jueves, 14 de noviembre del 2024 Fecha
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Recordando a un genio de las matemáticas

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Rumores del Saber    ~    Comentarios Comments (1)

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Srinivasa Ramanujan nació en 1887 en Erode, India, cerca de Madrás.  Su familia de clase media alta, brahmin, la más alta de las castas hindúes, fueron destituídos y venidos a menos. Su padre trabajaba de oficinista de un comerciante de tejidos.

Con diez años, lo mismo que pasó antes con Riemann, ya destacaba y sorprendía a todos con sus enormes poderes de cálculos. Siendo niño rederivó la identidad de Euler entre funciones trigonométricas y exponenciales.

En la vida de cada científico joven hay un punto de partida, un hecho que, sin ellos saberlo, les marca el destino. Para Einstein fue la fascinación que le causó la brújula que le regaló su tío cuando estaba enfermo siendo un niño, no podía apartar la mirada de la aguja que siempre indicaba hacia el mismo sitio, y se preguntó una y mil veces por la fuerza invisible que la obligaba a dirigirse hacia esa dirección. Para Riemann, fue la lectura del libro de matemáticas de Legendre. Para Ramanujan, fue cuando se sumergió en un oscuro y olvidado libro de matemáticas escrito por George Carr. Este libro ha quedado inmortalizado desde entonces por el hecho de que señaló la única exposición conocida de Ramanujan a las modernas matemáticas occidentales. Según su hermana:

“Fue este libro el que despertó su genio. Él se propuso establecer por sí mismo las fórmulas dadas allí. Como no tenía la ayuda de otros libros, cada solución era un trabajo de investigación por lo que a él concernía… Ramanujan solía decir que la diosa Namakkal le inspiraba las fórmulas en sueños”.

Con ayuda de amigos, Ramanujan consiguió un puesto de bajo nivel del puerto de Madrás. Era un trabajo servil, con una mísera paga de 20 libras al año, pero dio libertad a Ramanujan, como a Einstein antes que él en la oficina de Patentes Suiza, para seguir sus sueños en su tiempo libre. Ramanujan, en la fascinación que en él ejercían los números, era incansable. Llenaba libretas enteras de cálculos y ecuaciones que antes veía florecer en su cabeza.

Así estaban las cosas cuando decidió escribir algunos de sus trabajos a las tres matemáticos más famosos de Inglaterra y Europa.

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Los grandes números

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Astronomía y Astrofísica    ~    Comentarios Comments (2)

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Entre los números que Eddington consideraba de importancia primordial estaba al que ahora conocemos como número de Eddington, que es igual al número de protones en el universo visible. Eddington calculó (a mano) este número con enorme precisión en un crucero trasatlántico, concluyendo con esta memorable afirmación:

“Creo que en el Universo hay 15.747.724.136.275.002.577.605.653.961.181.555.
.468.044.717.914.527.116.709.366.231.425.076.185.631.031.296 protones y el mismo número de electrones”.

Este número enorme, normalmente escrito NEdd, es aproximadamente igual a 1080.  Lo que atrajo la atención de Eddington hacia él era el hecho de que debe ser un número entero, y por eso en principio puede ser calculado exactamente.

Durante la década de 1.920, cuando Eddington empezó su búsqueda para explicar las constantes de la naturaleza, no se conocían bien las fuerzas débil y fuerte de la naturaleza. Las únicas constantes dimensionales de la física que sí se conocían e interpretaban con confianza eran las que definían la gravedad y las fuerzas electromagnéticas. Eddington las dispuso en tres puros números adimensionales. Utilizando los valores experimentales de la época, tomó la razón entre las masas del protón y del electrón:

mpr/me ≈ 1840

La inversa de la constante de estructura fina

2πhc/e2 ≈ 137

Y la razón entre la fuerza gravitatoria y la fuerza electromagnética entre un electrón y un protón,

e2/Gmpr me ≈ 1040

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Un poco de Física

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Física    ~    Comentarios Comments (0)

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Es una auténtica maravilla el ver como la Física nos lleva a los temas más profundos de la Naturaleza del Universo y, de la libertad asintótica del mundo microscópico del núcleo donde residen los Quarks que forman los protones y los neutrones y donde la fuerza de Yang-Mills nos describe esa materia pegajosa acaramelada que son los Gluones que mantienen confinados a los quarks, en ese mundo de lo muy pequeño, podemos contemplar que, las Fuerzas Fundamentales que rigen el Universo, las nucleares fuerte y débil, el electromagnetismo y la fuerza de gravedad, junto con las Constantes Universales, hacen que el mundo en el que vivimos, sea como es, cualquier desviación mínima en cualquiera de éstas constantes, tendría la consecuencia de que en nuestro planeta no pudiera existir la vida tal como la conocemos. Es impensable un mundo como el nuestro si la Constante de Estructura Fina, α =1/137, fuera diferente a la que es.

León Lederman, premio Nobel de Física, decía que, todos los físicos del mundo deberian tener un letrero en el lugar más visible de sus hogares para cuando lo vieran, les recordara lo que no sabemos. En el letrero solo pondría 137.

Resulta que el 137 es un número puro, adimensional, éste sólo número encierra los misterios del electromagnetismo (el electrón, e), de la relatividad (la velocidad de la luz, c) y, de la Mecánica Cuantica (la constante de Planck, h).

Lo más curioso de este notable número es su adimensionalidad. La velocidad de la luz, c, es bien conocida y su valor es de 299.792.458 m/s, la constante de Planck racionalizada es de ħ/2=1,054589×10 J/s, la altura de mi hijo Isat es de 1,77 m., todo tiene sus dimensiones.

Pero resulta que cuando uno combina las magnitudes que componen alfa ¡se borran todas las unidades! el 137 está sólo: se exhibe desnudo a donde va. Esto quiere decir que  científicos del undécimo planeta de una estrella lejana situada en un sistema solar de la Galaxia Andrómeda, aunque utilicen Dios sabe que unidades para la carga del electrón y la velocidad de la luz y que versión puedan tener para la constante de Planck, también les saldrá 137. Es un número puro. No lo inventaron los hombres. Está en la Naturaleza, es una de sus constantes naturales sin dimensiones.

¿Por qué Alfa es igual a 1 partido por 137?  Esperemos que algún día aparezca un genio como Einstein y nos pueda dar la respuesta a éste número y a los misterios que encierra. Ya dijo Heisenberg (el padre del Principio de Incertidumbre e impulsor de la Mecánica Cuántica) que, el día que podamos abrir la puerta cerrada del 137, sabremos la respuesta a muchas preguntas sin contestar.

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“La Mirada de los Dioses”

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Rumores del Saber    ~    Comentarios Comments (3)

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Con ese sugestivo nombre que arriba he colocado como título, se repartió un folleto del Museo de Huelva que, anunciaba una exposición de entre el 12 de diciembre de 2.008 al 1 de marzo de 2.009. Todo ellos, relacionado con hallazgos en el denominado yacimiento de la Orden-Seminario, y, para que el público en general, pudieran ver e instruirse sobre las prácticas tituales: los ídolo. La muerte: Tumbas y prácticas funerarias con explicación de los tipos de estructuras y sus fases cro´nológicas.

Son descubrimientos recientes que han sido asesorados por los científicos D. Juan Carlos Vera Rodríguez, Don Diego González Batanero y Don José Antonio Linares Catela.

Los espectaculares conjuntos de ídolos presentados en esta exposición procedentes de las excavaciones llevadas a cabo en el yacimiento de la Orden-Seminario de Huelva, con una extensión de 23 Has que ocupan dos suaves elevaciones separadas por una antigua vaguada en la zona norte del actual casco urbano de la ciudad de Huelva. Su posición central respecto a la península delimitada al este y al oeste por los estuarios del Tinto-Odiel y al nhorte por la rivera de la Nicoba, le confiere una posición estratégica para el acceso a los cabezos, solar de la ciudad antigua, la explotación agropecuaria de la fértil campiña y la recolección de los ricos recursos estuarinos. Todos estos factores son los que explican que la ocupación humana del sitio haya sido continua desde el Neolítico, hace unos 5.500 años, hasta la Edad Media.

Las estructuras encontradas fueron excavadas en el terreno, es decir, ya originalmente concebidas parcial o totalmente subterráneas, lo que ha favorecido su conservación. Son de distinta cronología y su forma se adapta a usos concretos, dividiéndose en fondos de cabaña, “silos” o estructuras de almacenamiento, basureros, hornos, pozos, zanjas de cultivo de gran extensión, alcorques, tumbas colectivas del Neolítico y Edad del Cobre y enterramientos individuales de la Edad del Bronce, visigodos y medievales islámicos.

Todas continen mayor o menor abundancia de restos y objetos típicos de cada época; cerámica de cocina, de almacenamiento, de bebida y comida; armas, adornos y utensilios de la vida cotidiana manufacturados en piedra o en metal; desechos de comida (huesos de animales, conchas de moluscos, semillas…), que en conjunto nos permiten reconstruir los modos de vida y las caracterísitcas de la sociedad de cada momento.

Esta esposición pretende dar a conocer al mundo de las creencias de la comunidad que habitó en este territorio durante la Edad del Cobre, y su vinculación con los modos de vida y la muerte de un poblado del III milenio a. de C. del sur de la Península Ibérica que hoy se llama Huelva.

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