La visión de este trabajo está destinada a curiosos entusiastas de la Física
Muchos han sido los trabajos aquí presentados en los que hemos hablado de la Teoría de Einstein que llegó a la Física como Elefante en cacharrería, lo puso todo partas arriba, la “legalidad” reconocida se vio zarandeada en sus cimientos.
Que la energía y la masa eran dos aspectos de la misma cosa.
Que si un objeto viaja a velocidades cercanas a la de la luz… ¡Su masa aumenta!
Que para los viajeros de una nave que marcha a la velocidad de c, el Tiempo se ralentiza.
Primeros principios de ideas salidas de otros cerebros privilegiados como Lorentz y Maxwell (también otros).
Finalmente, y, ante la incredulidad de los físicos de primer nivel, tuvo que llegar Planck, que habiendo leído detenidamente los trabajos del joven Einstein, comprendió la importancia de los mismos y los publicó en una revista de la que era director y, desde ese momento, el joven empleado de la Oficina de Patentes de Berna (Suiza), fue una celebridad que, requerido por todos, se vio asediado a dar conferencias y rechazar mil puestos de trabajo de gran importancia.
Pero bueno, esto es una sencilla reseña, lo importante es oír al narrador.
Sí, el camino andado ha sido largo y muy penoso. Lo que no sabemos es, si finalmente habrá sido provechoso. ¿Nos dirigimos hacia una meta positiva con las decisiones adoptadas?
La Ciencia está convencida (según los fósiles y pruebas encontradas por los antropólogos), de que el Chimpancé y el Humano, tuvieron un ancestro común. Lo que no se ha podido saber, es el por qué, ese ancestro que no era ni Homo ni Pan, es el antecesor de las dos especies que, mientras la una sigue en la copa de los árboles, la otra trata de llegar a las estrellas.
Sahelanthropus Tchadensis
Siete millones años. Simios antropoides.
Unas dos docenas de especies diferentes.
no existe acuerdo sobre la cifra exacta.
marcan la evolución del humano, desde la postura bípeda hasta la era del Presente.
Nos dice Frank Ochmann.
No todos los miembros de esta pintoresca parentela son antepasados nuestros. Algunos de ellos siguieron vías evolutivas paralelas. Al final, sólo hemos quedado nosotros, aunque muchas de sus características siguen vivas en nuestros genes.
DESVELANDO EL PUZLE ANCESTRAL
En el mundo se han hallado miles de restos prehistóricos humanos. Con las nuevas técnicas de análisis de ADN, muchos de ellos han vuelto al laboratorio deparando nuevas sorpresas gracias a potentes programas informáticos que recomponen este puzle de tiempos remotos.
Los paleoantropólogos, sin embargo, pocas veces trabajan con esqueletos completos. Muchas veces, unas huellas, un hueso, un cráneo, una mandíbula o, incluso, un único diente son el único material disponible. Con suerte, como en el caso del Australopithecus afarensis llamado Lucy, se ha conservado un esqueleto bastante completo.
Su ejemplo nos permite explicar cómo se denomina a las distintas especies humanas: Australopithecus significa ‘mono del sur’, y su abreviatura es Au. A continuación sigue la descripción del lugar donde se encontró: en el caso de Lucy y su parentela afarensis se refiere a la depresión de Afar, en el este de África. Todas las especies humanas llevan el calificativo Homo, normalmente acompañado por una breve descripción derivada del yacimiento del que procede. Nuestra especie corona su nombre con esa sabiduría de la que se siente tan orgullosa: sapiens.
Durante mucho tiempo, nuestros ancestros se refugiaban en grandes grutas para preservarse de las inclemencias del tiempo, sobre todo del frío y de la lluvia con las temibles tormentas, de los peligros de felinos salvajes, y, allí encontraban un lugar que les daba algo de seguridad frente a la frágil naturaleza humana.
En el entonces precario nivel intelectual, no podían asombrarse ante tales escenarios, eran simples barreras que vencer
La dieta de los primeros seres humanos anatómicamente modernos se basaba en mamuts y verduras crudas, con lo que los Homo sapiens más antiguos se alimentaban de lo mismo que los neandertales y la competencia directa por los alimentos causó la extinción de estos últimos.
Y otro resultado de los estudios realizados fue una sorpresa para los científicos: la proporción de plantas en la dieta de los Homo sapiens fue significativamente mayor que en hallazgos de neandertales comparables. Por otra parte, los mamuts parecen haber sido una de las fuentes primarias de carne en ambas especies.
Y, el Ser Humano, comenzó a pensar, muchas son las pruebas que tenemos de pensadores. elegiré a este.
“Al igual que se tiene un concepto de las carnes y pescados y comestibles semejantes, sabiendo que esto es un cadáver de pez, aquello cadáver de un pájaro o de un cerdo; y también que el Falerno es zumo de uva, y la toga pretexta lana de oveja teñida con sangre de marisco; y respecto a la relación sexual, que es una fricción del intestino y eyaculación de un moquillo acompañada de cierta convulsión. ¡Cómo, en efecto, estos conceptos alcanzan sus objetos y penetran en su interior, de modo que se puede ver lo que son! De igual modo es preciso actuar a lo largo de la vida entera, y cuando las cosas te dan la impresión de ser dignas de crédito en exceso, desnúdalas y observa su nulo valor, y despójalas de la ficción , por la cual se vanaglorian. Pues el orgullo es un terrible embaucador de la razón, y cuando piensas ocuparte mayormente de las cosas serias, entonces, sobre todo, te embauca. Mira, por ejemplo, qué dice Crates acerca del mismo Jenócrates .
La mayor parte de las cosas que el vulgo admira se refieren a las más generales, a las constituidas por una especie de ser o naturaleza: piedras, madera, higueras, vides, olivos. Las personas un poco más comedidas tienden a admirar los seres animados, como los rebaños de vacas, ovejas o, sencillamente, la propiedad de esclavos. Y las personas todavía más agraciadas, las cosas realizadas por el espíritu racional, mas no el universal, sino aquél en tanto que es hábil en las artes o ingenioso de otra manera [o simplemente capaz de adquirir multitud de esclavos]. Pero el que honra el alma racional universal y social no vuelve su mirada a ninguna de las restantes cosas y, ante todo, procura conservar su alma en disposición y movimiento acorde con la razón y el bien común, y colabora con su semejante para alcanzar ese objetivo.”
Más tarde llegarían otros con pensamientos a mayor nivel, querían desvelar los secretos de la Naturaleza
Galileo Galilei: Precursor de Newton, “padre de la ciencia moderna” (aunque anterior, su trabajo fue la base).
Margarita Salas: Bioquímica española, pionera en biología molecular.
Estos científicos, junto a muchos otros, expandieron radicalmente el conocimiento del universo, desde las partículas subatómicas hasta la vastedad del cosmos y los secretos de la vida, basándose en los cimientos establecidos por Newton y sus contemporáneos.
Si seguimos relacionando los avances en otras disciplinas científicas, la Química, la Biología, las Matemáticas… ¡Nos faltaría espacio!
Sí, amigos míos, el camino ha sido muy largo y muy doloroso. ¿Lo sabremos valorar adecuadamente? ¿No meteremos finalmente la “patita” y mandaremos al traste todo lo conseguido?
Bueno, me gustaría contestar a esas preguntas pero… ¡El Futuro es Incierto!
Hace mucho tiempo que aviso sobre los serios problemas que nos traerá la (mal llamada) I. A.
La Inteligencia Artificial, dijo John McCarthy cuando acuñó el término en las conferencias de Darmouth de 1956, es: “…la ciencia e ingeniería de hacer máquinas inteligentes, especialmente programas de cómputo inteligentes.” Ese sentido no ha cambiado desde entonces. En cambio, las técnicas y aplicaciones de la Inteligencia Artificial son cada más variadas, profundas y sorprendentes. A pasos exponenciales inundarán nuestras vidas y pronto serán tan omnipresentes que apenas las percibiremos, como hoy nos sucede con la televisión, los modernos teléfonos móviles y el Internet que forman parte de nuestras vidas y, de alguna manera nos podríamos preguntar: ¿Qué haríamos sin todo esto?
Puede que vivamos en un mundo donde cada persona se conectará mentalmente con una red de ordenadores con miles de mentes pensantes también conectadas. O puede que las máquinas realicen todas las tareas para nosotros y nos permitan vivir con total lujo durante toda nuestra vida. Pero Qué ocurriría si las máquinas nos vieran como algo innecesario – o algo peor-? Si las máquinas llegan al punto donde se puedan reparar ellas mismas o incluso crear versiones mucho mejores, ¿podrían llegar a la conclusión de los humanos son simplemente una molestia? Realmente es un escenario que asusta. ¿Podría ser cierta la versión de Vinge del futuro? ¿Hay alguna manera de evitarlo?
He dado muchas vueltas a la IA y a la consciencia de los seres vivos. Las conclusiones a las que he podido llegar son que el pensamiento consciente debe involucrar componentes que no pueden ser siquiera simulados adecuadamente por una mera computación; menos aún podría la computación por sí sola, provocar cualquier sentimiento o intención consciente. En consecuencia, la mente debe ser realmente algo que no puede describirse mediante ningún tipo de términos computacionales. Sin embargo, noticias que llegan de nuevos descubrimientos te hacen dudar de hasta dónde podrán llegar esos “seres” artificiales creados por el hombre.
De todas las maneras, no dejamos de insistir y queremos llegar a conseguir poder insertar los sentimientos en esos seres artificiales que cada día creamos con mayor perfección. ¿No somos conscientes del peligro que conlleva imitar a los humanos de esa manera? Las consecuencias son impredecibles y, como tantas otras cosas, cuando queramos darnos cuenta…será tarde.
Bien es verdad que no tenemos una comprensión científica de la mente humana. Sin embargo, esto no quiere decir que el fenómeno de la consciencia deba permanecer fuera de la explicación científica. Ya se están buscando caminos científicos para dar esa explicación del misterio más profundo (seguramente) del Universo. Y, a pesar de no conocer a fondo nuestra mente, ya estamos tratando de incorporar, a mentes artificiales lo poco que de ella sabemos. ¿No será una temeridad?
El tema nos llevaría mucho, mucho tiempo, y, finalmente, unos dirán que la I.A. es progreso y otros diremos que es involución para la Humanidad a largo plazo.
No dejamos de soñar con lo imposible, nuestro presente tecnológico en viajes espaciales… ¡Es casi nulo!
No pocas veces hemos dejado aquí los problemas a los que nos tendríamos que enfrentar para realizar viajes, no ya al Espacio Interestelar lejano, sino simplemente a planetas del entorno cercano, como por ejemplo, Matte.
El sueño de alcanzar otros mundos, si finalmente lo conseguimos… ¡Queda muy lejos en el Futuro!
La Velocidad de la Luz en el vacío espacial, es el límite que impone el Universo para moverse. La materia no puede superar esa manera de viajar, sabemos que uno objeto que viaje a velocidades relativistas (c), a medida que se acerca a este límite, se va frenando y la masa aumenta, la energía inercial, se convierte en masa por medio de la fórmula E=mc2.
El Planeta Próxima b, alumbrado por la enana roja Próxima Centauri, el hipotético mundo para los viajeros
Si eso es así (que lo es), es difícil pensar en realizar un viaje a otras estrellas, cuando la más cercana al Sol, Próxima Centauri, situada a 4,24 años luz es un muro infranqueable para la nave más rápida de la Tierra que se mueve a 50.000/60.000 Km/h., lo que supone que tardaríamos en llegar 80.000 años, (aproximadamente 40 billones de km) del Sol, y una nave viajando a 60,000 km/h tardaría una eternidad, alrededor de 75,000 a 80,000 años en llegar, una cifra que varía porque 60,000 km/h es una velocidad muy baja para viajes interestelares, aunque las sondas actuales como Voyager 1 (que va más rápido) tardarían un tiempo similar.
¿Qué ¿humanos? llegarían al nuevo mundo, después de muchas generaciones en el Espacio ¿No habrían mutado?
Viajar a Próxima Centauri con tecnología actual es extremadamente lento; incluso a miles de kilómetros por segundo (no kilómetros por hora), se necesitarían décadas o siglos, mientras que a la velocidad de tu ejemplo, serían decenas de miles de años.
Nuestras Mentes se auto-engañan para evitar la frustración, para 3evitar ponernos ante la imposibilidad de llegar a ninguna parte. Los humanos no están hechos para vivir en el Espacio, y dado que la separación entre sí de las estrellas (así lo ha dispuesto la Naturaleza), es tan descomunal que, alejan de nuestro alcance tal sueño interesadamente alimentado por Organismos como la NASA y otros que viven de las subvenciones gubernamentales y para ello tienen que alimentar las ilusiones (más fantasía que otra cosa), que nunca se podrán cumplir.
Para seguir aumentando y manteniendo el sueño, nos inventamos motores de curvatura y otros caminos imposibles como Agujeros de Gusano. ¿Qué es el Hiper-Espacio, ese atajo que nos lleva a regiones lejanas de la Galaxia en poco tiempo?
Los agujeros de gusano (El Puente de Einstein – Rosen), esos atajos teóricos que existen a través del Espacio-Tiempo, permitiendo viajes “más rápido que la velocidad de la luz, no porque se pueda superar esta, sino porque se la puede “burlar” por esos túneles que nos acerca a lugares muy lejanos de los del lugar de partida.
Así las cosas, los científicos se agarran a las ecuaciones de la Relatividad General que para plasmarlas en realidad, requieren materia exótica (energía negativa) para mantenerse abiertos y transitables, siendo actualmente pura especulación teórica sin evidencia experimental, aunque se ha logrado simularlos a nivel cuántico.
Volviendo a la imposibilidad de viajar a las inmensas distancias que existen entre las estrellas, estudiamos las distancias existentes entre las estrellas más cercanas al Sol, en un Radio de 20 años luz y que podrían tener planetas habitables.
Las 10 estrellas más cercanas al Sol están en un rango de distancia de entre 4 y 10 años luz. Para tener una idea de estas distancias, la Galaxia Vía Láctea tiene unos 100.000 años luz de diámetro, lo que deja a estas estrellas próximas como vecinas cercanas.
La cercanía de la vecindad para nosotros engañosa, queda al descubierto cuando hacemos las cuentas y vemos las posibilidades reales de viajar a esas estrellas vecinas, aplicamos las tecnologías disponibles, calculamos las naves más rápidas de las que podemos disponer, comparamos y estudiamos si los materiales con los que se construyeron la nave son suficientes para evitar la radiación, tratamos de incorporar a la nave la Gravedad artificial, procuramos materiales inteligentes que se auto-reparen en accidentes con meteoroides, vemos la posibilidad de utilizar un combustible sólido que requiere una carga menor y una duración más duradera en el Tiempo… ¡No es suficiente, la velocidad se opone a tal misión!
Más allá de Barnard existe un cierto numero de estrellas, todas ellas poco prometedoras para la existencia de vida y de inteligencia porque, o son demasiado pequeñas y frías para emitir la clase de luz que la vida tal como la conocemos requiere, o demasiado jóvenes como para que haya aparecido la vida inteligente en los planetas que las circundan. No encontraremos otra estrella que pueda albergar la vida y seres inteligentes hasta que no viajemos a una distancia próxima a los once años-luz del Sol.
Algunos de los planetas que acompañan a estas estrellas “vecinas”, podrían ser habitables pero, ¿Cómo llegar a ellos?
Sabemos que dentro de los 11 años luz del Sol, hay aproximadamente una docena de sistemas planetarios (aparte de Alpha Centauri, como las ya nombradas antes Sirio A y B, Eridani, Wolf 359, la citada estrellas de Barnard, y enanas rojas como Ross 154, Ross 248, Ross 128 y Lalande 21185. Estos son algunos de los vecinos más próximos a nuestro sistema solar, muchos de ellos enanas rojas, y son importantes por su cercanía, lo que permite estudiar sus características y posibles exoplanetas, como los descubiertos en el sistema de Ross 128 o en la zona habitable de otra estrellas cercana.
Épsilon Eridani está situada a unos 10,5 años-luz del Sol, es una de las estrellas más cercanas al Sistema Solar y la tercera más próxima visible a simple vista. Está en la secuencia principal, de tipo espectral K2, muy parecida a nuestro Sol y con una masa algo menor que éste, de unas 0,83 masas solares. Es joven, sólo tiene unos 600 millones de años de edad mientras que el Sol tiene 4.600 millones de años.
Epsilon Eridani es un joven espejo del sistema solar
Épsilon emite menos luz visible y luz ultravioleta que nuestra estrella, pero probablemente sea suficiente para permitir allí el comienzo de la vida que, si tenemos en cuenta el corto tiempo que ha pasado, no llegaría a poder ser inteligente. Claro que, los cálculos realizados sobre la vida de las estrellas en general y sobre esta en particular… ¡No son fiables! Y, siendo así (que los), tampoco podemos estar seguro de lo que en sus alrededores pueda estar presente. Se le descubrió un planeta orbitando a su alrededor, Épsilon Eridani b, que se descubrió en el año 2000. La masa del planeta está en 1,2 ± 0,33 de la de Júpiter y está a una distancia de 3,3 Unidades Astronómicas. Se cree que existen algunos planetas de reciente formación que orbitan esta estrella.
Más allá de Épsilon Eridani hay nueve estrellas que se encuentran todavía dentro de un margen de distancia del Sol que no sobrepasan los 12 años-luz. Sin embargo, todas ellas, menos una, son demasiado jóvenes, demasiado viejas, demasiado pequeñas o demasiado grandes para poder albergar la vida y la inteligencia. La excepción se llama Tau Ceti.
Tau Ceti está situada exactamente a doce años-luz de nosotros y satisface todas las exigencias básicas para que en ella (en algún planeta de su entorno) haya podido evolucionar la vida inteligente: Se trata de una estrella solitaria como el Sol -al contrario que Alfa Centauri- no tendría dificultad alguna en conservar sus planetas que no serían distorsionados por la gravedad generada por estrellas cercanas. La edad de Tau Ceti es la misma que la de nuestro Sol y también tiene su mismo tamaño y existen señales de que posee una buena familia de planetas. No parece descabellado pensar que, de entre todas las estrellas próximas a nosotros, sea Tau Ceti la única con alguna probabilidad de albergar la vida inteligente.
¿Quién sabe lo que en algunos de esos planetas que orbitan la estrella Tau Ceti pudiera estar pasando? Y, desde luego, dadas las características de su sistema solar y la cercanía que parece existir entre alguno de los mundos allí presentes, si algún ser vivo inteligente pudiera contempar el paisaje al amanecer, no sería extraño que pudiera ser testigo de una escena como la que arriba contemplamos. ¿Es tan bello el Universo! Cualquier escena que podamos imaginar en nuestras mentes… ¡Ahí estará! en alguna parte.
Es cierto que la vida, podría estar cerca de nosotros y que, por una u otra circunstancia que no conocemos, aún no hayamos podido dar con ella. Sin embargo, lo cierto es que podría estar mucho más cerca de lo que podemos pensar y, desde luego, es evidente que el Sol y su familia de planetas y pequeños mundos (que llamamos lunas), son también lugares a tener en cuenta para encontrarla aunque, posiblemente, no sea inteligente.
Con certeza, ni sabemos cuentos cientos de miles de millones de estrellas puede haber en nuestra propia Galaxia, la Vía Láctea. Sabemos más o menos la proporción de estrellas que pueden albergar sistemas planetarios y, sólo en nuestro entorno galáctico podrían ser cuarenta mil millones de estrellas las que pudieran estar habilitadas para poder albergar la vida en sus planetas.
Estas cifras asombrosas nos llevan a plantear muchas preguntas, tales como: ¿Estarán todas esas estrellas prometedoras dando luz y calor a planetas que tengan presente formas de vida, unas inteligentes y otras no? ¿O sólo lo están algunas? ¿O ninguna a excepción del Sol y su familia. Algunos astrónomos dicen que la ciencia ya conoce la respuesta a esas preguntas. Razonan que la Tierra es una clase de planeta ordinario, que contiene materiales también ordinarios que pueden encontrarse por todas las regiones del Universo, ya que, la formación de estrellas y planetas siempre tienen su origen en los mismos materiales y los mismos mecanismos y, en todas las regiones del Universo, por muy alejadas que estén, actúan las mismas fuerzas, las mismas constantes, los mismos ritmos y las mismas energías.
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Gliese 581
Planetas como la Tierra y muy parecidos los hay en nuestra propia Galaxia a miles de millones y, si la vida hizo su aparición en esta paradisíaca variedad de planeta, estos astrónomos se preguntan, ¿por qué no habría pasado lo mismo en otros planetas similares al nuestro? ¿Tiene acaso nuestro planeta algo especial para que sólo en él esté presente la vida? La Naturaleza, amigos míos, no hace esa clase de elecciones y su discurrir está regido por leyes inamovibles que, en cualquier circunstancia y lugar, siempre emplea los caminos más “simples” y lógicos para que las cosas resulten como nosotros las podemos contemplar a nuestro alrededor. Y, siendo así (que lo es), nada aconseja a nuestro sentido común creer que estamos solos en tan vasto Universo.
Sabiendo que estrellas como el Sol, solo en la Vía Láctea son 30.000 millones y que las leyes de la Naturaleza son las mismas en todas partes.
Así las cosas, somos conscientes de la imposibilidad que tenemos para viajar a otros mundos y otras estrellas. Sin embargo, nuestras Mentes no lo admiten, seguimos empeñados en hablar de esos viajes imposibles, ya que, al menos, ese auto-engaño de la Mente, evita la enorme frustración que nos produce pensar en lo contrario.
Claro que, lo cierto y lo real es… ¡Qué no podemos ir a ninguna parte fuera de la Tierra, en la que es5tamos confinados! Por eso la llamamos nuestro “mundo! Aquí está todo de lo que podemos disponer, más allá… ¡ Solo Sueños!