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¿La Naturaleza? ¡Es la misma en todas partes!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Universo misterioso ~ Comments (1)
En un contexto general y sin pararnos a observar fenómenos locales… Siempre todo, será igual, y, como decía el sabio: “Quien ha visto el Pasado, lo ha visto todo”. La Naturaleza se repite continuamente, con el día y la noche, las Estaciones, se nace y se muere…
Todo lo que podamos imaginar, y mucho más, puede ser posible en otros mundos
¿Estamos ahora en condiciones de comprender por qué, si existieran animales en otros planetas capaces de moverse a través de sus mares, de su atmósfera o de sus tierras, sería muy probable que, también ellos, tengan simetría bilateral? En otro planeta, igual que en la Tierra, actuarían los mismos factores que darían lugar a la mencionada simetría. La Gravedad produciría diferencias esenciales entre arriba y abajo, y la locomoción originaría marcadas diferencias entre frente y dorso. La ausencia de asimetrías fundamentales en el entorno permitiría que la simetría izquierda derecha de los cuerpos permaneciera inalterada.
¿Podemos ir más allá? ¿Podemos esperar semejanzas más concretas entre la vida extraterrestre y la vida tal como la conocemos? Creo que sí, que de la misma manera que existen planetas como la Tierra que tendrán paisajes parecidos a los que podemos contemplar en nuestro mundo, de igual forma, dichos planetas podrán albergar formas de vida que, habiendo surgido en condiciones similares a las nuestras de Gravedad, Magnetismo, Radiación… Habrán seguido el mismo camino que tomamos nosotros y los otros seres que en la fauna terrestre nos acompañan.
En los extraños mares de otros planetas, sin tener en cuenta la composición química, es difícil imaginar que la evolución de lugar a una forma más sencilla de locomoción que la que se produce ondulando colas y aletas. Que la propia evolución encontraría este tipo de propulsión viene avalado por el hecho de que, incluso en la Tierra, esta evolución se ha produción de manera totalmente espontánea e independiente. Los peces desarrollaron la propulsión cola-aleta; después, ellos mismos evolucionaron hasta convertirse en tipos anfibios que se arrastraban por tierra firme hasta llegar a ser reptiles.
“Es una especie de mamífero semiacuático endémico del este de Australia y de la isla de Tasmania. Es una de las cinco especies —junto con las cuatro de equidna— que perviven en la actualidad del orden de los monotremas, grupo que reúne a los únicos mamíferos actuales que ponen huevos en lugar de dar a luz crías vivas.”
Ornitorrinco: ¿Mamífero, Ave o Reptil? Lo cierto es que, sin movernos de aquí, podemos ver los mismos extraños animales que nos podríamos encontrar en cualquier lugar situado en lejanos sistemas planetarios alumbrados por otras estrellas distintas a nuestro Sol. Allí como aquí en la Tierra, las mismas leyes, las mismas fuerzas, los mismos principios y los mismos ritmos que el Universo impone por el inmenso Cosmos, estarían presentes.
Algunos reptiles fueron evolucionando y dieron lugar a a los mamíferos. Pero cuando algunos de estos últimos regresaron al mar (los que luego han sido ballenas y focas, por ejemplo), sus piernas volvieron a evolucionar hacia las formas de las aletas destinadas a la propulsión por el medio acuático y a la navegación.
De la misma manera, cuesta imaginarse una manera más sencilla de volar por el aire que no sea utilizando las alas. De nuevo, también en la Tierra ha habido una evolución independiente y paralela de las alas. Los reptiles las desarrollaron a causa de la evolución, y llegaron a volar.
Los Pterodáctilos desaparecieron hace unos 100 millones de años
Lo mismo hicieron los insectos. Algunos mamíferos, como la ardilla voladora, desarrollaron alas para planear. El murciélago, otro mamífero, desarrolló unas alas excelentes. Algunas especies de peces, que saltan por encima del agua para evitar ser capturadas, se han provisto de alas de planeo.
¡La Naturaleza! ¿Qué no será posible para ella?
En tierra firme, ¿existe algún modelo más sencillo por el cual un animal puede desplazarse que no sea mediante apéndices articulados? Las patas de un perro, desde el punto de vista mecánico, no se diferencian demasiado de las de una mosca, pese a haber sufrido evoluciones completamente independientes una de otra. Evidentemente, la rueda es también, una máquina muy sencilla, útil para desplazarce por tierra, pero hay buenas razones técnicas que dificultan su evolución.
Recuerdo haber visto con los chicos cuando eran pequeños, aquella película en la que L. Frank Baum, en Ozma de Oz, inventó una raza de hombres, llamada “los rodadores” , con cuatro piernas como un perro pero que, cada una de ellas terminaba con una ruedecilla que les hacía correr velozmente para causar el pánico en la pequeña protagonista de la fantástica historia. Y, de la misma manera, si nos paramos a observar la Naturaleza y las criaturas que en ella han llegado a sugir, el asombro de tan fantástico logro, nos llega a dejar sin habla.
Pese a que ningún animal utiliza ruedas para autopropulsarce a través del suelo o del aite, sí existen bacterias que se mueven por los líquidos haciendo rodar sus flagelos a modo de propulsores.
Existen mecanismos de rotación en el interior de las células para esparcir filamentos retorcidos de ADN. Algunos aniumales unicelulares se desplazan a través del agua haciendo que ruede todo su cuerpo. Si estudiamos el mundo microscópico de esos infinitesimales seres, nos quedaríamos maravillados de la inmensa diversidad de mecanismos que utilizan para poder realizar sus actividades cotidianas.
Órganos sensoriales como los ojos y nariz también deben ser como son si la vida evoluciona hacia algún tipo de actividad inteligente avanzada. Las ondas electromagnéticas son ideales para dar al cerebro un cuidadoso “mapa” del mundo exterior. Las ondas de presión, transmitidas por moléculas, proporcionan pistas adicionales de gran valor sobre el entorno, y son captadas por los oídos. Las moléculas emanadas por una sustancia se detectan por la nariz.
Por ahí fuera, cualquier cosa que podamos imaginar… ¡Podría ser posible!
No es imposible que puedan existan culturas avanzadas extraterrestres inteligentes en las que el olfato y el gusto no sean solamente los sentidos dominantes, sino que también sean los que proporcionan los principales medios de comunicación entre individuos. Hasta hace muy pocos años, los biólogos no han descubierto que, en especies animales terrestres, se transmite una gran cantidad de información mediante una transferencia directa de sustancias que ahora se denominan feromonas.
Puesto que tanto la luz como el sonido y las moléculas existen efectivamente en otros planetas, parece que la evolución debería crear también sentidos que explotaran éstos fenómenos como excelente medio de control de las circunstancias de la vida. Aquí en la Tierra, por ejemplo, el ojo no ha tenido menos de tres desarrollos independientes entre sí: Los ojos de los vertebrados, los ojos de los Insectos y los de las diversas clases de moluscos.
¡La Naturaleza! Esa maravilla
El pulpo, por ejemplo, tiene un ojo particularmente bueno (de hecho, en algunos aspectos es mejor que el nuestro); posse párpados, córnea, iris, pupíla, retina igual que el ojo humano, ¡aunque ha evolucionado de forma completamente independiente del ojo de los vertebrados! Es difícil encontrar un ejemplo más sorprendente de cómo la evolución, actuándo según dos líneas de desarrollo desconectadas, puede llegar a crear dos instrumentos nada sencillos que, en esencia, poseen la misma función e idéntica estructura.
Los ojos, igual que otros órganos sensoriales, tienen buenas razones para constituir un tipo de cara habitual. En primer lugar, constituye una gran ventaja que ojos, nariz y oídos estén situados cerca de la boca, pués así son de utilidad para buscar alimentos. Asimismo, resulta ventajoso que estén colocados en las proximidades del cerebro: la sensibilidad está allí, y debe reaccionar para conseguir alimentos, eludir peligros y atisbar el mundo que nos rodea transmitiendo, por medio de los sentidos al cerebro, lo que pasa a nuestro alrededor.
El propio cerebro, al evaluar e interpretar los impulsos sensoriales, lo hace mediante redes eléctricas: una especie de micro-computador de inmensa complejidad. Los filamentos nerviosos que conducen los impulsos eléctricos pueden ser esenciales para el cerebro de los seres vivos avanzados (de ello hemos hablado aquí con frecuencia).
Si la vida en otros planetas llega a alcanzar el nivel de inteligencia de nuestra especie en la Tierra, parece probable que tendría al menos, algunos rasgos humanoides. La ubicación de los dedos en los extremos de los brazos reporta, evidentemente, indudables ventajas. De la misma manera y para su seguridad, el valioso cerebro debe estar fuertemente encastado y, además, tan alejado del suelo como sea posible, su seguridad es esencial.
Imaginar podemos todo lo que a nuestras mentes pueda acudir, incluso seres con ojos en las puntas de los dedos pero, la Naturaleza es racional, no pocas veces decimos que es sabia y, si pensamos en todo lo que antes hemos leído y visto, no tenemos más remedio que aceptarlo: ¡La Naturaleza es realmente Sabia! y, lo mismo que aquí en la Tierra, habrá sabido conformar criaturas en esos mundos lejanos en los que, la diversidad, será tan abundante como lo es en nuestro propio planeta y, lo mismo que en él, en esos otros mundos estará presente la evolución y la adaptación al medio que, en definitiva, son las reglas que rigen cuando la vida está presente.
Todos los mundos tienen sus tormentas, posiblemente océanos y auroras boreales, campos magnéticos y los ingredientes naturales que les define. Aunque todos los mundos no sean iguales, como ocurre con las estrellas constituidas de diferentes masas y materiales, lo cierto es que, dentro de esa diversidad, se van repitiendo una y otra vez los parámetros que existen para todas las cosas: mundos, estrellas, galaxias, meteoritos, nebulosas… ¡Seres vivos!
emilio silvera
el 30 de octubre del 2014 a las 12:15
El título del presente trabajo se refiere a un nivel global, es decir, mirando el mundo, la naturaleza del Universo en un contexto tan amplio y general que la abarque todo. En ese sentido, siempre todo será lo mismo, es decir, en todas las regiones del Universo ocurren las mismas cosas que se repiten una y otra vez toda vez que, las fuerzas y constantes que rigen el Cosmos, son las mismas en todas partes: Materia que interactúa con esas fuerzas, energías que se producen y reproducen a partir de los fenómenos naturales de explosiones supernovas y otros. Los campos electromagnéticos y gravitatorios que están presentes en todo el Universo y, esas fuerzas de radiación que llaman débil y la de cohexión del núcleo atómico que llamamos fuerza fuerte.
Todo está dentro del Universo inmenso y dinámico en el que algunas cosas “mueren” para que otras puedan vivir. Cuando explosiona en supernova una estrella masiva, digamos de 80 masas solares, se forma una gran Nebulosa y un agujero negro. Con el paso de los años (miles y millones de años), de esa Nebulosa nacen nuevos sistemas planetarios comandados por estrellas nuevas azuladas y brillantes que radian en el ultravioleta e ionizan toda la región en la que, se producen transiciones de fases para que, de todo aquel material allí presente, se formen moléculas que, no pocas veces, son ingredientes necesarios para la vida.
El Espacio Interestelar que hemos podido conocer a través de los ingenios inventados por nuestra imaginativa especie, nos han dado el acceso a unos conocimientos que, de otra manera, nunca habríamos podido lograr, confinados como estamos en este pequeño planeta a miles de años-luz de tan fantáscticos objetos que, de otra manera, nos serían desconocidos.
Así, hemos podido llegar hasta las estructuras más grandes del Universo y reconocer en ellas a inmensas gamilias de galaxias que se reúnen en cúmulos enormes y, hemos comprendido que las inmensas estrellas que lejanas contemplamos por su brillo en las noches oscuras, siendo enormes para nosotros, son simples bolas de plasma de pequeño o tamaño mediano en el contexto de un Universo infinitamente mayor.
Hablamos de muchas cosas, soñamos con viajar a las estrellas, hacemos planes de futuro e imaginamos que, algún día, podremos ir a esos lugares lejanos que ahora, sólo podemos ver a través de los grandes telescopios. Sin embargo, por el momento, todo eso son sueños que no podemos cumplir.
Aunque pudiéramos construir una inmensa Nave Ciudad, con los mejores adelantos tecnológicos del momento, nos sería imposible viajar a otros mundos, nuestra capacidad real de conseguir grandes velocidades cercanas a las relativistas… ¡Son nulas! Y, por otra parte, el cuerpo humano no está preparado para soportar el empuje que ese inimaginable movimiento podría crear en nuestro orgasnismo que, preparado para vivir en la Tierra, un pequeño planeta de mesurada fuerza gravitatoria, seríamos aplastados ante tal velocidad.
Así que, se necesitan muchas más cosas, muchos más conocimientos, mucha más seguridad, mucha más tecnología y mucha menos ignorancia para que, la Humanidad pueda cumplir sus sueños de viajar a las estrellas. Ni al vecino Marte podemos ir con seguridad hoy en día.
El hecho de que, de momento, ese sea el panorama, no quiere decir que tengamos la puerta cerrada para conseguir los sueños más adelante en el futuro lejano. Acordáos de que, nuestros ancestros, vivían en grutas húmedas y hacinados para calentarse y refugiarse del frío y de las amenzantes fieras que acechaban en la noche. Ahora, miles de años más tarde, las Civilizaciones que han pasado por el planeta en sus distintas regiones (Sumerios, Babilonios, Persas, Chinos, Egipcios, Hindúes, Griegos, Árabes…), dejaron sus huellas y pensamientos para que, los que vinieron detrás, nos puedieran dejar un patrimnio del saber humano que, de manera constante, ha ido creciendo en el tiempo.
¿Hasta donde llegaremos?
La Naturaleza y nosotros mismos, tenemos la última palabra.