Jul
23
¡Conocer la Naturaleza! Hoy sólo un sueño ¿Realidad mañana?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en La Ciencia debe avanzar ~ Comments (1)
A partir de sus principios en Sumeria (actualmente en Irak) alrededor del 3500 a. C., en Mesopotamia, los pueblos del norte comenzaron a intentar registrar la observación del mundo con datos cuantitativos y numéricos sumamente cuidados. Pero sus observaciones y medidas aparentemente fueron tomadas con otros propósitos más que la ley científica. Un caso concreto es el del teorema de Pitágoras, que fue registrado, aparentemente en el siglo XVIII a. C.: la tabla mesopotámica Plimpton 322 registra un número de trillizos pitagóricos (3,4,5) (5,12,13)…., datado en el 1900 a. C., posiblemente milenios antes de Pitágoras,1 pero no era una formulación abstracta del teorema de Pitágoras.
Los avances significativos en el Antiguo Egipto son referentes a la astronomía, a las matemáticas y a la medicina.2 Su geometría era una consecuencia necesaria de la topografía, con el fin de intentar conservar la disposición y la propiedad de las tierras de labranza, que fueron inundadas cada año por el Nilo. La regla del triángulo rectángulo y otras reglas básicas sirvieron para representar estructuras rectilíneas, el pilar principal de la arquitectura dintelada egipcia. Egipto era también el centro de la química y la investigación para la mayor parte del Mediterráneo.
Isabel Pérez Arellano y Róbinson Torres Villa, publicaron un artículo en 2009, sobre la física moderna y sus paradigmas y, comenzaban diciendo:
“Desde siempre el hombre ha intentado dar respuesta a los interrogantes más profundos que lo inquietan; preguntas
que van desde ¿Quién soy?, ¿de dónde vengo? ¿y hacia dónde voy?, hasta los intentos por explicar el origen y final universo en qué vive. Muchas son las prepuestas que se han dado a esos interrogantes, dependiendo de la corriente de pensamiento seguida por quien aborda esas preguntas; es así como se ven aproximaciones místicas, esotéricas, religiosas y científicas entre otras; pero todas con el objetivo de dilucidar alguna respuesta a esas preguntas fundamentales.
Desde el punto de vista científico y concretamente de la física moderna, se han planteado algunas explicaciones del universo en el que vivimos que algunas veces rozan con lo fantástico, dado el nivel de abstracción o especulación que llevan implícito, todo obviamente avalado por sofisticados modelos matemáticos que al parecer soportan las hipótesis planteadas.”
Si repasamos la historia de la ciencia, seguramente encontraremos muchos motivos para el optimismo. Por mencionar a un científico de nuestro tiempo, escojamos a E. Witten que está convencido de que la ciencia será algún día capaz de sondear hasta las energías de Planck. Como ya he contado en otras ocasiones, él dijo:
“No siempre es tan fácil decir cuáles son las preguntas fáciles y cuáles las difíciles. En el siglo XIX, la pregunta de por qué el agua hierve a 100 grados era desesperadamente inaccesible. Si usted hubiera dicho a un físico del siglo XIX que hacia el siglo XX sería capaz de calcularlo, le habría parecido un cuento de hadas… La teoría cuántica de campos es tan difícil que nadie la creyó completamente durante 25 años.”
En su opinión, las buenas ideas siempre se verifican. Los ejemplos son innumerables: la gravedad de Newton, el campo eléctrico de Faraday y el electromagnetismo de Maxwell, la teoría de la relatividad de Einstein en sus dos versiones y su demostración del efecto fotoeléctrico, la teoría del electrón de Paul Dirac, el principio de incertidumbre de Heisenberg, la función de ondas de Schrödinger, y tantos otros. Algunos de los físicos teóricos más famosos, sin embargo, protestaban de tanto empeño en la experimentación.
El astrónomo arthur Eddington se cuestionaba incluso si los científicos no estaban forzando las cosas cuando insistían en que todo debería ser verificado. El premio Nobel Paul dirac incluso llegó a decir de forma más categórica: “Es más importante tener belleza en las ecuaciones que tener experimentos que se ajusten a ellas“, o en palabras del físico John Ellis del CERN, “Como decía en una envoltura de caramelos que abrí hace algunos años, «Es sólo el optimista el que consigue algo en este mundo».“
Yo, como todos ustedes, un hombre normal y corriente de la calle, escucho a unos y a otros, después pienso en lo que dicen y en los argumentos y motivaciones que les han llevado a sus respectivos convencimientos, y finalmente, también decido según mis propios criterios y emito mi opinión de cómo es el mundo que, no obligatoriamente, coincidirá con alguna de esas opiniones, y que en algún caso, hasta difieren radicalmente.
Suponiendo que algún físico brillante nos resuelva la teoría de campos de cuerdas y derive las propiedades conocidas de nuestro universo, con un poco de suerte, podría ocurrir en este mismo siglo, lo que no estaría nada mal considerando las dificultades de la empresa. El problema fundamental es que estamos obligando a la teoría de supercuerdas a responder preguntas sobre energías cotidianas, cuando su “ámbito natural” está en la energía de Planck. Esta fabulosa energía fue liberada sólo en el propio instante de la creación, lo que quiere decir que la teoría de supercuerdas tiene su explicación allí, en aquel lugar y tiempo donde se produjeron las mayores energías conocidas en nuestro Universo y que, nosotros, no podemos alcanzar -de momento-.
Fuimos capaces de predecir que el Big Bang produjo un “eco” cósmico reverberando en el universo y que podría ser mesurable por los instrumentos adecuados. De hecho, Arno Penzias y Robert Wilson de los Bell Telephone Laboratories ganaron el premio Nobel en 1.978 por detectar este eco del Big Bang, una radiación de microondas que impregna el universo conocido.
Como una onda, podemos detectar el eco del big bang
El que el eco del Big Bang debería estar circulando por el universo miles de millones de años después del suceso fue predicho por primera vez por George Gamow y sus discípulos Ralpher y Robert Herman, pero nadie les tomó en serio. La propia idea de medir el eco de la creación parecía extravagante cuando la propusieron por primera vez poco después de la segunda guerra mundial. Su lógica, sin embargo, era aplastante. Cualquier objeto, cuando se calienta, emite radiación de forma gradual. Ésta es la razón de que el hierro se ponga al rojo vivo cuando se calienta en un horno, y cuanto más se calienta, mayor es la frecuencia de radiación que emite. Una fórmula matemática exacta, la ley de Stefan-Boltzmann, relaciona la frecuencia de la luz (o el color en este caso) con la temperatura. De hecho, así es como los científicos determinan la temperatura de la superficie de una estrella lejana; examinando su color. Esta radiación se denomina radiación de cuerpo negro.
Esta radiación, ¡cómo no!, ha sido aprovechada por los ejércitos, que mediante visores nocturnos pueden operar en la oscuridad. De noche, los objetos relativamente calientes, tales como soldados enemigos o los carros de combate, pueden estar ocultos en la oscuridad, pero continúan emitiendo radiación de cuerpo negro invisible en forma de radiación infrarroja, que puede ser captada por gafas especiales de infrarrojo. Ésta es también la razón de que nuestros automóviles cerrados se calientes en verano, ya que la luz del Sol atraviesa los cristales del coche y calienta el interior. A medida que se calienta, empieza a emitir radiación de cuerpo negro en forma de radiación infrarroja. Sin embargo, esta clase de radiación no atraviesa muy bien el vidrio, y por lo tanto queda atrapada en el interior del automóvil, incrementando espectacularmente la temperatura y, cuando regresamos para proseguir el camino… ¿quién es el guapo que entra?
Análogamente, la radiación de cuerpo negro produce el efecto invernadero. Al igual que el vidrio, los altos niveles de dióxido de carbono en la atmósfera, causados por la combustión sin control de combustibles fósiles, pueden atrapar la radiación de cuerpo negro infrarroja en la Tierra, y de
este modo calentar gradualmente el planeta.
Gamow razonó que el Big Bang era inicialmente muy caliente, y que por lo tanto sería un cuerpo negro ideal emisor de radiación. Aunque la tecnología de los años cuarenta era demasiado primitiva para captar esta débil señal de la creación, Gamow pudo calcular la temperatura de dicha radiación y predecir con fiabilidad que un día nuestros instrumentos serían lo suficientemente sensibles como para detectar esta radiación “fósil”.
La lógica que había detrás de su razonamiento era la siguiente: alrededor de 300.000 años después del Big Bang, el universo se enfrió hasta el punto en el que los átomos pudieron empezar a componerse; los electrones, entonces, pudieron empezar a rodear a los protones y neutrones formando átomos estables, que ya no serían destruidos por la intensa radiación que estaba impregnando todo el universo. Antes de este momento, el universo estaba tan caliente que los átomos eran inmediatamente descompuestos por esa radiación tan potente en el mismo acto de su formación. Esto significa que el universo era opaco, como una niebla espesa absorbente e impenetrable.
Pasados 300.000 años, la radiación no era tan potente; se había enfriado y por lo tanto la luz podía atravesar grades distancias sin ser dispersada. En otras palabras, el universo se hizo repentinamente negro y transparente.
Terminaré esta parte comentando que un auténtico cuerpo negro es un concepto imaginario; un pequeño agujero en la pared de un recinto a temperatura uniforme es la mejor aproximación que se puede tener de él en la práctica. La radiación de cuerpo negro es la radiación electromagnética emitida por un cuerpo negro. Se extiende sobre todo el rango de longitudes de onda y la disminución de energías sobre este rango tiene una forma característica con un máximo en una cierta longitud de onda, desplazándose a longitudes de onda más cortas al aumentar las temperaturas*.
Hablar, sin más especificaciones, de radiación, es estar refiriéndonos a una energía que viaja en forma de ondas electromagnéticas o fotones por el universo. También nos podríamos estar refiriendo a un chorro de partículas, especialmente partículas alfa o beta de una fuente radiactiva o neutrones de un reactor nuclear.
Radiación y magnetismo presentes en todas partes
La radiación actínida es la electromagnética que es capaz de iniciar una reacción química. El término es usado especialmente para la radiación ultravioleta que emiten las estrellas jóvenes y azuladas en las bellas nebulosas.
Muchos son los tipos conpocidos: Radiación blanda, radiación cósmica, radiación de calor, radiación de fondo, de fondo de microondas, radiación dura, electromagnética, radiación gamma, infrarroja, ionizante, monocromática, policromática, de sincrotón, ultravioleta, de la teoría cuántica, de radiactividad… y, como se puede ver, la radiación en sus diversas formas es un universo en sí misma.
El físico alemán Max Planck (1.858 – 1.947), responsable entre otros muchos logros de la ley de radiación de Planck, que da la distribución de energía radiada por un cuerpo negro. Introdujo en física el concepto novedoso de que la energía es una cantidad que es radiada por un cuerpo en pequeños paquetes discretos, en vez de una emisión continua. Estos pequeños paquetes se conocieron como cuantos y la ley formulada es la base de la teoría cuántica.
Einstein se inspiró en este trabajo para a su vez presentar el suyo propio sobre el efecto fotoeléctrico, donde la energía máxima cinética del fotoelectrón, Em, está dada por la ecuación que lleva su nombre: Em = hf – Φ.
Planck publicó en 1.900 un artículo sobre la radiación de cuerpo negro que sentó las bases para la teoría de la mecánica cuántica que más tarde desarrollaron otros, como el mismo Einstein, Heisenberg, Schrödinger, Dirac, Feymann, etc. Todos los físicos son conocedores de la enorme contribución que Max Planck hizo en física: la constante de Planck, radiación de Planck, longitud de Planck, unidades de Planck, etc. Es posible que sea el físico de la historia que más veces ha dado su nombre a conceptos de física. Pongamos un par te ejemplos de su ingenio:
1. Esta escala de longitud ( 10-35 m ) veinte órdenes de magnitud menor que el tamaño del protón, de 10-15 m, es a la que la descripción clásica de gravedad cesa de ser válida y debe ser tenida en cuenta la mecánica cuántica. En la fórmula que la describe, G es la constante gravitacional, ħ es la constante de Planck racionalizada y c en la velocidad de la luz.
2. Es la masa de una partícula cuya longitud de onda Compton es igual a la longitud de Planck. En la ecuación, ħ es la constante de Planck racionalizada, c es la velocidad de la luz y G es la constante gravitacional.
La descripción de una partícula elemental de esta masa, o partículas que interaccionan con energías por partículas equivalentes a ellas (a través de E = mc2), requiere de una teoría cuántica de la gravedad. Como la masa de Planck es del orden de 10-8 Kg (equivalente a una energía de 1019 GeV) y, por ejemplo, la masa del protón es del orden de 10-27 Kg y las mayores energías alcanzables en los aceleradores de partículas actuales son del orden de 14 TeV, los efectos de gravitación cuántica no aparecen en los laboratorios de física de partículas.
Únicamente en un laboratorio aparecieron partículas que tenían energías del orden de la masa de Planck: en el universo primitivo, de acuerdo con la teoría del Big Bang, motivo éste por el que es necesaria una teoría cuántica de la gravedad para estudiar aquellas condiciones. Esta energía de la que estamos hablando, del orden de 1019 GeV (inalcanzable para nosotros), es la que necesitamos para verificar la teoría de supercuerdas.
Siempre, desde que puedo recordar, me llamó la atención los misterios y secretos encerrados en la naturaleza, y la innegable batalla mantenida a lo largo de la historia por los científicos para descubrirlos.
emilio silvera
Oct
1
¿Cuándo nos daremos cuenta?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en La Ciencia debe avanzar ~ Comments (0)
Sí, ¿cuando nos daremos cuenta de que, el futuro mismo de la Humanidad, depende directamente de lo que hagamos en el campo de la Ciencia? Son las distintas disciplinas del saber Humano las que deben avanzar para ir buscando las soluciones que necesitamos para cubrir, todas nuestras necesidades que, cada día, con el crecimiento imparable de la población mundial, son más y más exigentes.
Se ha reunido el Consejo de Investigación y han denunciado la resistencia política a invertir en la Investigación y conceder subvenciones a proyectos científicos encaminados al avance de la Humanidad. Todos los Científicos del Mundo quieren y desean que se produzca un gran impulso en este campo que, como sabemos y a pesar de lo que muchos creen, es la hermana pobre de las inversiones, ya que, lo que prima son los resultados inmediatos que, en Ciencia, están ausentes..
Los intereses especuladores de los Mercados y la irresponsababilidad e incompetencia de los políticos, han hecho posible que estemos situados en este lugar en el que, muchos son los que sufren y, la Ciencia, no podía ser una excepción.
En una situación de crisis como la actual, y cuando lo que está en cuestión son las inversiones dedicadas a la investigación, cualquier esfuerzo para mejorarlas, o por lo menos preservarlas, no es en vano. Así lo ha entendido el Consejo Europeo de Investigación (ERC , según sus siglas en inglés), una agencia dirigida por científicos fundada en 2007 dentro del 7º Programa Marco de Investigación. En su última reunión, celebrada recientemente en Barcelona, ha actuado de portavoz de la comunidad científica europea, que ha sacado todo su músculo para tratar de hacer ver a los burócratas de Bruselas y de los Estados miembros la necesidad de seguir la vía de éxito que puede situar a Europa en la misma liga que juega Estados Unidos: la de la excelencia científica. Consolidar el ERC como una estructura fija de financiación científica que solo tenga en cuenta la excelencia y no la nacionalidad es ahora el objetivo para disponer de un instrumento de política científica a escala europea.
Parece que en Estados Unidos, la Ciencia camina por otro sendero diferente al de Europa, y, allí, a pesar de todo, su Presidente sí se reune y escucha a los científicos que le ponen al día de lo que interesa a todos.
Homenaje a la ciencia por parte del presidente de los EEUU, donde explica la importancia que ésta tiene como fuente de conocimiento y motor de la economía. Interesante su mensaje: “los políticos debemos escuchar los mensajes de los científicos, aunque éstos no sean complacientes, especialmente cuando no sean complacientes”. Un buen discurso para ser escuchado un 12 de febrero, el día del cumpleaño de Charles Darwin.
El presente mapa presenta el resultado de la evaluación realizada por el Instituto Fordham sobre estado de las ciencias en EEUU, representado por estados y calificado desde la A (máxima posible) a F (la peor posible). Juzgar por vosotros mismos.
Mientras tanto La Academia Europea, dio la visión de los científicos sobre el ERC y dijo que habían sido muy bienvenidas en la comunidad científica sus subvenciones. Este entusiasmo no ha sido compartido, o al menos al mismo nivel, por los políticos y burócratas, europeos o de los organismos nacionales de investigación. Más de 900 científicos y universitarios de instituciones españolas reivindican el pensamiento crítico en un manifiesto que presentan hoy en Madrid, en un acto que se celebrará en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
– Hasta la fecha, el Consejo Europeo de Investigación (ERC) ha financiado 1.069 proyectos a jóvenes científicos y a investigadores consolidados. Su presupuesto para los primeros siete años de actividad asciende a 7.500 millones de euros.
Claro que, en Estados Unidos siempre parecen ir algunos pasos por delante: Genetistas estadounidenses anunciaron hoy que han producido por primera vez una célula controlada por ADN elaborado por el ser humano, un paso que acerca la ciencia a la creación de vida artificial.
Esta es la primera especie autoduplicable que existe en el planeta cuyo padre es un ordenado. Desde hace décadas científicos de todo el mundo manipulan algunos genes de animales y plantas, pero es la primera vez que alguien cambia el genoma completo.
Claro que también, se está avanzando, a pesar de todo en los otros ámbitos de la Ciencia y, no sólo los científicos hacen que eso sea así, algunos, aportamos un granito de arena con nuestras humildes aportaciones. La Imagen de arriba la encontré repasando por ahí y estaba en un artículo mío: El “universo” de lo muy pequeño: NANO : Blog de Emilio Silvera V.
No será posible que la Ciencia avance si no ponemos el remedio para que ello suceda y, debemos comenzar por la enseñanza en la que, desgraciadamente, están sólidamente establecidos conceptos caducos que, amntienen a una clase de “científicos” que, al no tener los suficientes alicientes para que los cambios sde produzcan (podrían ser nefastos para ellos), dejan que el tiempo transcurra y que todo siga igual. Lo pagan los jóvenes estudiantes de Ciencia que, de esta manera, quedan abocados a un retroso en el progreso que no podemos consentir.
Me alegra leer: “Expertos de todo el mundo diseñan un colisionador de partículas lineal para desvelar los grandes misterios del universo”. Los físicos se han cansado de dar rodeos. Durante el último cuarto de siglo han utilizado máquinas circulares, cada vez de mayor tamaño, con las que aclarar cómo surgió el universo tras el Big Bang. Estas máquinas redondas y kilométricas, donde giran partículas subatómicas rozando la velocidad de la luz, han dado hallazgos claves y aún se espera de ellas descubrimientos dignos de un Nobel. Sin embargo, los físicos del mundo lo tienen claro: la próxima gran máquina debe ser recta.
Los expertos denominan a este nuevo gran laboratorio acelerador de partículas lineal. Será el sucesor del Gran Colisionador de Hadrones de Ginebra, el LHC, campeón entre de campeones entre los aceleradores circulares.
Es bueno que pensemos en nuevas formas y que nos arriesguemos a recorrer nuevos caminos, no podemos seguir otro siglo pensando que c, la velocidad del la luz en el vacío, nos tiene contreñidos y nos impedirá para siempre los viajes a otros mundos. Si la forma convencional no nos sirve, hay que buscar otras formas nuevas, otros caminos que nos lleven al otro extremo de la Galaxia y, para que eso sea posible, amigos míos, debemos despojarnos de las ataduras de la física actual que, nos podrá servir de base para avanzar pero, no es suficiente para que se cumpla todo lo que necesitaremos en el futuro.
Fijaos sino, en el empecinamiento que nos traemos desde hace años ya, con “la materia oscura”, con “Bosón de Higgs” y con otros muchos conceptos que desesperados buscamos y no hemos podido encontrar. El mejor ejemplo del objeto perdido es el del Gravitón. ¿Y, si seguimos en nuestras trece y finalmente no aparece ni la “materia oscura ni el bosón de Higgs? ¿qué haremos entonces?
Bueno, entonces sabremos que habíamos elegido caminos equivocados. El camino más cómodo no es siempre el más conveniente y, cuando lanzamos al mundo una teoría que parece que nos da la solución a lo que observamos, debemos, por todos los medios, de contrastarla con la observación y comprobar si son coincidentes teoría y Naturaleza. No siempre lo “más bonito” resulta ser la realidad.
Si somos sensatos y reconocemos que la mecánica cuántica (esa teoría que nos describe a la perfección la Naturaleza), no coincide con nuestro mundo cotidiano que, funciona de otra manera. Entonces, amigos míos, debemos admitir que nuestra realidad está sujeta por nuestras creencias, por nuestros pensamientos y, ¿por qué no? también por nuestros sentimientos. No somos objetivos y dibujamos en nuestras mentes una realidad particular, un escenario del mundo propio, nuestro mundo. Debemos buscar ese otro mundo que escenifica la realidad y acercarnos a él para aprender y saber dónde estamos y a hacia dónde nos dirijimos.
¿Os acordais de aquella noticia?
“Esta semana el equipo de investigación OPERA, del laboratorio europeo de física CERN, dio a conocer una medición realizada en la que se registró por primera vez un exceso de velocidad al límite cósmico que había impuesto la teoría de la relatividad de Einstein. Unos neutrinos, partículas especialmente elusivas, superaron por poco los 299,792.458 kilómetros por segundo a los que viaja la luz, en un recorrido de 730 km a lo largo de la Tierra al laboratorio Gran Sasso. Si bien los físicos advierten que la medición debe de tomarse con cautela, de confirmarse significaría uno de los más profundos sacudimientos hacia los fundamentos con los que se ha construido el edificio de la física moderna —y por lo tanto hacia nuestra realidad.”
La polémica fue grande y, al final, todo se aclaró, se descubrió el error y el Fotón siguió siendo el rey de la velocidad en nuestro Universo. Sin embargo, ¿quién puede negar que existan otros caminos? Si no son los Neutrinos… ¡podríamos ser nosotros! los que, por un medio inesperado, podríamos (no superar pero sí burlar) ir más aprisa que la luz tomando el adecuado camino.
Siempre he dicho que, el Universo es…, casi tan grande como nuestra imaginación. Si eso es cierto, nuestras mentes a pleno rendimiento (al menos alguna) podría iluminarse con la idea de viajar al otro extremo de la Galaxia primero y, al otro extremo del Universo después. ¿Quién sabe hasta dónde podremos llegar? En realidad, ¿Existen límites? NO, creo que no existe ningún límite y, la Naturaleza tiene todas las respuestas para que nosotros, seres pensantes y conscientes, las podamos encontrar.
Pero, como decía al principio, muchas cosas deben cambiar y, la mentalida de hoy, debe dar paso a nuevas formas y nuevas maneras de ver y mirar hacia nuevos horizontes que la Ciencia nos está señalando con insistencia y que no nos atrevemos a visitar.
emilio silvera