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El meteorito no mató a los dinosaurios

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en La vida sigue    ~    Comentarios Comments (0)

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El análisis geológico de los restos de grandes erupciones voncánicas en la India tratan de precisar la secuencia del cataclismo que acabó con más del 75% de la vida terrestre.

Las 5 erupciones volcánicas más grandes de la historia

Hace tiempo que se sospecha de los grandes cataclismos causados por las placas tectónicas que provocaron erupciones volcánicas de inmensa importancia y que pudieron ser la causante de grandes extinciones en nuestro planeta.

El investigador estadounidense Steve Self analiza una de las formaciones estudiadas, en Pune (India).

El investigador estadounidense Steve Self analiza una de las formaciones estudiadas, en Pune (India). Loy C. Vanderluysen

Cada cierto tiempo, en la Tierra se produce un gigantesco holocausto que suele ser también un cambio de régimen. Hace 2.800 millones de años, un grupo nuevo de microorganismos, las cianobacterias, comenzaron a producir oxígeno al hacer la fotosíntesis. Transformaron el mundo e hicieron posible la vida como la conocemos, pero aniquilaron a los organismos que habían dominado hasta entonces el planeta porque para ellos el oxígeno era tóxico. Como resume uno de los líderes de la revolución ultraconservadora relatada en El cuento de la criada, de Margaret Atwood, “mejor nunca significa mejor para todos, siempre significa peor para algunos”. Y lo que es válido para las revoluciones políticas, también lo es para las biológicas.

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La atmósfera es la envoltura gaseosa que rodea a la Tierra. Comenzó a formarse hace unos 4600 millones de años con el nacimiento de la Tierra. La mayor parte de la atmósfera primitiva se perdería en el espacio, pero nuevos gases y vapor de agua se fueron liberando de las rocas que forman nuestro planeta.

La atmósfera de las primeras épocas de la historia de la Tierra estaría formada por vapor de agua, dióxido de carbono (CO2) y nitrógeno, junto a muy pequeñas cantidades de hidrógeno (H2) y monóxido de carbono pero con ausencia de oxígeno. Era una atmósfera ligeramente reductora hasta que la actividad fotosintética de los seres vivos introdujo oxígeno y ozono (a partir de hace unos 2 500 o 2000 millones de años) y hace unos 1000 millones de años la atmósfera llegó a tener una composición similar a la actual.

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De las cinco grandes extinciones que llegaron después, la más letal sucedió hace 252 millones de años, al final del Pérmico. Entonces, una erupción descomunal en Siberia inundó la atmósfera de CO2 y produjo un intenso efecto invernadero que agravó la actividad de algunos microbios productores de metano. Los océanos se volvieron más ácidos y perdieron oxígeno y la destrucción parcial de la capa de ozono permitió que la radiación ultravioleta arrasase la superficie terrestre. Se calcula que el 96% de las especies que habitaban la Tierra perecieron en menos de un millón de años, un tiempo breve si se consideran las escalas geológicas.

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Una gigantesca erupción en Siberia está en el origen de la mayor extinción de la historia de la Tierra

 

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Pese a aniquilar la vida casi por completo, la gran mortandad, como se conoce a esta extinción masiva, no es la más conocida de todas. Ese honor le corresponde a la sucedida a finales del Cretácico, hace unos 66 millones de años, el cataclismo que se llevó por delante a uno de los grupos de animales más fascinantes que jamás pisaron la Tierra. Cuando horadan el suelo en busca de fósiles con los que reconstruir el pasado, los científicos observan que en ese momento desaparecen la mayoría de los dinosaurios y prácticamente el 75% de los seres vivos de la época. En ese estrato, Luis Álvarez y su hijo Walter descubrieron en los ochenta una gran cantidad de iridio, un material muy raro en nuestro planeta pero abundante en meteoritos y asteroides. A partir del iridio calcularon que una roca de 10 kilómetros de diámetro procedente del espacio fue, probablemente, la culpable de aquella hecatombe. Poco después, la teoría se afianzó cuando se encontró un cráter en la península mexicana de Yucatán que se identificó con el lugar del impacto.

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Pero la vida no se tambalea a escala planetaria por un solo golpe, por fuerte que sea, y desde hace tiempo se defiende que una serie de erupciones volcánicas a lo largo de cientos de miles de años, como ha sucedido en eventos similares a lo largo de la historia del planeta, fueron cambiando el clima y las condiciones atmosféricas de la Tierra preparando el terreno para la extinción del Cretácico. El lugar de estas erupciones son las escaleras del Decán, una de las mayores regiones volcánicas del planeta situada en la India. Hoy, dos equipos de científicos publican en la revista Science mediciones de alta precisión de la zona para tratar de reconstruir el curso de los acontecimientos que acabaron con los dinosaurios.

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Por un lado, un equipo liderado por Blair Schoene, de la Universidad de Princeton (EE UU), empleó un método de datación que toma como referencia el ritmo al que el uranio se va desintegrando radiactivamente para convertirse en plomo. Así calcularon que las erupciones del Decán comenzaron decenas de miles de años antes del gran asteroide. Las grandes cantidades de metano, dióxido de carbono y dióxido de azufre lanzadas a la atmósfera por los volcanes habrían provocado unos trastornos planetarios capaces de extinguir gran parte de la vida terrestre mucho antes de la llegada del asteroide.

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Es probable que los dinosaurios tardasen decenas de miles de años en sucumbir a los cataclismos que les aniquilaron

En un segundo estudio, liderado por Courtney Sprain, de la Universidad de California en Berkeley (EE UU), se emplea argón radiactivo para calcular el momento en que se produjeron las erupciones. Aunque los resultados no son muy diferentes, sí que hay interpretaciones distintas de los datos y se plantea que el choque en México, prácticamente en las antípodas de la India, aceleró las erupciones y produjo una emisión de gases responsables en parte de las extinciones.

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A partir de la extinción de los Dinosaurios (fuera cual fuere su causa), `pudieron emerger los pequeños mamíferos que evolucionaron a los que hoy conocemos, y, nosotros, tardamos 65 millones de años en llegar.

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La catástrofe, que facilitó la llegada de los mamíferos y a la postre de nuestro linaje, quizá no se deba imaginar como suelen hacerlo las películas hollywoodienses, con un impacto inminente que acabará con la vida en la Tierra en pocos días. “Es muy difícil decir cuál fue la escala temporal exacta de la extinción”, reconoce Paul Renne, investigador de Berkeley y coautor de uno de los estudios. “De hecho, es probable que fuese variable para diferentes animales y plantas, dependiendo de su posición en la red alimentaria. Parece claro que el plancton marino fue el más rápido en desaparecer, probablemente en menos de 10.000 años. Para otros animales, especialmente los terrestres, como los dinosaurios, pudo tomar más tiempo, pero es algo muy controvertido”, asevera. Y concluye: “Algo es cierto, la extinción no sucedió en un instante como en las películas”.

Reportaje de prensa.

¡La Vida se abre paso!

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Noticias –  Ciencia y tecnología

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       Sorpresa a 200 metros bajo el hielo

 

 La NASA descubre dos seres vivos a 200 metros bajo el hielo de la Antártida

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EFE

La Agencia Espacial Estadounidense (NASA) ha detectado la existencia de dos seres vivos a casi 200 metros bajo la capa de hielo de la Antártida, en plena oscuridad, un descubrimiento que altera las teorías sobre las condiciones en las que se puede desarrollar la vida.

En un comunicado, la Agencia Espacial asegura haber hallado un Lyssianasid Amphipod, una criatura parecida a un camarón o gamba, y de unos 8 centímetros de tamaño. Además, encontró lo que parecía ser el tentáculo de una medusa, de unos 30 centímetros.

Un equipo de la NASA introdujo una pequeña cámara de vídeo a través de la gruesa capa de hielo, y la hizo descender en la profundidad marina, donde reina la oscuridad.

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“El crustáceo rompe los principios sobre las condiciones en que puede haber vida“

 

A unos 190 metros, se detectó y se fotografió al crustáceo que, pese a su pequeño tamaño, ha logrado romper los principios establecidos hasta ahora sobre las condiciones extremas en las que puede haber vida.

Hasta ahora, los científicos creían que sólo unos cuantos microbios eran capaces de vivir en estas condiciones.

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El descubrimiento de la NASA podría llevar a realizar expediciones en busca de vida a lugares hasta ahora descartados en el espacio, como planetas o lunas congeladas.

“Estabamos trabajando con la presunción de que no íbamos a encontrar nada”, dijo el científico de la NASA Robert Bindschadler, quien presentará el vídeo del descubrimiento en la reunión de mañana, miércoles, de la American Geophysical Union. “Es un camarón que te gustaría tener en el plato”, bromeó.

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El científico matizó que el Lyssianasid amphipod no es exactamente un camarón o gamba, aunque sí es un primo lejano de esta especie.

¿Vida sólo en la Tierra? ¡Qué disparate!

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“Había una vez, 3 mil millones de años atrás, un organismo llamado LUCA (del inglés Last Universal Common Ancestor), enorme y jamás visto, el cual ocupaba los océanos del planeta antes de dividirse y dar lugar a los ancestros de todos los seres vivos existentes actualmente. Esta historia extraña está emergiendo a partir de las investigaciones que buscan encontrar el ancestro común de todos los seres vivos que existen sobre la Tierra.

Los últimos resultados sugieren que LUCA fue el resultado de la lucha por la supervivencia de las primeras formas de vida, células microscópicas que podían intercambiar su material genético entre ellas, creando una especie de mega-organismo global.”

 

 

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La vida (a partir de su primer paso, del primer individuo de cada especie) viene de la materia “inerte” evolucionada que pudo llegar hasta la vida. Ha surgido en el Universo de manera compleja cuando la materia, ayudada por la química y otras muchas circunstancias y, también el Azar, bajo ciertas circunstancias muy especiales que estaban presentes en lugares privilegiados del Universo, dio lugar al surgir de aquella primera célula replicante que nos llevó hasta lo que conocemos por vida  y, posiblemente, de muchas más formas desconocidas para nosotros. Y, todo eso amigos, es la Entropía negativa. Ahora, Las características de un ser vivo son siempre una recombinación de la información genética heredada más el entorno que moldea su mente.

 

 

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Aparecían, no se adaptaron y se extinguían. Fenómenos de todo tipo trajo grandes extinciones, y, finalmente, parece que se ha producido una cierta estabilidad que, por el momento, sostiene la vida que conocemos en la actualidad. Algunos apuntan a una próxima extinción.

 

CONSECUENCIA LOGICA: Las variaciones dentro de una misma especie son el resultado de una gran cantidad de información genética presente ya en sus antepasados y, como consecuencia de la lógica evolución, de la aparición espontánea de nueva información genética, o, de otro tipo.

 

 

 

 

“La idea de que la vida en el Universo sólo existe en la Tierra es básicamente precopernicana. La experiencia nos ha enseñado de forma repetida que este tipo de pensamiento es probablemente erróneo. ¿Por qué nuestro pequeñísimo asentamiento debe ser único? Al igual que ningún país ha sido el centro de la Tierra, tampoco la Tierra es el centro del Universo.”

Así se expresaba Fred Hoyle.

 

 

 

Los icebergs, esas enormes montañas de hielo desgajado que flotan en el mar y que se hicieron famosas por causar el hundimiento del Titanic, ya no son patrimonio exclusivo de la Tierra. Gracias a la nave espacial Galileo, desde 1997 sabemos que también existen en Europa, uno de los cuatro satélites principales de Júpiter, que con sus 3.138 Km de diámetro tiene un tamaño muy similar al de la Luna. Si exceptuamos Marte, puede que no exista ningún otro lugar próximo a la Tierra sobre el que la ciencia tenga depositadas tantas esperanzas de que pueda haber formas de vida, con el aliciente de que en esta luna joviana ha ocurrido un proceso opuesto al del planeta rojo merced a su exploración.

 

 

 

 

En Marte, existen dos casquetes  de hielo de agua permanentes que nunca se funden. En invierno éstos aumentan de tamaño al convertirse en casquetes de dióxido de carbono congelado hasta alcanzar los 60º de longitud. Ocurren esporádicamente tormentas de polvo que llegan a cubrir la totalidad del planeta con una neblina amarilla, oscureciendo los accidentes superficiales más familiares.

 

 

 

 

Es una imagen de la parte de Marte con el Sino Sabaus y de Regio Deucalionis. El cráter a la derecha inferior es Flaugergues, y el doble cráter en la parte inferior izquierda es Wislicenus. Esta imagen fue tomada por el Mariner 6 en 1969. En esta imagen pueden encontrarse muchas características que sugieren ríos Marcianos, e incluso la salida de una llanura central. Se recomienda ver esta imagen en alta resolución. (Cortesía de la NASA/JPL)

 

 

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La Ciencia nos dice que en el pasado del planeta Marte, la atmósfera y los océanos estaban presentes

 

¿Quien puede negar la presencia de agua en este lugar en el remoto pasado, o…, puede que no tan lejos. El paisaje marciano nos habla de correntías violentas que surcaron la tierra  oradándola y dejando a la vista esos inmensos cañones naturales.

Mientras que los ingenios espaciales enviados por el hombre revelaron que la naturaleza marciana es mucho más hostil para la vida de lo que insinuaban los telescopios de Schiaparelli, Lowell y Pickering, las sondas Voyager y Galileo han encontrado en Europa el mejor candidato del Sistema solar para albergar la vida extraterrestre (sin olvidar Encelado).

Para los exobiólogos, esos científicos que estudian la existencia de la vida en otros lugares del Universo, Europa ha sido la gran revelación del siglo XX, y Titán, una luna de Saturno que es la segunda más grande del Sistema Solar, constituye una gran incógnita que, poco a poco, se va desvelando gracias a la misión Cassini-Huygens, uno de los más ambiciosos proyectos de la NASA.

 

 

 

Visión artística de Encélado

 

Visión artística del cielo de Encélado, por David Seal (NASA). Encelado tiene mucha actividad volcánica y también, es poseedor de mucha agua en su interior. Es una de las lunas de Saturno que deben ser estudiadas.

 

 

Esos dos satélites de Júpiter y Saturno conforman, junto a Marte (y Encelado), los principales puntos de atención en la búsqueda de la vida extraterrestre, aunque eso no significa que vayamos a encontrarla allí, según todos los datos que se van acumulando, el índice de probabilidades de que ciertamente exista alguna clase de vida en el planeta y las lunas mencionadas, es muy alto. Es decir, si al margen del caso privilegiado de la Tierra existen tres nombres propios en el Sistema Solar donde no está descartada su existencia, esos son, Marte, Europa y Titán.

Sobre Marte, el planeta más parecido a la Tierra, a pesar de sus notables diferencias, nuestros conocimientos actuales son extensos y muy valiosos, pero nos falta desvelar lo fundamental. Y es que, a pesar de los grandes avances conseguidos durante las exploraciones espaciales, los astrónomos actuales siguen obligados a contestar con un “no lo sé” cuando alguien le pregunta sobre la existencia de vida en aquel planeta.

 

 

En lo concerniente a Europa, pocas fotografías entre las centenares de miles logradas desde que se inició la era espacial han dejado tan atónitos a los científicos como las transmitidas en 1997 por la nave Galileo. Desde 1979 se sospechaba, gracias a las imágenes de la Voyager 2, que la superficie del satélite joviano estaba formada por una sorprendente costra de hielo. Su predecesora, la Voyager 1, llegó al sistema de Júpiter en marzo de ese año, pero no se aproximó lo necesario a Europa y sólo envió fotografías de apariencia lisa como una bola de billar surcada por una extraordinaria red de líneas oscuras de naturaleza desconocida. En julio de 1979, poco después, la Voyager 2 obtuvo imágenes más detalladas, que desconcertaron a los científicos porque sugerían que la helada superficie podía ocultar un océano líquido, un paisaje inédito hasta el momento en el Sistema Solar.

Pero lo más asombroso estaba por ver, y transcurrieron dieciocho años hasta que una nueva misión espacial les mostró a los científicos que Europa es una luna tan extraordinaria que incluso parece albergar escenarios naturales como los descritos por Arthur C. Clarke en su novela 2010, Odisea dos. En enero de 1997, la NASA presentó una serie de imágenes en las que la helada superficie de Europa aparecía fragmentada en numerosos puntos. La increíble red de líneas oscuras que había mostrado una década antes la nave Voyager apareció en estas imágenes con notable detalle, que permitió ver surcos, cordilleras y, sobre todo, hielos aparentemente flotantes, algo así como la réplica joviana a los icebergs terrestres.

 

 

 

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Quien llegar a la luna Europa para introducir un  robot en su mar interior y “ver” lo que allí hay

Lo más importante de la exploración sobre Europa, a pesar de su enorme interés científico, no fueron sus fotografías, sino los indicios inequívocos de su océano líquido bajo la superficie que, además, tiene todas las características de ser salado. La NASA ha tenido que reconocer que todos los estudios realizados en Europa dan a entender la posibilidad y muestran una notable actividad geológica y fuentes intensas de calor. Las posibilidades de vida en la superficie parecen prácticamente nulas, puesto que se halla a una distancia media del Sol de unos ochocientos millones de kilómetros y su temperatura es inferior a los 150 grados bajo cero. Sin embargo, si bajo la helada corteza existe un océano de agua líquida como creen la mayor parte de los investigadores y expertos, nos encontramos ante la mayor oportunidad para la vida en el Sistema Solar después de la Tierra.

Los sensores de las naves exploradoras han detectado un campo magnético en Europa que cambia de forma constante de dirección, hecho que sólo puede explicarse si este mundo en miniatura posee elementos conductores muy grandes. Como quiera que el hielo, presente en la corteza, no sea un buen conductor, la NASA ha sugerido que esas fluctuaciones del campo magnético de Europa estarían asociadas a la existencia de un océano de agua salada bajo la superficie.

 

 

Resultado de imagen de LOs iceberg fotografiados por la sonda Galileo en Europa

 

Quizá no debamos dejarnos llevar por la imaginación pero, incluso muchos de los científicos de la NASA, tras haber visto los Icebergs fotografiados por la Galileo, recordaron emocionados el pasaje de 2010, Odisea dos, en el que el profesor Chang lanza a la Tierra un estremecedor grito desde los lejanos abismos del Sistema Solar: “¡Hay vida en Europa!” Repito: “¡Hay vida en Europa!”.

Del extraordinario viaje emprendido para dar un merecido homenaje a Cassini y Huygens y financiado de manera conjunta por la NASA y la ESA, todos tenemos un conocimiento aceptable a través de las noticias y de nuestras lecturas científicas. En el año 2004 la nave nodriza Cassini, lanzada en 1997, inició la exploración de Saturno y su corte de satélites y, la información recibida hasta el momento es de tan alto valor científico que nunca podremos agradecer bastante aquel esfuerzo.

 

 

 

 

Tenemos motivos -también- para estar orgullosos

 

No cabe dudas de que la NASA tenía su principal interés puesto en la nave Cassini y Saturno, pero Titán ha tenido una atención especial que los americanos compartieron con la Agencia Europea ESA, la nave principal o nodriza Cassini se desprendió del módulo Huygens de la ESA, cuya misión será caer sobre Titán, pero antes tenía que estudiar su atmósfera, su superficie y otros elementos científicos de interés que nos dijeran como era aquel “mundo”.

Titán es, de hecho, la luna más enigmática que se conocía. Junto a Io y Tritón en Neptuno forma el trío de únicos satélites del Sistema Solar que mantiene atmósfera apreciable; pero Titán es radicalmente diferente, puesto que mientras en aquellos dos la densidad atmosférica es muy baja, en la luna mayor de Saturno supero, incluso a la de la Tierra. Esto es algo insólito que dejó pasmado a los científicos del Jet Propulsión Laboratory de la NASA cuando obtuvieron los primeros datos a través de la Voyager. La presión atmosférica es 1,5 veces la de la Tierra, un hecho sorprendente para su tamaño, puesto que en otros lugares más grandes como el mismo Marte, la Gravedad ha sido insuficiente para retener una atmósfera apreciable.

 

 

 

 

No estaría nada mal construir un Hotel en Titán y, por la venta, ver todas las mañanas la magnificencia de Saturno y todo el entorno que con el camino por el espacio interestelar.

 

Titán tiene 5 150 Km de diámetro, es la segunda luna mas grande conocida y supera en tamaño a Mercurio, pero en comparación con nuestro planeta es un mundo en miniatura, por lo que resulta excepcional algunas de las características en el halladas. Orbita Saturno en 15,945 días a una distancia de 1 221 830 Km. Es conocido desde 1655, cuando Huygens lo descubrió.

 

 

 

La sonda Huygens

 

De ahí que la NASA, pusiera su nombre a la sonda que acompañó a la Cassini para investigar Titán. Aunque está compuesto por rocas y hielos a partes iguales, aproximadamente. De sus océanos de metano, ¿qué podemos decir? Sabemos que es el único satélite del Sistema Solar que tiene una atmósfera sustancial, de una gran densidad y que su composición es muy parecida a la de la Tierra, ya que el elemento fundamental, como aquí, es el nitrógeno. El papel secundario -aunque primordial- que en la Tierra desempeña el oxígeno, le corresponde en Titán al metano y también se han hallado trazas de hidrógeno. Se tienen muchas esperanzas de que, ésta luna de características tan especiales, sino ahora, algún día más lejano en el futuro podría contener formas de vida y, más adelante, incluso ser un hábitat para nosotros.

 

 

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Titán resulta fascinante con sus lagos de metano

 

 

La Huygens nos ha enviado imágenes más que suficientes para poder estudiar el enorme conglomerado de datos que en ellas aparecen y, tantos las fotografías como otros datos de tipo técnico tomados por los censores de la Huygens y enviados a la Tierra, tendrán que ser estudiados durante mucho tiempo hasta estar seguros de muchos de los enigmas que con ellos podamos desvelar.

La verdadera incógnita de Titán está en su superficie que aún, no se ha estudiado debidamente y, aparte de esos océanos de metano, ¿podrían existir también océanos de agua? Científicamente nada lo impide.

¡Ya veremos!

emilio silvera