Nov
6
¿Vida en Marte? Hace tiempo que lo afirmé, falta confirmarlo
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Marte ~ Comments (1)
Marte en directo: «La probabilidad de que haya vida en Marte es muy alta»
Hace tiempo ya que se pudo leer en las noticias: “La NASA lo afirma en un comunicado en el que anunciarán un importante descubrimiento. Los rumores giran en torno al descubrimiento de agua líquida”
18.31«La ciencia nunca duerme, tenemos muchos hallazgos que hacer aún. Apreciamos vuestro interés», ha dicho Jhon Grunsfeld para cerrar la rueda de prensa de presentación de los resultados.
Por su parte, Alberto Fairén, investigador del Centro de Astrobiología y experto en el clima marciano (entrevista aquí) ha explicado a ABC: «La presencia de agua líquida es el requisito fundamental para la existencia de vida. Ahora que la presencia de agua líquida sobre la superficie de Marte está confirmada, el siguiente paso es buscar vida activamente. Los dos próximos rovers que se van a enviar a Marte (ExoMars de la ESA, y Mars2020 de la NASA) tienen como objetivo prioritario la búsqueda de vida o de sus restos». El viaje hacia lo desconocido continúa.
18.24
¿Qué tipo de vida podría haber en Marte? «Sabemos que hay extremófilos en la Tierra que no solo sobreviven, sino que medran en condiciones hiperáridas, muy salinas y en general extremas, en comparación con lo que es habitable para un ser humano», ha declarado en «The Guardian» Joe Michalski, investigador en Marte en el Museo de Historia Natural de Londres.
Aquí prolifera la vida
De hecho, en España el proyecto Río Tinto investiga el ecosistema del subsuelo de Huelva, en la zona de Río Tinto, para buscar vida adaptada a condiciones extremas.
18.15¿Se podrían sembrar cultivos similares a los terrestres en Marte? Greensfield responde a la pregunta del periodista: «La atmósfera es tan fina que la vida se deshidrata enseguida. Para cultivar plantas habría que usar invernaderos».
18.08Imágenes procesadas por la misión HiRISE en las que se aprecia la presencia de rayas alargadas que se cree que podrían haber sido formadas por agua corriente.
18.04 Alfred McEwen, investigador principal del experimento HiRISE, encargado de capturar las imágenes en alta resolución que han llevado al hallazgo de indicios directos de agua líquida en Marte, considera que: «La probabilidad de que haya vida (en forma de microbios) en Marte es muy alta».
17.58 La científica Lujendra Ojha acaba de explicar que la presencia de sales de perclorato, en el fondo de las rayas oscuras encontradas sobre la superficie, le permite al agua permanecer líquida a temperaturas bajas. Además, ha reconocido que aún es pronto para saber qué implicaciones tendrá este hallazgo para buscar vida en Marte.
17.56 Alfred S. McEwen, experto en geología planetaria de la Universidad de Arizona y principal responsable de las imágenes obtenidas en la misión «Mars Reconaissance Orbiter», resumió en «The New York Times» la naturaleza del hallazgo: «Estamos ante la detección directa de agua en forma de sales hidratadas. Esto indica que tiene que haber habido agua líquida recientemente para producir esta sustancia».
17.50 Las rayas oscuras, en la imagen, miden unos pocos centenares de metros. El hallzago de restos de sal en estas depresiones concuerda con la idea de que se han formado gracias al flujo de agua subterránea y salada que llegó a la superficie.
17.45
«La noticia es que las rayas oscuras formadas sobre la superficie de Marte que han sido analizadas parecen haber sido creadas por agua salada. Claramente la próxima pregunta es: ¿cuánta agua hay bajo la superficie de Marte?», ha proseguido Jim Green.
El Cañon más grande del sistema solar
17.38 «Nuestro “rovers” han descubierto que hay más humedad de la que podríamos haber pensado», ha declarado Jim Green, director del Programa de Ciencia Planetaria de la NASA. «Estos son descubrimientos muy importantes, pero aún no entendemos qué ocurre. Sin embargo hoy, sabemos que Marte no es el planeta seco que pensábamos. Bajo ciertas circunstancias, hay agua líquida en Marte».
17.36 En la primera intervención, Jhon Greensfield, de la NASA, ha declarado: «Exploramos el espacio porque intentamos contestar a preguntas básicas: ¿De dóne venimos? ¿Adónde vamos? ¿Estamos solos? En este caso, estamos investigando esto porque vamos a Marte.
17.32 Comienza la rueda de prensa en la que ha de anunciarse uno de los hallazgos científicos más significativos de los últimos años: el hallazgo de indicios directos de la presencia de agua líquida sobre la superficie marciana.
17.29 El hallazgo se ha producido por medio de imágenes por satélite. A través de ellas, los científicos han descubierto que hay largas y finas líneas en las pendientes, como si estuvieran formadas por el deslizamiento de pequeñas gotas, durante la temporada «veraniega», pero que durante la temporada más fría, estas líneas tienden a desaparecer.
17.21 Los científicos no están seguros de dónde vien el agua, pero barajan tres hipótesis: podría tratarse de acuíferos salinos, de hielo subterráneo o quizás de la condensación de la fina atmósfera marciana.
«Hoy hay agua líquida en la superficie de Marte», ha declarado Michael Meyer al «The Guardian», director del programa de exploración de Marte. «A causa de esto, sospechamos que al menos hay una posibilidad de que haya un medio ambiente habitable hoy en día».
17.13 El agua líquida corre por los cañones y las paredes de Marte durante los meses de verano, de acuerdo con una investigación publicada hoy en la revista «Nature Geosciences» y financiada en parte por la NASA. Se trata de un descubrimiento previo que podría ser un espaldarazo para las hipótesis de que hay vida en Marte.
17.09 La exploración marciana, cuyos principales objetivos son buscar la presencia de vida y de agua y quizás más adelante enviar una misión tripulada a Marte, recae actualmente sobre varios «rovers» y sondas espaciales:
-1) «Rovers» de exploración: los gemelos «Spirit» y «Opportunity» van equipados con sofisticados instrumentos para buscar indicios de agua líquida.
-2) Laboratorio científico marciano: el «rover» «Curiosity» se encarga de obtener datos para averiguar si Marte es habitable o no para la vida microbiana. Pesa tres veces más que los otros «rovers» de exploración y es más moderno. Puede analizar la presencia de compuestos orgánicos (que pueden ser precursores o relictos de la vida) y las condiciones ambientales.
-3) Sondas espaciales: el «Mars Reconnaissance Orbiter» va equipado con una potente cámara telescópica, la «Mars Express», de la Agencia Espacial Europea (ESA), analiza la atmósfera y la superficie del Planeta Rojo, la «Mars Odissey» determina la composición del planeta y «MAVEN» estudia su atmósfera.
16.42 A menos de una hora de que comience la rueda de prensa de la NASA,, Alberto Fairén, investigador en el Centro de Astrobiología especializado en la reconstrucción del medio ambiente marciano, declara: «La presencia de agua líquida es el requisito fundamental para la existencia de vida. Si se confirmase la presencia de agua líquida sobre la superficie de Marte, el siguiente paso sería buscar vida activamente. De hecho, los dos próximos rovers que se van a enviar a Marte (ExoMars de la ESA, y Mars2020 de la NASA) tienen como objetivo prioritario la búsqueda de vida o de sus restos».
15.06
A la espera de que se produzca el anuncio, la NASA ya resaltó recientemente que tiene puesto sus esfuerzos en llevar una misión tripulada al planeta en 2030. Además, durante varios años los satélites y las sondas han explorado la superficie y la composición del Planeta Rojo para buscar indicios de agua líquida, y por qué no, de vida alienígena. Todos estos esfuerzos cristalizaron en el descubrimiento de supuestas marcas de agua y en el desarrollo de estudios climáticos en los que se concluyó que era factible la presencia de agua líquida en las zonas ecuatoriales del planeta.
Además, una reciente investigación detectó indicios de una posible actividad superficial (en ciclo día/noche) en el sustrato marciano, entre sales (percloratos) y el vapor de agua atmosférico: «Esta interacción denotaría la posible existencia (aunque de manera efímera) de agua líquida en forma de salmueras impregnando los niveles superficiales del regolito», escribió Jesús Martínez Frías en «Investigación y Ciencia».
El cañón más grande del Sistema Solar es el Valles Marineris.
El Valles Marineris es un enorme sistema de cañones que recorre el ecuador del planeta Marte. Mide 4.500 km de largo, 200 km de ancho y 11 km de profundidad. Está conectado (por el oeste) con la región volcánica de Tharsis, la cual alberga el volcán más grande del Sistema Solar, el Monte Olimpo.
La misión Viking fue la primera que logró colocar naves en la superficie marciana que enviaron fotos del planeta.
La NASA encontró evidencia de vida en Marte en la década del 70, pero la ignoró, según un científico que trabajó para la agencia.
Las sondas Viking llegaron a la superficie marciana hace más de cuatro décadas, las primeras naves de la NASA que aterrizaron en la superficie marciana y lograron enviar fotografías a la Tierra.
13.59 La expectación es máxima y los rumores se extienden como la pólvora. Todo está preparado para que esta tarde la NASA publique un «importante descubrimiento» que dicen será «la resolución del misterio de Marte», tal como anuncia la agencia en su página web. La rueda de prensa que lo anunciará comenzará a las 17.30 horas de la tarde, hora española, y podrá seguirse en todo el globo a través de internet.
Hallado en el Sur de Marte
Los rumores, aparte de las aventuradas teorías de los «hombrecillos verdes», giran en torno al posible descubrimiento de agua líquida sobre la superficie del Planeta Rojo. El diario «The Guardian» ofrece una pista que podría indicar de qué tipo de descubrimiento se podría tratar. El motivo es que Lujendra Ojha,un investigador que ya descubrió posibles señales de agua en Marte, participará en la rueda de prensa.
«Si van a anunciar que han encontrado agua accesible, líquida y fluyendo bajo la superficie, lo cual es una de las teorías que hemos estado oyendo durante años y años, habría implicaciones masivas para la potencial vida en el planeta y para el sustento de humanos sobre su superficie», ha declarado Doug McCuistion, anterior director del programa Marte en la NASA, en «The Guardian».
Hasta aquí el reportaje de Prensa
El pasado de Marte fue de una actividad volcánica enorme, y, en su interior, existen grandes galerías por las que, hace millones de años corría la Lava. A esa profundidad, la temperatura es mayor y el agua puede correr líquida por regajos y pequeños riachuelos estando presente la existencia de lagos. En ese ambiente, no es difícil que puedean haber surgido líquenes, hongos y esporas o bacterias, es decir, extremófilos como los de la Tierra que viven en cualquier ecosistema imposible.
Eso se comprobará cuando dentro de algunas décadas, podamos de verdad, enviar una misión a Marte con humanos a bordo que, al contrario de los robots enviados hasta el momento, sí podrán comprobar esos posibles “habitantes” de aquel planeta.
Nota de emilio silvera
Jul
24
¿Por qué es difícil viajar a Marte? II (Desde la NASA)
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Marte ~ Comments (0)
Fotograma de la película ‘Marte’ (‘The Martian’). EM
¿Por qué es difícil ir a Marte? (II)
En la pasada entrada contextualizamos el problema de una misión humana a Marte para apreciar la dimensión del desafío que supone. Como vimos, la principal razón que la hace difícil es la enorme distancia que nos separa de ese planeta, lo que implica que la misión tendría una duración total de aproximadamente 2 años y medio. En esta entrada vamos a concretar cómo se plantea hoy en día esta misión, tomando como ejemplo la oportunidad para el año 2037.
Según está propuesto en la actualidad, para completar una misión humana a Marte serán necesarias 3 naves: dos de carga y una para la tripulación. Una de las naves de carga transportará a Marte el hábitat que albergará a la tripulación durante su estancia de 539 días en la superficie marciana. Este hábitat se denomina SHAB (Surface Habitat), y es ahí donde Mark Watney, el protagonista de ‘Marte’ The Martian, trata de sobrevivir en solitario.
La otra nave de carga es el denominado ‘vehículo de descenso y ascenso’, o DAV (Descent and Ascent Vehicle). El DAV es la nave a bordo de la que la tripulación, una vez acabada su estancia en Marte, abandonará este planeta, y es, por tanto, la nave que utiliza la tripulación al principio de la película para abortar su estancia en la superficie marciana en medio de una feroz tormenta de arena.
La nave con la tripulación es conocida como ‘vehículo de transferencia para Marte’, o MTV (Mars Transfer Vehicle), y es la que se encargará de transportar a la tripulación en sus dos trayectos interplanetarios: el de ida a Marte y el de regreso a la Tierra (las naves de carga solo tienen tiques de ida).
Concepto de vehículo de transferencia de tripulación para Marte. Fuente: NASA.
Estas tres naves habrán de ensamblarse en una órbita baja alrededor de la Tierra antes de ser enviadas por separado a Marte, pero estos ensamblajes y envíos se harán en tiempos distintos. Las naves de carga (SHAB y DAV) serán las primeras en ser ensambladas, y serán lanzadas al planeta rojo dos años antes que el MTV con la tripulación. ¿Por qué dos años? Porque es aproximadamente cada dos años que se da la posición relativa precisa entre Marte y la Tierra que permite que entre ambos planetas se pueda volar una trayectoria por la que se minimiza la cantidad de combustible a utilizar. Esto es de gran importancia porque son muchas las toneladas de combustible que se necesitan para hacer posible una misión así, como veremos luego.
Concepto de nave de carga para Marte. Fuente: NASA.
Una vez ensamblada cualquiera de estas tres naves en órbita alrededor de la Tierra, cada una de ellas es lanzada desde ahí hacia Marte a través del encendido de sus motores durante un corto espacio de tiempo. La nave es así acelerada hasta adquirir la velocidad necesaria para abandonar la influencia gravitatoria terrestre y dirigirse hacia Marte a lo largo de una trayectoria interplanetaria que es, en realidad, una órbita elíptica alrededor del Sol y cuyo punto más lejano intersectará con el paso de Marte por ese punto en el momento preciso. Cuando la velocidad deseada ha sido alcanzada, los motores se apagan y permanecen así durante toda la travesía (se encenderán en algún momento para hacer alguna corrección en la trayectoria). A pesar de encender los motores durante un corto espacio de tiempo, del orden de pocos minutos o decenas de minutos, la cantidad de combustible que se utiliza es enorme (decenas de toneladas).
Este lanzamiento hacia Marte desde una órbita baja alrededor de la Tierra se denomina ‘inyección transmarciana’, y nos referimos a él como TMI (Trans-Mars Injection). Nótese que al regreso de la tripulación desde Marte, el mismo proceso ocurrirá desde allí en sentido inverso: desde una órbita alrededor de Marte, la nave encenderá sus motores por un corto espacio de tiempo en lo que se denomina ‘inyección transterrestre’, o TEI (Trans-Earth Injection).
Una vez llegada una nave a las proximidades de Marte, esta debe frenarse para quedar capturada en una órbita alrededor de ese planeta desde donde acometer las siguientes operaciones. Esta maniobra de frenado se denomina ‘inserción en órbita marciana’, o MOI (Mars Orbit Insertion). El MOI puede hacerse de forma propulsada, encendiendo los motores otro corto espacio de tiempo, o de forma aeroasistida, utilizando la atmósfera marciana para frenar la nave en una maniobra llamada ‘aerocaptura’. Esta última opción se ha propuesto solo para las naves de carga de forma que sería mucho el combustible que se ahorraría en la misión. El problema es que nunca se ha volado una aerocaptura hasta la fecha, con lo que esta capacidad habría de ser demostrada antes. El SHAB (la nave portando el hábitat) permanecerá en órbita alrededor de Marte a la espera de la tripulación, pero el DAV (vehículo de descenso y ascenso) descenderá a la superficie marciana de forma autónoma.
El DAV será la nave de ascenso que utilizará la tripulación en su día para despegar de la superficie al acabar su estancia en el planeta rojo. Con objeto de ahorrar el combustible necesario para ese lanzamiento, se propone que el DAV no porte el combustible con él, sino que lo produzca en Marte, in situ. Y es que sería prohibitiva la masa de una nave que descendiera a la superficie de Marte con el combustible para el lanzamiento posterior de 6 personas al finalizar su estancia allí. De hecho, se propone que el DAV no solo produzca in situ el combustible, siendo el metano/oxígeno la opción preferida, sino que también produzca el oxígeno, nitrógeno y el agua necesarios para la tripulación. Esta es otra área que precisa investigación y desarrollo tecnológico.
Dos años después de haber enviado las dos naves de carga, y después de comprobar que los consumibles (combustible, aire, agua) hayan sido producidos en Marte y de que todo allí funcione correctamente, la tripulación será lanzada finalmente al planeta rojo desde la Tierra. Una vez en órbita alrededor de Marte, el MTV (la nave en la que viaja la tripulación) se encontrará con el SHAB, que lo espera en órbita alrededor de Marte. Los astronautas pasarán al SHAB y procederán a bordo de esta nave al descenso a la superficie, donde aterrizarán a una corta distancia del DAV.
El descenso a Marte de naves de tanta masa es a día de hoy un problema no resuelto. Hasta la fecha se han enviado a Marte vehículos exploradores y aterrizadores de muy poca masa. El principal problema reside en que la atmósfera marciana es muy tenue y no consigue frenar una nave de reentrada lo suficiente sin necesidad de emplear retropropulsión supersónica o enormes superficies de frenado si la nave es lo suficientemente masiva. La tecnología a día de hoy permite como máximo aterrizar en Marte masas de alrededor de una tonelada, un valor muy lejano de las naves de varias decenas de toneladas que habrá que poder aterrizar en una misión humana, por lo que nuevas técnicas y tecnologías deberán también ser desarrolladas para este propósito, un área de investigación en el que personalmente trabajo parcialmente en la actualidad.
Después de los 539 días de estancia en Marte, la tripulación será lanzada en la etapa de ascenso del DAV al encuentro del MTV, que habrá permanecido en órbita alrededor de Marte todo ese tiempo. Una estancia tan larga en Marte sería necesaria a la espera de que la posición relativa entre este planeta y la Tierra fuera óptima para el regreso con un mínimo gasto de combustible, lo que ahorra el envío de ingentes cantidades de combustible. Una vez transferidos al MTV, se procederá a la inyección transterrestre por la que los astronautas regresarán a casa unos 200 días después, para acabar haciendo una reentrada en la atmósfera de la Tierra a bordo de una cápsula Orion, la cual está siendo desarrollada en la actualidad.
Muchas personas me preguntan si sería posible reducir la estancia en Marte. Efectivamente, la estancia podría reducirse a tiempos de entre 30 y 90 días; pero, en ese caso, los tránsitos interplanetarios habrían de ser muy largos, de mas de 200 días de ida y de unos 400 días de vuelta; requiriendo, además, maniobras de asistencia gravitatoria en el camino; de otra manera, el coste sería prohibitivo. Se favorece la opción de viajes cortos y estancias largas para reducir la exposición de la tripulación a la radiación. Estando en Marte, el mismo planeta bloquea el 50% de la radiación a la que estarían expuestos los astronautas, ademas de que ciertas medidas de protección serian mas fáciles de implantar.
Como se ha dicho constantemente, las masas involucradas en una misión humana a Marte son enormes. Un elemento que contribuye significativamente a esto es el combustible, y es por esta razón que se ha propuesto la opción de utilizar propulsión nuclear-térmica en lugar de propulsión química, tal y como ha sido el caso en todas las misiones tripuladas hasta la fecha. Esta no es una decisión baladí ya que el ahorro en combustible entre una opción y otra es de unas 400 toneladas; esto es, aproximadamente la masa de una Estación Espacial Internacional (ISS). Para poner esto en perspectiva, apuntemos que se precisaron 10 años para ensamblar la ISS y algo más de una treintena de lanzamientos (aunque de menor capacidad que el Saturno V).
Según se estima en la actualidad, para llevar a cabo una única misión a Marte habrá que lanzar al espacio desde la Tierra un total de 850 toneladas en caso de que se utilice propulsión nuclear-térmica, o 1.250 toneladas en caso de utilizar propulsión química. Esto son 2 o 3 Estaciones Espaciales Internacionales. Asumiendo que un cohete lanzador de prestaciones similares al Saturno V de las misiones lunares puede emplazar 120 toneladas en una órbita baja alrededor de la Tierra, el número de lanzamientos requeridos en una sola misión humana a Marte sería aproximadamente de 7 u 11, dependiendo del tipo de combustible, y asumiendo que todos los elementos necesarios puedan ponerse en órbita con un lanzador así. El envió de la tripulación precisaría de un lanzamiento especifico a bordo de un cohete de menor capacidad, por ejemplo, y es posible que ciertas tareas de ensamblaje puedan requerir asistencia humana también.
La NASA anuncia su promer viaje tripulado a Marte para 2030… ¡Ilusos!
Existen muchas variaciones en las arquitecturas propuestas para misiones tripuladas a Marte pero lo expuesto aquí refleja lo que viene a ser la arquitectura de referencia que se considera hoy en día. En cualquier caso, la envergadura de una misión humana a Marte es sobrecogedora. Espero que estas dos ultimas entradas hayan ayudado a entender un poco mejor la magnitud de una empresa tan ambiciosa y compleja. Las dificultades técnicas, operativas y tecnológicas que encierra no son para nada triviales, y resulta imposible siquiera mencionarlas todas en una entrada de un blog. Se requiere aún el desarrollo de tecnologías inexistentes en la actualidad para llevar a cabo una misión así, y muchas de las cuestiones planteadas no están aún resueltas. Aún estamos lejos de poder enviar seres humanos a Marte, pero también hace un siglo se estuvo muy lejos de alcanzar el espacio y la Luna. Estoy seguro de que el ser humano llegará a Marte algún día si así lo desea, pero creo, y esta es una opinión estrictamente personal, que ese día está más lejos de lo que muchos puedan pensar.
Fuente: NASA
Abr
7
El Tiempo pasa y las cosas cambian
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Marte ~ Comments (2)
Aunque la NASA lo ha pregonado a bombo y platillo, no parece muy factible que se puedan cumploir tales predicciones de que, para el 2030, tengamos una base en el planeta Marte.
Últimos Modelos creados por un equipo de astrónomos han venido a decir que la Tierra, podría estar fuera de la zona habitable en unos 1.750 Millones de años, mientras que Marte, por ejemplo, podría entrar en ella y, si eso es así (que podría ser), parece que Marte (y otros mundos) sería nuestro hogar en un futuro lejano. Otra noticia nos la ha dado la nave Curiosity que nos dice que el Metano de Marte no es tanto como el que en un principio causó tanta sensación. En aquel momento, muchos pensaron que su fuente estaría en formas de vida microscópica que lo producían. Sin embargo, la noticia hace desvanecerse aquella esperanza.
Como verán, no dejan de producirse noticias nuevas que vienen a cambiar nuestras percepciones de lo que antes podíamos pensar sobre algunas cosas, y, esto viene a corroborar que, no podemos estar seguros de nada y que, la única verdad en la que podemos confiar es en la “verdad probada” por la Ciencia.
Aquí les dejo de nuevo un reportaje que hice sobre el posible futuro de Marte con nosotros dentro de él. Siempre hemos estado cerca de Marte y, según las últimas noticias… Podría ser la verdad que nos espera.
Por muchas razones, el planeta vecino llamó siempre la atención de los pobladores de la Tierra y, con sus “canales” y su misterioso color rojo, despertó nuestra curiosidad y nos llevó a querer saber más de lo que allí pasaba. Algunas de las imágenes que pudimos obtener nos hizo -en ocasiones- pensar en una posible antigua civilización marciana.
Todos hemos visto, en más de una ocasión, imágenes del planeta Marte de regiones dispares y de variado contenido. Marte, el cuarto planeta desde el Sol, aparece marcadamente rojizo cuando se observa a simple vista. Tiene una delgada atmósfera compuesta (en volumen) por alrededor del 95% de dióxido de carbono, 2,7% de Nitrógeno, 1,6% de Argón, 0,1% de Oxígeno, 0,1% de monóxido de carbono y pequeñas trazas variables de vapor de agua.
La presión atmosférica en la superficie es de unos 6 mbar. Las temperaturas superficiales pueden variar entre 0 y -125ºC, siendo la media de -50ºC. Es relativamente común la presencia de nubes blancas de vapor de agua condensada o de dióxido de carbono, particularmente cerca del terminador y en latitudes polares.
Existen dos casquetes de hielo de agua permanentes en los polos, que nunca se funden. En invierno éstos aumentan de tamaño al convertirse en casquetes de dióxido de carbono congelado hasta alcanzar los 60º de longitud. Ocurren esporádicamente tormentas de polvo que llegan a cubrir la totalidad del planeta con una neblina amarilla, oscureciendo los accidentes superficiales más familiares.
Algunas de las imágenes tomadas hicieron pensar en ciudades
La superficie de Marte es basalto volcánico con un alto contenido en hierro y, su oxidación, es la responsable de su color característico rojo oxido. El accidente oscuro más prominente, Syrtis Major, dirigida hacia el Este con una inclinación menor que 1º. Existen muchas áreas de dunas de arena rodeando las más grandes los casquetes polares y constituyendo los mayores campos de dunas del Sistema Solar.
Imágenes de la NASA muestran “sombras de árboles” sobre la superficie de las dunas en Marte, que en realidad y según explicaron los expertos, son caminos de arena y extrañas formaciones debidas a la especial conformación del terreno y de las tormentas de arena que allí son frecuentes.
Hace ya bastantes años que en la NASA tuvo lugar una reunión a la que asistieron algunos personajes conocidos como el recien fallecido Neil Armstrong, Homer Newel, Arthur Clarke y Wernher von Braun entre otros. El motivo de tal cita no era otro que comentar sobre la posibilidad de ir a Marte e instalar allí una pequeña Colonia Humana que sirviera como punta de lanza para posteriores viajes.
Se habían estudiado las posibilidades y, tal proyecto podía ser posible si se tomaban las precauciones necesarias y se podía disponer de todo aquello que los colonos, en un primer momento pudieran necesitar. El doctor Von Braun proponía que una colonia residente en la Luna o Marte podría obtener oxigeno a partir de la trituración de las rocas y, como las rocas disponen de grandes cantidades de oxígeno, hasta el punto de que significan -más o menos- la mitad de su peso (de hecho, la mitad de la masa de todo el mundo es oxígeno). Claro que, el oxígeno existente en las rocas no se encuentra en condiciones de ser respirado porque se halla estrechamente encadenado a otros elementos que componen las rocas.
Después de haber obtenido el oxígeno, continuó Von Braun, se puede haber transportado hidrógeno líquido desde la Tierra y combinarlos para obtener agua. La mayoría del peso del agua reside en los átomos de oxígeno que contiene. Por ejemplo, en un kilogramo de agua, los átomos de hidrógeno pesan únicamente doscientos cincuenta gramos. Transportar material desde la Tierra hasta la Luna resulta muy caro y, no digamos hasta Marte -alrededor de unos cien mil dolares el kilogramo de peso-, y teniendo in situ el oxígeno, el agua sería mucho más acequible hasta que, se pudiera extraer de la que hay en el mismo planeta.
La Agencia Espacial China ha probado con éxito una cabina de 300 metros cúbicos que permitirá cultivar vegetales fuera de nuestro planeta, particularmente en Marte o la Luna. El propósito más ambicioso de la exploración espacial será, siempre, el posible asentamiento del ser humano en un planeta distinto a la Tierra, búsqueda que ha requerido de cientos de investigaciones para cubrir tantas o más necesidades asociadas con nuestra supervivencia diaria.
Como hemos dicho antes, transportar los materiales necesarios para instalar una colonia en aquel planeta sería de un costo enorme y, una vez allí, tampoco sería nada fácil construir los módulos necesarios para el cobijo de los viajeros y de sus instalaciones de supervivencia que requeriría de unas mínimas condiciones para la supervivencia.
En aquella reunión se habló de enviar dos naves, cada una de ellas transportaría una tripulación de seis personas -tres hombres y tres mujeres- entre las que al menos una, sería un médico y el resto experto en distintas ramas que serían necesarias para obtener de lo que allí encontrarían el mayor rendimiento posible. Las naves viajarían por el sistema de las nodrizas, es decir, cada una de ellas llevaría provisiones para doce personas, y si una quedaba inutilizada, su tripulación pasaría a la otra.
Cada nave tendría algo más de sesenta metros de longitud y su peso sobrepasaría las seiscientas toneladas, de las que más de las dos terceras partes, sería el combustible necesario para el viaje. Posteriormente, se establecería en Fobos el instrumental necesario para producir allí combustible que posibilitaría la vuelta en su momento de una de las naves, mientras que la otra, quedaría en el planeta como primer gran módulo-vivienda con sus compartimentos para producir vegetales, agua y otros materiales precisos para la supervivencia de los viajeros astronáutas colonos.
Todas aquellas elucubraciones que los mencionados personajes hicieron en la reunión, no eran más que eso, elucubraciones y, en la realidad, ir al planeta Marte: “requiere nada más y nada menos que el ensamblaje de una nave de unas 4500 toneladas. O lo que es lo mismo, el equivalente a doce estaciones del tamaño de la ISS o 37 lanzamientos del cohete gigante Saturno V.
¿Cómo es esto posible?
La explicación a este misterio la tenemos que encontrar en la despiadada Ecuación de Tsiolkovski , también conocida como la Ecuación del Cohete. Según las rígidas leyes de la física, un ligero aumento en la carga útil de una nave espacial requiere un aumento enorme en la masa inicial.
¿Por qué?
Pues porque para lanzar esa carga extra es necesario transportar más combustible, lo que a su vez aumenta la masa inicial del vehículo haciendo necesario usar aún más combustible al lanzamiento.”
“Esto está muy bien, pero, ¿por qué una nave marciana debe ser tan grande?
La razón es que a la Ecuación del Cohete debemos añadir otro factor que complica el poder viajar a otros planetas: la profundidad del pozo gravitatorio de la Tierra. Abandonar la gravedad terrestre es realmente difícil. Aunque parezca contraintuitivo, una nave situada en órbita baja a unos pocos cientos de kilómetros de altura ya ha recorrido el 73% del camino a otros planetas en términos energéticos.
Efectivamente, para poner un objeto en órbita terrestre debemos acelerar hasta los 8 km/s, pero para abandonar la Tierra sólo necesitamos alcanzar los 11 km/s. El problema es que esa misma nave debe frenar para entrar en órbita marciana y luego tiene que aterrizar en la superficie del planeta rojo.
Y, por supuesto, posteriormente tenemos que volver a la Tierra, para lo cual debemos llevar el combustible necesario para todas estas maniobras. Si recordamos el principio de la Ecuación del Cohete, entenderemos ahora por qué necesitamos una nave de 4000 toneladas para alcanzar el planeta rojo.”
Para cuando esa imagen de arriba sea posible, tienen que haber pasado muchos, muchos años durante los cuales nuestra tecnología actual estuviera a un nivel tan alto que nos permitiera construir naves de miles de toneladas en una base en la Luna y disponer de nuevos combustibles sólidos que no hicieran necesaria la ocupación de la mayor parte del volumen de la nave para transportarlo.
Que ese nuevo combustible fuera de tal manera y calidad que, con un trozo como una piedra de 5 kilos, se pudiera extraer energía para realizar el viaje y suministrar caloría, alumbrado y demás necesidades energéticas para todo el viaje y llevar una buena remesa para cubrir las necesidades futuras en el planeta.
Mientras que en los primeros años, la colonia se agrandaba más y más para dar cabida a instalaciones y personal obrero y científico, se irían preparando las condiciones necesarias para poder terraformar aquel planeta que, con una atmósfera adecuada podría volver a ser un mundo habitable sin instalaciones artificiales de tan alto costo, no ya sólo en materiales, sino también en algunas vidas que, en estos proyectos siempre suelen perderse dada las dificultades que entrañan tan complejas misiones.
Se han ideado muchas maneras de cultivar plantas en el espacio haciendo pruebas en recintos artificiales preparados para ello y, los resultados, han sido óptimos siendo posible llevar a la práctica dichas instalaciones en un futuro próximo. Tenemos que pensar que, los viajeros-colonos no se pueden alimentar sólo con pasta metidas en tubos ni con pastillas de vitaminas.
Además, en las instalaciones, se deben crear las condiciones de gravedad artificial para poder sobrevivir durante largos períodos en aquel planeta y, no digamos de los materiales que harían falta que tendrían que poseer una tecnología tan avanzada que no permitiera dejar pasar la radiación al interior.
La escena de arriba, al menos por el momento es sólo un sueño. Poder ver humanos en el planeta Marte requiere de muchas cosas que no tenemos de entre las cuales, la más importante son los conocimientos para plantear un viaje seguro y poder construir allí una verdadera colonia segura para los viajeros a ese inhóspito mundo.
En el pasado existió una intensa actividad volcánica en Marte. Tharsis Montes es la mayor región volcánica, estando Olympus Mons situado en el Noroeste, y la vasta estructura colapsada Alba Patera, en el Norte. Juntas, estas áreas volcánicas constituyen casi el 10% de la superficie del planeta. Hoy no hay volcanes activos en Marte, aunque en el pasado produjeron llanuras de lava que se extendieron cientos de kilómetros.
Grandes tubos de lava y escondrijos profundos en el subsuelo en los que el agua corre líquida y hace factible la presencia de hongos, líquenes, bacterias… ¡Pruebas de Vida!
Por otra parte, dicha actividad volcánica del pasado, creó una gran red de galerías subterráneas por las que corría la lava y, en un hipotético viaje al planeta, algunas de ellas podrían ser aprovechadas como habitats más seguro.
Hay distribuidos cráteres de impacto a lo largo de todo Marte, aunque existe una altiplanicie casi completamente cubierta de cráteres, similar a las altiplanicies de la Luna, que cubre casi la mitad de la superficie del planeta, principalmente en el hemisferio Sur. Muchos de los cráteres de impacto más recientes, conocidos como cráteres de terraplén, tienen grandes pendientes en los bordes de su mantos de proyecciones, sugiriendo que la superficie estaba húmeda o llena de barro cuando se produjo el impacto.
Muy lejos quedan ya otros aspectos del planeta Marte que, durante décadas impactó en la imaginación de hombres como Giovanni Virginio Schiaparelli, Percival Lowell y Willian Henry Pickering que, a finales del siglo XIX y principio del XX, insistían en despejar las dudas sobre si existían realmente los Canales que hicieron famosos estos personajes de leyenda.
Más tarde, hace más de veinticinco años algo curioso sucedió en las cercanías del planeta Marte. La nave Vikingo 1 de NASA se encontraba volando alrededor del planeta, tomando fotografías de posibles lugares para el aterrizaje de la nave hermana Vikingo 2, cuando descubrió, sobre la superficie, una figura en sombras muy semejante a una cara humana.
Una cabeza enorme de unos tres kilómetros de extremo a extremo parecía estar devolviendo la mirada a la cámara desde una región del Planeta Rojo conocida como Cidonia.
Imagínense la sorpresa de los controladores de la misión en el Laboratorio de Propulsión a Chorro, cuando la cara apareció en sus consolas. Sin embargo, la sorpresa duró poco tiempo.
Los científicos fácilmente concluyeron que ésta era solo otra meseta Marciana, muy común en los alrededores de Cidonia, solo que esta tenía sombras extrañas que la hacían aparecer como un Faraón Egipcio.
“Orbitador espacial lanzado por la Nasa en 1996, su proyecto fue el primero de una serie de lanzamientos de naves espaciales no tripuladas encaminadas a la exploración de Marte desde finales del Siglo XX.
La misión Mars Global Surveyor tiene por objetivo principal la obtención de los mapas de la superficie de Marte, y para ello transporta a bordo una serie de instrumentos científicos diseñados para el estudio de la totalidad de la superficie marciana, su atmósfera y su interior.Lanzamiento: 07 / Nov / 1996Llegada a Marte: 12 / sep / 1997.”
Pero, amigos míos, la nave Mars Global Surveyor abrió a la ciencia un nuevo horizonte en Marte. De alguna forma, el hombre, debe abordar de nuevo desde el principio la búsqueda de la vida en aquel planeta, lleno de secretos que sólo ahora empiezan a desvelarse después de más de un siglo de trepidantes debates entre astrónomos y aficionados.
La nave encontró inequívocos signos de la presencia de agua líquida en el planeta, algo que los científicos llevaban décadas tratando de confirmar. Es conocido que el agua líquida es el principal requisito para la vida tal como la conocemos nosotros, y si en el planeta rojo existe ese preciado elixir, como se ha podido comprobar mediante las investigaciones de la NASA, las posibilidades de que Marte sea un mundo vivo siguen plenamente vigentes.
El examen de las rocas marcianas realizado por la Mars Pathfinder y su juguetón vehículo todo terreno Sojourner confirmó lo que ya tenían claro muchos expertos: el agua había pasado por allí, probablemente hace muchos millones de años, tal como revelan las huellas dejadas por gigantescas corrientes en las zonas de aterrizaje.
Estudiando el terreno en muchas de las regiones del planeta, de manera clara y precisa, se puede comprobar la presencia de agua que, al parecer, brota desde el subsuelo. Es preciso no perder de vista el carácter altamente volcánico de Marte que, hace mucho tiempo tuvo una gran actividad de importantes erupciones y, la enorme cantidad de lava que corría por inmensas zonas del planeta, entre otras cosas, debieron oradar el terreno abriendo enormes galerias subterráneas que, en la actualidad, al estar situadas en las profundidades del planeta, deben tener una temperatura mayor que en la superficie, están resguardadas de la radiación, y, si el agua corre por allí, no sería nada extraña que, colonias de bacterias, hongos y líquenes estuvieran bien asentadas a ese nivel interior. Lástima que la misión Curiosity no esté preparada para estudiar esto.
Los ingenios robotizados que hemos enviado y seguimos enviando al planeta Marte están bien para realizar alguna que otra misión. Sin embargo, lo que es buscar signos de vida pasada o presente en aquel mundo… Será cosa de los humanos cuando podamos poner los pies en el suelo de ese mundo hostíl que, con el tiempo, podríamos convertir en fértil y adecuado para instalarnos en él para cuando, los habitantes de la Tierra sean tantos miles de millones que, ni el propio planeta lo pueda soportar.
Si amigos, este sería el cambio de aquel árido planeta cuando lo podamos terraformar.”La primera tarea sería espesar la atmósfera marciana. Mucha de esa atmósfera (y del agua) se cree que se fueron congelando en las capas polares a medida que el planeta se enfriaba.
Estas capas están compuestas por hielo seco (bióxido de carbono congelado) y por hielo de agua. Algo de aquella atmósfera puede estar en el permafrost debajo de la superficie.
¿Cómo podríamos hacer para evaporar las capas de hielo y comenzar a elevar la temperatura de la atmósfera?.
Lo cierto es que, todos los estudios de aquel planeta nos lleva a saber que… ¡No es habitable!
Tanto el agua como el bióxido de carbono son gases de invernadero. Esto es, atrapan el calor de la luz solar, lo que aumentaría la temperatura superficial. Así se comenzaría un ciclo que fundiría más hielo, calentaría el planeta, e incrementaría tanto la presión del aire como la temperatura. Este proceso se volvería auto-sostenible y podría llevar a un efecto invernadero desbocado. Aún cuando aumentaría la cantidad de bióxido de carbono en la atmósfera, es un paso necesario para el incremento de la presión y de la densidad de la atmósfera.
La luz solar que cae sobre la superficie de un planeta, llega primordialmente como luz visible y ultravioleta. El planeta absorbe esta energía solar, y luego la irradia en forma de energía infrarroja hacia la atmósfera. Los gases de invernadero de la atmósfera funcionan como una capa aislante global, atrapando la radiación infrarroja e impidiendo que escape hacia el espacio.”
Los cambios que se podrían producir en el planeta serían asombrosos
Este podría ser Marte dentro de 1.700 M de años, situado ya en la zona habitable total y habiendo recuperado su antigua atmósfera y sus océanos, lagos y ríos.
La Humanidad necesitará en el futuro disponer de nuevos habitats y, no sería mala idea que fuéramos planificando, poco a poco, la llegada de ese día que, aunque aún esté lejos en el futuro…, como todo en el universo, llegará. Si pensamos en los habitantes que tendrá la Tierra dentro de 100 años, nos daremos cuenta de que cada vez serán necesarios más recursos y, nuestro planeta, no los puede generar de manera ilimitada, llegará un momento en el que la presión humana sea tan grande que, ni la Tierra la podrá soportar.
A mí, todos estos escenarios me hacen imaginar…¡tantas cosas!
Hoy en día sabemos de los océanos y mares que hace muchos millones de años adornaban el planeta Marte, y, las Imágenes que de aquel planeta hemos podido captar, claramente nos hablan de las correntías de cantarinos torrentes fluviales que, corriente abajo, creando cañones y formando la superficie del planeta dejando la huella de su presencia.
“Uno de los accidentes geográficos más importantes no solo del planeta Marte sino de todo el sistema solar: el Valle Marineris. Es una inmensa cicatriz de 4000 km. que recorre su superficie. Deja minúsculo a nuestro famoso cañón del Colorado. Su estudio nos aporta gran información sobre la historia y geológica de Marte.”
Valles Marineris y otros lugares del planeta tienen las pruebas de lo que Marte, en el pasado fue. Puede ser que Lowell se equivocara sobre la existencia de unos canales construidos por la mano de seres inteligentes en aquel planeta. Él concibió “los canales” como obras de ingeniería de una civilización inteligente para transportar el agua, pero quizá no lo estuviera en lo más importante, es decir, en su convicción sobre la existencia de vida en Marte. Es algo que no sabemos aún pero que, probablemente, no tardaremos mucho en saber.
emilio silvera
Feb
22
Misión a Marte en 2020
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Marte ~ Comments (1)
buscará convertir el CO2 en oxígeno
El próximo proyecto de la NASA en el planeta rojo, será la Misión Marte 2020, en la que destaca la intención de investigar la manera de transformar el CO2 en oxígeno.
Europa Press
El próximo rover que la NASA enviará a Marte en 2020 llevará siete instrumentos cuidadosamente seleccionados para investigaciones sin precedente en el Planeta Rojo. El más llamativo persigue convertir en oxígeno dióxido de carbono de la atmósfera marciana.
La NASA ha escogido sobre 58 propuestas recibidas en enero de investigadores e ingenieros de todo el mundo. Las propuestas recibidas fueron el doble del número habitual en este tipo de convocatorias, un indicador de lo extraordinario interés por la comunidad científica en la exploración de Marte.
La Misión Marte 2020 se basa en el diseño del exitoso Curiosity, que aterrizó hace casi dos años, y actualmente está operando en Marte. El nuevo rover llevará hardware más sofisticado y nuevos instrumentos para realizar evaluaciones geológicas del sitio de aterrizaje, determinar la habitabilidad potencial del medio ambiente, y buscar directamente signos de la antigua vida marciana, según informa la NASA.
“La exploración de Marte será el legado de esta generación, y el rover Marte 2020 será otro paso crítico en el camino de los seres humanos al Planeta Rojo”, dijo el administrador de la NASA, Charles Bolden.
Los científicos utilizarán el vehículo para identificar y seleccionar una colección de muestras de roca y suelo que almacenará para su posible regreso a la Tierra de una futura misión.
El rover de Marte 2020 también ayudará a avanzar en nuestro conocimiento de cómo los futuros exploradores humanos podrían utilizar los recursos naturales disponibles en la superficie del planeta rojo. La capacidad de vivir de la tierra marciana transformaría la futura exploración del planeta. Los diseñadores de las futuras expediciones humanas pueden utilizar esta misión para entender los peligros planteados por el polvo marciano y demostrar la tecnología para procesar el dióxido de carbono de la atmósfera para producir oxígeno.
Las propuestas seleccionadas son:
– MastCam-Z: un sistema de cámara avanzada con capacidad estereoscópica de imágenes panorámicas y con capacidad de zoom. El instrumento también determinará la mineralogía de la superficie marciana y ayudará en las operaciones del rover. El investigador principal es James Bell, de la Universidad Estatal de Arizona en Tempe.
– SuperCam, un instrumento que puede proporcionar imágenes, análisis de la composición química, y la mineralogía. El instrumento también será capaz de detectar la presencia de compuestos orgánicos en rocas y regolito a distancia. El investigador principal es Roger Wiens, del Laboratorio Nacional de Los Alamos, Nuevo México.
– Instrumento Planetario para Litoquímica en Rayos X (PIXL), un espectrómetro de fluorescencia de rayos X, que también contendrá un reproductor de imágenes de alta resolución para determinar la composición elemental a escala fina de materiales de la superficie de Marte. PIXL proporcionará capacidades que permitan la detección y análisis más detallados de elementos químicos que nunca. La investigadora principal es Abigail Allwood, el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, California.
An artist concept image of where seven carefully-selected instruments will be located on NASA’s
– Escaneo de Entornos Habitables con Raman y Luminiscencia para Productos Orgánicos y Químicos (SHERLOC), un espectrómetro que proporcionará imágenes a escala fina y utiliza una luz ultravioleta de láser para determinar la mineralogía a escala fina y detectar compuestos orgánicos. El investigador principal es Luther Beegle, DEL JPL.
– Experimento ISRU de Oxígeno en Marte, una investigación de tecnología de exploración que va a producir oxígeno a partir del dióxido de carbono atmosférico marciano. El investigador principal es Michael Hecht, Institute of Technology, Cambridge, Massachusetts.
– Analizador de Dinámicas Ambientales en Marte, un conjunto de sensores que permitirá la medición de temperatura, velocidad y dirección del viento, presión, humedad relativa y el tamaño y la forma de polvo. El investigador principal es José Rodríguez-Manfredi, del Centro de Astrobiología, Instituto Nacional de Tecnica Aeroespacial, España.
– Radar de Imagen para la Exploración del Subsuelo de Marte, un radar de penetración de tierra que proporcionará resolución de centímetro en la estructura geológica del subsuelo. El investigador principal es Svein-Erik Hamran, del Forsvarets forskning Institute, Noruega.
Arriba podemos contemplar Valles Marineris, un accidente geográfico de cuatro mil kilómetros de longitud, 200 de ancho y 10 de profundidad. Marte tiene rincones que debemos descubrir y, sobre todo, me intrigan esos huecos o grutas naturales que bajo la superficie fueron hechos por la pasada actividad volcánica del planeta en el pasado. Allí, a más profundidad y más alta temperatura, a salvo de la radiación nosiva del exterior… ¡Pudiera estar presente el agua líquida! Y, si eso es así… ¡La Vida andará muy cerca.
El planeta rojo con sus dos pequeñas lunas
Como podéis ver por la noticia de la NASA, no dejamos de dar pequeños pasos hacia nuevos “pequeños” logros en aquel planeta que, algún día (lejano aún en el futuro), podremos visitar. De todas las maneras, y, poniendo los pies en el suelo, en los dos trabajos que siguen, se deja bien clara la realidad del proyecto de Marte que, no es tan sencillo como a primera vista pueda parecer.
emilio silvera
Feb
22
¿Por qué es difícil Viajar a Marte? I (Apuntes de la NASA)
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Marte ~ Comments (0)
¿Por qué es difícil ir a Marte?
Fotograma de la película ‘The martian’. AIDAN MONAGHAN
El estreno de la película ‘Marte’ (The Martian) ha despertado cierta curiosidad acerca de posibles futuros viajes humanos al planeta rojo. Después de haber ido a la Luna en varias ocasiones hace ya casi cinco décadas, y estando acostumbrados a ver astronautas viajar al espacio casi de forma rutinaria, es tentador pensar que enviar seres humanos a Marte pueda ser algo perfectamente plausible a día de hoy, o tal vez un tanto más complicado que lo hecho hasta ahora. Sin embargo, la realidad es que enviar seres humanos a Marte constituye un desafío de una dificultad y complejidad absolutamente descomunales que se aleja mucho de todo lo que se ha hecho hasta ahora en la historia de la exploración humana del espacio.
En esta y en la siguiente entrada hablaré de las razones por las que esta empresa constituye un desafío inmenso y sobre cómo se plantea en la actualidad una misión tripulada a Marte. Con objeto de ofrecer una perspectiva inicial para entender la dimensión del problema de una forma intuitiva, en esta entrada trataré de la razón principal que hace extremadamente difícil una misión a Marte, la razón de la que prácticamente se derivan casi todas las demás: la distancia.
Vemos astronautas viajar con frecuencia al espacio, a la Estación Espacial Internacional (ISS), antes a la estación Mir, a bordo de naves Soyuz, o antes a bordo del Transbordador Espacial, etc., y se suele tener la impresión de que el lugar al que se viaja en estas misiones es muy lejano; sin embargo, las altitudes típicas a las que estas estaciones y vehículos espaciales orbitan alrededor de la Tierra son de unos pocos cientos de kilómetros. La ISS, por ejemplo, orbita alrededor de la Tierra a una altitud que es equivalente a la distancia que hay en línea recta entre Madrid y Almería: unos 400 km. Esta región espacial a la que viajan los humanos de forma rutinaria está dentro de la conocida como ‘región de las órbitas bajas de la Tierra’, y técnicamente la llamamos LEO (del inglés Low Earth Orbit).
La luna como satélite natural de nuestro planeta tierra, conjuntamente con los movimientos de la luna, nos determinara el intervalo de tiempo del día, como los días, semanas, meses, hasta el año, de ahí surge la idea del porque son importante los movimientos de la luna.
Los viajes tripulados lunares implicaron viajar más allá de las órbitas LEO ya que la Luna orbita nuestro planeta a una distancia media de unos 380.000 km, lo que viene a ser unas 1.000 veces más lejos que las altitudes de estas órbitas bajas. Una tripulación y su nave se ponen en órbita alrededor de la Tierra poco después de su lanzamiento, mientras que la distancia a la Luna se cubría en las misiones Apolo en prácticamente 3 días.
En el caso de Marte la situación es muy diferente. Ir a Marte implica pasar de una misión geocéntrica a una centrada en el Sol, o heliocéntrica, lo que supone un salto enorme en las distancias involucradas. Aunque las distancias máxima y mínima entre la Tierra y Marte varían dentro de un cierto rango, la mínima distancia posible es de unos 55 millones de km y la máxima posible es de unos 400 millones de km.
Estas son distancias enormes en comparación a todo lo que se ha volado en misiones tripuladas al espacio hasta ahora. La distancia máxima a Marte viene a ser 1.000 veces mayor que la que hay entre la Tierra y la Luna, lo que viene a ser 1.000.000 de veces mayor que la distancia que separa la superficie terrestre de las órbitas LEO a las que se viaja normalmente.
Distancias aproximadas mínima y máxima posibles entre la Tierra y Marte. Como referencia, la distancia media de la Tierra a la Luna es de 380.000 km.
Sin necesidad de conocer nada más, los datos acerca de la distancia a Marte ya constituyen una buena pista para empezarnos a asomar a la magnitud del problema. Para apreciarlo mejor, y sin entrar en detalles relativos a métodos de propulsión o dinámica orbital, vamos a comparar en números redondos dos misiones tripuladas, una orbital alrededor de la Tierra para un solo tripulante y otra lunar de tres tripulantes, para hacernos una idea de la progresión en la masa necesaria de los cohetes involucrados para llevar a cabo estas misiones y entender el contexto de lo que supondrá una misión a Marte.
Empezamos con la primera misión orbital del Programa Mercury de principios de los ’60: la Mercury 6 de John Glenn. Aquí se precisó de un cohete Atlas de 120 toneladas y 29 metros de altura para poner en una órbita de 200 km de altitud media alrededor de la Tierra una masa útil de 1,2 toneladas formada por una cápsula Mercury con su único tripulante, el cual permaneció en el espacio 5 horas.
Veamos ahora lo que cambia la situación al tener a la Luna como destino unas 1.000 veces más lejos. En el caso del Apolo 17 -la última misión de exploración lunar-, su módulo de mando y servicio más su módulo lunar, sumando todo cerca de 50 toneladas, hubieron de ser lanzados a la Luna por el poderoso cohete Saturno V de unas 3.000 toneladas y de 110 metros de altura para una misión de una duración total de unos 12 días y medio en la que 2 de sus tripulantes permanecieron sobre la superficie lunar algo más de 3 días.
Cohete lunar Saturno V junto al cohete Atlas del Programa Mercury para un tripulante (Transbordador Espacial incluido como referencia). Fuente: http://historicspacecraft.com/.
Vemos así el salto cuantitativo necesario cuando queremos ir a otro mundo que está 1.000 veces más allá de las órbitas bajas de la Tierra tanto en la masa útil a lanzar (de 1,2 a 50 toneladas) como en el tamaño del cohete lanzador requerido (de 120 a 3.000 toneladas). Comparemos todo esto con una misión a Marte. Aquí la tripulación constará de 6 astronautas y su duración, tomando como ejemplo la oportunidad en 2037, sería de 174 días para la ida y 201 días para la vuelta, con una estancia de 539 días en Marte. Una estancia tan larga en Marte sería necesaria a la espera de que la posición relativa entre este planeta y la Tierra fuera óptima para el regreso con un mínimo gasto de combustible, lo que ahorra el envío de centenares de toneladas de combustible. Todo esto supone un total de 914 días, o 2 años y medio.
Como vemos, el salto entre la Luna y Marte es descomunal, ya que doblar la tripulación y extender la duración a cerca de 73 veces la de la misión lunar más larga, supone la necesidad de proveer y transportar cerca de 150 veces más suministros. Por otra parte, una mayor duración de viaje interplanetario supone la necesidad de proveer a la tripulación de mayor protección contra las radiaciones, lo que se consigue en parte añadiendo aún más masa, aunque este problema no está aún resuelto.
Otro problema de la larga duración es que las cosas se rompen a lo largo de tanto tiempo. O bien se tendrá que mejorar sustancialmente la durabilidad de los equipos o estos habrán de poder ser repuestos por recambios que también habrá que transportar, lo que implica una mayor masa. Las naves de carga que visitan la ISS pueden abastecerla de repuestos cuando algo se estropea a bordo pero esta opción no será posible en una misión a Marte.
Una vez dicho todo esto, al igual que cuesta más acelerar y frenar un camión que un turismo por tener el primero más masa, tengamos en cuenta que enviar más masa a Marte implica transportar también más combustible para acelerar toda esa carga hacia Marte, para frenarla a la llegada a ese planeta, y para volver a la Tierra desde allí; y pensemos que todo ese combustible (centenares de toneladas) también hay que lanzarlo al espacio inicialmente.
En total, para una misión a Marte se requerirá lanzar al espacio entre 850 y 1.250 toneladas. Esta es una cantidad enorme si tenemos en cuenta que la Ia ISS tiene una masa de unas 420 toneladas y que una nave con la que estamos familiarizados como el Transbordador Espacial solo podía enviar al espacio entre 15 y 25 toneladas aproximadamente, dependiendo de la altitud de la órbita final. El Ariane 5 es capaz de poner unas 20 toneladas en órbita baja alrededor de la Tierra, al igual que el cohete ruso Protón, por ejemplo.
Así pues, a partir de todo esto, y sin saber mucho más, ya podemos anticipar de forma intuitiva que no se podrá utilizar un único cohete para ir a Marte, sino que se precisarán varios lanzamientos de cohetes -tanto o más poderosos que el Saturno V de los años ’60- para ensamblar en el espacio distintos elementos de propulsión, módulos de combustible, hábitats y naves, que habrán de enviarse a Marte por separado y por anticipado, además de la nave con la tripulación, que sería enviada en último lugar. Entraremos en estos detalles en la siguiente entrada.
Aunque depende de diversos factores, se requerirán, de hecho, del orden de 10 lanzamientos de cohetes con la capacidad del Saturno V o similar; pero recordemos que el número total de cohetes Saturno V que se enviaron a la Luna en todo el Programa Apolo fue de 9. El Saturno V fue retirado de servicio después del Porgrama Apolo pero ostenta el récord, aún a día de hoy, como el cohete operativo más poderoso que haya habido nunca, capaz de poner algo más de 120 toneladas en órbita baja alrededor de la Tierra y de enviar 50 toneladas a la Luna. Tuvo que ser específicamente diseñado y construido en su día para poder alcanzar la Luna, y no existe un lanzador de tanta capacidad en la actualidad. El cohete que se encargaría de la mayor parte de los lanzamientos en una futura misión a Marte se está desarrollando en la actualidad y se llama SLS (Space Launch System), el cual tendrá prestaciones parecidas o acaso un tanto mayores que el Saturno V.
Por otra parte, un tiempo de 174 días de ida en condición de ingravidez afecta profundamente a la fisiología humana, algo especialmente preocupante al llegar a un planeta donde no hay nadie para asistirte. Las naves que se pueden ver en las películas (incluida la película ‘Marte’), con un amplio y confortable habitáculo en forma de donut girando para simular la aceleración de la gravedad, no son realistas en la actualidad.
Dos años y medio es un tiempo muy largo también por razones psicológicas. La Tierra será vista por la tripulación como un punto de luz semejante a una estrella durante la mayor parte del viaje y será apenas imperceptible en la noche marciana cuando fuera visible. La tripulación tendrá que convivir en una condición de confinamiento permanente en un espacio reducido en una situación de gran estrés, y con la imposibilidad de mantener conversaciones fluidas con los seres queridos en la Tierra debido al tiempo de viaje de la señal.
Después de todo esto, y aunque no se han mencionado todas las dificultades técnicas, tecnológicas y operativas, creo que ahora puede apreciarse un poco mejor a lo que nos enfrentamos en una misión a Marte. A partir de aquí, y una vez expuesta esta perspectiva para contextualizar el problema y entrar en materia, en la siguiente entrada explicaré cómo se plantea en la actualidad una misión humana a Marte y cómo se relaciona con lo que se ve en la película ‘Marte’ (The Martian).
sigue en la II parte