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Nuestro Destino: Salir de la Tierra

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Viajar al Espacio    ~    Comentarios Comments (0)

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Ilustración de la estrella enana ultrafría TRAPPIST-1 y de sus tres planetas. (ESO)

 

Ilustración de la estrella enana ultrafría TRAPPIST-1 y de sus tres planetas. (ESO)

 

En la actualidad nos parece cosa cotidiana el anuncio de las Agencias Espaciales de EE. UU. y de Europa cuando anuncian el descubrimiento de nuevos planetas que, alumbrados por alguna estrella y situados a la distancia adecuada, podría tener las condiciones para la Vida. NO hace mucho podíamos leer en las noticias:

 

“Tres planetas potencialmente habitables que orbitan alrededor de una estrella enana ultrafría (TRAPPIST-1) a tan sólo 40 años luz de la Tierra, fueron descubiertos por un un equipo internacional de astrónomos desde el Observatorio La Silla, 470 kilómetros al norte de Santiago de Chile.

voyager 1

Claro que todos esos descubrimientos sólo nos podrán ser válidos para dentro de muchas décadas o siglos, ya que, nuestras tecnologías están en pañales para poder realizar viajes del calibre requerido en expediciones a otros mundos situados fuera del Sistema solar.

Acordémonos de que la NASA tardó un año en averiguar que la Voyager 1 había salido del Sistema solar, y, lo anunció hace relativamente poco tiempo, cuando el lanzamiento del Ingenio espacial data del año 1977 y ha tardado cerca de 40 años en sumergirse en la región exterior a la que no llegan las partículas del Sol.

Cuando pasen unos 5.000 millones de años, nuestro Sol, agotado el combustible nuclear de fusión, se convertirá en una Gigante roja (proceso que durará unos 600 millones de años) que engullirá a los planetas interiores, y, entonces, la vida, dejará de existir tal como la conocemos. Cuando  alcance su tamaño máximo, que se estima será casi 260 veces mayor y su luminosidad que llegará a 2 700 veces más de la que tiene hoy.

Nuestro Sol, cada segundo, fusiona 4.654.000 Toneladas de Hidrógeno, en 4.650.000 Toneladas de Helio y, las 4.000 Toneladas que en la transmutación se “pierden”, son lanzadas al Espacio Interestelar en forma de luz y de calor. Una pequeña fracción de esa luz y de ese calor, llega a nuestro planeta para que la Vida sea posible y se produzca el ciclo de la fotosíntesis entre otros beneficiosos fenómenos naturales.

Descubren el planeta habitable más cercano a la Tierra

Simulación de Proxima b en la órbita de su estrella, la enana roja Proxima Centauri (ESO/M. Kornmesser)

El empeño que tenemos de seguir oteando el Espacio Exterior y vigilando estrellas que, parecidas a nuestro Sol, puedan contener planetas en órbita que sean idóneos para la Vida, no es gratuito, ya que, aunque aún falta mucho tiempo, si conseguimos continuar por aquí, el suceso llegará y necesitaremos otros lugares en los que asentar colonias humanas.

Claro que, por muchos motivos, las cosas no serán nada fáciles y, no todos los mundos tienen las condiciones de la Tierra. Aunque puedan ser habitables sus variables pueden ser inmensas, y, habrá que adaptarse a nuevas condiciones naturales distintas de las de la Tierra.

Resultado de imagen de Planetas habitables en estrellas cercanasImagen relacionadaImagen relacionada

Plantas con dos soles y con varias “lunas”, con unas condiciones climáticas distintas a las de la Tierra, con estrella que al no ser de la misma clase que nuestro Sol (G2V amarillo), nos enviarán una luz distinta que cambiará el color de las plantas y los paisajes…

Claro que, llegado ese momento, no tendremos otra salida, habrá que adaptarse a lo que podamos encontrar y que sirva para sustentar nuestras vidas. De los muchos planetas que para entonces tendremos a nuestra disposión, unos serán más idóneos que otros pero… ¡Nos olvidamos de lo más importante! CÓMO LLEGAR HASTA ELLOS.

     Recreación del planeta Próxima b. Al fondo, la estrella Próxima Centauri y en medio, Alfa Centauri.

El rumor era cierto. Próxima Centauri, la estrella más cercana al Sol, alberga un planeta. Un mundo que además, se parece a la Tierra y está situado a una distancia de su estrella que en teoría, le permitiría tener agua líquida, un requisito necesario aunque no suficiente para que pudiera albergar algún tipo de vida.

Próxima b, como ha sido bautizado, se convierte por tanto en el planeta más cercano a la Tierra encontrado fuera del Sistema Solar. En el catálogo de exoplanetas (como se denominan los planetas fuera de nuestro sistema) hay más de 2.000 mundos de características y tamaños muy diversos, pero hasta ahora no se había encontrado ninguno tan cercano.

 

Imagen de Próxima Centauri, tomada por el telescopio espacial Hubble (NASA)

                   Imagen de Próxima Centauri, tomada por el telescopio espacial Hubble (NASA

Esta es la estrella que orbita ese posible planeta habitable y, se encuentra fuera del Sistema solar a 4,2 años luz de nosotros y una distancia de 4,2 años-luz es equivalente a casi 40 billones de kilómetros, un 4 seguido de 13 ceros. Comparemos esto con cifras asociadas a la actividad humana en el espacio hasta la fecha. La máxima distancia de la Tierra a la que los humanos han volado se alcanzó en abril de 1970 cuando la tripulación del Apolo 13 pasó por detrás de la Luna a una altitud de 254 km sobre su superficie, lo que la situó a 400.171 km de la Tierra. Esto es apenas 1,33 segundos-luz de distancia, la máxima a la que ha estado el ser humano hasta el día de hoy. Los ingernios no tripulados, sí alcanzaron distancias más largas pero, eso no nos valdría. Además, fijáos que el Voyager-1 ha tardado 40 años en salir del Sistema solar. ¿Qué nave se necesitaría para hacer un viaje con garantías a Próxima CEntauri.

                      Estrellas más cercanas al Sol con distancias expresadas en años-luz

Con estos datos en la mano nos podemos desilucionar un poco, ya que, llegamos a comprender que, en ese ámbito de los Viajes Espaciales, estamos aún muy lejos de poder decir que dominamos la técnica de ir a otros planetas, ya que, no podríamos garantizar la seguridad física de los viajeros. Ahora estamos comenzando a vislumbrar ese futuro (aún muy lejos) en el que nuestros descendientes puedan visitar los planetas más cercanos de manera habitual.

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Cuando hablamos acerca de por qué es tan difícil ir a Marte, tal vez el ambicioso próximo objetivo a conquistar en nuestro sistema solar, vemos que las dificultades para posar allí seres humanos derivaban principalmente de la distancia a ese planeta. Y, sin embargo, cuando trasladamos a unidades de tiempo-luz los 55 millones de km de distancia más cercana o los 400 millones de km de distancia más lejana a la que la Tierra puede estar del planeta en su recorrido orbital alrededor del Sol, estas distancias resultan ser equivalentes a 3 minutos-luz y a 22 minutos-luz respectivamente, comparables a los 8,3 minutos-luz que nos separan de nuestra propia estrella. Ciertamente, estas distancias palidecen ante la de Próxima b a pesar de ser el exoplaneta más cercano a nosotros.

Sonda Voyager 1. Fuente: NASA/JPL-Caltech.

A día de hoy, la sonda Voyager 1, lanzada al espacio en 1977, es el artefacto humano que más se ha alejado de nuestro sistema solar. La Voyager 1 entró en el espacio interestelar en agosto del 2012 y en la actualidad se encuentra mucho más lejos que Plutón, a algo más de 20 mil millones de kilómetros del Sol, una distancia absolutamente increíble, pero que es de tan solo casi 19 horas-luz, una distancia que sigue siendo imperceptible frente a los 4,2 años-luz que nos separan de nuestra estrella más cercana fuera del Sistema Solar y de su planeta.

https://ambientech.org/blog/wp-content/uploads/2014/02/620029main_Clouds-Astrospheres_946-710.jpg

Alpha Centauri situada a 4,3 años luz de nosotros nos obligaría a recorrer 41,3 billones de kilómetros de distancia para poder llegar hasta ella. Y, si tenemos en cuenta las velocidades máximas que pueden alcanzar nuestras navez actuales… ¿Cuándo llegaríamos hasta el planeta más cercano que orbita Próxima Centauri y que, posiblemente, sea habitable?

https://genesisnanotech.files.wordpress.com/2014/11/star_trek_space_station.jpg

Inmensas Naves surcarán los Espacios Siderales en ese futuro que nunca podremos conocer. Tan grandes como ciudades y en las que, dotadas de toda clase de adelantos: Hospitales, Escuelas, lugares de cultivo hidrophonico, Laboratorios de todo tipo y, en definitiva, irán dotadas de todo aquello que los “habitantes aventureros” pudieran necesitar. No digamos de las tecnologías de a bordo que, como los materiales inteligentes capaces de repararse así mismo en caso de una colisión con micrometeoritos, la gravedad simulada terrestre… ¡Y un sin fin de adelantos que ahora, ni podemos imaginar! Esas serán las navez que podrán llevar a nuestros descendientes a otros planetas antes de que el Sol, agotado, nos diga adios para siempre antes de convertirse en una Gigante roja primero y en una enana blanca después que se situará en el centro de una bonita Nebulosa Planetaria.

emilio silvera

 


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