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El “mundo” de lo muy pequeño… ¡Es tan extraño!

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en General    ~    Comentarios Comments (7)

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                    Experimentos con electrones y positrones nos enseñaron cómo funciona el universo

Muchas veces hemos hablado del electrón que rodea el núcleo, de su carga eléctrica negativa que complementa la positiva de los protones y hace estable al átomo; tiene una masa de solamente 1/1.836 de la del núcleo más ligero (el del hidrógeno). La importancia del electrón es vital en el universo. Simplemente con que su carga fuera distinta en una pequeña fracción… ¡El mundo que nos rodea sería muy diferente! Y, ni la vida estaría presente en el Universo.

Resultado de imagen de En física... ¡Los cuantos!

Pero busquemos los “cuantos”. La física del siglo XX empezó exactamente en el año 1900, cuando el físico alemán Max Planck propuso una posible solución a un problema que había estado intrigando a los físicos durante años. Es el problema de la luz que emiten los cuerpos calentados a una cierta temperatura, y también la radiación infrarroja emitida, con menor intensidad, por los objetos más fríos (radiación de cuerpo negro).

En esta gráfica a cada temperatura el cuerpo negro emite una cantidad estándar de energía que está representada por el área bajo la curva en el intervalo.

Estaba bien aceptado entonces que esta radiación tenía un origen electromagnético y que se conocían las leyes de la naturaleza que regían estas ondas electromagnéticas. También se conocían las leyes para el frío y el calor, la así llamada “termodinámica”, o al menos eso parecía. Pero si utilizamos las leyes de la termodinámica para calcular la intensidad de una radiación, el resultado no tiene ningún sentido. Los cálculos nos dicen que se emitiría una cantidad infinita de radiación en el ultravioleta más lejano y, desde luego, esto no es lo que sucede. Lo que se observa es que la intensidad de la radiación muestra un pico a una cierta longitud de onda característica, y que la intensidad disminuye tanto para longitudes mayores como para menores. Esta longitud de onda característica es inversamente proporcional a la temperatura absoluta de objeto radiante (la temperatura absoluta se define por una escala de temperatura que empieza a 273º bajo cero). Cuando a 1.000º C un objeto se pone al “rojo vivo”, el objeto está radiando en la zona de luz visible.

Resultado de imagen de Un objeto al rojo vivo

Lo que Planck propuso fue simplemente que la radiación sólo podía ser emitida en paquetes de un tamaño dado. La cantidad de energía de uno de esos paquetes, o cuantos, es inversamente proporcional a la longitud de onda, y por tanto, proporcional a la frecuencia de radiación emitida. La fórmula es E = hν, donde E es la energía del paquete, ν es la frecuencia y h es una nueva constante fundamental de la naturaleza, la constante de Planck. Cuando Planck calculó la intensidad de la radiación térmica imponiendo esta nueva condición, el resultado coincidió perfectamente con las observaciones.

Poco tiempo después, en 1905, Einstein formuló esta teoría de una manera mucho más tajante: él sugirió que los objetos calientes no son los únicos que emiten radiación en paquetes de energía, sino que toda la radiación consiste en múltiplos del paquete de energía de Planck. El príncipe francés Louis-Victor de Broglie, dándole otra vuelta a la teoría, propuso que no sólo cualquier cosa que oscila tiene energía, sino que cualquier cosa con energía se debe comportar como una “onda” que se extiende en una cierta región del espacio, y que la frecuencia ν de la oscilación verifica la ecuación de Planck. Por lo tanto, los cuantos asociados con los rayos de luz deberían verse como una clase de partículas elementales: el fotón. Todas las demás clases de partículas llevan asociadas  diferentes ondas oscilantes de campos de fuerza, pero esto lo veremos más adelante.

La primera es la imagen obtenida por los físicos en el laboratorio y, la segunda es la Imagen ilustrativa de la dualidad onda-partícula, con la cual se quiere significar cómo un mismo fenómeno puede tener dos percepciones distintas. Lo cierto es que, el mundo de lo muy pequeño es extraño y no siempre lo podemos comprender.

El curioso comportamiento de los electrones en el interior del átomo, descubierto y explicado por el famoso físico danés Niels Bohr, se pudo atribuir a las ondas de de Broglie. Poco después, en 1926, Edwin Schrödinger descubrió cómo escribir la teoría ondulatoria de de Broglie con ecuaciones matemáticas exactas. La precisión con la cual se podían realizar cálculos era asombrosa, y pronto quedó claro que el comportamiento de todos los objetos pequeños quedaba exactamente determinado por las recién descubiertas “ecuaciones de ondas cuánticas”.

Resultado de imagen de La fórmula de la gravedad de Newton

Está bien comprobado que la mecánica cuántica funciona de maravilla…, pero, sin embargo, surge una pregunta muy formal: ¿qué significan realmente estas ecuaciones?, ¿qué es lo que están describiendo? Cuando Isaac Newton, allá en 1867 formuló cómo debían moverse los planetas alrededor del Sol, estaba claro para todo el mundo qué significaban sus ecuaciones: que los planetas estaban siempre en una posición bien definida des espacio y que sus posiciones y sus velocidades en un momento concreto determinan inequívocamente cómo evolucionarán las posiciones y las velocidades en el tiempo.

Una tabla de cinco filas y cinco columnas, con cada célula de retratar una probabilidad un código de colores

Densidades de probabilidad para los primeros átomos orbitales de hidrógeno, visto en sección transversal. El nivel de energía de un electrón ligado determina el orbital que ocupa, y el color refleja la probabilidad de encontrar el electrón en una posición dada.
“Un electrón puede estar enlazado al núcleo de un átomo por la fuerza de atracción de Coulomb. Un sistema de uno o más electrones enlazados a un núcleo se denomina átomo. Si el número de electrones es diferente a la carga eléctrica del núcleo, entonces el átomo se llama ion. El comportamiento similar al de una onda de un electrón enlazado se describe por una función llamada orbital atómico. Cada orbital tiene su propio conjunto de números cuánticos —tales como energía, momento angular y proyección del momento angular— y sólo existe un conjunto discreto de estos orbitales alrededor del núcleo. Según el principio de exclusión de Pauli, cada orbital puede ser ocupado hasta por dos electrones, los cuales no pueden tener el mismo número cuántico de espín.”

Resultado de imagen de Nube de electrones

Pero para los electrones todo es diferente. Su comportamiento parece estar envuelto en misterio. Es como si pudieran “existir” en diferentes lugares simultáneamente, como si fueran una nube o una onda, y esto no es un efecto pequeño. Si se realizan experimentos con suficiente precisión, se puede determinar que el electrón parece capaz de moverse simultáneamente a lo largo de trayectorias muy separadas unas de otras. ¿Qué puede significar todo esto?

El “universo de las partículas nunca ha sido fácil de comprender y su rica diversidad, nos habla de un vasto “mundo” que se rige por su propias reglas que hemos tenido que ir conocimiendo y seguimos tratando de saber, el por qué de esos comportamientos extraños y a veces misteriosos. Así, la pregunta anterior, de ¿qué puede significar todo eso?…

La pudo contestar Niels Bohr, de forma tal que,  con su explicación se pudo seguir trabajando, y muchos físicos siguen considerando su respuesta satisfactoria. Se conoce como la interpretación de Copenhaguede la mecánica cuántica.

Las leyes de la mecánica cuántica han sido establecidas con mucha precisión; permite cómo calcular cualquier cosa que queramos saber. Pero si queremos “interpretar” el resultado, nos encontramos con una curiosa incertidumbre fundamental: que varias propiedades de las partículas pequeñas no pueden estar bien definidas de manera simultánea. Por ejemplo, podemos determinar la velocidad de una partícula con mucha precisión, pero entonces no sabremos exactamente dónde se encuentra; o a la inversa, podemos determinar la posición con precisión, pero entonces su velocidad queda mal definida. Si una partícula tiene espín (rotación alrededor de su eje), la dirección alrededor de la cual está rotando (la orientación del eje) no puede ser definida con gran precisión.

No es fácil explicar de forma sencilla de dónde viene esta incertidumbre, pero existen ejemplos en la vida cotidiana que tienen algo parecido. La altura de un tono y la duración en el tiempo durante el cual oímos el tono tienen una incertidumbre mutua similar. Para afinar un instrumento musical se debe escuchar una nota durante un cierto intervalo de tiempo y compararla, por ejemplo, con un diapasón que debe vibrar también durante un tiempo. Notas muy breves no tienen bien definido el tono.

Para que las reglas de la mecánica cuántica funcionen, es necesario que todos los fenómenos naturales en el mundo de las cosas pequeñas estén regidos por las mismas reglas. Esto incluye a los virus, bacterias e incluso a las personas. Sin embargo, cuando más grande y más pesado es un objeto, más difícil es observar las desviaciones de las leyes del movimiento “clásicas” debidas a la mecánica cuántica. Me gustaría referirme a esta exigencia tan importante y tan peculiar de la teoría con la palabra “holismo”. Esto no es exactamente lo mismo que entienden algunos filósofos por holismo, y que podría definir como “el todo es más que la suma de sus partes”. Si la física nos ha enseñado algo es justo lo contrario. Un objeto compuesto de un gran número de partículas puede ser entendido exactamente si se conocen las propiedades de sus partes (partículas); basta que sepamos sumar correctamente (¡y esto no es nada fácil en mecánica cuántica!). Lo que entiendo por holismo es que, efectivamente, el todo es la suma de las partes, pero sólo se puede hacer la suma si todas las partes obedecen a las mismas leyes. Por ejemplo,  la constante de Planckh, que es igual a 6’626075… × 10-34 Julios segundo, debe ser exactamente la misma para cualquier objeto en cualquier sitio, es decir, debe ser una constante universal.

Resultado de imagen de La constante de Planck, h

Fue inicialmente propuesta como la constante de proporcionalidad entre la energía E de un fotón y la frecuencia fde su onda electromagnética asociada. Esta relación entre la energía y la frecuencia se denomina «relación de Planck-Einstein»:

{\displaystyle E=hf\,}

Dado que la frecuencia f, la longitud de onda \lambda , y la velocidad de la luz c cumplen {\displaystyle \lambda f=c}, la relación de Planck-Einstein se puede expresar como:

{\displaystyle E={\frac {hc}{\lambda }}\,}

Mucho ha sido el camino andado hasta nuestros tratando de conocer los secretos de la naturaleza que, poco a poco, nos van siendo familiares. Sin embargo, es más el camino que nos queda por recorrer. Es mucho lo que no sabemos y, tanto el micromundo como en el vasto mundo de lo muy grande, hay que cosas que aún no hemos llegado a comprender.

                  El detector ATLAS funcionó, y rastrearon las partículas subatómicas

Las reglas de la mecánica cuántica funcionan tan bien que refutarlas resulta realmente difícil. Los “trucos” ingeniosos descubiertos por Werner Heisemberg, Paul Dirac y muchos otros mejoraron y completaron las reglas generales. Pero Einstein y otros pioneros como Erwin Schrödinger siempre presentaron serias objeciones a esta interpretación. Quizá funcione bien, pero ¿dónde está exactamente el electrón?, ¿en el punto x o en el punto y? En pocas palabras, ¿dónde está en realidad?, y ¿cuál es la realidad que hay detrás de nuestras fórmulas? Si tenemos que creer a Bohr, no tiene sentido buscar tal realidad. Las reglas de la mecánica cuántica, por sí mismas, y las observaciones realizadas con detectores son las únicas realidades de las que podemos hablar.

http://2.bp.blogspot.com/_XGCz7tfLmd0/TCu_FS8raaI/AAAAAAAAGTs/6GWffvsxzPc/s320/image012.jpg

     Es cierto que, localizar y saber en qué punto exacto están esas pequeñas partículass… no es fácil

La mecánica cuántica puede ser definida o resumida así: en principio, con las leyes de la naturaleza que conocemos ahora se puede predecir el resultado de cualquier experimento, en el sentido que la predicción consiste en dos factores: el primer factor es un cálculo definido con exactitud del efecto de las fuerzas y estructuras, tan riguroso como las leyes de Isaac Newton para el movimiento de los planetas en el Sistema Solar; el segundo factor es una arbitrariedad estadística e incontrolable definida matemáticamente de forma estricta. Las partículas seguirán una distribución de probabilidades dadas, primero de una forma y luego de otra. Las probabilidades se pueden calcular utilizando la ecuación de Schrödinger de función de onda (Ψ) que, con muchas probabilidades nos indicará el lugar probable donde se encuentra una partícula en un momento dado.

Función de onda para una partícula bidimensional encerrada en una caja. Las líneas de nivel sobre el plano inferior están relacionadas con la probabilidad de presencia.

Muchos estiman que esta teoría de las probabilidades desaparecerá cuando se consiga la teoría que explique, de forma completa, todas las fuerzas; la buscada teoría del todo, lo que implica que nuestra descripción actual incluye variables y fuerzas que (aún) no conocemos o no entendemos. Esta interpretación se conoce como hipótesis de las variables ocultas.

Albert Einstein, Nathan Rosen y Boris Podolski idearon un “Gedankenexperiment”, un experimento hipotético, realizado sobre el papel, para el cual la mecánica cuántica predecía como resultado algo que es imposible de reproducir en ninguna teoría razonable de variables ocultas. Más tarde, el físico irlandés John Stewar Bell consiguió convertir este resultado en un teorema matemático; el teorema de imposibilidad.

(“El teorema de Bell o desigualdades de Bell se aplica en mecánica cuántica para cuantificar matemáticamente las implicaciones planteadas teóricamente en la paradoja de Einstein-Podolsky-Roseny permitir así su demostración experimental. Debe su nombre al científico norirlandés John S. Bell, que la presentó en 1964.

El teorema de Bell es un metateorema que muestra que las predicciones de la mecánica cuántica (MC) no son intuitivas, y afecta a temas filosóficos fundamentales de la física moderna. Es el legado más famoso del físico John S. Bell. El teorema de Bell es un teorema de imposibilidad, que afirma que:

Ninguna teoría física de variables ocultas locales puede reproducir todas las predicciones de la mecánica cuántica.”)

 

 

                                 ¿Cómo saber el número que saldrá cuando lanzamos los dados?

¡¡La mecánica cuántica!!, o, la perplejidad de nuestros sentidos ante lo que ese “universo cuántico” nos ofrece que, generalmente, se sale de lo que entendemos por sentido común. Ahí, en el “mundo” de los objetos infinitesimales, suceden cosas que no siempre podemos comprender. Y, como todo tiene una razón, no dejamos de buscarla en cada uno de aquellos sorprendentes sucesos que en ese lugar se producen. Podríamos llegar a la conclusión de que, la razón está en todo y solo la encontramos una vez que llegamos a comprender, mientras tanto, todo nos resulta extraño, irrazonable, extramundano y, algunas veces…imposible. Sin embargo, ahí está. Dos elementos actúan de común acuerdo para garantizar que no podamos descorrer el velo del futuro, de lo que será después (podemos predecir aproximaciones, nunca certezas), el principal de esos elementos es la ignorancia nunca podremos saber el resultado final de éste o aquél suceso sin tener la certeza de las condiciones iniciales. En la mayoría de los sistemas físicos son, en mayor o menor medida dada su complejidad, del tipo caótico es tal que, el resultado de las interacciones entre elementos eson sumamente sensibles a pequeñísimas variaciones de los estados iniciales que, al ser perturbados mínimamente, hacen que el suceso final sea y esté muy alejado del que se creía al comienzo.

emilio silvera

 

  1. 1
    Pedro
    el 16 de abril del 2018 a las 18:56

    Haber si me aclaro ok
    Una estrella enana blanca su estabilidad se debe a la degeneración de electrones. (Por el principio de exclusión de Pauli, fermiones semientero, un electrón repudia a otro electron,no pueden ocupar el mismo nivel orbital, entre otras, por tener carga eléctrica negativa, creando entre ellos cierta presión de repulsión). La suma de toda esta presión de repulsión entre electrones iguala a la toda la presión gravitatoria generada por la propia materia que la conforma, de hay la estabilidad de dicha estrella.ok
    En el caso de una estrella de neutrones su estabilidad se debe a la degeneración de los neutrones , también afectados por el principio de exclusión de Pauli. Fermiones spin semientero,  etc. (No pueden ocupar el mismo espacio y nivel cuántico simultáneamente, número cuántico idéntico.

    Hasta aquí la teoría, ahora la parte práctica de comprensión verdadera.
    En primer lugar los neutrones no orbitan, como los electrones respecto a la núcleo .

                Segundo:

    Si resulta que los neutrones son neutros no hay presión de repulsión entre ellos.
    ¿Cómo contraresta toda la fuerza gravitatoria de tantos neutrones? Pareciese que se comportan como todo un conjunto de bosones.
    Otra cosa muy distinta es si fuera un conjunto de protones, siendo positivos su carga. Resuelto la estabilidad frente a la gravedad de supuesta estrella.
    El origen:cuando colapsa una estrella masiva en su  nucleos electrones se incrustan en los protones  resultado=estrella de neutrones.

           Alguno me dirá que el principio de exclusión de Pauli no depende de las cargas eléctricas. Entonces todo resuelto.ok No obstante, entonces que significa que no pueden tener el mismo número cuántico idéntico.(energía, momento angular y proyección del momento angular) (Supongo que se refiere al spin, y este si afecta a las cargas eléctricas en partículas que tengan carga eléctrica muy distinta de cargas de color quarks. Ya que dependiendo del tipo de partículas fermiones o bosón la interacción entre cargas electricas del mismo signo o contrarias es muy distinta.
    Salvo que se refiera a la dirección de dichos spines.
     

        Haber que nos dice wikypedia. Un saludo cordial.

    Cambiando de tema la materia exótica en los agujeros negros yo diría que de exótica tiene poco, me parece a mí que todo el es materia bosonica gregaria sin más. ¿Porque no fermionica? Por su propia gracia consigo misma?. Necesitan para completarse el auxilio de un compañero, gluon, fotón, etc.

     

    Responder
  2. 2
    Pedro
    el 16 de abril del 2018 a las 19:17

    Los neutrones no orbitan respecto a un núcleo por tanto sus distintos números cuánticos , energía, momento angular, proyección de momento angular,  número cuántico de spin , etc. , No explican por si mismo la estabilidad de tales estrellas. Si no hay repulsión entre ellos no hay presión que contrarestre la gravedad de toda una estrella de neutrones. Salvo que tanta tanta presión dichos supuestos neutrones se conviertan otra vez en protones, y continuamente se transformen de unos a otro. Entonces si se crea una contraprestación, que permite su estabilidad.

    Responder
  3. 3
    Emilio Silvera
    el 17 de abril del 2018 a las 5:36

    Amigo Pedro, si no lo eres, lo cierto es que serías un buen físico, siempre poniendo a prueba lo establecido y siendo crítico con lo que la observación y el experimento ha sentado no una, sino muchas veces. De esa manera, muchos buenos físicos lograron desvelar grandes “verdades” establecidas que resultaron ser mentiras. El no conformarse con todo lo que nos digan es bueno para tratar de desvcelar lo que detrás de todo eso pueda existir.

    Un cordial saludo.

    Responder
    • 3.1
      Pedro
      el 17 de abril del 2018 a las 22:42

      Solo leo de vez en cuando artículos por aquí y por allá de diversa índole, de caracter divulgativo. Osea de física y menos de matemáticas no se nada de nada.
      Eso no impide que me agrade seguir distintos blog, como el de Vd..  Y dar las gracias a toda su gran labor. Un saludo igualmente.

      Responder
      • 3.1.1
        Emilio Silvera
        el 18 de abril del 2018 a las 4:32

        Estimado contertulio, la curiosidad bien dirigida es buena cosa, y, nos lleva a saber, al menos en lo esencial, cómo se conforma nuestro mundo y a qué Universo pertenecemos, las reglas por las que se rige y, no pocas veces, el por qué de las cosas. Eso es mucho mejor que pasar por la vida sin enterarnos de nada, sin tener la preocupación de saber, al menos, lo más básico de las cosas que ocurren a nuestro alrededor y más allá, en el Espacio inalcanzable.

        Saludos cordiales.

        Responder
  4. 4
    Pedro
    el 18 de abril del 2018 a las 18:08

     
          Leyendo su comentario, recuerdo lo que sigue:

     

    “Aprender palabras, oír palabras sin tener tiempo para pensarlas es el opio más estúpido y funesto de la mente, ese ridículo sueño inventa un espacio que bajo apariencia de realidad  aniquila la actividad de pensamiento y por tanto la propia existencia.” Johann Herder
    ” La lectura disipada e irreflexivta  es como un paseo por un hermoso jardín  con los ojos vendados.” Herman Hess
    “En orden, formas de conocer que supeditan todas las demas: dolor,  emoción, y sacrificio.” P.F.
    “Todo aquello que te veas obligado a estudiar sin más, en muy poquito tiempo olvidarás sin más, por tanto no busques la aprobación de los demás.” P.F
    “Para aprender  algo, has de convertirte en un esclavo supeditado a tu propio mandato: afán y mesura.”P.F. 

    Responder
    • 4.1
      Emilio Silvera
      el 19 de abril del 2018 a las 5:29

      Al final del camino, cuando miramos atrás, somos conscientes de que, lo efímero se esfuma y desaparece, y, sólo perdura aquello por lo que tuvimos que trabajar y sacrificarnos, eso, amigo mío, siempre estará en nuestro recuerdo. Nada se nos regala en esta vida nuestra, si queremos algo, tenemos que estar dispuesto a pagar su precio que, como apuntan tus palabras de arriba, a veces, es de alto coste, es la única manera de que tengan valor los logros.

      De todas las maneras, creo que, el esfuerzo que podamos realizar para salir de la ignorancia, siempre estará recompensado y será más que justificado, ya que, vivir en ese limbo “feliz” del tonto… ¡A quién puede seducir?

      Responder

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