domingo, 14 de diciembre del 2025 Fecha
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¡El Universo! ¡Civilizaciones! ¡Los pensamientos!

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Rumores del Saber    ~    Comentarios Comments (6)

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Cuando decimos Universo, nos estamos refiriendo a ¡tántas cosas”. En realidad, la palabra contiene en sí misma, todo lo que existe, incluyendo el Espacio, el Tiempo y la materia en todas sus formas, bien sea “inerte” o “viva” orgánica o inorgánica y, conforme a lo que sabemos, ahí está también recogida la energía en todas las formas que pueda adoptar… Creo que, incluso los pensamientos.

Cada día aquí, comentamos sobre algún aspecto de la Física o de la Astronomía (también de la vida y de los que los seres humanos hicimos a nuestro paso por este mundo), que nos puedan llevar a comprender, algo mejor, todo lo que podemos ver que ocurre a nuestro alrededor y, en nuestro entorno espacial que, con los adelantos que hemos podido conseguir, abarca ya, inmensas regiones del Universo. Sin embargo, no debemos olvidar lo que pasó.

Las estrellas que forman las galaxias, los mundos que orbitan a las estrellas, las Nebulosas que son los semilleros de estrellas nuevas, los demás objetos que en el Universo son…, todos han necesitado tiempo para conformarse en lo que son y, con el paso del tiempo, todos se convirtieron en otros objetos distintos de lo que fueron. Nada permanece, todo se transofrma y, de alguna manera, todo nace, vive y muere con el inexorable transcurrir del Tiempo.

¡EL TIEMPO!

Sí, es el tiempo el factor que juega a nuestro favor y,  en nuestra contra, depende de la perspectiva con que lo miremos: A nuestro favor para conseguir nuestros logros más difíciles, para hacer posible nuestros sueños, para aprender y llegar a saber y llegar a poder responder preguntas de las que antes no teníamos ni la menor noción, para preguntar sobre alguna cosa hay que saber que ésta existe, o, puede existir. Nunca llegaremos a poder contestarlas todas y, siempre, nos quedarán preguntas que plantear y también por contestar.

Tenemos una ventaja que el Tiempo no puede eliminar, creamos Entropía negativa mediante la replicación de la especie, hacemos surgir al mundo otros seres humanos y los educamos desde pequeños para que sigan nuestros pasos y continúen con el trabajo que comenzó hace milenios.

Mirando por ahí, he tratado de buscar algunas cuestiones que resuman (aunque sea de manera muy escueta) algo de lo que el mundo es, de lo que hicimos y dejaron atrás aquellas civilizaciones y aquellos pensadores del pasado, y, encontré un lugar (Olcicilizacións´s Blog)desde el que os traigo lo que sigue:

 ENIGMA DE PALENQUE

Los olmecas, transmitieron sus conocimientos a los toltecas, considerados por los estudiosos como una rama de los chichimecas, y éstos más tarde a los mayas.

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                     Civilizaciones perdidas que construyeron mundos de fantástica belleza

 

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                 Seres superiores que nos dejaron sus ideas y un mundo que posibilitó la diversidad de pensamientos

detrás de cada imagen se esconden historias que nos gustaría conocer. Cuentan pasajes de hechos del pasado, o del presente y, algunas veces, también quieren significar lo que será el futuro. Desde siempre, además de por medio de la escritura, hemos querido representar los hechos, personajes y obras por medio de grandiosos templos, en pinturas más o menos sofisticadas y, sobre todo, en historias contadas por dramaturgos y poetas, y, sobre todo, por los historiadores que dejaron un reflejo de su tiempo en cada  momento de nuestra Historia.

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                                       ¿Quien no conoce “las historias” que se esconden detrás de éstas pinturas?

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                                                  Cada Civilización quizo dejar su huella y contar su historia a… su manera

Según el Génesis: “Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras.” En la actualidad hay unas seis mil quinientas lenguas en nuestro mundo. De ellas, solamente veinticinco pueden considerarse importantes por su extensión y por su producción escrita. La pregunta que ha preocupado siempre a pensadores y lingüistas es inmediata: ¿De dónde surgió tal diversidad? ¿Cuál fue el origen de todas las lenguas? Ya hemos hablado aquí extensamente de los orígenes de la lengua y de la escritura y, son historias apasionantes que nos llegan del pasado.

Siempre hemos tenido imaginación y, los mitos antiguos proliferan en todas aquellas civilizaciones. Entre los antiguos mitos budistas figura el de un misterioso paraíso perdido, conocido como Chang Shambhala, que se considera la fuente de la sabiduría eterna y donde vivirían seres inmortales en armonía perfecta con la naturaleza y el universo. En la India, oculto entre los Himalayas, se le llama Kalapa, mientras que la tradición china lo ubica en los montes Kunlun.  Según las leyendas budistas, Kalāpa (‘atado, manojo’) es la mítica ciudad capital del reino de Shambhala(quizá algún lugar de Tíbet o de Cachemira). Allí el rey

Kulika reina sentado en un trono de leones. Se dice que Kalapa es una hermosa ciudad, con jardines de sándalo que contienen un gran mándala tridimensional de kala chakrá realizado por el rey Suchandra. Este rey vino desde el norte de Cachemira, y desarrolló la práctica del kalachakrá, que aprendió del propio Buda (siglo VI a. C.) en Dhania Kataka. La cordillera montañosa Kunlun es una de las más largas cadenas montañosas de Asia, extendiéndose a lo largo de más de 3.000 km. Corre a lo largo del borde occidental de China, hacia el Sur, al lado de la cordillera del Pamir, curvándose luego hacia el este para formar la frontera del Tíbet. Se extiende al sur de lo que se denomina actualmente la cuenca de Tarim, el famoso Takla Makan o desierto de las “casas enterradas en la arena“, y el desierto de Gobi. La cordillera tiene cerca de 200 picos de altura superior a los 6.000 metros. Los tres picos más altos son el Kongur Tagh (7.719 m), el Dingbei (7.625 m) y el famoso Mutzagata (7.546 m). Estos picos se encuentran en la cordillera Arkatag dentro del complejo de cordilleras. Hacia el sur, una rama de las montañas Kunlun da lugar a la zona de captación de las cuencas de los dos ríos más largos de China, el Yangtsé y el río Amarillo. La cordillera se formó en el lado norte de la placa India durante su colisión a finales del Triásico, con la placa Euroasiática, dando lugar al cierre del océano Paleo-Thetys. Las montañas son muy conocidas en la mitología china, y se considera que encierran el paraíso taoísta. El primero en visitar este paraíso fue, según la leyenda, el rey Mu (1001-947 a. C.) de la dinastía Zhou. Supuestamente descubrió el Palacio de Jade de Huangdi, el mítico Emperador Amarillo, y encontró a Xiwangmu, la Reina Madre del Oeste, que también tiene su mítico refugio en estas montañas.

Se cuentan algunas historias que… Hermes Trismegisto es el nombre griego de un personaje mítico que se asoció a un sincretismo del dios egipcio Dyehuty (Toth en griego) y el dios heleno Hermes, o bien al Abraham bíblico. Hermes Trismegisto significa en griego ‘Hermes, tres veces grande’. En latín es: Mercurius ter Maximus. Hermes Trismegisto es mencionado primordialmente en la literatura ocultista como el sabio egipcio, paralelo al dios Toth egipcio, que creó la alquimia y desarrolló un sistema de creencias metafísicas que hoy es conocida como hermética.

 

Para algunos pensadores medievales, Hermes Trismegisto fue un profeta pagano que anunció el advenimiento del cristianismo. Se le han atribuido estudios de alquimia como la Tabla de esmeralda —que fue traducida del latín al inglés por Isaac Newton— y de filosofía, como el Corpus hermeticum. No obstante, debido a la carencia de evidencias contundentes sobre su existencia, el personaje histórico se ha ido construyendo ficticiamente desde la Edad Media hasta la actualidad, sobre todo a partir del resurgimiento del esoterismo. Fueron los griegos quienes  bautizaron como Hermes Trismegisto al dios Toth egipcio, el responsable del conocimiento; aquel que, según la tradición, explicó a los habitantes del Nilo que su país era una suerte de eco de las maravillas que contemplaban en su negra bóveda celeste. De hecho, una de las teorías más populares para explicar la orientación de las pirámides es que éstas imitaban, como las catedrales harían más tarde, la situación de ciertas estrellas del firmamento nocturno. Pero no la de unas estrellas cualesquiera, sino aquellas llamadas por sus milenarios textos religiosos El Duat. Bajo ese nombre se conoció en Egipto a los tres astros que integran el cinturón de Orión -nosotros las llamamos «las tres Marías»-. Los egipcios creían que eran la puerta simbólica por la que el faraón accedía a los reinos del más allá. Las pirámides, por tanto, fueron «modelos» en piedra de esa entrada; lugares de iniciación en los que el gobernante de Egipto se preparaba para el viaje más importante de su existencia: el de su muerte.

Y, hablandio de la muerta, los humanos siempre hemos tenido mucha imaginación para ese trance final de nuestras vidas y, se han dicho muchas cosas y se han contado muchas versiones.

¿Qué es la muerte? Quizá la analogía más común sea la comparación entre muerte y sueño. Morir, nos decimos, es como dormirse.

 

Esta figura del lenguaje es muy común en el pensamiento y lenguaje de cada día, así como en laliteratura de muchas culturas y épocas. Incluso era corriente en la Grecia clásica. En la Ilíada, por ejemplo, Homero llama al sueño «hermano de la muerte», y Platón, en su diálogo la Apología, pone las siguientes palabras en boca de Sócrates, su maestro, que acaba de ser sentenciado a muerte por un jurado ateniense: “Si la muerte es sólo dormirse sin sueños, debe ser un maravilloso premio. Imagino que si a alguien se le dijese que escogiera la noche en que durmió tan profundamente que ni siquiera soñó y la comparase con el resto de noches y días de su vida y que dijese entonces, tras la debida consideración, cuántos días y noches más felices había tenido, creo que… [cualquiera] se daría cuenta de que esas noches y días son fáciles de contar en comparación con el resto. Si la muerte es así, la considero ventajosa, pues todo el tiempo, si la miramos de esa forma, puede tomarse como una sola noche”.

En   1964,    una   revista   de estudios  orientales  había  publicado   un   artículo  que  trataba  de  una  relación entre la Gran Pirámide y el Cinturón de Orión. Un   egiptólogo llamado Alexander Badawy había pedido a la astrónoma norteamericana   Virginia   Trimble,   que le ayudase a verificar su teoría de   que   el   «pozo   de   ventilación»   meridional   de   la   Cámara   del   Rey   señalaba directamente a Orión cuando se construyó la Gran Pirámide, hacia el 2550 a. de   C.   Virginia   Trimble, basada en sus cálculo,  pudo   decir  a Badawy   que,   en

 

efecto,   el   pozo   de ventilación   señalaba directamente al Cinturón de Orión hacia el 2550 a. de C. Una   persona   lo   bastante   delgada   como   para   acostarse   en   el   pozo   de ventilación hubiera visto cómo el cinturón de Orión pasaba directamente por encima   de   ella   todas   las   noches.   Por   supuesto,   pasarían   otras   estrellas, cientos de ellas… pero ninguna de semejante magnitud. Si   las   pirámides   de   Gizeh  representaban   las   tres   estrellas   del   Cinturón de   Orión   -Zeta,   Epsilón   y   Delta-,   ¿no   era   posible   que   otras   pirámides representasen a otras estrellas de Orión? De hecho, Robert Bauval se dio cuenta de que la pirámide de Nebka, en Abu Ruwash, correspondía a la estrella situada en el pie izquierdo del Cazador; y la pirámide de Zawyat al-Aryan a la estrella que   estaba   en   su   hombro   derecho.   Desde   luego,   si   otras   dos   pirámides hubieran   completado   la   forma   de   «reloj   de   arena»,   la   prueba   hubiese   sido concluyente, pero, por desgracia, estas dos pirámides o  bien nunca  se habían   construido   o   hacía   ya   mucho   tiempo   que   habían   desaparecido   bajo   la arena.

Con la originalidad de su cultura, el Antiguo Egipto ha gene­rado una gran fascinación. Los poderes de los hierofantes o magos, las profecías, la ciencia de los sacerdotes y la aspiración a la vida eterna, junto con la conservación de las momias, las increíbles construcciones sagradas y la extraordinaria validez actual de algunos papiros milenarios, nos han maravillado a lo largo de la historia.

 

Jean-Franςois Champollion

Pero ¿qué es lo que le sucede al viajero cuando llega a Egip­to? Sin dudas, un gran encandilamiento. El gusto por la aven­tura incrementa la imaginación de quien sabe abstraerse fren­te a lo majestuoso y lo secreto, conceptos estrechamente ligados a la cultura faraónica. En el período de la conquista árabe, las leyendas comenza­ron a expandir teorías en un intento por correr el velo de misterio y significación inexplicable. Las descomunales pirá­mides, de proporciones matemáticas rigurosas, habrían sido concebidas con el fin de preservar esa sabiduría de los anti­guos, manteniendo oculto el saber milenario. ¿Qué secretos esconden estos monumentos que dominan simbólicamente el Valle del Nilo desde hace 4500 años? Mucho más de lo imaginado. Pese al desconocimiento sobre el tema, los eruditos trata­ron de plasmar en manuales las formas de acceso al interior de las pirámides, regidos muchas veces por una marcada ambición de llegar a los lugares que creían repletos de ri­quezas y tesoros incalculables. Tal como dijo Napoleón: «¡Soldados! Desde lo alto de estas pirámides, cuarenta siglos os contemplan».

Los Tuareg, la legendaria reina attlante Tin Hionan, Tassili y la antigua civilización Uigur

 

Las leyendas parten de hechos reales sucedidos mucho tiempo atrás, mientras que los mitos hablan de realidades simbólicas. Es decir transmiten verdades con el lenguaje de los sueños. La historia de la Atlántida contiene leyenda y también es mítica. España es considerada dentro de la leyenda Atlante como parte directa del imperio desaparecido, con la antigua Tartessos, o bien como colonia comandada por atlantes de nombre íberos, que acabaron dando nombre a la península. Y el único país de Europa, junto con Portugal, que conservan parte del continente desaparecido: islas Canarias y Azores. En África, en 1926, el conde Byron Kûhn de Protok descubrió en sus excavaciones arqueológicas en el Sahara, lo que los tuareg llamaban la tumba de la última reina de los Atlantes Tin Hinan. En el Museo del El Bardo, en Argel, se exhibe un esqueleto de dos metros de altura. Se dice que fue una princesa huida de la Atlántida. Juan José Benítez, en algunas de cuyas obras me he basado para escribir este artículo, explica lo siguiente: “… en mi primera visita a Argel me apresuré a recorrer el museo del El Bardo, en su búsqueda. Allí estaba, casi olvidada en un rincón. La examiné con detenimiento y admiración recordando las leyendas  que circulan sobre ella. Los informes de los forenses tenían razón. Aquella mujer pudo alcanzar los dos metros de altura. Era Tin-Hinan, princesa de los tuaregs y de la etnia bereber. La única mujer conocida que gobernó al levantisco pueblo del desierto. ¿O no se trataba de una mujer?

Salomón es un personaje descrito en la Biblia como el tercer y último rey del Israel unificado (incluyendo el reino de Judá). Es célebre por su sabiduría, riqueza y poder, pues La Biblia’ ‘lo considera el hombre más sabio que existió en la Tierra. Logró reinar cuarenta años y su reinado quedaría situado entre los años 970 a.C. y el 930 a.C. aproximadamente. Construyó el Templo de Jerusalén, y se le atribuye la autoría del Libro de Eclesiastés, libro de los Proverbios y Cantar de los Cantares, todos estos libros recogidos en la Biblia. Es elprotagonista de muchas leyendas posteriores, como que fue uno de los maestros de la Cábala.

 

En el Tanaj (libro hebreo, a una versión del cual los cristianos llaman Antiguo Testamento) también se le llama Jedidías. En la Biblia se dice del rey Salomón que heredó un considerable imperio conquistado por su padre el rey David, que se extendía desde el Valle Torrencial, en la frontera con Egipto, hasta el río Éufrates, en Mesopotamia. Tenía una gran riqueza y sabiduría y administró su reino a través de un sistema de 12 distritos. Poseyó un gran harén, el cual incluía a «la hija del faraón». Honró a otros dioses en su vejez y consagró su reinado a grandes proyectos de construcción. La Biblia dice del rey Salomón que era «el más sabio de los hombres», que podía pronunciar un discurso sobre la biodiversidad de todas las plantas, «desde los cedros del Líbano hasta el hisopo que crece en los muros, y animales, y pájaros, y cosas que se arrastran, y peces».  Entre los distintos autores que han tratado sobre Salomón y el Arca de la Alianza, se distingue Erich von Daniken, que lo relata, con su estilo atrevido,  en su obra “Profeta del Pasado”, en la que me he basado para escribir este artículo.

Algunos lo explican en términos de las inundaciones anuales de la llanura Tigris-Eufrates. Conjeturan que una de tales inundaciones pudo ser especialmente severa. Campos y ciudades, hombres y animales fueron barridos por la crecida de las aguas, y los pueblos primitivos, viendo el acontecimiento como un castigo de los dioses, propagaron la leyenda del Diluvio. Sir Leonard Woolley (Londres, 1880 – 1960) fue un arqueólogo británico, conocido por sus excavacionesen la antigua ciudad sumeria de Ur (en el actual Irak) y por haber encontrado evidencia geológica del diluvio de Gilgamesh.

 

          La historia del Diluvio es conocida por muchas culturas

Se le considera el primer arqueólogo moderno, y fue nombrado caballero en 1935 por sus contribuciones a la disciplina. Graduado de la Universidad de Oxford, tras trabajar tres años en el Museo Ashmolean de la misma ciudad, viajó al actual Sudán para participar en 1907 y 1911 en la expedición arqueológica británica en el yacimiento egipcio de Wadi Halfa. En 1912 dirigió junto a T.E. Lawrence (conocido como Lawrence de Arabia) las excavaciones de la ciudad hitita de Karkemish, en la Siria septentrional, donde permaneció dos años y cuyos hallazgos publicó entre 1921 y 1953. Posteriormente pasó a Egipto para dirigir la excavación de Tell el-Amarna, la ciudad sagrada del faraón Akhenatón.

Lo cierto amigos, es que nunca nos faltó la energía necesaria para poder llevar a cabo andaduras que, miradas en la perspectiva que el tiempo nos da, nos parecen increíbles, como increíbles nos parecen aquellos pensamientos surgidos de mentes de la antigüedad, cuando aún no se tenían verdaderos conocimeintos de ninguna de las formas científicas que ahora podemos cultivar. Sin embargo, las ideas fluían, la imaginación caminaba veloz y, las mentes intuitivas de muchos pensadores, pusieron los cimientos que hicieron un buen edificio en el que ahora, confortablemente vivímos todos.

Mirar al pasado y recordar…¡es bueno!

emilio silvera

De Rumores del saber del mundo

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Rumores del Saber    ~    Comentarios Comments (5)

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                La gran obra de al-Razi fue el AL-Hawi (El libro exhaustivo), una enciclopedia de veintitrés volúmenes de conocimientos médicos griegos, árabes, pre-islámicos, indios e incluso chinos.

                  El otro gran médico musulmán fue Ibn Sina, a quien conocemos mejor por su nombre latinizado, Avicena.  Al igual que al-Razi, Avicena escribio doscientos libros, destacando la obra más famosa AL-Qanun (El canon) muy documentado e importante tratado.

                  Alejandría, en el año 641, había caído en manos de los musulmanes que, durante muchos años había sido la ciudad capital-mundial de los estudios matemáticos, médicos y filósofos, y allí los musulmanes encontraron una ingente cantidad de libros y manuscritos griegos sobre estos temas.  Posteriormente, entre el profesorado de la Casa de la Sabiduría encontramos a un astrónomo y matemático cuyo nombre, como el de Euclides, se convertiría en palabra de uso cotidiano en todo el mundo culto: Muhammad ibn-Musa aL-khwarizmi.

                  La fama de al-khwarizmi descansa en dos libros, uno muchísimo más original que el otro.  El volumen menos original se basa en el Sindhind, que es el nombre árabe del Brahmaghuta Siddhanta, el tratado de Brahmagupta que había llegado hasta la corte de al-Mansur y en el que se describen varios problemas aritméticos así comos los numerales indios.  El trabajo de AL-khwarizmi se conoce hoy en una única copia, una traducción latina de un original árabe actualmente perdido.

                El título latino de esta obra es de numero indorum (sobre el arte de contar indio), este trabajo es el responsable de la falsa impresión de que nuestro sistema numérico es de origen árabe.

                   Al-khwarizmi no afirmó ser original en aquel sentido, sin embargo, la nueva notación terminaría siendo conocida como la de al-khwarizmi o, de forma corrupta, algorismi, lo que al final daría lugar a la palabra “algoritmo”, que define una forma particular de calculo.

                  Pero Al-khwarizmi también es conocido como el “padre del álgebra” y, ciertamente, su Hisab aL-jabr wa’L mugabalah contiene más de ochocientos ejemplos y, se cree que tiene su origen en complejas leyes islámicas relativas a la herencia:

                En el al-jabr, aL-khwarizmi introduce la idea de representar una cantidad desconocida por un símbolo, como la x, y dedica seis capítulos a resolver los seis tipos de ecuaciones que conforman las tres clases de cantidades: raíces, cuadrados y números.

               El al-jabr de al-khwarizmi ha sido considerado tradicionalmente como la primera obra de Algebra.  Sin embargo, un manuscrito hallado en Turquía a finales del pasado siglo XX pone en duda tal mérito.  Se titula Necesidades lógicas en las ecuaciones mixtas, el texto se ocupa más o menos de los mismos temas y resuelve algunas de las ecuaciones exactamente de la misma manera.  Por tanto, parece que un manuscrito se basó en otro, aunque nadie sabe cuál fue el primero.

             En las ciencias químicas, la personalidad árabe más destacada fue Jabir ibn-Hayyan, conocido en Occidente como Geber, y quien vivió en aL-kufah en la segunda mitad del siglo VIII.

             Como todos en la época, él también estaba obsesionado con la alquimia y, en particular, por la posibilidad de convertir los metales en oro (algo que Jabir pensaba podía conseguir mediante una misteriosa sustancia aún no descubierta, a la que llamó, el aliksir, de donde proviene la palabra “elixir”).  Los alquimistas también creían que su disciplina era la “ciencia del equilibrio” y que era posible producir metales preciosos mediante la observación (y mejoramiento) de los métodos de la naturaleza mediante la experimentación y, es legitimo considerar a Jabir uno de los fundadores de la química.

             Paralelamente a esto, aL-Razi ofreció una clasificación sistemática de los productos de la naturaleza.  Dividió las sustancias minerales en espíritus (mercurio, sal amoníaco), sustancias (oro, cobre, hierro), piedras (hermatites, óxido de hierro, vidrio, malaquita), vitriolos (alumbre), Góraxes y sales.  A estas sustancias “naturales” añadió las “artificiales”:  el cardenillo, el cinabrio, la soda cáustica, las aleaciones.  AL-Razi también creía en lo que podríamos denominar investigación de laboratorio y desempeñó un importante papel en la separación de la química propiamente dicha de la alquimia.

         Así como el mundo creado por Dios era perfecto y el “arte” sólo podía aspirar a ser “ornamento”, una forma de adornar la creación original a ser “ornamento”,  una forma de adornar la creación original de Dios, la filosofía, falsafah, era un conocimiento de ese mundo restringido por la propia capacidad del hombre para entenderlo por sí mismo.  Dicho de otra manera, la falsafah era, inevitablemente y por definición, un saber limitado:

-La revelación siempre sería superior a la razón.

       Al igual que ocurrió con la ciencia, la filosofía árabe era básicamente la filosofía griega, modificada por ideas indias y orientales y expresada en lengua árabe.

       A Los bukuma, los sabios, que practicaban la falsafah, se oponían los mutakallim, los teólogos que practicaban la kalam, teología.

       Distintos nombres, distintos lugares y épocas diferentes que, en definitiva, siempre nos cuentan lo mismo: la lucha de la Humanidad por conquistar los conocimientos y los hombres que lo hicieron posible que, no siempre, recorrieron un camino de rosas para conseguirlo (Galileo es un buen ejemplo).

       La ciencia y la filosofía islámica fueron con frecuencia obra de sirios, persas y judíos.  Sin embargo, su teología, incluida la ley canónica, fue principalmente obra árabe, lo que no quita que se inspiraron en otras foráneas como impulsó el mismo Mahoma con su famoso dicho: “busca la sabiduría aunque esté en China”.  Lo que llevó a innumerables estudiosos musulmanes a emprender largos viajes a la búsqueda de conocimiento, de tal manera se consideraban estos intrépidos buscadores del saber que, quien perdía la vida en el empeño era considerado mártir.

      No creo que sea este el sitio ni el momento de ocuparnos del Corán y de Alá.  El estudio del Corán dominaba la enseñanza en las escuelas del antiguo mundo musulman y, el núcleo curricular, como lo denominaríamos hoy, consistía en la memorización del Corán y  de los hadith, junto con el aprendizaje de la escritura y las matemáticas.

     El mundo islámico daría para mucho más, y muchos más son las personajes que podríamos nombrar aquí.  Sin embargo, creo cumplido el objetivo y aquí lo dejo.

     En el año 499 d.C. el matemático hindú Aryabhata calculó p como 3,1416 y la duración del año solar como 365,358 días.  Por la misma época, concibió la idea de que la Tierra era una esfera que giraba sobre su propio eje y se desplazaba del Sol.  Pensaba, además, que la sombra de la Tierra sobre la Luna era lo que causaba los eclipses.  Dado que Copérnico no “descubriría” algunas de estas cosas hasta casi mil años después, resulta difícil no preguntarse si el revuelo provocado por la llamada “revolución copernicana” estaba realmente justificado.

     En la Edad Media el pensamiento indio estaba muy por delante del europeo en varias áreas.  En esta época, los monasterios budistas de la India tenían tantos recursos que actuaban como bancos e invertían sus excedentes financieros en empresas comerciales.  Detalles como éste aclaran por qué los historiadores se refieren a la reunificación del norte de la India bajo los Guptas (c.320-550) como una era dorada.

    Esta dinastía, en conjunción con el reinado de Harsha Vardhana (606-647), abarca el período que hoy se considera la era clásica de la India.  Además de los progresos realizados en matemáticas, esta época fue testigo del surgimiento de la literatura en sánscrito, de la aparición de formas de hinduismo nuevas y duraderas, entre ellas el vedanta, y del desarrollo de una espléndida arquitectura religiosa.

   Más que la mayoría de los lenguajes, el sánscrito encarna una idea: es el lenguaje especial para gente que deben tener una clasificación también especial.  Es una lengua de más de tres mil años de antigüedad. En un principio, fue la lengua del Punjab, pero luego se difundió al este.

   Se puede discutir si los autores del Rig Veda fueron los arios procedentes de fuera de la India o indígenas de la región, pero lo que no se puede poner en duda es que poseían un idioma de gran riqueza y precisión, y una tradición poética cultivada.

  La importancia de los gramáticos para la historia del sanscrito no tiene comparación en ninguna otra lengua del mundo.  La preeminencia que alcanzó esta actividad se deriva de la necesidad   de preservar intactos los textos sagrados de los Vedas: según la tradición, cada palabra del ritual tenía que pronunciarse de forma exacta.  Así que da demostrado en algún momento del siglo IV a.c. cuando Panini compone su Gramática.

   Nada sabemos sobre la vida de Panini, aparte de que nació en Satura, en el extremo noroeste de la India.  Su Astadhyayi consta de cuatro mil aforismos que describen, con abundante detalle, la forma de sanscrito que utilizaban los brahmanes de la época.  Su obra tuvo tanto éxito, que la forma del idioma que describió quedó establecida para siempre, después de lo cual vendría a ser conocida como samskrta (“perfecta”).

   A partir de los trabajos de Panini, el lenguaje en la India evolucionó de manera considerable y sus efectos se podría decir, fueron altamente positivos.  El lenguaje estaba dividido en dos: sanscrito para el estudio y ritual, preservado para la casta de los brahmanes, y, el práctico, para la vida cotidiana.

   Hay que decir que, tal distinción ya existía en la época de Buda y Mahavira y desde la época de Panini sólo la lengua vernácula evolucionó de forma normal.  La brecha entre el sánscrito y el práctico se amplió con el paso de los siglos y, sin embargo, ello no tuvo consecuencias negativas para el primero que en la época de los Guptas era el lenguaje utilizado por la Administración.

   Las lenguas modernas de la India: Bengalí, gujarati, y, maratí, solo empezaron a utilizarse 1.000 años d. de C.

                   Después del siglo II a.C. empiezan a aparecer textos seculares: poesías, dramas y obras de naturaleza científica, técnica o filosófica.  En este momento, todo hombre de letras debía saber de memoria el astadhyayi.  Aprenderlo requería un largo proceso, pero demostraba la educación.

                   Entre los años 500 y 1.200 d.c., la literatura sánscrita vive su edad de oro, protagonista indiscutible de la cual es kalidasa, el más famoso de los autores del período den la literatura kavya (secular), la literatura agama (religiosa) y los trabajos de los estudiosos (sastra).

                   Como ocurre con Panini, tampoco se sabe mucho sobre los orígenes de Kalidasa.  Su nombre significa “esclavo de la diosa Kali”, lo que sugiere que pudo nacer al sur de la India, en lo que después se convirtió en Bengala, donde Kali, la esposa de Shiva, contaba con muchos seguidores.

 emilio silvera

El origen de las cosas: El Telescopio de Galileo

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Rumores del Saber    ~    Comentarios Comments (0)

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Hugo de Modena, cardenal italiano, fue el primero que se conoce retratado llevando gafas allá por el año 1352. En aquellos primeros balbuceos de tan prácrtico instrumento, cualquier intento de encontrar lentes que para fines que necesitasen imágenes nítidas en toda la lente estaba condenado al fracaso. Pero los pulidores de lentes mejoraron gradualmente sus técnicas, y hacia la mitad del siglo XVI, los fabricantes de lentes alemanes estaban tallando y pudiendo sus lentes más cuidadosamente en ambos lados. Rolf Willach, un moderno ingeniero óptico con un gran interés en los instrumentos ópticos primitivos, ha estado midiendo lentes antiguas durante 20 años, probando la calidad de anteojos tan antiguos como el siglo 14 y lentes de telescopios de comienzos del siglo XVII mediante el sencillo test de Ronchi. Willach mostró que ya en 1540, unos 80 años antes de Galileo, algunas lentes eran lo suficientemente buenas como para producir formas reconocibles cuando se combinaban con modernos oculares cóncavos.

Hacia 1400, las gafas o anteojos eran algo común en Europa. Ayudaban a viejos lectores a enfocar letras pequeñas y acercaban las cosas lejanas a los miopes. Para todos estos usos la calidad de las lentes no tenía que ser alta. A los discos de cristal se les daba una forma aproximadamente esférica (tanto concava como convexa) de un lado, y plana y pulida en el otro. Éstas lentes formaban una figura esférica que no importaba mucho, puesto que nuestra visión directa utilizada únicamente una pequeña parte de las lentes: que no es mayor que la pupila de un ojo. Por lo que si una par de lentes toscas nos da una visión borrosa, podemos desplazar las gafas en nuestra cara poco para encontrar un punto dónde la imagen sea nítida.

En 1.623, Galileo escribió:

“Estamos seguros de que el inventor del telescopio fue un sencillo fabricante de anteojos que, manipulando por casualidad lentes de formas diferentes, miró, también casualmente, a través de dos de ellas, una convexa y la otra cóncava, situadas a distancias diversas del ojo; vio y se percató del inesperado resultado y descubrió así el instrumento.”

   Sencillos Talleres en los que se hacía de todo

Y, no sería de extrañar que dicha afortunada casualidad se diera en varios talleres y lugares a la vez. El relato más verosímil sitúa el episodio crucial en el taller de un humilde fabricante de anteojos holandés llamado Hans Lippershey, de Mildelburg, alrededor del año 1.600. Se cuenta que en el taller entraron dos niños con sus juegos y cogieron lentes que juntaban y miraban por ellas hacia la veleta del pueblo, y, con sorpresa vieron que aquella torre con su veleta, se les venía encima. Se lo dijeron al Lippershey que también miró y así, de esa forma casual, nació la idea de lo que más tarde fue el telescopio.

Aunque inculto, se dio cuenta de que aquello podría tener su importancia y, el 2 de octubre de 1.608, en los Estados generales, Institución del Gobierno de los Países Bajos, se recibió una petición formal del registro del invento de un objeto que permitía ver en la distancia como si las cosas estuvieran cercanas.

Telescopio de Galileo. El óptico holandés Hans Lippershey fue probablemente el que construyó el primer telescopio en la primera década del siglo XVII. Galileo fue uno de los que lo utilizaron para observar los cielos. El telescopio que construyó galileo en 1609 era un telescopio de refracción, con lente convexa delante y una lente ocular cóncava. Con él descubrió las fases de Venus, lo que indicaba que este planeta gira alrededor del Sol. También descubrió cuatro lunas girando alrededor de Júpiter. En la imagen, dos telescopios de Galileo conservados en el Museo de Historia de la Ciencia de Florencia.

La época era la adecuada para que apareciera un instrumento así, ya que, como aparato militar para vigilar al enemigo, no tendría precio y, se daba la circunstancia de que los Países Bajos luchaban por su Independencia contra los ejércitos del rey Felipe II.

Pero, Lippershey tuvo la mala suerte de que en aquel mismo momento otros neerlandeses reclamaban también el honor y los beneficios de ser los inventores del telescopio y, a partir de aquí, la batalla por conseguir la primacía no es la meta de esta historia que os quiero contar aquí.

La gente, como ocurre casi siempre, era prudente por lo general y, cualquier cosa que se saliera de lo que les dictaba su sentido común, en un primer momento era siempre rechazada de plano. ¡Un aparato que anulaba la evidencia que el ojo les daba de primera mano! No fue nada fácil convencer a los “filósofos naturales” de que miraran a través de aquel dichoso instrumento. Tenían muchísimas razones de índole intelectual para desconfiar de lo que no veían a simple vista.

El eminente aristotélico Cesare Cremonini se negó a perder el tiempo mirando por el artefacto de Galileo sólo para ver “…lo que nadie más que Galileo ha visto…y, además, mirar por esos anteojos me produce dolor de cabeza”. Otro colega hostíl declaraba: “Galileo Galilei, matemático de Papua, llegó a Bolonia con su telescopio, mediante el cual veía cuatro falsos planetas. El 24 y el 25 de abril no dormí ni de día ni de noche y probé el instrumento de Galileo de mil formas diferentes. Abajo, funciona de maravilla; en el cielo es engañoso, pues algunas estrellas fijas se ven dobles. Tengo como testigos a los más excelentes hombres y nobles doctores…y todos han admitido que el instrumento es engañoso. Galileo se quedó sin habla y el 26 se marchó entristecido.”

Al principio, el famoso padre Clavius, profesor de matemáticas en el Collegio Romano, burlándose de los cuatro supuestos satélites de Júpiter que había visto Galileo, dijo que él también podía enseñarlos si le daban tiempo para “meterlos primero en unas lentes”.

Galileo Galilei

El propio Galileo miraba un objeto por su telescopio y luego se acercaba a él para comprobar que no se engañaba. El 24 de mayo de 1.610, declaró que había probado el telescopio “cien mil veces en cien mil astros y otros objetos”. Un año después seguía probando. “Más de dos años llevo probando mi instrumento (o más bien docenas de instrumentos que he ido mejorando) en cientos y miles de experimentos con miles y miles de objetos, cercanos y lejanos, grandes y pequeños, luminosos y oscuros; por tanto no sé cómo le puede caber a nadie en la cabeza que, ingenuamente, me haya engañado en mis observaciones.”

Galileo era uno de los primeros cruzados de las paradojas de la ciencia contra la tiranía del sentido común. El descubrimiento de la Naturaleza, de los modos de los planetas exigió ante todo la conquista del sentido común. La ciencia no avanzaría dando cuenta de la experiencia cotidiana, sino aferrándose a la paradoja, aventurándose en lo desconocido. Instrumentos nuevos como los telescopios ofrecían perspectivas nuevas muy perturbadoras en las comunidades del conocimiento.

Más allá del telescopio de Galileo

El gran mensaje del telescopio era que existían infinidad de objetos que no podían ser examinados en persona o ser vistos por el ojo humano desnudo y desprovisto de aquella ayuda nueva que suplía las carencias mismas de la vista para poder “ver” lo que había en esas grandes distancias del cielo.

Todo aquello preocupó mucho a la gente mucho antes de que se convencieran al fin, plenamente, de que sólo se trataba de un invento artificial que el hombre había ideado para conseguir ver lo que de otra manera le sería imposible.

               John Donne

En 1.611, John Donne (1572?-1631), poeta inglés, observó que las ideas copernicanas, que “puede que sean ciertas”, se estaban “introduciendo furtivamente en la mente de los hombres”, y expresó así la moderna desazón:

Y la nueva filosofía lo pone todo en duda,
El elemento del fuego se ha apagado;
El sol se ha perdido, y la tierra, y el juicio de los hombres
Ya no puede guiarlos en su búsqueda.
Y confiesan libremente que el mundo ya no es lo que era,
Cuando en los planetas, y en el firmamento
Ellos buscan tanta novedad, y luego ven que esto
Se desmenuza otra vez en sus átomos.
Todo está en pedazos, toda coherencia ha desaparecido;
Todo es simple suministro, y es todo relación…
Y en estas constelaciones se alzan entonces
Nuevas estrellas, y las antiguas desaparecen ante nuestros ojos.

 

 

 

Linz la ciudad austríaca de Kepler a orillas del Danubio

 

En 1.919, durante el viaje que Donne hizo por el continente europeo, se tomó la molestia de ir a ver a Kepler a la remota población austriaca de Linz. También John Milton (1608-1674) se sentía desconcertado ante la nueva cosmología y no veía con claridad lo que aquello podía implicar. Cuando acababa de cumplir los treinta años fue a ver a Galileo, que había perdido la vista, a Arcetri, cerca de Florencia donde el astrónomo estaba confinado por orden papal.

En Areopagitica (1644), publicada dos años después de la muerte de Galileo, Milton lo describe como una victima heroica. “Esto fue lo que apagó la gloria de los genios italianos…durante muchos años no se había escrito allí más que lisonjas y culteranismo y allí encontré y visité al famoso Galileo, envejecido, prisionero de la Inquisición por pensar sobre Astronomía de modo distinto al de los franciscanos y dominicos.” No obstante, dos años después cuando Milton publicó El paraíso perdido, para “justificar la manera de actuar de Dios con los hombres, él mismo siguió de cerca la cosmología ptolemaica-cristiana tradicional. ¡La cobardía de algunos hombres!

Galileo Galilei (1564-1642) y el telescopio coincidieron por una serie de casualidades, que no tenía nada que ver con el deseo de nadie de revisar el Cosmos ptolemaico de fomentar el progreso de la Astronomía, ni de estudiar la forma del Universo. Los motivos inmediatos residían en las ambiciones militares de la República de Venecia y en el espíritu experimental inspirado por sus empresas comerciales.

Hans Lippershey tiene una lente delante de otra para magnificar un objeto distante. Al montar dos lentes en un tubo de madera, Lippershey creó el primer telescopio.

Hans Lippershey tiene una lente delante de otra para magnificar un objeto distante. Al montar dos lentes en un tubo de madera, Lippershey creó el primer telescopio, influído por el juego de unos niños que descubrieron por casualidad lo que unos cristales colocados adecuadamente podía hacer.

Un mes después de que Lippershey presentara su solicitud al príncipe Mauricio, las noticias referentes al telescopio ya habían llegado a Venecia. El primero en enterarse del descubrimiento fue Paolo Sarpi (1552-1623), polifacético fraile que sentía una gran pasión por la ciencia. Como teólogo gubernamental del Senado veneciano y principal consejero en la disputa que mantenía con el papado, se esperaba que estuviera informado sobre los acontecimientos que tenían lugar en el extranjero.

Era amigo del ingenioso fabricante de instrumentos Galileo, cuya creación de un nuevo aparato de calcular acababa de defender contra las reclamaciones de un malicioso plagiario milanés. En esa época, Galileo había ocupado ya durante quince años el puesto de profesor de matemáticas en la universidad de la cercana Papua, puesto que le había sido concedido por el Senado veneciano. Galileo había realizado frecuentes viajes a los talleres del arsenal veneciano y él mismo dirigía un pequeño taller en Papua, donde fabricaba instrumentos de agrimensura, brújulas y otros aparatos matemáticos como él los llamaba. Así, con los ingresos que obtenía en el taller, complementaba sus escasos honorarios como profesor, y podía contribuir a engrosar la dote de su hermana y a mantener a sus hermanos y a su anciana madre. En ésta época Galileo tenía ya fama de buen fabricante de instrumentos.

Cuando llegó a Venecia un extranjero que pretendía vender un telescopio al Senado, el asunto le fue transferido a Sarpi, el amigo de Galileo que, si bien estaba convencido de que el telescopio le sería útil a una potencia marítima en alza, en aquel momento sólo pensó en su amigo Galileo y en que podría fabricar uno de aquellos artilugios, incluso de mejorarlos. Asi que, muy ladinamente, aconsejó al Senado que no comprara el aparato ofrecido por aquel extranjero.

Pronto quedaría justificada la confianza de Sarpi en Galileo. En julio de 1.609, el propio Galileo, que casualmente se encontraba en Venecia, había oído rumores de la existencia de tal instrumento, el telescopio, y al mismo tiempo había oído que un extranjero había llegado a Papua con uno de ellos. Inmediatamente salió para Papua con la intención de satisfacer su curiosidad, pero cuando llegó allí, el misterioso viajante se había marchado a Venecia.

Hombre de gran ingenio, se enteró de cómo se había hecho aquel aparato y de inmediato, se puso a fabricar uno. Antes de que finalizara el mes de agosto, Galileo regresó a Venecia, donde sorprendió al Senado y complació a Sarpi con un telescopio de nueve aumentos, tres veces más potente que el que ofrecía el extranjero. Galileo continuó mejorando el instrumento; a fines de 1609 había fabricado un telescopio de treinta aumentos. Éste era el límite del diseño utilizado entonces -un objetivo plano-convexo y un ocular plano-cóncavo- y pasó a ser conocido como el telescopio de Galileo.

En un grandioso gesto, y en lugar de tratar de vender el aparato, Galileo se lo regaló al Senado veneciano en una ceremonia celebrada el 25 de agosto de 1609. A cambio, el Senado le ofreció a Galileo un contrato vitalicio de su cargo de profesor, que expiraba al año siguiente, y un aumento de su salario anual de 520 a 1.000 florines. Este trato de favor y privilegio despertó el resentimiento y la envidia de sus colegas, que se dedicarían a importunarlo durante el resto de su vida. Objetaban que habían sido otros los inventores del telescopio, Galileo lo máximo que merecía era un buen precio por el aparato por él construido.

Galileo no se detuvo allí y, a principios de enero de 1610 hizo lo que ahora nos parece lo más lógico, apuntó el telescopio hacia el cielo. En ese momento, comenzó, sin él mismo saberlo, una de las aventuras más grandes que la Humanidad pudiera emprender, y, la verdad es que, en la primera década del siglo XXI, aquella aventura aún continúa.

He querido contar aquí los detalles menos conocidos del telescopio de Galileo del que todo el mundo habla en este Año Internacional de la Astronomía pero, del que en realidad, todos saben muy poco.

La historia completa sería muy larga de contar y, además, los detalles de sus descubrimientos son muy conocidos y se han relatado en muchas ocasiones así que, os he contado la parte de la historia que, siendo menos llamativa es, por ello, también menos conocida.

Lo que Galileo vio por primera vez cuando apuntó con su telescopio al cielo, le sorprendió tanto que, de inmediato, publicó una descripción de su visión. En marzo de 1610, Sidereus Nuncios (El mensajero de las estrellas”). Un folleto de veinticuatro páginas que asombró al mundo.

Claro que, en aquella época, estaba presente la Iglesia y, hablarle de otros mundos y de que la Tierra se movía alrededor del Sol, era muy arriesgado (Giardano Bruno murió en la Hoguera por expresar sus pensamientos) y, Galelio, se vio sometido a un juicio del que salió ileso por chiripa y fue condenado a vivir recluído el resto de sus días

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                 Galileo ante el Santo Oficio, por Joseph-Nicolas Robert-Fleury

Galileo en el Juicio al que fue sometido por la Iglesia, lo pasó muy mal, y, sólo el hecho de que no discutiera y de manera humillante se plegara, le salvó la vida y le llevó al confinamiento domiciliario hasta el resto de sus días.

Gran parte de esta Historia está recopilada de la Colección “Los Descubridores”

Publica: emilio silvera

¡Qué historias!

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Rumores del Saber    ~    Comentarios Comments (0)

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Considerada como una pseudo-ciencia, la alquimia se practicó aproximadamente desde el siglo IV a. C. hasta el surgimiento de la química y las ciencias naturales, a comienzos del XVII. Es cierto que su época de esplendor,  se sitúa en la Europa medieval. Sin embargo, la verdadera historia de la Alquimia, nos dice que deberíamos irnos mucho más atrás en el tiempo y mirar en culturas y civilizaciones antiguas como la egipcia o la china -entre otras-.

A veces nos pasan cosas que no sabemos explicar

“En cada átomo hay un sol aparente

y en cada gota un poderoso mar.

Si cortas un átomo y penetras en su interior,

podrás descubrir en su corazón un sol.”

Este pensamiento  pertenece al poeta místico islámico Al-Attar.

                                       La Tabla Esmeraldina

“Es verdad, sin mentira, cierto y muy verdadero. Lo que está abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo, para hacer los milagros de una sola cosa. Todas las cosas vinieron y vienen del Uno, y por mediación del Uno, así todas las cosas han nacido de esta cosa única por la adaptación. El Sol es el padre; la Luna, la madre; el viento la ha llevado en su vientre, la Tierra es su nodriza. El Padre de toda la Perfección de todo el mundo está aquí. Su potencia está entera si se convierte en tierra.”

Os cuento:

Aquel era un viaje de los muchos que por aquellos tiempos realizaba a Madrid por cuestiones laborales. Fue un día del crudo invierno del año 1.978. Aquella mañana hacía frío y pronto se desencadenó una furiosa tormenta nevada que, en aquella calle del Madrid antiguo, me obligó a buscar algún refugio. Miré el espacio que mi vista podía abarcar y, algo más adelante, en la acera de enfrente, vislumbré una vieja librería en la que me pude cobijar atravesando su estrecha puerta y lúgubre entrada.

La luz, dentro del establecimiento era escasa y sólo en un rincón, encima de una pequeña mesa, lucían dos bombillas que alumbraban algunos libros o documentos encima de la mesa y que, dejaba en casi total penunbra el resto del local. Los estantes de libros muy viejos, llenaban todas las superficies del lugar. El librero, hombre muy delgado con traje algo raido por los años y una vieja bufanda de lana enrollada al cuello, relacionaba en una libreta una pila de libros que tenía encima de un viejo mostrador.

El hombre me miró, y, sin decir palabra, con un gesto de la cabeza, me indicó que podía pasar a echar una mirada. Por la ventana acristalada y sin visillos, a través de una capa de polvo adherido a los cristales, podía vislumbrar  la calle en la que el temporal arreciaba.

No teniendo otra cosa que hacer y, con la única intención de dejar pasar el tiempo para que la tormenta pasara, me puse a curiosear por los estantes a los que, una buena limpieza, los habría podido liberar de un peso considerable en forma de una espesa capa de polvo que por todas partes había. Pero lo cierto es, que estar allí me transportó a otro mundo, a otro tiempo ya pasado que los lectores de historias antiguas llevan gravado en su memoria.

                    Basilio Valentin

Monje Benedictino y Filósofo Hermético

En  una de aquellas interminables hileras, el lomo de un viejo libro, llamó poderosamente mi atención: “Las doce claves de la Filosofía”, lo saqué de su lugar de reposo y, la polvareda me produjo un ataque de tos. El libro, tenía una portada de aspecto medieval adornada con símbolos para mí desconocidos.

La lectura de antiguos manuscritos, de lo que decían aquellos filósofos naturales (casi todos ellos anteponían las virtudes medicinales de la piedra a sus propiedades transmutativas). Tanto es así que, Basilio Valentin, en las Doce claves de la filosofía que alguna vez hemos podido ojear, recomienda a sus lectores la “utilización” de la Piedra Filosofal para “proteger su salud”. En otro pasaje, el autor hace la siguiente observación:

“Así, pues, mediante este tratado he querido hacerte ver la piedra de los antiguos, proveniente del cielo, para salud y consuelo de los hombres en este valle de lágrimas, como el tesoro terrestre más preciado y, para mí, también el más legítimo.”

La Importancia del Cinabrio en el pensamiento alquímico: Según los alquimistas de la edad media, una sustancia puede transformarse en otra simplemente añadiendo y sustrayendo elementos en las propiedades adecuadas. Se creía que el Mercurio era el elemento el que confería las propiedades metálicas a los elementos y creían que todos los metales estaban formados por diferentes combinaciones de mercurio y azufre, que era el que convertía a las sustancias en combustibles y corroía los metales. A partir de esto dedujeron que agregando y combinando mercurio y azufre en cantidades adecuadas con un metal base como el plomo, éste transmutaría en oro o plata. En la tabla periódica figura con las letras Hg ya que los romanos lo llamaban hidragyrum, que significa plata líquida.

El cinabrio (se decía) es una de las piedras más buena para todo tipo de dolores, se aplica el mineral por la zona afectada y se deja actuar allí por espacio de una hora según el caso. Se ha utilizado desde la antigüedad para conseguir el equilibrio de los pensamientos, canalizarlos, ordenarlos y armonizarlos con el cuerpo físico. alquímicamente se creía que el Cinabrio era el símbolo de la Luz Eterna…

Como hago siempre, levanté la dura y acartonada tapa de aquel misterioso libro y, curioso, comencé a leer el prólogo tratando de atisbar, sobre la esencia del contenido. Aquella presentación estaba escrita por un tal Eugène Canseliet y, lo que allí exponía, me pareció muy complejo para mis escasos conocimientos sobre el tema que trataba, ya que, la erudición que vertía en aquellas líneas escritas superaban, con mucho, las posibilidades de un lego como yo en tratados de Alquimia que era el tema central que allí se podía encontrar.

                                                   La Piedra Filosofal… ¡Qué imaginación! Siempre hemos pretendido alcanzar… ¡lo inalcanzable!

El autor, era el Hermano Basilio Valentín de la Orden de San Benito que, nada más que empezar te decía:

“En el contenido de lo que en la mano tienes, ¡oh dilecto amigo apasionado del misterio!, te he proporcionado la esperanza de aprender, mediante el estudio –así como a otros en cuyo interior arde el mismo fuego-, las propiedades de la Naturaleza y, con mayor profundidad, en atención al investigador, las artes, la piedra angular y la roca, tal como me fueron conferidas por lo altísimo.

Me propongo explicarte como confeccionaron su Piedra nuestros antiguos Maestros, la piedra que se les entregara desde alturas sumas, a fin de utilizarla para su salud y la comodidad de esta vida terrenal.”

Aquello aumentó mi curiosidad y traté de seguir leyendo algo más. Sin embargo, el texto que seguía era tan oscuro que (tengo que confesarlo), no entendí absolutamente nada, ni una palabra de aquel galimatías mezclado con dibujos y claves tan misteriosos para mí como el Universo mismo.

El uróboros ha sido un símbolo importante en el simbolismo religioso y mitológico, usado frecuentemente en ilustraciones de alquimia. También se le asocia con el gnosticismo y el Hermetismo, aunque fue bien conocido en Antiguo Egipto y Grecia (pero no únicamente). Al contrario, muchos pueblos parecen haberlo conocido y representado, entre ellos, el nórdico; en la mitología vikinga, la serpiente Jormungand llegó a crecer tanto que pudo rodear el mundo y apresarse su propia cola con los dientes.Igualmente, en México, algunas representaciones de Quetzalcóatl o Kukulkán, lo muestran mordiéndose la cola.En la mitología aborigen de autralia, está la Serpiente del Arcoiris.

Seguí ojeando las imágenes y pude contemplar diversos personajes ataviados con suntuosidad, algunos animales más o menos fabulosos y ciertos utensilios que parecían (esa fue mi primera impresión) tener una relación directa con la Alquimia, tales como crisoles o retortas. Las elucubraciones de Monsieur Canseliet, tenían, sin duda, por objeto delinear todo aquel simbolismo abstracto, pero se me antojaron destinadas, sobre todo, a lectores ya iniciados. Por ejemplo, su comentario acerca de la primera figura comenzaba así:

“El Rey y la Reina de la Obra, es decir, el oro y la plata filosóficos, están representados, de forma espagírica, por el lobo y el gran botón de retorno sobre la copela. Esa copela y el crisol entre llamas señalan claramente la vía seca, en la que desempeña un papel preponderante el fuego secreto.”

Confieso que tales aclaraciones sirvieron sólo para acrecentar mi perplejidad en lugar de disiparla, no obstante, las extravagancias de Basilio Valentin, empezaron a ejercer lentamente sobre mí una cierta y misteriosa fascinación. Impulsado por el deseo de enredarme cada vez más en aquel mundo oculto, volví a mirar por la ventana y pude comprobar que, la ventisca había pasado y según veía por la acristalada ventana, por la calle, los viandantes, pasaban raudos y tapados tratando de escapar del intenso frío.

Con el libro en la mano, me dirigí hacia el extraño librero y le pregunté el precio. Él, cogió en sus manos el libro y le dio varias vueltas bajo su experta mirada y, sin decir palabra, cogió el lápiz con el que relacionaba aquellos libros y, en un papel escribió la cantidad de 45 pesetas.

         ¿Quién sabe cuándo y dónde encontrará un tesoro?

Siguiendo su juego y también en silencio, saqué de mi bolsillo aquella cantidad y la dejé encima del mostrador. El libro era mío y, me prometía, para después de la cena, unas horas de descubrimientos y desconocidos misterios que, mi curiosidad, deseaban desvelar.

Salí de aquel lúgubre lugar y, le hice señas a un taxi que por el lugar pasaba en aquel momento. Ya instalado en el Hotel, me dirigí a mi habitación y dejando el libro en la mesilla de noche, al lado de la cama, bajé al comedor.

De regreso, me eché en la cama y comencé la lectura del primer capítulo en el que me pude enterar de que a los alquimistas se les conocía como “filósofos herméticos”. Lleno de impaciencia leí aquellas primeras páginas y, después de todo, aunque no era una obra para principiantes, el autor había sabido expresarse con la suficiente claridad y, por tanto, la primera impresión recibida era infundada, cualquier lector medio, sin problemas, podía entender lo que allí se explicaba.

El viento y la lluvia golpeaban sobre la ventana de la habitación y, a través de las cortinas, se vislumbraba una tarde oscura y nada acogedora. Lo mejor sería no salir y dejar las gestiones para la mañana siguiente. Así que, me dispuse a devorar todo el contenido de aquel misterioso libro que, por casualidad, había llegado a mis manos.

Tabla de Símbolos de Alquimia

Por otra parte, aumentaban el peso del oro, a expensas de su calidad, rebajándolo mediante una amalgama de otros metales. Todas estas prácticas serían descriptas también por los primitivos alquimistas. En los papiros hallados también se explica el proceso de dorado mediante el empleo de una amalgama de mercurio y oro. Así mismo, se hace referencia a diversas fórmulas de barnices o materias colorantes destinados a teñir metales superficialmente.

Pormenorizar aquí sobre hechos y personajes quen han tenido que ver con la Alquimia, sería una tarea compleja y, ni tenemos el tiempo ni el espacio para ello. Hasta Newton estuvo relacionado con esta misteriosa actividad de la Alquimia que, de alguna manera y sin ningún lugar a dudas, es la precursora de la Química, la verdadera ciencia.

Allí, en el interior de la obra, se formulaba una pregunta: ¿Cuál había sido el origen de la Alquimia? Estaba claro que, según pude deducir de la lectura que, la pregunta no se podía contestar y, las posibles fuentes del conocimiento Alquímico, podían haber manado de China, Egipto, Grecia, Oriente Medio, cualquiera de esos lugares se podían atribuir, con el mismo derecho, la paternidad de la Alquimia.

Así pues, el texto quedaba ceñido a la tradición y se remontaba al arte hermético hasta el propio Hermes –quien se dice que fue un rey prefaraónico-. A él se le atribuyen varios tratados alquímicos, entre otros, la famosa Tabla esmeraldina, que es, sin duda, el resumen más conciso, si no el más claro, de la Gran Obra. Según la leyenda, los soldados de Alejandro Magno encontraron dicho texto en lo más profundo de la gran pirámide de Gizeh, que sería el sepulcro de Hermes. Al parecer, este mismo empleó un diamante puntiagudo para grabar sobre una placa de esmeralda –de aquí su nombre- las escasas líneas que componen la Tabla.

House_Altar_Akhenaten_Nefertiti_Berlin

No pocos opinan que, origen de la alquimia occidental puede situarse en el Antiguo Egipto. La metalurgia y el misticismo estaban inexorablemente unidas en el mundo antiguo. La alquimia, la medicina e incluso la magia eran aspectos de la religión en el Antiguo Egipto y, por tanto, del dominio de la clase sacerdotal. Según la tradición egipcia, el faraón Keops fue el más antiguo alquimista y el autor del primer tratado de alquimia.

No queriendo hacer demasiado largo este pequeño trabajo, quiero terminar reproduciéndola por entero, pues su lectura nos permitirá apreciar mejor la dificultad de los textos alquímicos (he elegido la traducción del adepto contemporáneo Fulcanelli-, por estimarla mucho más clara y precisa que casi todas las demás:

–         Es verídico, sin mentira, cierto y muy verosímil:

–         Lo que está abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo; mediante esas cosas se realizan los milagros de una sola cosa, y como todas las cosas son y provienen de UNO por mediación de UNO, resultan que todas las cosas nacen, por adaptación, de esa cosa única.

–         El Sol es el padre, la Luna, la madre. El viento lo ha llevado en su vientre. La Tierra es su nodriza y su receptáculo. El padre de todo, el Telemos del mundo universal, está aquí. Su fuerza o su potencia se conservará íntegra si se convierte en tierra. Tú separarás la tierra del fuego, lo sutil, de lo denso, suavemente, con máxima laboriosidad. Él se eleva de la tierra y desciende del cielo, recibe su fuerza de las cosas superiores y de las cosas inferiores. Tú obstendrás por este medio la gloria del mundo, y todas las tinieblas huirán de ti.

–         Es la fuerza, fuerza entre las fuerzas, pues ella se sobrepondrá a toda cosa sutil y penetrará en toda cosa sólida. Así se ha creado el mundo. De ahí surgirán admirables adaptaciones, cuyo medio creativo se presenta aquí.

–         Por eso se me ha llamado Hermes Trimegisto, y por eso poseo las tres partes de la filosofía universal.

–         Todo cuanto he dicho de la Obra solar está completo”

                                                                                                Muchas son las pruebas de la Alquimia egipcia y china

Sí la Alquimia interesó a los egipcios desde la más remota antigüedad, es curioso que haya ocurrido lo mismo en el otro extremo de la Tierra, en el Celeste Imperio. En efecto, los textos chinos más antiguos –el Tsai-y-Chí y el Tao- dejan ya constancia de las especulaciones sobre esa materia y sobre las posibilidades de transmutaciones metálicas. Ahora bien, allá por la época el Tao no se conocía en China el empleo de los ácidos fuertes para disolver los metales, y, por consiguiente, es asombroso que se emprendieran ya entonces operaciones transmutatorias sobre unas bases bastante similares a las utilizadas por los hermetistas de la Edad Media.

Claro que, volviendo a la pregunta del principio, y, según lo que sobre el tema he podido leer, el origen de la Alquimia habría que buscarlo entre los egipcios, griegos, árabes y también en Bizancio. Hacia principios del siglo IV de la Era Cristiana, Zósimo el Panapolitano fundó en Alejandría la principal Escuela del arte hermético.

El libro, el misterioso libro, como podéis comprender, dio para mucho más de lo exiguo aquí expuesto pero, dejaré para otra oportunidad, relatar otros aspectos interesantes que en él están descritos y que, de seguro, os interesará, aunque sólo sea, por dar satisfacción a vuestra curiosidad sobre el misterioso tema:

¡La Alquimia! Precursora de la Ciencia Química que tan valiosa es hoy para el avance de la Humanidad en el conocimiento de la Naturaleza y la materia que en ella, está presente.

emilio silvera

Las mil y una noches…y otros datos dignos de ser conocidos

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No es ningún secreto que la obra más famosa de la denominada literatura árabe, Alf Laylah wa-Laylah (Las mil y una noches), era en realidad una antigua obra persa.  Hazar Afsana ( un millar de cuentos), que contenía distintos relatos, muchos de los cuales eran de origen Indio.  Con el paso del tiempo, se hicieron adiciones a esta obra, no sólo a partir de fuentes árabes, sino también griegas, hebreas, turcas y egipcias.  La obra que hemos leído (casi) todos, en realidad, es un compendio de historias y cuentos de distintas nacionalidades, aunque la ambientación que conocemos, es totalmente árabe.

Además de instituciones de carácter académico como la Casa de la Sabiduría, el  Islam desarrolló los hospitales tal como los conocemos hoy en nuestros días.  El primero y más elaborado, fue construido en el siglo VIII bajo al-Rashid (el Califa de Las Mil y una noches),  pero la idea se difundió con rapidez.  Los hospitales musulmanes de la Edad Media que existían en Bagdad, El Cairo o Damasco, por ejemplo, eran bastante complejos para la época.  Tenían salas separadas para hombres y mujeres, salas especiales dedicadas a las enfermedades internas, los desordenes oftálmicos, los padecimientos ortopédicos, las enfermedades mentales y contaban con casa de aislamiento para casos contagiosos.

       Las bibliotecas científicas islámicas tuvieron una enorme influencia en el desarrollo y evolución de la civilización humana hasta que aparecieron con su imagen actual, sin embargo la biblioteca más conocida y famosa de este tipo sin duda fue la Biblioteca “Dar Al Hikmah” (La Casa de la Sabiduría), en Bagdad, que desempeñó el papel más trascendente para el conocimiento en la tierra, sin caer en la más mínima exageración. La Casa de la Sabiduría constituye uno de los tesoros científicos producidos por el pensamiento musulmán en la antigüedad, que también dio lugar a otras muchas bibliotecas científicas en diferentes lugares del Estado islámico, y cuya importante función ha olvidado la gente, a pesar de que ejercieron en aquella época un papel similar al de una universidad científica internacional. Allí acudía todo tipo de alumnos, sin importar su género ni su religión, desde Oriente hasta Occidente, con el fin de estudiar las diferentes disciplinas científicas, en numerosos idiomas. Su luz estuvo iluminando y guiando a la humanidad durante cerca de cinco siglos, hasta que los tártaros la destruyeron.

El Islam, en este campo, también estaba muy avanzado, e incluso tenían clínicas y dispensarios ambulantes y hospitales militares para los ejércitos.  Allí, en aquel ambiente sanitario, surgió la idea de farmacia o apotema, donde los farmaceutas, tenían que aprobar un examen, antes de preparar y recetar medicamentos.

Los conocimientos árabes llegaron hasta Europa a través de España al ser Conquistada por el Islam

La obra de Ibn al-Baytar Al-Jami’fi al-Tibb (Colección de dietas y medicamentos simples) tenía más de un millar de entradas basadas en plantas que el autor había recopilado alrededor de la costa mediterránea.  La noción de sanidad pública también se debe a los árabes que, visitaban las prisiones para detectar y evitar enfermedades contagiosas.

Grandes médicos islámicos como Al-Razi, conocido en occidente por su nombre latino, Rhazes, nació en la ciudad persa de Rayy y en su juventud fue alquimista, después de lo cual se convirtió en erudito en distintas materias.  Escribió cerca de doscientos libros, y aunque la mitad de su obra está centrada en la medicina, también se ocupó de temas teológicos, matemáticos y astronómicos. ¡Todo un personaje! Fue el primer médico Jefe del gran hospital de Bagdad.  Se dice que para elegir el sitio de ubicación del hospital, primero colgó tiras de carne en distintos lugares de la ciudad, y, finalmente eligió aquel donde la carne era menos putrefacta.

La gran obra de al-Razi fue el AL-Hawi (El libro exhaustivo), una enciclopedia de veintitrés volúmenes de conocimientos médicos griegos, árabes, preislámicos, indios e incluso chinos.

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