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¡La suerte de vivir! Ser parte de la Naturaleza
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Ser consciente ~ Comments (1)
El simple hecho de vivir… ¡Nos concede tantas oportunidades! No siempre sabemos aprovechar lo que nos deparó la suerte, vivir y ser consciente de ello, obtener todo el rendimiento posible a dicha suerte que el destino nos deparó el día que se conocieron nuestros padres.
La unión de dos partes contrapuestas que forman el UNO perfecto
¿El Amor? Es el deseo irrefrenable de fusión con la persona amada. ¿Es la fuerza más potente de la Naturaleza? Creo que primero está esa sensación extraña, ese ¿malestar? en el estómago que te avisa de que algo ha cambiado. Más tarde, con el paso del Tiempo, hace acto de presencia la semilla que fermina y, cuando llega la familia…
Todo ha cambiado en nuestras vidas, a partir de de este momento todo será distinto
Somos parte de la Naturaleza y estamos aquí gracias a un acto de Amor, somos el fruto de algo muy grande. Sin embargo, no prestamos mucha atención a nada de eso y crecemos en la dinámica (algo equivocada) de valorar muchas cosas que no tienen valor verdadero.
Una escapada a la montaña o al campo y dejarse llevar por caminos desconocidos que, de pronto, te ponen delante de un paisaje maravilloso que te corta la respiración. Solo te acompañan el rumor de las hojas de los árboles moviéndose al viento, algunos trinos aislados de pajarillos que vuelan sin prestarte la menor atención, y, los aromas de mil plantas salvajes que llenan tus sentidos hace que te veas transportado a “otro mundo” sin salir de este.
Tener la suerte de conocer a la persona amada, esa que siempre estuvo en tu imaginación y con la que podrás compartir el resto de tu vida. Llevar la vida adelante apoyados el uno en el otro y, como nos dicen ese ese momento que lo refrenda: “En lo bueno y en lo malo”, unidos para siempre. Ver crecer a tus hijos, procurarles la preparación que les de la herramienta para el viaje que les espera,
Estar con ellos el mayor Tiempo posible, ser conscientes que, cuando crezcan se irán a forjar sus propias vidas, la satisfacción de verlos terminar la Universidad y como comienzan a trabajar, se echan novia, se casan, tienen hijos… Y nos sentimos más viejos pero, muy satisfechos de la labor realizada.
En otro orden de cosas, ponernos ante la inmensidad a la que pertenecemos y saber, que formamos parte de algo tan grande que roza lo infinito, y, a pesar de nuestra frágil naturaleza y a nuestra pequeñez, ser consciente de que somos una parte importante de toda esa inmensidad… ¡Pertenecemos a la parte del Universo que piensa! La que puede llegar a comprender y, en algún que otro caso, incluso cambiar el destino con nuestros actos.
Nos hicimos mayores y observando la Naturaleza supimos adaptarnos al medio. Aprendimos a obtener de la tierra todo aquello que pudimos necesitar y, poco a poco, evolucionamos hacia un “mundo” mejor. Dejamos las cuevas y construimos rústicas viviendas que nos resguardaban de los fríos inviernos, de la lluvia y de la tormenta.
Acogedoras ciudades en las que, podíamos disfrutar de todos los adelantos de cada tiempo: Escuelas, imprentas, clínicas y hospitales, comercios de todo tipo, Universidades… Nuestra especie entró en una época de grandes cambios que, sobre todo en el campo de la Ciencia y la Tecnología hizo cambiar nuestro mundo de limitados pueblecitos parroquianos.
Los estudios, la observación y el experimento nos llevaron lejos, nuevos conocimientos e inventos que cambiaron nuestras Sociedades y que nos llevaron a dominar las comunicaciones, el conocimiento de profundos secretos escondidos en lo más profundo de la Naturaleza que nos dejó “ver” la auténtica Biología, la genética, los virus, enfermedades incurables que pudimos erradicar…
Se podría decir que, en unos pocos millones de años, la evolución nos transportó desde la copa de los árboles hasta los sofisticados aparatos que nos llevaron a otros mundos, en el plano de lo muy pequeño y también, en el de lo muy grande.
Enviar sofisticados ingenios robotizados para que nos prestaran sus ojos y poder conocer y ver otros mundos, otros lugares perdidos en la lejanía del Espacio. Lugares a los que nunca habríamos podido llegar de otra manera en éste tiempo.
Herramientas nuevas que nos permitieron corregir genes defectuosos
Recuperar las funciones básicas del cerebro de un cerdo después de la muerte. Intentos de saber como alargas nuestras vidas luchando contra la Entropía.
Grandes Telescopios Espaciales que nos llevan a los confines del Universo
Inmensas máquinas que nos llevan hasta las entrañas de la materia
Teorías que nos hablan de lo muy pequeño o de lo muy grande, de cuerdas que vibran en dimensiones extra, o de la Gravedad cuántica. Estamos intentando desvelar los profundos secretos que la Naturaleza esconde, y, queremos saber si en realidad nuestro universo es el único universo, no podemos dejar de plantear preguntas que, aunque nadie sepa contestar… ¡Por el momento!… ¡Las respuestas vendrán!
Desde que leí aquel primer libro… ¡Siempre me parecieron mágicos! ¿Qué me contaría aquel de las tapas verdes? ¿Qué aventuras contendrán esos de lomo dorado? ¿Cómo podría hacerme con aquellos libritos rojos de hojas con el filo dorado?
Es cierto que he tenido y tengo muchos conocidos pero, mis mejores amigos… ¡Siempre fueron los libros!
El trabajo, una casa confortable, la dignidad del hombre de poder dar a su familia lo necesari0, la familia la mejor recompensa a tus esfuerzos, la Vida la oportunidad de conocer tratando de oír lo que la Naturaleza te quiere decir. Tratar de saber donde estamos, conocer nuestro entorno, ser conscientes de las maravillas que nos rodean…
¿Para qué más?
Emilio Silvera Vázquez
el 27 de abril del 2019 a las 8:27
Ni lo mejor es lo más caro, ni tenemos que buscarlo lejos de nosotros. Antes de emprender una marcha con final incierto, miremos a nuestro alrededor, es posible que, cerca de nuestro entorno se encuentre ese “tesoro” que incansables perseguimos.
Saber valorar lo que tenemos, la felicidad no está en tener mucho, simplemente la encontramos al valorar lo que ya tenemos, no necesitamos más de lo necesario, y, casi siempre, las cosas más sencillas son las que nos procuran los mejores momentos.
¡Saber vivir!
Algunos se pasan la vida amargados y sufriendo por no tener lo que otros tienen, y, no se percatan del hecho cierto de que, en realidad, no lo necesitan, en sus casas lo tienen todo.
El Tiempo que se nos da para vivir es limitado, nunca podremos realizar todo aquello que nos hubiera gustado hacer, y, precisamente por eso, es tan importante saber aprovechar ese Tiempo que tenemos, no perderlo en banalidades y persiguiendo quimeras. Somos parte de la Naturaleza, a ella pertenecemos y de ella todo se nos da… ¿Para qué necesitamos más?
Ya lo dijo el sabio: “La felicidad no es del que más tiene, sino del que menos necesita”.