martes, 24 de diciembre del 2024 Fecha
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¿Cerebro y Mente? ¿Inteligencia y Sabiduría?

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en La Mente - Filosofía    ~    Comentarios Comments (0)

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No acabamos de ponernos de acuerdo en el hecho de si, la sabiduría, o la competencia profesional o la pericia, también la Inteligencia, pueden ser catalogadas como categorías biológicas, pero lo son. La mayoría de la gente comprende, de forma general y vaga, que la mente es producto del cerebro, pero no siempre resulta fácil comprender lo íntima que es esta relación. Aunque acepte la conexión entre Mente y Cerebro en tanto quye proposición abstracta, la mayoría de las personas no llegan a entender ni asimilar de forma inmediataestas cuestiones del cerebro-mente-inteligencia-sabiduría, como sí lo hacen con las cuestiones más cotidianas.

En realidad, cuando hablamos de Mente y cerebro lo hacemos como parte de un vestigio pertinaz y recalcitrante que nos viene de lejos, cuando algunos estudiosos de la Filosofía como René  Descartes, proponían que mente y cerebrio estaban separados y que la Mente existe de manera independiente del cuerpo. Muchos son los libros que sobre el tema han sido escritos, algunos excelentes como: El error de Descartes, La Table rasa y otros muchos. La secular incapacidad para entender que la mente es producto del cuerpo inspiró la pintoresca imagen de la mente como el ente superior, inmaterial, que viviendo en el cerebro, en realidad era sensorialmente inmaterial y podía, estar fuera o dentro de nosotros para general ideas y pensamientos.

Las reglas de causa y efecto, tal como las aceptas, te han metido en el volumen de un cuerpo, y la duración de la vida humana. En realidad, el campo de la vida humana es abierto e ilimitado en su más profundo plano.

Tu cuerpo carece de edad y tu mente de tiempo. Una vez que te identifiques con esa realidad, que es congruente con la visión cuántica del universo, entraras en el nuevo paradigma, y tu conciencia, sé expanderá, cósmica y cuánticamente en fractales radiales exponenciales y dimensionales.

Al mirar el Microscopio electrónico, (Microcosmos) vemos como las partículas cuánticas se mueven, (virtualmente) a la velocidad de la luz, y si miramos al cielo y observamos las Estrellas, veremos la inmutabilidad del Macrocosmos. Cada uno habita en una realidad que se encuentra mas allá de todo cambio. En lo más profundo de nosotros, sin que lo sepan nuestros sentidos externos tridimensionales o físicos, existe un intimo núcleo del ser, un campo de inmortalidad, que crea la personalidad, él yo y el cuerpo. Este ser es nuestro estado esencial, es nuestra esencia (Alma), es quien realmente somos. Somos Almas en este inmutable escenario eterno.

El Tiempo existe solo como eternidad, el tiempo es Eternidad Cuantificada, es la temporalidad cortada por nosotros, en trozos o fragmentos, de tiempo que llamamos días, horas, minutos, y segundos. Lo que llamamos tiempo lineal es solo un reflejo de nuestro modo de percibir los sucesos o los cambios en que nos vemos envuelto en nuestro limitado sistema perceptual .

Si se pudiera percibir lo inmutable, el tiempo dejaría de existir tal como lo conocemos. Podemos empezar por aprender, a concebir y metabolizar lo Inmutable, la Eternidad, lo Absoluto, al hacerlo, estaremos listos para crear la fisiología de la Inmortalidad.

Si somos capaces de entrar en ese campo transcendente de superior nivel filofósifoco y hasta metafísico se podría decir, ya no creeremos en ese dualismo cartesiano entre cuerpo y mente…nos podremos deposajr de vestigios del pasado y llegar a comprender, con claridad meridiana que, la Mente es algo evolucionado dentro de nuestro cuerpo que ha sido puesta ahí por mecanismos del universo que no hemos podido llegar a entender pero que, de todas formas intuimos que, la conexión entre ambos, Mente y Universo, es tan real como la vida misma.

Los mecanismos del Universo hizo posible el surgir de la Vida y, en alguna de sus modalidades (seguro que exioten muchas más) se plasmó esa simbiosis primera de Cuerpo y Mente que haría posible la evolución de la segunda para que, después de algunos miles o millones de años, pudiera alcanzar el zenit en individuos que eran poseedores de rasgos e ingredientes predeterminados de personalidad e inteligencia, empuje y energía, la capacidad para entender lo que otros no entienden, el poder fijarse objetivos a largo plazo que requerían de un talento innato y especial que no era posible adquirir sino que se nace con él. Es el destino biológico de unos pocos que, a pesar de su talento, sí necesitaron del empuje y la ambición y, finalmente, los triunfosd, llegaban como frutos del esfuerzo individual.

Al fin y al cabo todo el mundo acepta que el esfuerzo solo no basta para convertirse en un Mozart, un Shakesperare o un Ramanujan. Para subir esa escalera que te llevará a la cumbre, principalmente, el ingrediente necesario será el Talento, la Sabiduría y, de vez en cuando, se agrega un poquito de suerte o azar.

Claro que la Sabiduría es una buena noticia para todos nosotros. Si alguien la posee, siempre tenderá a exponerla a los demás para que, de una u otra forma podamos disfrutar de ella aunque sólo sea a través de la admiración hacia el Sabio que no la muestra pero, en realidad, en el último momento, lo que deseamos es apropiarnos de algo de esa sabiduría para nosotros. ¡Necesitamos saber!

Es el saber popular de todas las Sociedades a lo alrgo de la Historia, la sabiduría siempre ha sido asociada con los ancianos. La sabiduría ha sido el más preciado bien y, en torno a ella, todos nos hemos puesto en coro a escuchar esas palabras sabias que nos indicaban el camino a seguir.

¿Qué es la realidad?, ¿Como la definimos?, ¿Cuántas realidades hay?, ¿Cada uno de nosotros tiene su propia realidad?¿Qué realidad nos transmite el Universo en nuestro Mundo, será distinta a realidades de otros Mundos? ¿Es una realidad la cuántica? ¿Existen realidades que no podemos percibir? La realidad va en función de la percepción que se tenga de ella, y esta forma parte de la Conciencia. Nuestra conciencia actual es un condicionamiento de nuestra visión del mundo actual y colectivo, es la que nos enseñaron nuestros padres, maestros, la sociedad, gobierno y religiones. A esta manera de ver y entender el mundo, pertenece el antiguo paradigma. Y, como nos diría Tom Wood, necesitamos nuevos paradigmas para poder entender la “realidad” de la Naturaleza.

Es cierto que, algunas veces, cuando profundamente pensamos en todos estos conceptos, llegamos a la conclusión de que la realidad no existe, y, si entramos en el mundo de la filosófía podríamos argumentar que nunca nadie ha podido “ver” un pensamiento y, sin embargo, ¿cuántos generamos durante nuestras vidas?

    A partir del mundo físico podemos señalar los signos que emitimos desde el mundo mental

El mundo físico, incluido nuestro cuerpo, es una reacción del observador. Creamos el cuerpo según creamos la experiencia de nuestro mundo.En su estado esencial (microcósmico), el cuerpo está formado de energía e información, y no de materia sólida. Esta energía e información, surge de los infinitos campos de energía e información que abarcan todos los universos. La mente y sus cuerpos, desde el físico hasta el espiritual y sus múltiples manifestaciones multidimensionales, son inseparablemente uno, o sea la unidad YO SOY.

Esta unidad Yo Soy, la separaremos en dos corrientes de experiencia. La experimentamos primero como corriente subjetiva, como pensamientos, ideas, sentimientos, deseos y emociones. La corriente objetiva la experimentamos como el cuerpo físico, mas sin embargo en un plano mas profundo, las dos corrientes se encuentran en una sola fuente creativa, y es a partir de esta , desde donde realmente nos manifestamos y tenemos nuestro ser.

La bioquímica del cuerpo es un producto de la conciencia, las creencias, los sentimientos, las emociones, los pensamientos e ideas, crean reacciones que sostienen la vida en cada célula. La percepción parece como algo automático, pero esto es un fenómeno aprendido, si cambias tu percepción, cambias la experiencia de tu yo , y por ende de tu mundo.

Por supuesto, todos sabemos el dilema del observador en la cuántica. Se trata del enigmático principio de incertidumbre que nos impide medir una partícula sin afectar el resultado. Es posible conocer una cosa, más no la otra. Por mucho tiempo, Copenhague fue el modelo que rigió ese conocimiento específico de la cuántica pero ya existe otro. Tenemos el experimento del físico John Cramer que basó su modelo en la teoría de radiación electromagnética de Wheeler-Feynman y predice los resultados de los experimentos cuánticos tan bien como el “viejo” modelo lo hace. Lo más atractivo: el observador no tiene ningún papel especial en el resultado.

Los humanos seguimos afianzándonos a todo lo que nos ponga en el centro de las cosas. Los fenómenos que no pueden ser explicados nos excitan y hemos estado usándolos para justificar a nuestros dioses desde que descubrimos que podemos producir ilusiones para tapar nuestra ignorancia. Cada vez que algo es explicado, movemos nuestras pertenencias hacia el próximo misterio; y cuando ese enigma revela sus mecanismos nos pasamos a otro. No es la ausencia de evidencia lo que mortifica al creyente que propone afirmaciones extraordinarias como verdaderas, son las evidencias del otro, del científico en el laboratorio; él lo obliga a buscar otra casa y mudarse donde no haya iluminación.

Lo cierto es que, creamos nuestra propia realidad dentro de otra realidad más grande que resulta ser el UNIVERSO.

Claro que, esa sabiduría a la que antes me refería nos debería llevar hasta propósitos superiores, incluso de una célula podríamos aprender: Cada Célula del cuerpo acuerda trabajar por el bien del Todo; el Bienestar individual es secundario. Si es preciso, morirá para proteger al cuerpo (Lo que ocurre con frecuencia). La vida de cualquier célula es muchísimo más breve que la nuestra. Las celulas de la piel mueren por cientos cada hora, al igual que las inmunológicas que combaten los microbios invasores. El egoísmo resulta inconcebible, incluso cuando la supervivencia de las células está en juego.

¿Por qué no hacemos nosotros lo mismo? ¿Acaso no hemos finalizado nuestro proceso de Humanización, o, por el contrario, simplemente se trata de que somos así. Seres egoistas en los que prima lo individual y el YO, contra el NOSOTROS, como Ente principal. Hay una cuestión que me da algo de esperanza: Cuando hablamos de nuestros hijos, de nuestro ser Amado…El Yo se queda detrás y prevalecen esos valores que, en realidad, son los que nos ditinguen y nos hacen grandes.

Bueno, pero ¿no estaba hablando de la Mente, la Sabiduría y la Inteligencia? Sí, es posible. Sin embargo, todo siempre viene a desembocar en lo mismo: Nosotros y el Universo.

emilio silvera

El Pensador y la Rosa

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en La Mente - Filosofía    ~    Comentarios Comments (3)

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El rico y poderoso hombre Sabio, ante la extrañeza de sus empleados, ordenó que cada día, le pusieran una rosa fresca cortada de los rosales de su jardín, en un recipiente con agua en la mesa de su escritorio. Y todas las mañanas después de las tareas cotidianas de aseo y frugal desayuno, se sentaba ante aquella hermosa flor y, en silencio, la contemplaba durante horas.

Su viejo ayudante de muchos años, no pudiendo soportar por más Tiempo la curiosidad que aquella actitud le producía, al ver como su Jefe y amigo miraba, sin pestañear y disfrutando de sus formas, olores y colores la bella flor que cada día contemplaba, le preguntó:

_ ¿Que es lo que busca cada día en la rosa?

Levantando por un momento su mirada, Él le miró fijamente, y, le contestó:

_ Amigo mío, trato de buscar las respuestas de cómo la Naturaleza ha podido construir algo tan bello que, sin ser tan grande como una Galaxia, al igual que ella, esté hecha de sencillos Átomos que se han puesto de acuerdo para conformar una estructura compleja que nos deleita durante su efímera vida.  Todo eso me lleva a pensar que nosotros, situados en el mismo Tiempo y lugar que la Rosa, podemos admirar la belleza de su estructura sin que ella se perciba de tal observación y del efecto que en nosotros causa, y, al mismo Tiempo me pregunto: ¿Quién nos abservará a nosotros?

el nombre de la rosa william de baskerville

 

El hombre Sabio calla, él “sabe” que tiene poco que decir

 

 

 

 

Buda pedía al hombre más de lo que éste le podía dar. La condición Humana está imbuida del “Yo” y del “Quiero”. En raras ocasiones nos encontramos con alguien que pudiendo prescindir del Yo,  esa  parte consciente mediante la cual identifica a su propia persona en relación con el medio, también puede alejar de sí el Quiero. Sin embargo, si eso ocurre, los mortales desconfían de alguien que no quiere Amar ni que le Amen, tampoco quiere tener la voluntad de alcanzar algún objetivo, o, “quiere” pretender alguna cosa, intentar lograr algún deseo… ¡No parecería Humano!

No pocas veces pensamos que podemos alcanzar lo que está fuera de nuestro alcance. Lo cierto es que, si queremos saber del pasado, sólo tenemos que ver nuestro presente y en él, encontraremos muchas de las respuestas, dado que el hoy está forjado por el ayer, y, de la misma manera, el presente está construyendo el futuro. Somos lo que somos a pesar de que muchos piensen que somos mucho más.

              Grande o pequeño… ¡Todo es la misma cosa! Quarks y Leptones

Sin embargo, de todo ese largo camino que va desde un átomo a una galaxia, surgieron las rosas y los pensamientos que, de alguna manera, es el más alto grado evolutivo de la materia que ha podido llegar a inmaterializarse. Los pensamientos están mucho más allá de los átomos y, sin embargo, de ellos traen consecuencia.

¡La Naturaleza! ¿Cómo la podríamos comprender?

emilio silvera

 

 

 

 

 


 

 

¿Cerebro y Mente? ¿Inteligencia y Sabiduría?

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en La Mente - Filosofía    ~    Comentarios Comments (4)

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No acabamos de ponernos de acuerdo en el hecho de si, la sabiduría, o la competencia profesional o la pericia, también la Inteligencia, pueden ser catalogadas como categorías biológicas, pero lo son. La mayoría de la gente comprende, de forma general y vaga, que la mente es producto del cerebro, pero no siempre resulta fácil comprender lo íntima que es esta relación. Aunque acepte la conexión entre Mente y Cerebro en tanto quye proposición abstracta, la mayoría de las personas no llegan a entender ni asimilar de forma inmediataestas cuestiones del cerebro-mente-inteligencia-sabiduría, como sí lo hacen con las cuestiones más cotidianas.

En realidad, cuando hablamos de Mente y cerebro lo hacemos como parte de un vestigio pertinaz y recalcitrante que nos viene de lejos, cuando algunos estudiosos de la Filosofía como René  Descartes, proponían que mente y cerebrio estaban separados y que la Mente existe de manera independiente del cuerpo. Muchos son los libros que sobre el tema han sido escritos, algunos excelentes como: El error de Descartes, La Table rasa y otros muchos. La secular incapacidad para entender que la mente es producto del cuerpo inspiró la pintoresca imagen de la mente como el ente superior, inmaterial, que viviendo en el cerebro, en realidad era sensorialmente inmaterial y podía, estar fuera o dentro de nosotros para general ideas y pensamientos.

Las reglas de causa y efecto, tal como las aceptas, te han metido en el volumen de un cuerpo, y la duración de la vida humana. En realidad, el campo de la vida humana es abierto e ilimitado en su más profundo plano.

Tu cuerpo carece de edad y tu mente de tiempo. Una vez que te identifiques con esa realidad, que es congruente con la visión cuántica del universo, entraras en el nuevo paradigma, y tu conciencia, sé expanderá, cósmica y cuánticamente en fractales radiales exponenciales y dimensionales.

Al mirar el Microscopio electrónico, (Microcosmos) vemos como las partículas cuánticas se mueven, (virtualmente) a la velocidad de la luz, y si miramos al cielo y observamos las Estrellas, veremos la inmutabilidad del Macrocosmos. Cada uno habita en una realidad que se encuentra mas allá de todo cambio. En lo más profundo de nosotros, sin que lo sepan nuestros sentidos externos tridimensionales o físicos, existe un intimo núcleo del ser, un campo de inmortalidad, que crea la personalidad, él yo y el cuerpo. Este ser es nuestro estado esencial, es nuestra esencia (Alma), es quien realmente somos. Somos Almas en este inmutable escenario eterno.

El Tiempo existe solo como eternidad, el tiempo es Eternidad Cuantificada, es la temporalidad cortada por nosotros, en trozos o fragmentos, de tiempo que llamamos días, horas, minutos, y segundos. Lo que llamamos tiempo lineal es solo un reflejo de nuestro modo de percibir los sucesos o los cambios en que nos vemos envuelto en nuestro limitado sistema perceptual .

Si se pudiera percibir lo inmutable, el tiempo dejaría de existir tal como lo conocemos. Podemos empezar por aprender, a concebir y metabolizar lo Inmutable, la Eternidad, lo Absoluto, al hacerlo, estaremos listos para crear la fisiología de la Inmortalidad.

Si somos capaces de entrar en ese campo transcendente de superior nivel filofósifoco y hasta metafísico se podría decir, ya no creeremos en ese dualismo cartesiano entre cuerpo y mente…nos podremos deposajr de vestigios del pasado y llegar a comprender, con claridad meridiana que, la Mente es algo evolucionado dentro de nuestro cuerpo que ha sido puesta ahí por mecanismos del universo que no hemos podido llegar a entender pero que, de todas formas intuimos que, la conexión entre ambos, Mente y Universo, es tan real como la vida misma.

Los mecanismos del Universo hizo posible el surgir de la Vida y, en alguna de sus modalidades (seguro que exioten muchas más) se plasmó esa simbiosis primera de Cuerpo y Mente que haría posible la evolución de la segunda para que, después de algunos miles o millones de años, pudiera alcanzar el zenit en individuos que eran poseedores de rasgos e ingredientes predeterminados de personalidad e inteligencia, empuje y energía, la capacidad para entender lo que otros no entienden, el poder fijarse objetivos a largo plazo que requerían de un talento innato y especial que no era posible adquirir sino que se nace con él. Es el destino biológico de unos pocos que, a pesar de su talento, sí necesitaron del empuje y la ambición y, finalmente, los triunfosd, llegaban como frutos del esfuerzo individual.

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Al fin y al cabo todo el mundo acepta que el esfuerzo solo no basta para convertirse en un Mozart, un Shakesperare o un Ramanujan. Para subir esa escalera que te llevará a la cumbre, principalmente, el ingrediente necesario será el Talento, la Sabiduría y, de vez en cuando, se agreaga un poquito de suerte o azar.

Claro que la Sabiduría es una buena noticia para todos nosotros. Si alguien la posee, siempre tenderá a exponerla a los demás para que, de una u otra forma podamos disfrutar de ella aunque sólo sea a través de la admiración hacia el Sabio que no la muestra pero, en realidad, en el último momento, lo que deseamos es apropiarnos de algo de esa sabiduría para nosotros. ¡Necesitamos saber!

Es el saber popular de todas las Sociedades a lo alrgo de la Historia, la sabiduría siempre ha sido asociada con los ancianos. La sabiduría ha sido el más preciado bien y, en torno a ella, todos nos hemos puesto en coro a escuchar esas palabras sabias que nos indicaban el camino a seguir.

¿Qué es la realidad?, ¿Como la definimos?, ¿Cuántas realidades hay?, ¿Cada uno de nosotros tiene su propia realidad?¿Qué realidad nos transmite el Universo en nuestro Mundo, será distinta a realidades de otros Mundos? ¿Es una realidad la cuántica? ¿Existen realidades que no podemos percibir? La realidad va en función de la percepción que se tenga de ella, y esta forma parte de la Conciencia. Nuestra conciencia actual es un condicionamiento de nuestra visión del mundo actual y colectivo, es la que nos enseñaron nuestros padres, maestros, la sociedad, gobierno y religiones. A esta manera de ver y entender el mundo, pertenece el antiguo paradigma. Y, como nos diría Tom Wood, necesitamos nuevos paradigmas para poder entender la “realidad” de la Naturaleza.

Es cierto que, algunas veces, cuando profundamente pensamos en todos estos conceptos, llegamos a la conclusión de que la realidad no existe, y, si entramos en el mundo de la filosófía podríamos argumentar que nunca nadie ha podido “ver” un pensamiento y, sin embargo, ¿cuántos generamos durante nuestras vidas?

    A partir del mundo físico podemos señalar los signos que emitimos desde el mundo mental

El mundo físico, incluido nuestro cuerpo, es una reacción del observador. Creamos el cuerpo según creamos la experiencia de nuestro mundo.En su estado esencial (microcósmico), el cuerpo está formado de energía e información, y no de materia sólida. Esta energía e información, surge de los infinitos campos de energía e información que abarcan todos los universos. La mente y sus cuerpos, desde el físico hasta el espiritual y sus múltiples manifestaciones multidimensionales, son inseparablemente uno, o sea la unidad YO SOY.

Esta unidad Yo Soy, la separaremos en dos corrientes de experiencia. La experimentamos primero como corriente subjetiva, como pensamientos, ideas, sentimientos, deseos y emociones. La corriente objetiva la experimentamos como el cuerpo físico, mas sin embargo en un plano mas profundo, las dos corrientes se encuentran en una sola fuente creativa, y es a partir de esta , desde donde realmente nos manifestamos y tenemos nuestro ser.

La bioquímica del cuerpo es un producto de la conciencia, las creencias, los sentimientos, las emociones, los pensamientos e ideas, crean reacciones que sostienen la vida en cada célula. La percepción parece como algo automático, pero esto es un fenómeno aprendido, si cambias tu percepción, cambias la experiencia de tu yo , y por ende de tu mundo.

Por supuesto, todos sabemos el dilema del observador en la cuántica. Se trata del enigmático principio de incertidumbre que nos impide medir una partícula sin afectar el resultado. Es posible conocer una cosa, más no la otra. Por mucho tiempo, Copenhague fue el modelo que rigió ese conocimiento específico de la cuántica pero ya existe otro. Tenemos el experimento del físico John Cramer que basó su modelo en la teoría de radiación electromagnética de Wheeler-Feynman y predice los resultados de los experimentos cuánticos tan bien como el “viejo” modelo lo hace. Lo más atractivo: el observador no tiene ningún papel especial en el resultado.

Los humanos seguimos afianzándonos a todo lo que nos ponga en el centro de las cosas. Los fenómenos que no pueden ser explicados nos excitan y hemos estado usándolos para justificar a nuestros dioses desde que descubrimos que podemos producir ilusiones para tapar nuestra ignorancia. Cada vez que algo es explicado, movemos nuestras pertenencias hacia el próximo misterio; y cuando ese enigma revela sus mecanismos nos pasamos a otro. No es la ausencia de evidencia lo que mortifica al creyente que propone afirmaciones extraordinarias como verdaderas, son las evidencias del otro, del científico en el laboratorio; él lo obliga a buscar otra casa y mudarse donde no haya iluminación.

Lo cierto es que, creamos nuestra propia realidad dentro de otra realidad más grande que resulta ser el UNIVERSO.

Claro que, esa sabiduría a la que antes me refería nos debería llevar hasta propósitos superiores, incluso de una célula podríamos aprender: Cada Célula del cuerpo acuerda trabajar por el bien del Todo; el Bienestar individual es secundario. Si es preciso, morirá para proteger al cuerpo (Lo que ocurre con frecuencia). La vida de cualquier célula es muchísimo más breve que la nuestra. Las celulas de la piel mueren por cientos cada hora, al igual que las inmunológicas que combaten los microbios invasores. El egoísmo resulta inconcebible, incluso cuando la supervivencia de las células está en juego.

¿Por qué no hacemos nosotros lo mismo? ¿Acaso no hemos finalizado nuestro proceso de Humanización, o, por el contrario, simplemente se trata de que somos así. Seres egoistas en los que prima lo individual y el YO, contra el NOSOTROS, como Ente principal. Hay una cuestión que me da algo de esperanza: Cuando hablamos de nuestros hijos, de nuestro ser Amado…El Yo se queda detrás y prevalecen esos valores que, en realidad, son los que nos ditinguen y nos hacen grandes.

Bueno, pero ¿no estaba hablando de la Mente, la Sabiduría y la Inteligencia? Sí, es posible. Sin embargo, todo siempre viene a desembocar en lo mismo: Nosotros y el Universo.

emilio silvera

¡El conocimiento!

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                        El conocimiento es tener noción de saber, es inteligencia para adquirirlo.

El problema filosófico de las cuestiones relacionadas con el conocimiento, es decir, la forma del conocimiento de la realidad, las posibilidades existentes de que ese conocimiento responda exactamente a lo que ésta es en sí, etc, no constituyó una preocupación fundamental para los filósofos hasta la llegada de Kant que, en el siglo XVIII, suscitó en gran escala estas dificultades. Con anterioridad a Kant, el problema se reducía al sujeto que conoce y objeto conocido, se fijaban fundamentalmente en el segundo de ellas, y la filosofía moderna, por el contrario, está centrada en el sujeto cognoscente.

La inquietud por este problema comienza con Descartes, Leibniz, Locke, Berkeley, Hume que influyó decisivamente en Kant en quien el problema a esta cuestión, como ya he comentado antes, en alguna parte de este mismo trabajo, la cuestión se formuló así: todo conocimiento arranca o nace de nuestras experiencias sensoriales, es decir, los datos que nos suministran nuestros cinco sentidos, pero no todo en él procede de estos datos. Dicho de otra manera, hay en nosotros dos fuentes o potencias distintas que nos capacitan para conocer, y son la sensibilidad (los sentidos) y el entendimiento o inteligencia. Ésta no puede elaborar ninguna idea sin los sentidos, pero también éstos son inútiles sin la ayuda del entendimiento. Es como un conjunto simétrico, algo perfectamente acoplado para formar un todo.

 

Me viene a la memoria en este punto la explicación que me dio una vez mi hija María, cuando por curiosidad le pregunté: ¿Qué es el contrapunto?

“Es la concordancia armónica de dos o más voces cada una con su línea melódica, de cuya superposición resulta la armonía de la obra musical.

Se aplica además el arte de conducir las voces con cierta independencia, sin incurrir en falta contra las reglas de la armonía. El contrapunto severo se atiene estrictamente a ellas, mientras que el libre admite cierta soltura, siempre que no incurra en desarmonía y cacofonía. En el doble las voces pueden ser intercambiadas. Los métodos empleados son la imitación de un motivo, el canon y la fuga, y estos últimos son complicados entre lanzamientos del motivo de la melodía.

La palabra contrapunto la utilizó por primera vez Philippe de Vitro, teórico del siglo XIV.

El contrapunto es la técnica compositiva por la cual, sobre una melodía dada, se construye un conjunto de una o varias contramelodías o contrapuntos, consiguiendo que, finalmente todo sea un conjunto armonioso.”

 

Aunque lo mío es la física y otras ramas del conocimiento, de vez en cuando recurro a María para preguntarle algunas cuestiones bajo el punto de vista musical que, no en pocas ocasiones, coincide con temas científicos. La respuesta que me dio sobre el contrapunto es aplicable a un sin fin de cuestiones y problemas científicos y cotidianos: buscar la armonía en la diferencia.

Podríamos aplicar el arte de combinar los sonidos de las voces humanas o los instrumentos, o de unos y otros a la vez para causar un efecto estético, a nuestra vida social y sobre todo a la política, procurando que unos y otros, voces discordantes y pensamientos distintos, guiados por una regla de ética y moral, pudieran reflejar un comportamiento estético.

 

La Música (como la Poesía y la Física) enaltece al ser humano, nos eleva y nos hace mejores. Una música que nos llega y es capaz de despertar nuestros sentimientos, nos puede transportar muy lejos, allí donde encontraremos el amor y la felicidad que, en este mundo nuestro, está escondida. En lo que se refiere a la Física, cuando podemos llegar a comprender cómo funciona el “mundo” no podemos dejar de asombrarnos ante tanta sencillez y, sin embargo, tánta maravilla. La poesía, es algo que sale del “Alma”, que trasciende a lo material para llevarnos a ese mundo mágico de la realidad soñada.

El término “música” procede del griego mousiké a través de la adaptación latina música. En el mundo griego se designaban con este nombre todas las ramas del arte que eran presididas por las Musas. Pitágoras fue el teórico musical más importante de la antigüedad.

“Pitágoras, según dice Jenócrates [396-314 a. De J.C.], descubrió que los intervalos en música no pueden originarse sin el número, ya que consisten en la combinación de una cantidad con otra. Así que examinó a qué se debía el que los intervalos fueran concordantes o discordantes y, en general, el origen de todo lo armónico y lo inarmónico” (Berbabé 2002). De ahí surgiría una misteriosa comunicación entre las matemáticas y la música, en un fascinante y atractivo juego de trasferencias e influencia mutua que podemos rastrear hasta el siglo XX.

Formuló el concepto de armonía y a partir de sus análisis sobre la naturaleza del sonido se creó el cálculo pitagórico de intervalos y las escalas modales, cuya importancia fue decisiva en el desarrollo de la música medieval.

Los principios teóricos de los griegos se transmitieron a la música litúrgica cristiana a través de autores como San Agustín, Boecio y Casiodoro.  Durante los primeros siglos del cristianismo, la música se circunscribió al ámbito religioso, concretamente al canto litúrgico, cuyo fundamento está constituido por la síntesis entre el sistema modal griego y ciertas influencias de la tradición judía.

Como veo que esto se me va de las manos y puedo terminar este trabajo escribiendo una historia de la música, mejor lo dejo y me dedico a lo que en realidad me debo: el pensamiento y la búsqueda del saber, dado que, lo único cierto, es nuestra ignorancia.

emilio silvera

Filosofía, Ciencia, Divulgación

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en La Mente - Filosofía    ~    Comentarios Comments (0)

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Según una definición sencilla, no en pocas ocasiones he podido leer que la Filosofía era la ciencia del pensamiento aplicado a conocer y resolver los fenómenos universales en los que, la Humanidad, se ha visto inmersa a través de los tiempos. Desde que el hombre formuló su primer “por qué”, encendió la llama para que hiciera posible el surgir de esa hoguera que llamamos Filosofía, y, que podríamos entender como una ciencia unida a nosotros y a nuestra manera de pensar, hasta tal punto es así que lo podríamos llamar “hija de nuestros pensamientos”.

Nuestro caminar por el ya largo sendero de la Filosofía, nos lleva siempre en una misma dirección en busca de esa “única verdad” que, en realidad, está ramificada en muchos “saberes” que, como la Física, la Astronomía y otras disciplinas, obligaron a la Filosofía a profundizar en nuestro interior (fuerzas cósmicas, energías, átomo…el hombre se involucró con el poder universal para así poder llegar al estudio de su propio SER.)

Es estudio y la especulación sobre las cosas substanciales que no estaban a nuestro alcance, nos empujó hacia la Metafísica y, el estudio de los poderes y de las fuerzas ocultas que rigen el Universo originó la Cosmología. Todo parecía surgir de un principio único enmarcado por varias disciplinas:

Astronomía

Física

Biología

Química

Que, desde luego, iban precedidas por otras más profundas o fundamentales que fueron impulsoras de la evolución posterior de “las Ciencias” a través de ramas de la filosofía características: La Música, la Escritura, las Matemáticas que, en realidad, nos llevó hacia una auténtica relación entre los pueblos del mundo posibilitando así, el auténtico desarrollo de la Humanidad.

Surgió la idea “del bien pensar”, es decir, mediante procedimientos propios el hombre llegó a pensar y discernir mejor y, todo aquello, desembocó en una serie de Principios o ramificaciones de Escuelas:

Del bien pensar, de la crítica del pensamiento, de la lógica…

El hombre siempre ha tratado de relacionarse con el Universo al que pertenece y, sus pensamientos le llevaron a filosofías del Instinto, del razonamiento, de la Intuición, de la Ética, o Moral, religiones y estéticas (entre otras).

Claro que, no sería justo que aquí, nos olvidáramos del “Alma”, a través del pensamiento, en relación con el Cosmos, buscó tener cada vez mayor caudal de fuerza mental, para captar, con la mente humana otros niveles de comprensión situados más allá de éste mundo, incluso en el plano místico intangible y desconocido que, alejándose de la Ciencia, nos introduce en el terreno de la fe. En definitiva, siempre nos hemos situado en ese plano en el que, la búsqueda de lo desconocido, es, lo que perseguimos sin desmayo para tratar de conocer la Naturaleza y los secretos que tan celosamente esconde a nuestras “miradas” del conocimiento.

Está claro que, debe existir una realidad última que todo lo unifica. Debe ser la esencia del Universo: “todo está conexionado y en interacción por los hilos invisibles de las fuerzas y energías que todo lo rigen”. Está claro que nosotros, no hemos podido (aún) llegar a comprender como se producen esas conexiones unificadoras que nos lleva a una simetría donde todo se complementa y compensa. En nuestro Universo, todo funciona a través de fuerzas contrapuestas que, finalmente, hace posible el equilibrio y la “serenidad” que podemos contemplar a nuestro alrededor. El Sol nos calienta y alumbra, los mundos giran a su alrededor, y, nosotros, criaturas surgidas a partir de la evolución de la “materia inerte”, podemos observar esos procesos para tratar de sondear en la esencia de un Universo “infinito” al que pertenecemos y de cuyas actividades físicas depende nuestro futuro.

Claro que, esas fuerzas y energías de las que hablo, aún no hemos podido llegar a ese nivel de comprensión que nos sitúe en un plano de igualdad con ese Universo “infinito” que, al contrario de lo que pasa con  nuestras vidas, nunca parece tener prisas. Somos nosotros los que sí, denotamos una cierta ansiedad por descubrir, por saber y desvelar sus misterios, dado que nuestra vida es corta, no pocas veces nos invade la sensación de no poder finalizar la tarea encomendada.

Claro que el Universo no tiene prisas, él parece ser Eterno. Cuando digo Eterno, me refiere al Tiempo que, metafóricamente hablando pudiéramos decir que, impasible, mira a su alrededor y contempla los sucesos que acontecen: Materia que se transforma, estrellas que nacen, galaxias que surgen a partir de bloques enormes de materia, mundos que giran alrededor de una estrella que le suministra luz y calor y hace posible el surgir, en su superficie de entes vivos que, pasados los años pueden llegar a comprender, a tener consciencia de su SER.

Muchos, han relacionado el Tiempo con el Alma. Algunos han llegado a decir que lo verdadero es eso, lo Eterno que silencioso no se manifiesta de manera estruendosa y que, sin embargo, siempre, desde el comienzo del Universo, ha estado ahí, presente como testigo de todos los acontecimientos y sucesos desde hace 13.700 millones de años. ¿Es posible que, fuera del tiempo todo sea ilusión? Bueno, como no conocemos lo Eterno, es posible que no conozcamos la verdadera realidad que tan incansablemente perseguimos. ¿Todo es, en el Universo, Eterno e Ilusorio?

Bueno, para nosotros, sólo el pensamiento puede darnos la llave de la liberación, lo único que, en realidad, nos lleve hacia el conocimiento liberador de la inmensa ignorancia que arrastramos desde los confines del mundo y que, desde siempre, hemos tratado de sacudirnos para poder otear, aunque sea parcialmente, un poco de esa verdad que difícilmente podemos alcanzar.

Por otra parte, es tanta nuestra complejidad que, conocernos, no resultará fácil. ¿Será verdad que existen dos fuerzas en nosotros?: El “espíritu” y la “sustancia” que es dignificada por éste a través de la Mente como expresión del “espíritu”.

El hombre surgido del microcosmos terrestres, a través de sus ideas ha sido capaz de comprender su conexión con el microcosmos, al ser consciente de que, al igual que cualquier estrella situada en la galaxia más lejana, también forma parte de ese todo al que llamamos Universo, y, según hemos podido llegar a comprender, somos los observadores de los que el Universo se vale para poder conocerse así mismo.

Las etapas se sucedieron y las Ciencias (como todo en el Universo) evolucionaron a través de las ramas de la Filosofía características (antes decía que: la Música, la Escritura, o, las Matemáticas hicieron el “milagro” de unir a los pueblos).

No debemos soslayar que, una cierta filosofía quiso eliminar las vibraciones mentales producidas por las emociones y sentimientos que, en distintas circunstancias, el hombre podía sentir. Las emociones mentales (decían), nublaban la razón e impedía “ver” la verdad. Había que analizar el Amor, el Crimen, la Muerte o, la felicidad, desde la tranquila imparcialidad que nos diera una visión objetiva y exenta de estímulos positivos o negativos que nos aleje de los hechos. Sin embargo, si pudiéramos seguir tales consejos, ¿qué clase de humanos seríamos? ¿Es posible desprendernos de los sentimientos de Amor y de Odio que, son intrínsecos de nuestro SER?

Es verdad que la Filosofía nos llevó hacia la Ciencia y que el hombre se está pudiendo acercar a la sombra de lo “Eterno” y, de ese mensaje que subyace en la voz del Universo, de cuyo lenguaje, aún no hemos alcanzado a traducir lo esencial. La conquista de la razón y del saber, nos permitirá desprendernos de teorías pasadas que prevalecen en la actualidad y que, no pocas veces, nos alejan de lo cierto, de lo real que tenemos delante y que no podemos ver por la ceguera que nos causa tanta incomprensión.

Es posible que la Mente del Hombre sea de un poder ilimitado pero, únicamente podrá llegar a ese “poder” en plenitud de comprensión creadora si es capaz de unirse y comprender lo “infinito”, y, cuando digo Infinito o Eterno, no me estoy refiriendo a ninguna divinidad. Sin embargo, habrá que saber encausar ese “poder ilimitado” que, posiblemente nos adorna, para que sólo haga la andadura del camino positivo que nos aleje de la propia destrucción.

Siempre hemos perseguido nuestro YO, ese gran desconocido. No pocas veces nos asombramos de cosas que hemos llegado a poder hacer y de las que nos creíamos incapaces (tanto buenas como malas), y, claro está, debemos aprender a discernir donde está lo que sí nos conviene y lo que no. Todas nuestras ideas forman parte de la Filosofía a la que, tratar de encerrar en pensamientos únicos, la desvirtúa y la empobrece. Nuestra amplitud de miras posibilitará el camino para el descubrimiento.

Sí, es posible que la ¡Vida! Sea, en realidad, una combinación de “espíritu”, mente, materia, y energía pero, entre todas esas cosa, ¿Cuántas ramificaciones están presentes, con diversos nombres, en un Ser Humano?

Muchas veces he mencionado en mis escritos la palabra Humanidad y, podéis estar seguros de que lo hago de una manera extensa y no limitada. No estoy haciendo única referencia a la formada en nuestro pequeño mundo dentro del Sistema Solar, sino que, mi Humanidad está referida a cualquier cadena humana que en cualquier parte del Universo, haya alcanzado o esté por alcanzar, el equilibrio entre “espíritu” y “materia” y, cuando digo espíritu, pienso en la mente, en el conocimiento que hace posible llegar a una consciencia de sí mismo y del mundo que nos rodea.

Tengo la convicción de que, si en realidad existen otros seres en múltiples planetas dispersos por el ancho Universo, todos, como nosotros, estarán basados en el Carbono, y, lo único que podrá diferenciarlos de nosotros, serán otras costumbres, otros pensamientos y, ¿qué duda cabe? Incluso otras morfologías distintas a la nuestra pero, si son conscientes de SER, en lo más básico, son iguales a nosotros y, por supuesto, parte de la Humanidad del Universo.

emilio silvera

PD. Cuando me puse a escribir esta mañana, comencé por poner un título al escrito. Sin embargo, me alargué y, esto se me fue de las manos, así que, no he podido completar lo que al principio pretendía. Otro día será.