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Gravedad, Ondas, Fluctuaciones de vacío, campos, y…

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Sin categoría    ~    Comentarios Comments (4)

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Si hablamos del gravitón y de ondas, tenemos que volver a los que posiblemente son los objetos más misteriosos de nuestro universo: los agujeros negros. Si estos objetos son lo que se dice (no parece que se pueda objetar nada en contra), seguramente serán ellos los que, finalmente, nos faciliten las respuestas sobre las ondas gravitacionales y el esquivo gravitón.

La onda gravitacional emitida por el agujero negro produce  una ondulación en la curvatura del espacio-tiempo que viaja a la velocidad de la luz transportada por los gravitones.

Hay aspectos de la física que me dejan totalmente sin habla, me obligan a pensar y me transportan de este mundo material nuestro a otro fascinante donde residen las maravillas del universo. Hay magnitudes asociadas con las leyes de la gravedad cuántica. La longitud de Planck-Wheeler, long_planck = 1’62 × 10-33 cm, es la escala de longitud por debajo de la cual es espacio, tal como lo conocemos, deja de existir y se convierte en espuma cuántica. El tiempo de Planck-Wheeler (1/c veces la longitud de Planck-Wheeler, o aproximadamente 10-43 segundos), es el intervalo de tiempo más corto que puede existir; si dos sucesos están separados por menos que esto, no se puede decir cuál sucede antes y cuál después. El área de Planck-Wheeler (el cuadrado de la longitud de Planck-Wheeler, es decir, 2’61 × 10-66 cm2) juega un papel clave en la entropía de un agujero negro.

Me llama poderosamente la atención lo que conocemos como las fluctuaciones de vacío; esas oscilaciones aleatorias, impredecibles e ineliminables de un campo (electromagnético o gravitatorio), que son debidas a un tira y afloja en el que pequeñas regiones del espacio toman prestada momentáneamente energía de regiones adyacentes y luego la devuelven.

Ordinariamente, definimos el vacío como el espacio en el que hay una baja presión de un gas, es decir, relativamente pocos átomos o moléculas. En ese sentido, un vacío perfecto no contendría ningún átomo o molécula, pero no se puede obtener, ya que todos los materiales que rodean ese espacio tienen una presión de vapor infinita. En un bajo vacío, la presión se reduce hasta 10-2 pascales, mientras que un alto vacío tiene una presión de 10-2 – 10-7 pascales. Por debajo de 10-7 pascales se conoce como un vacío ultraalto. No puedo dejar de referirme al vacío theta (vacío θ), que es el estado de vacío de un campo gauge no abeliano (en ausencia de campos fermiónicos y campos de Higgs). En el vacío theta hay un número infinito de estados degenerados con efecto túnel entre estos estados. Esto significa que el vacío theta es análogo a una función de Bloch en un cristal. Cuando hay un fermión sin masa, el efecto túnel entre estados queda completamente suprimido. Cuando hay campos fermiónicos con masa pequeña, el efecto túnel es mucho menor que para campos gauge puros, pero no está completamente suprimido. El vacío theta es el punto de partida para comprender el estado de vacío de las teoría gauge fuertemente interaccionantes, como la cromodinámica cuántica.

En astronomía, el vacío está referido a regiones del espacio con menos contenido de galaxias que el promedio, o ninguna galaxia. También solemos llamarlo vacío cósmico. Han sido detectados vacíos con menos de una décima de la densidad promedio del universo en escalas de hasta 200 millones de años luz en exploraciones a gran escala. Estas regiones son, a menudo (aunque no siempre), esféricas.

El primer gran vacío en ser detectado fue el de Boötes en 1.981; tiene un radio de unos 180 millones de años luz y su centro se encuentra a aproximadamente 500 millones de años luz de la Vía Láctea. La existencia de grandes vacíos no sorprende a la comunidad de astrónomos y cosmólogos, dada la existencia de cúmulos de galaxias y supercúmulos a escalas muy grandes. Claro que, según creo yo personalmente, ese vacío, finalmente, resultará que está demasiado lleno, hasta el punto de que su contenido nos manda mensajes que, aunque hemos captado, no sabemos descifrar. Cuando esté totalmente preparado para ello, os lo contaré; el mensaje permanece escondido fuera de nuestra vista.

Sabemos referirnos al producto o cociente de las unidades físicas básicas, elevadas a las potencias adecuadas, en una cantidad física derivada. Las cantidades físicas básicas de un sistema mecánico son habitualmente la masa (m), la longitud (l) y el tiempo (t). Utilizando estas dimensiones, la velocidad, que es una unidad física derivada, tendrá dimensiones l/t, y la aceleración tendrá dimensiones l/t2. Como la fuerza es el producto de una masa por una aceleración, la fuerza tiene dimensiones mlt-2. En electricidad, en unidades SI, la corriente, I, puede ser considerada como dimensionalmente independiente, y las dimensiones de las demás unidades eléctricas se pueden calcular a partir de las relaciones estándar. La carga, por ejemplo, se puede definir como el producto de la corriente por el tiempo; por tanto, tiene dimensión It. La diferencia de potencia está dada por la relación P = VI, donde P es la potencia. Como la potencia es la fuerza por la distancia entre el tiempo (mlt-2 × l × t-1 = ml2t-3), el voltaje V está dado por V = ml2t-3I-1. Así queda expresado lo que en física se entiende por dimensiones, referido al producto o cociente de las cantidades físicas básicas.

Pero volvamos de nuevo a las fluctuaciones de vacío, que al igual que las ondas “reales” de energía positiva, están sujetas a las leyes de la dualidad onda/partícula; es decir, tienen tanto aspectos de onda como aspectos de partícula.

Las ondas fluctúan de forma aleatoria e impredecible, con energía positiva momentáneamente aquí, energía negativa momentáneamente allí, y energía cero en promedio. El aspecto de partícula está incorporado en el concepto de partículas virtuales, es decir, partículas que pueden nacer en pares (dos partículas a un tiempo), viviendo temporalmente de la energía fluctuacional tomada prestada de regiones “vecinas” del espacio, y que luego se aniquilan y desaparecen, devolviendo la energía a esas regiones “vecinas”. Si hablamos de fluctuaciones electromagnéticas del vacío, las partículas virtuales son fotones virtuales; en el caso de fluctuaciones de la gravedad en el vacío, son gravitones virtuales.

Claro que, en realidad, sabemos poco de esas regiones vecinas de las que tales fluctuaciones toman la energía. ¿Qué es lo que hay allí? ¿Está en esa región la tan buscada partícula de Higgs? Sabemos que las fluctuaciones de vacío son, para las ondas electromagnéticas y gravitatorias, lo que los movimientos de degeneración claustrofóbicos son para los electrones. Si confinamos un electrón a una pequeña región del espacio, entonces, por mucho que uno trate de frenarlo y detenerlo, el electrón está obligado por las leyes de la mecánica cuántica a continuar moviéndose aleatoriamente, de forma impredecible. Este movimiento de degeneración claustrofóbico que produce la presión mediante la que una estrella enana blanca se mantiene contra su propia compresión gravitatoria o, en el mismo caso, la degeneración de neutrones mantiene estable a la estrella de neutrones, que obligada por la fuerza que se genera de la degeneración de los neutrones, es posible frenar la enorme fuerza de gravedad que está comprimiendo la estrella.

De la misma forma, si tratamos de eliminar todas las oscilaciones electromagnéticas o gravitatorias de alguna región del espacio, nunca tendremos éxito. Las leyes de la mecánica cuántica insisten en que siempre quedarán algunas oscilaciones aleatorias impredecibles, es decir, algunas ondas electromagnéticas y gravitatorias aleatorias e impredecibles. Estas fluctuaciones del vacío no pueden ser frenadas eliminando su energía (aunque algunos estiman que, en promedio, no contienen energía en absoluto). Claro que, como antes decía, aún nadie ha podido medir de ninguna manera la cantidad real de energía que se escapa de ese supuesto “vacío”, como tampoco se ha medido la cantidad de fuerza gravitatoria que puede salir de ese mismo espacio “vacío”. Si la energía es masa y la masa produce gravedad, entonces ¿qué es lo que hay en ese mal llamado “espacio vacío”?

No puedo contestar de momento esa pregunta, sin embargo, parece que no sería un disparate pensar en la existencia allí de alguna clase de materia que, desde luego, al igual que la bariónica que sí podemos ver, genera energía y ondas gravitacionales que, de alguna manera que aún se nos oculta, escapa a nuestra vista y sólo podemos constatar sus efectos al medir las velocidades a las que se alejan las galaxias unas de otras: velocidad de expansión del universo, que no se corresponde en absoluto con la masa y la energía que podemos ver. Por otra parte, algunos estudios nos hablan de “universos” cercanos al nuestro que, poseedores de objetos materiales, emiten la gravedad que generan sus masas y, esta Gravedad es, precisamente, la que hace que las galaxias se estén separando en la actualidad.

Estoy procurando información de múltiples fuentes y atando cabos sueltos, uniendo piezas y buscando algunas que están perdidas de tal manera que, por mucho que miremos, serán difíciles de encontrar. El lugar de dichas piezas perdidas no está en nuestro horizonte y se esconde más allá de nuestra percepción sensorial. ¿Serán esos otros Universos, su escondite?

Estamos en un momento crucial de la física, las matemáticas y la cosmología, y debemos, para poder continuar avanzando, tomar conceptos nuevos que, a partir de los que ahora manejamos, nos permitan traspasar los muros que nos están cerrando el paso para llegar a las ¿supercuerdas?, a la ¿materia oscura? o a una ¿teoría cuántica de la gravedad?, que también está implícita en la ¿teoría M?. Estamos anclados; necesitamos nuevas y audaces ideas que puedan romper las cadenas virtuales que atan nuestras mentes a ideas del pasado. En su momento, esas ideas eran perfectas y cumplieron su misión. Sin embargo, ahora no nos dejan continuar y debemos preparar nuestras mentes para evolucionar hacia nuevos conceptos y ahondar en aquellos que, aun estando ahí presentes, no somos capaces de utilizar, como por ejemplo el hiperespacio, de tan enorme importancia en el futuro de la Humanidad. Cuando sepamos “ver” dimensiones más altas, todo será mucho más sencillo y encontraremos las respuestas a los problemas que hoy no sabemos resolver.



* Teorema de Bloch: relativo a la M. C. de los cristales, que establece que la función de ondas ψ(r) = exp(ik·r) U (r). Volver

* De manera similar a como las ondas gravitacionales salen despedidas de un agujero negro en rotación. Volver

 

  1. 1
    Jesús
    el 6 de octubre del 2010 a las 17:32

    Hola Emilio,
    Enhorabuena por este artículo, me ha gustado bastante leerlo, especialmente cuando mencionas la relevancia que supone la forma subconsciente en la que nuestras mentes se atan al pasado.
    Me gustaría que ignoraras en la medida de lo posible mi literatura y te centraras en valorar o reflexionar acerca de lo que te comento.
    Por varias razones (que quizá más adelante sea útil mencionar) considero a la “continuidad” como la única verdad que existe.

    De forma general, y sin entrar en tecnicismos, otorgo una importancia exagerada a la forma en la que el ser humano percibe la única y desconocida realidad que existe; forma que a su vez, representa la mayor de las barreras, por su naturaleza subjetiva, plástica e incontestablemente imprecisa y aproximada.
    Considero que la materia no está formada por partículas, que no existe separación entre nada y que cometemos un profundo error al contemplar el “cero” (y por ende, el infinito) como parte de las Matemáticas, por muy útil que nos haya resultado para obtener según qué resultados (que no soluciones).
    Creo irreversiblemente en la proporcionalidad que la continuidad otorga al universo y me crea un conflicto el aceptar cualquier cantidad o cifra como límite de cualquier fenómeno.
    No me dilato más, de momento, a la espera de tu respuesta, que como buen conocedor de la Física, seguro que me darás.

    Responder
    • 1.1
      Emilio Silvera
      el 2 de mayo del 2011 a las 9:09

      Sí, se podría decir que la continuidad es una forma de verdad, al menos podría ser lo que nos lleve a ella. Fijarse en laforma en la que elser Humanopercibe “su” realidad, es una manera de ir acercandose a esa realidad que todos queremos conocer, aunquepor nuestra conformación mental, no podría yo decir si alguna vez, esta realidad nuestra de hoy sería diferenteala de mañana.No pocas vecesme he preguntadosi también nosotros estamos afectados (en lo que ala realidad se refiere) por el principio de Incertidumbre que, en “realidad” vamucho más allá dela Mecánica Cuántica y también tiene cuantizadonuestros sentidos,hastaelpunto de que,nunca podremos ver la realidad del mundo, sino solo aquella que nuestras mentes elaboranatravésde los sentidos y dela experiencia.¡La Realidad! ¿Quéseráeso?

      En cierta manera,llevasrazón en una cosa: “…que no existe separación entre nada…”, de alguna manera, todo en elUniverso está conectado por los hilos invisbles de las fuerzas que lo rigen todo,y, nosotros, formamos parte de ese todo y no podemos estar aislados con las demás cosas que en elUniverso existen.

      “Considero que la materia no está formada por partículas” En este punto me gustaría una ampliación atalafirmación,todavez que, ha quedado bien sentado que todo lo grande está hecho de cosas pequeñas, y, tal afirmación (millones de veces comprobada) no parece que necesite más aclaración. En cuantoal cero y al infinito, bien sabes amigo que,ambos han sido y siguen siendo necesarios en elcontexto de algunas cuestionesque planteamos, y, aunque ese infinito,en realidad,no exista (nada es eterno, todose acaba por muy grande que sea),si ha sido necesariasu utilización para poder explicar algunas cosas.

      “Creo irreversiblemente en la proporcionalidad que la continuidad otorga al universo y me crea un conflicto el aceptar cualquier cantidad o cifra como límite de cualquier fenómeno.”

      En esta creencia que arribas expresas, estamos de acuerdo, esverdad que esa proporcionalidad viene de la continuidad y, desde luego, hablar de aceptar cantidad o límite para cualquier fenómeno,no me parece, a estas alturas ni racionalni consecuente con lo que conocemos.

      Por otra parte, las matemáticas delas que podemos disponer, con las nuevas teorías de más dimensiones,se nos han quedado pequeñas y, necesitamos que aparezcaun nuevo personaje como Ramanujan, Riemann, o, Perelman que invente otras nuevasque nos puedan llevarmás lejos.

      De todas las maneras,amigo mío, tú sabes tan bien como yo que, estas incertidumbres y dudas que sentimos superaran siempre a las seguridades, toda vez que, siendo nuestras mentes máquinas muy complejas, tienen que seguir evolucionandopara llegar a comprender, la mayor complejidaddel Universo, dela Naturaleza donde residen todas las respuestas que incansables buscamos.

      Nuestraslimitaciones son grandes. Sin embargo,no dejamos de intentarlo y,es, precisamente en esa continuidad,donde reside nuestra fuerza y,sin dudarlo, nos llevará hasta la meta soñada. ¡Un Mundo Mejor! que,seguramente, estará fuera de éste nuestro.

      Un saludo amigo

      Responder
  2. 2
    Fandila
    el 1 de mayo del 2011 a las 21:23

                Hola Paulino:
                 Magnífica exposición la tuya. En Física como para la ciencia en general nunca hay nada definitivo. También es cierto que un fenómeno cualquiera admite cualquier explicación, siempre que sea coherente y de soluciones válidas. Más ocurre para la Cuántica, cuyos sucesos son dificiles de comprobar o al menos con la precisión necesaría. También es cierto que su sutilidad es potencialmente válida para enfoques distintos que nos sean prácticos en la vida diaría. Afortunadamente los resultados actuales de la ciencia nos valen, aunque a veces resulten algo burdos, por lo imprecisos.

               Es preferible hablar de cuantos de energía o de masa, o lo que es lo mismo, los compromisos en el espacio tiempo entre la movida y la curvatura.    
               Si nos damos cuenta, para cada cuanto (valga la redundancia) interviene el valor de “pi” y ciertas cantidades procedentes del ensamblaje de elementos “de energía curva” y sus mutuas tolerancias (ínherentes a la vibración o límites vitales de sus componentes). Estos números siempre asociados a “pi”, a fin de cuentas se cuantifican según número de componentes, con lo que ello lleva consigo, pues ¿cuantos elementos tendría el primer elemento?. ¿Existe una primera tongada de materia, o todo se desvanece más allá de un límite en la pequeñez, enrocado hacia el presente?.
     
               ¿La masa es algo tangible?. ¿Realmente lo que vemos o tocamos tiene consistencia? ¿o no será acaso la oposición de dos energías, la nuestra y la del tal objeto?. 

               Masa y energía son una misma cosa (Para mí una perturbación del vacío, entendido éste como cierta aleatoriedad de densidades)
                Si nos atenemos a la ecuación de la energía, la “bidimensional”,     
                               E=mc2, la masa resulta ser m=E/c2 , 
                                                       o lo que es lo mismo, la densidad de energía en una superficie en la unidad de tiempo, pues c2 =l·l /t2

                          m=densidad lineas de energía/Superficie barrida en t2

              Según esto no podrá negarse que el fotón o cualquier partícula-onda , no sólo tiene masa, sino que ambos fenómenos, onda y partícula, son a la vez y al mismo tiempo.
              De considerar la masa cuadrática, para la energía cuadrimensional, la superficie pasaría a volumen.
              Ello no será necesario para partículas “huecas” en que sus elementos ocupen y barran una superficie esférica o esferoidad o para la onda resultante cuyo barrido sea una superficie.

              La particulitis, o querer reducir todas las fuerzas o efectos a partículas determinadas no tiene otro valor que la cuantificación. Realmente en los fenómenos cuanticos intervienen multitud de elementos que sólo podemos cuantificar a base de cuantos (valga la redundancia). Aparte, las partículas no son inamovibles en su composición por cuanto participan unas de otras constantemente, como ocurre con protones y neutrones por ejemplo, por no hablar de cuántas ondas componen la mis simple onda-partícula, que lo son todas, o el fotón.

    Responder
    • 2.1
      Emilio Silvera
      el 2 de mayo del 2011 a las 9:25

      Así es, estimado visitante,y, todo eso,nos lleva a ser consciente de la complejidad de la Naturaleza de la Materia y del Universo. Todo se transforma para que todo continúe…igual. Alguien dijo alguna vez: “Todas las cosas son”. Y, elevo a la materia “inerte” alacategoría de SER. La materia, ese importante componente del Universo, es el que guarda muchos de los secretos que debemos desvelar. Cuando,en verdad conozcamos lo que la materia es, muchos de los problemas que actualmente tiene la Humanidad,habrán desaparecido. La Materia, amigo mío, tiene muchas respuestas a preguntas no contestadas.

      Esperemosque,algún día, deun futuro esperanzador, sepamos penetraren esos secretos que la Naturalezanos esconde. Seguramente es así debido a que somos muy jóvenes para “jugar” con ciertos conocimientos que, en estos momentos, nos sobrepasarían al no poder comprender el enorme alcance de los mismos y, el inmenso peligro que tal ignorancia podría causar.

      Lo que tenemos que hacer escontinuar, seguir tratando de saber, medir nuestras fuerzas y no querer abarcar más delo que la prudencia nos aconseja, y,con paciencia…Todo se andará.

      Saludos.

      Responder

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