Sep
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El “universo” de lo muy pequeño. ¡Resulta fascinante!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (1)
Gulliver en Liliput el país de la gente pequeña
En la parte tercera de la historia de Jonathan Swift, Gulliver viaja a Laputa, Balnibarbi, Luggnagg, Japón y Glubbdubdrib. y, en la parte cuarta de la historia el país que visita es el de los Houyhnhnms. Todas estas historias nos fascinaron de pequeño.
Cuando hablo de lo muy pequeño, puedo llegar a entender muy bien lo que es, lo que son, “licencias literarias” el papel de nada se queja y el lápiz escribir lo que quiera y piense el que lo sostiene, según le dicte su imaginación. Claro que, cuando comparamos ese mundo de ilusiones e imaginación con el mundo real, todo el edificio se viene abajo. ¡Lástima!
Aquí una escena del viaje a Brobdingnag, el país de los gigantes
Todos los niños pequeños juegan con pequeños muñecos que son soldados, guerreros o seres de otras galaxias con poderes mágicos y, ellos, en su inocente mundo sin maldad, los dirigen con sus manitas gordezuelas al desarrollo de luchas y aventuras sin fin. Jonathan Swift, nos deleitó con aquellas aventuras de Gulliver, un aventurero que llegó a las tierras de Lilliput: Allí, todo era muy pequeño, la naturaleza, las plantas, los habitantes del lugar y sus casas y palacios, embarcaciones y todos los animales.
Gulliver era allí un gigante de proporciones inmensas: Incluso llegó a extinguir un fuego con una simple chorrada (es decir, hizo pipí) y acabó de inmediato con el ( ellos) enorme fuego.
Su tamaño podía, sin dificultad alguna, decidir el resultado de una guerra entre aquellos pequeñísimos seres que, ante un gigante como él, no tenían defensa alguna y, sus armas, resultaban ridículas poder causarle algún daño. Dormido lo tuvieron que coger para poder atarlo.
Durante otro viaje, las fuerzas ignotas del destino llevaron a Gulliver a un país llamado Brobdingnag, donde la gente y todos los seres animados e inanimados eran mucho más grandes que él. Allí era un enano, mimado por una niña pequeña llamada Glumdalclitch. Al final, Gulliver es recogido en una por un águila que lo deja caer en el mar de donde lo rescataron unos marineros a los que, al contarles esas historias, pusieron incrédulas caras de asombro.
Claro que, cuando nos trasladamos al mundo real, las cosas no suelen ser de esa manera. Poco importa lo fascinantes que las historias de este nos puedan resultar. Las cosas no funcionan de esa manera. Todos sabemos, por ejemplo que la llama de una vela pequeña y la de una vela grande, son aproximadamente del mismo tamaño. ¿De qué tamaño serían las llamas de las velas de Lilliput? Y, desde luego, si pensamos un poco, más cuestiones nos surgen: ¿Cómo serían las gotas de lluvia en Lilliput y en Brobdingnag?, ¿eran las leyes físicas para el agua diferentes allí que en nuestro propio mundo? Y, finalmente, los físicos se preguntarían: ¿De qué tamaño eran los átomos en esos lugares?, ¿Qué clase de reacciones químicas podrían tener lugar con los átomos del cuerpo de Gulliver?
Claro que, con esas preguntas esas historias fallan. La verdadera razón por la que los mundos de Los Viajes de Gulliver no pueden existir es que las leyes de la Naturaleza no permanecen exactamente iguales cuando se cambian las escalas. A veces, esto es evidente en las películas de desastres, donde quizá se ha construído una maqueta a escala simular una gran ola o un rascacielos en llamas.
Maqueta de Tsunami en Nueva York y otras maquetas e películas míticas
El ojo experto puede, sin problemas, distinguir entre la maqueta y la realidad. Los mejores resultados se obtienen cuando el factor de escala el tiempo se elige igual a la raíz cuadrada de la escala espacial. Así, si el rascacielos de turno se construye a escala 1:9, hay que rodar la película a un 1/3 de su velocidad real. Pero incluso así, como antes señalo, el ojo entrenado distingue la diferencia entre lo que sucede en la película y lo que se observaría en el mundo real.
En resumen, las leyes que gobiernan el mundo físico tienen dos características importantes: muchas leyes de la naturaleza permanecen inalterables, no se alteran cuando cambia la escala, pero hay otros fenómenos, tales una vela encendida o las gotas de agua, que no cambian del mismo modo. La implicación final es que el mundo de los objetos muy pequeños será completamente diferente del mundo ordinario.
Justamente en el mundo de los seres vivos la escala crea importantes diferencias. En muchos aspectos, la anatomía de un ratón se podría considerar (más o menos y, guardando las distancias) como una copia de la de un elefante, pero mientras que un ratón puede trepar por una pared de piedra prácticamente vertical sin mucha dificultad (incluso se puede caer una altura varias veces mayor que su tamaño sin hacerse gran daño), un elefante sería incapaz de realizar tal hazaña. Así llegamos a comprender que la Gravedad, se deja sentir en menor grado a medida que los objetos disminuyen de tamaño.
Cuando llegamos a los seres unicelulares, se ve que para ellos no hay distinción entre arriba y abajo. Para ellos, la tensión superficial del agua es mucho más importante que la fuerza de gravedad. Basta observar que la tensión superficial es la fuerza que da a una gota de agua y comparar el tamaño de esa gota con los seres unicelulares, muchísimo menores, para que sea evidente que la tensión superficial es muy importante a esta escala.
La tensión superficial es una consecuencia de que todas las moléculas y los átomos se atraen unos a otros con una fuerza que nosotros llamamos fuerza de Van der Vaalls. esta fuerza tiene un alcance muy corto. ser más precisos, diremos que la intensidad de esta fuerza a una distancia r es aproximadamente proporcional a 1/r7. Esto significa que si se reduce la distancia entre dos átomos a la mitad, la fuerza de Van der Vaalls con la que se atraen uno a otro se hace 2 x 2 x 2 x 2 x 2 x 2 x 2 = 128 veces más intensa. Cuando los átomos y las moléculas se acercan mucho unos a otros quedan unidos muy fuertemente a través de fuerza.
tendríamos que hablar algo de la mecánica cuántica y, en ese ámbito, las reglas de la mecánica cuántica funcionan tan bien que resultaría realmente difícil refutarlas.
Acordaos de los trucos ingeniosos descubiertos por Werner Heisenberg, Paul Dirac, o, Schrödinger que vinieron a mejorar y completar las reglas generales. Sin embargo, algunos de aquellos pioneros (Einstein y el mismo Schrödinger), sin embargo, presentaron serias objeciones a dicha interpretación de la naturaleza de lo muy pequeño.
Podríamos formular una simple pregunta que pondría en un brete a más de uno: ¿Dónde está realmente el electrón, en el punto x o en el punto y? En pocas palabras, ¿Dónde está en realidad? Si prestamos ate4nción a Bohr, no ningún sentido buscar tal realidad. Las reglas de la mecánica cuántica, por sí mismas, y las observaciones realizadas con detectores serían las únicas realidades a las que deberíamos prestar atención y de las que podemos hablar.
Entrelazamiento cuántico
Muchas veces me sorprende oír a muchos “científicos” que hablan con una seguridad de lo que dicen como si, de una verdad inamovible se tratara. Ellos (en realidad) creen que saben y, no llegan a darse de que están hablando de un Modelo que ha sido construido matemáticamente hablando, para poder explicar eso que, nosotros, los humanos, creemos que es la realidad del mundo. Sin embargo, más de una vez hemos tenido que cambiar esos modelos y rectificar esa “realidad” por otra que, resultó ser “más real”.
¡Sabemos tan poco!
emilio silvera
el 24 de septiembre del 2021 a las 7:44
Hablando del fascinante “universo” de lo muy pequeño y de los sucesos que allí están presentes, me viene a la mente las actividades que se están produciendo en ese reducto infinitesimal del núcleo atómico (los experimentos sobre la disposición de partículas pusieron de manifiesto que el núcleo tiene dimensiones de 10-14 m. Dado que el diámetro de un átomo es de 10-10 m, el núcleo ocupa solo una fracción muy pequeña del volumen del átomo. Ain embargo, en esa minúscula cavidad, ocurren cosas increíbles:
Allí se reúnen tripletes de Quarks para formar nucleones (es decir, los Hadrones de la rama bariónica que conocemos como protones y neutrones). Los Quarks, en el interior de los nucleones, están confinados y retenidos por la fuerza nuclear fuerte que está intermediada por los emisarios Bosones llamados Gluones.
Si los Quarks tratan de separar, la fuerza aumenta y si se juntan, la fuerza disminuye es lo que se llama libertas asintótica de los Quarks. Esta fuerza nuclear fuerte es la más potente de las cuatro conocidas, y, al contrario que las otras tres, aumenta con la distancia, actúa como un muelle de acero que, cuanto más lo estiramos más resistencia opone.
Esa es una de las maravillas de la mecánica cuántica pero, hay muchas más. Simplemente con fijarnos en el Principio de exclusión de Pauli, nos podemos encontrar con otras maravillas y, gracias a este principio existen las estrellas enanas blancas y las de neutrones.
Me explico:
Cuando una estrella (como el Sol) agota su combustible nuclear de fusión, arroja sus capas exteriores al espacio interestelar y forma una Nebulosa Planetaria. Pero aún le queda mucha masa ¿Qué sucede con ella?
Expliquemos que cuando el Sol está en la Secuencia Principal fusionando elementos, emite una gran radiación y es propenso a hincharse, es decir, expandirse. No puede hacerlo porque la fuerza de Gravedad que genera su propia masa lo impide y tiende a contraer la ingente masa. Así, la fusión que la expande y la Gravedad que la contrae, se equilibran y la estrella se mantiene estable.
Ahora bien, una vez que no existe la fusión nuclear, toda esa masa queda a merced de la fuerza de Gravedad, así que la contrae más y más hasta que, los electrones (que son fermiones sometidos al Principio de exclusión de Pauli), se ven apretados los unos junto a los otros, sienten una especie de claustrofobia y su forma de protestar es la de comenzar a moverse frenéticamente con velocidades relativistas, y, ese fenómeno es el que puede frenar a la Gravedad que en ese punto queda parada y, la masa de lo que era el Sol queda comprimida a unos pocos kilómetros y con una densidad grande, es decir, habrá nacido una estrella enana blanca. Esa nueva estrella emite radiación ultravioleta que ioniza todo el material de la Nebulosa planetaria a la que saca los colores en función de los elementos que la conforman.
Si la estrella tuviera más masa que el Sol, entonces, lo que se degeneraría serían los neutrones que también son fermiones y, actuarían de la misma manera que lo hicieron los electrones pero, en ese caso, la estrella no sería una enana blanca, sino que habría nacido una estrella de Neutrones.
Si la estrella es mucho más masiva, ni la degeneración de los neutrones sería capaz de frenar a la Gravedad, y, entonces, lo que se formaría sería un agujero negro. Así, hemos podido comprobar que la mecánica cuántica, de alguna manera, está estrechamente relacionada con la Relatividad General, es decir, que todo lo grande está hecho de cositas pequeñas.
Podríamos estar todo el día hablando de estas maravillas y nos faltarían horas para poder explicar los muchos sucesos y objetos que están presentes en ese “mundo” fantástico de lo muy pequeño.
Pero eso sí, aún no hemos llegado a comprenderlo del todo.