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¿Es verdadero el Universo que creemos conocer?

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Astronomía y Astrofísica    ~    Comentarios Comments (2)

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¿Es verdadero Universo que creemos conocer, ¿Y, si no lo es, cómo será?

Todas nuestras cosmologías, desde las cosmologías sumeria y maya hasta las de los profesores modernos que ocupan cátedras con sillón de cuero en las mejores universidades del mundo, están limitadas por una desastrosa falta de visión.

Timothy Ferris comienza su libro “Coming of Age in the Milky Way” con la siguiente observación: “Cuando los astrónomos sumerios, chinos y coreanos de la antigüedad subieron trabajosamente los escalones de sus achaparrados zigurats de piedra para estudiar las estrellas tenían razones para suponer que así obtendrían una visión mejor…porque conseguían situarse más cerca de las estrellas”.

¿De qué sirve subir unas cuantas decenas de metros, cuando sabemos hoy en día que la estrella más próxima se encuentra a una distancia de nosotros de 4,3 años-luz? A escala humana hemos mejorado significativamente nuestro poder de visión con nuestros enormes telescopios terrestres y aún más con el telescopio Hubble, que describe órbitas y nos eleva más allá de la ofuscación que produce la atmósfera de nuestro planeta, la Tierra. Sin embargo, a escala cósmica un satélite situado a 675 kilómetros apenas nos lleva más cerca de los cielos más distantes (a una distancia de unos miles de millones de años-luz) que lo que nos llevaría colocarnos encima de un zigurat, especialmente si las demás galaxias están alejándose de nosotros cada segundo.

El tamaño del Universo, en realidad, es desconocido. El Universo visible puede ser sólo una pequeña parte de todo el universo y es posible que alguna luz nunca nos alcance. Vivimos en lo que se llama esfera sub-Hubble; puede ser que la parte del Universo que no hemos visto sea millones de veces mayor, en cuyo caso, lo que observamos a través de nuestros telescopios son los movimientos aleatorios y esotéricos de unas galaxias locales, no el verdadero flujo del espacio real.

Los cosmólogos del big bang afirman que podemos superar esos problemas que presenta la observación estudiando el universo primitivo en aceleradores de partículas, “aceleradores atómicos”. Algunos han dicho que uno de los aspectos que distingue nuestra cosmología de las de las Civilizaciones antiguas en que “podemos reproducir” nuestras teorías.

Se dice que la maquinaria matemática del Modelo del Big Bang puede predecir la temperatura que tenía el Universo en cualquier momento durante su expansión. Se trata, sin duda, de una afirmación osada, dado que no hay pruebas empíricas relativas a esas temperaturas, pero, como hipótesis, supongamos que lo que dicen es correcto. (La temperatura media del universo actualmente es de unos 3 grados Kelvin, o 3 grados por encima del cero absoluto, y a medida que retrocedemos en el tiempo se hace cada vez más caliente.) Estudiamos cómo era el universo en una fase muy primitiva reproduciendo una pequeña porción de él en el laboratorio. Con esto quiero decir que, por ejemplo, en el Fermilab se hace que los protones circulen por el tubo de unos 6.500 metros de largo y choquen con antiprotones que circulan a toda velocidad en la dirección contraria.

Las colisiones resultantes, son inmensas, y,  pueden alcanzar temperaturas de 3.000.000.000.000.000 (3 x 10 con exponente 15) grados Celsius, que es la temperatura del universo aproximadamente 0,000000000004 (4 x 10 exp. -13) segundos 8cuatro millonésima de millonésima de segundo) después del Big Bang. Basándose en esto, algunos afirman que actualmente se puede recrear durante un breve instante “las condiciones que no han existido en el universo desde hace trece mil setecientos millones de años. Los cosmólogos dicen que estas colisiones de partículas no hacen más que corroborar sus teorías, que estos experimentos que tienen lugar dentro de los tubos de berilio de los aceleradores son diminutos Big Bangs. Y, en realidad, de lo que se trata es de demostrar que somos muy superiores a todos nuestros predecesores y, ello en sí mismo, nos puede revelar algo sobre nosotros mismos.

Claro que, todos esos argumentos tienen muchos huecos vacíos y zonas de oscuridad que, los cosmólogos, son incapaces de explicar. Existen varios problemas. En primer lugar los cosmólogos no entienden el modo en que con unos pocos “sucesos” (como los llaman ellos) se alcanza los niveles de energía citados, ya que no entienden los fenómenos físicos implicados en dichos sucesos. Los protones que contienen el haz utilizado en el Fermilab poseen energía suficiente para duplicar la temperatura de un universo que tiene 10 con exponente -12 segundos de existencia, pero tales sucesos son raros. El protón no es una partícula elemental sino un conglomerado de quarks y gluones. Se consiguen energías óptimas sólo en aquellos sucesos improbables en los que un quark choca directamente con otro quark, y, eso, según las estadísticas existentes, no suele ocurrir en un año más de 600 veces, es decir, un suceso por cada 500.000 millones de colisiones. Difícilmente puede bastar esto para decir cómo era el universo a los 10 exp. -12 segundos de empezar a existir, y, en cualquier caso, nadie se dedicó a observar las colisiones con este fin.

Más importante aún es que estos sucesos de partículas no recrean las condiciones (plural) del universo primitivo, como han señalado los cosmólogos reiteradamente. Sólo reproduce una condición: La Temperatura, y, si eso es así (que lo es), en realidad no podemos recrear las condiciones iniciales del universo y, por consiguiente, nunca podremos recrear el instante T = 0.

La cosmología sigue siendo una disciplina interesante, basada en la Astronomía y la Física. Tenemos la necesidad de imaginar nuestro mundo, incluso si esta visión es inexacta e incompleta. Los antiguos hindúes, babilonios y mayas combinaron la ciencia con la religión y las estructuras sociales para completar la imagen. Pensar que nosotros hemos hecho algo diferente es engañarnos a nosotros mismos. Si nuestra cosmología parece ajena a la religión, esto es porque la hemos convertido en una auténtica religión secular. A diferencia de los físicos o los químicos, que aceptan gustosos los desafíos a sus paradigmas, los cosmólogos modernos son legashianos, es decir, defienden el modelo que ellos han elegido frente a cualquier prueba que vaya contra él. Como dijo el físico ruso Lev Landau: “Los cosmólogos caen a menudo en errores, pero nunca dudan”.

El mundo de la cosmología  ortodoxa del Big Bang no soporta a los disidentes. Halton Arp, un protegido de Edwin Hubble educado en Harvard y Caltech, nunca renunció al rigor intelectual de su mentor y, en consecuencia, sostenía que los corrimientos hacia el rojo no demostraban necesariamente la existencia de un universo en expansión. Arp, que era un hábil astrónomo, descubrió en el cielo objetos que dieron lugar a titulares en la prensa y pusieron en tela de juicio la ortodoxia del Big Bang. Fotografío quásares que mostraban un fuerte corrimiento al rojo y estaban en la misma zona que galaxias que representaban un débil corrimiento hacia el rojo, encontrando ciertas pruebas, aunque imprecisas, de que los quásares y las galaxias están vinculados por gas hidrógeno.

Si los corrimientos hacia el rojo significan lo que creen los partidarios del Big Bang, entonces un objeto que tenga un fuerte corrimiento hacia el rojo no puede estar en la misma zona del espacio que otro objeto con un débil corrimiento hacia el rojo. ¿Cómo respondieron los superiores a cuyas órdenes estaba Arp en el Cornegie Observatory ante los descubrimientos realizados por éste? Le expulsaron de su telescopio de doscientas pulgadas de Monte Palomar. Arp se vio obligado a trabajar “en el exilio”, como dijo la Revista Sciencie, en el Instituto Max Planck de Astrofísica en Alemania.

Mucho podríamos continuar comentando cuestiones sobre la cosmología y las discrepancias que se observan entre el Modelo que defienden hoy, y, la realidad de lo que el Universo es, o, puede ser. Lo único cierto es que no lo sabemos a ciencia cierta y que, nuestra ignorancia nos lleva a dibujar universos que creemos que podrían ser pero que, seguramente, difieran de lo que el Universo es en la realidad que no alcanzamos a comprender.

emilio silvera

 

  1. 1
    Mariano García
    el 15 de diciembre del 2010 a las 18:10

    El hombre es un ser diminuto cegado por su ignorancia que cada vez da pasos más torpes e incoherentes en busca de una verdad que no nos pertenece, que pertenece al Universo. Es suya, es su secreto, y jamás lo revelará a tales seres como nosotros, somo esclavos del Universo, se lo debemos todo, vivimos gracias a él y a sus leyes, que con gran sabiduría rige. Y aún así nos creemos dueños del mismo, nos creemos capaces de poder llegar a sus confines y escrutar cada uno de sus rincones. No, al menos aquí un servidor cree, humildemente, que no es así y no podrá ser jamás en la historia del hombre. Como Einstein dijo: “La imaginación es más importante que el conocimiento” Y así yo me postro humildemente ante la grandiosidad de aquel que nunca podrá ser descifrado por nosotros, el Universo, y sólo mi imaginación podrá imaginar su inmensidad… Un gran saludo Emilio.

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    • 1.1
      emilio silvera
      el 16 de diciembre del 2010 a las 10:27

      Amigo Mariano, cuánto respeto reflejan tus palabras por la Naturaleza. Sin embargo, nuestro destino, es tratar de conocerla y, desde luego, respetarla. Es posible que al tratar de profundizar en los conocimientos del Universo, sin saberlo, estemos agrediendo al medio y, no siempre, nuestras pesquisas se realizan de la manera más idónea o acdecuada. No tenemos el conocimiento suficiente para saber, si, en nuestros experimentos producimos daño de alguyna de manera.

      Es el Universo, el que lo tiene todo, la materia, el Tiempo y el Espacio…con nosotros como pastel de la guinda cosmológica para que, como obervadores, podamos contar lo que el Universo es, y, para ello, querido amigo, no tenemos más remedio que tratar de saber.

      Ya en mi artículo que ha dado lugar a tu comentario, dejo bien claro que, desde que el hombre es hombre, siempre miro a las estrellas y, todas las Civilizaciones que nos precedieron se interesaron por el Universo y trataraon de saber como funcionaba y qué secretos nos escond´´ia para tratar de desvelarlos.

      Así seguimos, sabiendo un poco más que aquellos sumerios o chinos del pasado, gracias a lo que ellos nos dejaron hemos podido seguir avanzando y hoy, aunque aún no estemos en la postura de poder decir que somos los señores del hiperespacio, sí que podemos decir que hemos avanzado bastante y hemos llegado muy lejos, sino en persona, sí gracias a los ingenios por nosotros inventados. Hoy sabemos más de Júpiter y Saturno, de sus lunas, de la existencia de planetas muy lejanos al Sistema Solar, de estrellas de Neutrones y cuásares que viven a miles de millones de años-luz de nosotros. Sabemos lo que realmente son las Nebulosas, de dón de vienen y para que sirven. Ho hablemos del enorme avance que hemos dado en el nacimiento, vida y muerte de las estrellas, y, de como en sus hornos nucleares se sintetizan los elementos que son necesarios para la vida.

      En fin, podemos decir que, no se desaprovechó el tiempo y que seguimos caminando en la buena dirección, el mundo necesita que así se haga, ya que, algún día muy lejano enm el Tiempo, la Humanidad, tendrá que dejar el planeta madre, la Tierra y tratar de situarse en otros planetas que, como el nuestro, nos de cobijo y nos permita seguir viviendo.

      Está bien que, para que todo eso sea una realidad, cada día que pase, nos concienciémos más de que, es muy importante tratar bien al medio que nos acoge y sustenta, La Tierra. Tener un comportamiento irre4sponsable y esquilmar los recursos, nos podría dar un susto y traernos consecuencias más graves de lo que ahora, nos ponemos a pensar.

      ¡El Universo! Esa Joya que debemos preservar. De todas las maneras no se yo hasta que punto podríamos tener el poder de incidir en su caminar…¡Es tan grande el Universo! ¡Es tan enorme! que, unos bichitos que viven en una colonia dentro de un pedrusco con agua en un sistema solar al borde de un brazo de su galaxioa, no creo que tengo el poder de hacer mucho daño…y, si acaso, el daño se lo harían ellos mismos, ya que, el planeta, medianter sus ciclos se regenera y al cabo de unos pocos millones de años, vuelve a ser el que era o se transforma para que en él, puedan surgir otros seres que, a lo mejor, saben aprovecharlo de una manera más racional.

      Un cordial saludo amigo.

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