parezca que no tiene conexión alguna, la tiene y mucha, el conocimiento del Universo a través de la Astrofísica y la Astronomía, sin lugar a ninguna duda nos hará mejores, ya que, de ese conocimiento profundo nos vendrán otros relacionados que nos harán comprender también que, lo efímero de nuestras vidas, nos obliga, de alguna manera a ser mejores y que los errores cometidos son irreversibles y tal como marcha el tiempo (siempre adelante) no tenemos la oportunidad de reparar los daños.
Existe un principio de la física denominado Navaja de Occam, que afirma que siempre deberíamos tomar el camino más sencillo posible e ignorar las alternativas más complicadas, especialmente si las alternativas no pueden medirse nunca.
Para seguir fielmente el consejo contenido en la navaja de Occam, primero hay que tener el conocimiento necesario para poder saber elegir el camino más sencillo, lo que en la realidad, no ocurre. Nos faltan los conocimientos necesarios para hacer las preguntas adecuadas.
Así que, siendo así las cosas el camino más aconsejable es el del conocimiento del mundo que nos rodea y del Universo que nos acoge, lo que nos lleva a tener la obligación de que aprendamos del Universo, la Naturaleza es siempre la que nos trae las nuevas ideas, lo que, desde luego, no ocurre sin que la observemos.
Emilio Silvera Vázquez
Sep
30
Conjerurar asiewmpre nos ha gustado (si desconocemos la respuesta)
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
Todos hemos leído alguna novela de Ciencia Ficción que durante unos momentos mágicos nos llevó a través del Tiempo hacia el Pasado, o, hacia el Futuro y, allí, hacer alguna actividad que se tradujo en cambiar la Historia. Lo mismo nos mostraron en películas del genero en las que ocurrían cosas asombrosas.
La Relatividad General en sus ecuaciones de campo nos dicen que dichos viajes son posibles, y, lo cierto es que, no existen máquinas que puedan realizar el “milagro” de llevarnos al Pasado (ese Tiempo que se fue y ya no existe), o, al Futuro (un Tiempo que está por venir, que todavía no es tangible).
Creo que el Tiempo es sólo uno para los seres que estamos viviendo este Presente (pasando brevemente por un Pasado que se fue), y, soñar con llegar a un Fitiro que nunca podremos alcanzar. Estamos confinados en un Eterno Presente, el futuro que presentimos será el Tiempo de otros, y, sin embargo, ese futuro que vivirán otros, para ellos… ¡También será presente!
Y, como decía Hawking: “Debe existir una Conciencia Cósmica que prohíban dichos viajes”.
¡Que nos gusta meternos en berenjenales de los que no sabemos salir!
Emilio Silvera Vázquez
Sep
30
¿Cambio Climático? ¿No será negocio de algunos?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
Los ciclos del planeta se producen cada cierto tiempo, y, no más que los cambios lógicos de su reciclaje
“Cada cierto tiempo vuelve a circular en redes sociales un artículo publicado el 25 de febrero de año 2001 en el suplemento Crónica de El Mundo titulado ‘2020: El Mediterráneo sin playas‘.
Según este texto, que arranca dibujando un escenario futurista respecto a un hipotético 2020, el Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) creado por la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente habría pronosticado que en 2020 “ya no queda rastro alguno de muchas de las playas bañadas por el Mediterráneo y del Atlántico”, el nivel del agua “ha aumentado hasta cubrir gran parte de las costas europeas” y “en Cádiz la subida del mar y la baja actividad de la corriente cálida del Golfo han convertido la provincia en un lugar permanentemente amenazado por lluvias torrenciales, inundaciones y riadas, dejando para el recuerdo cientos de kilómetros de playas paradisiacas [sic]. Algo similar a lo que ocurre en La Palma, Fuerteventura y Lanzarote”. Es un bulo que el IPCC hiciera estos pronósticos.”
- Las interpretaciones del artículo de El Mundo no se basan en lo que dice ningún informe del IPCC.
- El informe del IPCC no preveía que el agua fuese a cubrir las playas del Mediterráneo y del Atlántico en 2020.
- Dos autoras del informe han negado a Maldita.es que incluyesen esas previsiones.
- Las previsiones reales del informe del IPCC sobre subida del nivel del mar y de la crisis climática en zonas costeras ya se han cumplido.
- El periodista de El Mundo ha reconocido a Maldita.es que los informes del IPCC no incluyeron las previsiones que puso en su artículo.