Sep
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En tan vasto Universo… ¡No estamos solos!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (1)
Pensar que estamos solos en el Universo “infinito”, es demasiado pretencioso y no creo que seámos “la especie elegida” ni nada parecido. En cientos de miles de mundos como el nuestro y parecidos, estarán presentes las más diversas criaturas que, en algunos casos tendrán entendimiento y en otros, como pasa en la Tierra, simplemente serán seres vivos vegetativos sin ninguna clase de conciencia, o, con una conciencia limitada.
Poco esfuerzo mental tendríamos que hacer para vernos en ellos reflejados
Una característica sorprendente de nuestro retrato reconstruido del antepasado primitivo es su carácter moderno. Si este organismo lo encontráramos hoy, seguramente no delataría su inmensa antigüedad, excepto por sus secuencias de DNA. Tuvo que estar precedido, necesariamente, por formas más rudimentarias, estadios intermedios en la génesis de sistemas estructurales, metabólicos, energéticos y genéticos complejos que son compartidos por todos los seres vivos de hoy en día. Por desgracia, tales formas no han dejado descendientes igualmente primitivos que permitan su caracterización. carencia complica mucho el problema del origen de la vida.
La Tierra nació hace unos 4.550 millones de años. Se condensó, junto con los otros planetas del sistema solar, en un disco de gas y polvo que giraba alrededor de una joven estrella que iba a convertirse en nuestro Sol. Fenómenos de violencia extrema, incompatible con el mantenimiento de ningún de vida, rodearon este nacimiento. Durante al menos quinientos millones de años, cometas y asteroides sacudieron la Tierra en formación, con lo que la hicieron incapaz de albergar vida durante todo este tiempo. Algunos impactos pudieron haber sido incluso suficientemente violentos como para producir la pérdida de toda agua terrestre por vaporización, después de lo cual los océanos se habrían vuelto a llenar con agua aportada por cometas. Según esta versión de los acontecimientos, los océanos actuales de remontarían a la última oleada de bombardeo cometario intenso, que los expertos creen que tuvo lugar hace unos cuatro mil millones de años. Existen señales de que había vida en la Tierra poco después de que dichos cataclismos llegaran a su fin.
El tiempo inexorable no deja de transcurrir, el Universo dinámico hace que todo lo que contiene, sobre todo la materia, evolucione desde formas simples a complejas y, en algunos lugares que han logrado tener las para ello, puede estar presente la vida. Nosotros, seres evolucionados a partir de la matería inerte creada en las estrellas, hemos logrado saber algunas cosas y no dejamos de hacernos preguntas como aquella de: ¿Habrá otros mundos? ¿Estarán, como la Tierra, llenos de vida? Bueno, lo de los mundos sí hemos sido capaces de saberlo y estarán muy cerca del millar los mundos que hemos descubierto. Sin embargo, la vida, sólo la hemos podido encontrar aquí en nuestra casa, en la Tierra.
No dejamos de mandar ingenios espaciales a mundos cercanos, como Marte, para tratar de saber. Nos embarga una ilusión, una esperanza, y…, al mismo tiempo, un temor: ¿Estaremos sólos? Y, si no lo estamos, ¿Cómo serán esos otros mundos y que criaturas lo habitan? ¿Si alguna vez llegamos allí, seremos tan destructivos como lo hemos sido aquí en la Tierra? ¿Le querremos quitar lo que ellos tienen? ¡Esperemos que no! Y, sobre todo, en ese primer , ¿Sabremos comportarnos y respetar sus derechos?
Cuando pude ver la película Avatar, quedé fascinado por el mundo que allí quedaba escenificado y las criaturas que lo poblaban, y, sobre todo, era sobrecogedor el alto grado espiritual que tenían de la Naturaleza con la que se sentían en comunidad, formaban una simbiosis perfecta que nosotros, los humanos, nunca podremos alcanzar.
Hemos sabido recrear historias de esos mundos presentidos y de sus habitantes. En ellas, han quedado reflejados los instintos humanos, tantos los buenos como los malos y, mientras que unos querían preservar aquella Naturaleza, otros, sin embargo, querían destruirla apoderarse de sus preciados tesoros. ¡La condición Humana! ¿Estamos acaso destinados al desacuerdo que nos lleve a la destrucción, o, por el contrario, es precisamente esa condición la que nos llevará lejos?
La belleza que se describe en el mundo llamado “Pandora” también está aquí pero, ¡no sabemos cuidarla!
Fascinantes criaturas de exóticas bellezas nos podrían estar esperando, en un futuro lejano, en esos mundos soñados que tantas veces hemos podido imaginar. Es difícil saber qué comportamiento tendremos con ellos si eso llega a sucecder, sin embargo, el ejemplo que nos deja la película a la que pertene la imagen de arriba, no es muy alentador ni dice mucho en de nuestra especie que, irrumpimos por la fuerza en un planeta extraño y, violando todas las reglas, pasamos por encima de los derechos de otros para conseguir nuestros objetivos. ¿La Civilización que ocupa el planeta? ¿Qué importa? Si hay que destruirla, ¡adelante!
La fuerza bruta que siempre acompañó a la falta de inteligencia, es la única salida para seres de cuya racionalidad podríamos dudar, sin el menor temor a equivocarnos. Destruir nunca será el camino más conveniente. Creo que sería aconsejable guiarse por ese principio de la física, la causalidad. Si respetamos seremos respetados. Sobre todo, no podemos llegar a nuevos lugares pretendiendo imponer nuestras costumbres y nuestras reglas. En esos otros lugares donde posiblemente existan seres que tienen su propia de vivir, se impone, sobre todo, que supeditemos nuestro comportamiento a su propias reglas a su propio mundo. Los extraños allí seremos nosotros. Ellos, los seres de la historia, a diferencia de nuestra Civilización Terrestre, sí han sabido convivir con su entorno, han creado una especie de simbiosis que une a todos los seres de aquel fascinante mundo, sean seres racionales o plantas, hasta el punto de poder comunicarse entre ellos en un alto grado de compenetración que va mucho más allá de lo físico.
No siempre somos conscientes de que nuestra simbiosis con el mundo que habitamos es grande, de él dependemos para seguir aquí y estamos a su merced cuando suceden fenómenos naturales que no podemos controlar.
En esos otros Mundos pueden estar presentes seres maravillosos que han optado por otras maneras de vivir, más cercana y conectados con la Naturaleza a la que respetan y comprenden al ser conscientes de que ellos mismos, forman de ella que es algo que, los humanos no han acabado de comprender y, se comportan como si la Tierra fuera un simple instrumento a su servicio, sin ser conscientes que tal comportamiento, los puede llevar a la extinción de la especie.
Las montañas, los árboles, los ríos y el viento, todo bañado por la luz y el calor de esa estrella que nos alumbra, forman un todo que mantiene el equilibrio que hace posible la vida. Si alguno de esos parámetros se viera alterado seriamente… ¡Mal nos iría! Y, sin embargo, algunos se empeñan en no ver lo evidente.
Si algún día conseguimos llegar a otros mundos y en ellos encontramos a criaturas vivas más o menos evolucionadas, lo conveniente sería respetarlos y, dentro de lo posible, aprender de ellos procurando alterar lo menos posible lo que allí nos encontremos y, si tienen algo que nosotros necesitamos, hacer un intercambio justo olvidándonos de la fuerza bruta que conlleva la destrucción irreparable.
La historia que nos cuentan en esa maravillosa película, , desde el principio nos pone a favor de los habitantes de aquel Mundo agredido y de sus habitantes, hasta tal punto es así que muchos de los terrestres que visitan aquél planeta, no dudan, en dar sus propias vidas por preservar aquel entorno, para nosotros de fantasía y que para aquellos seres tan especiales que han sido capaces de convivir con su mundo y “hablar” con él, demostrando de alguna manera que, son mucho más civilizados que nosotros. Cuando ví aquella película… ¡Qué envidia me dieron!
Utilizar lo que la Naturaleza les ofrecía sin dañar, no coger más de lo estrictamente necesario para vivir, respetando las otras formas de vida del planeta y dejando que el ritmo de la Naturaleza sea el que desarrolle las cosas, sin agredir el entorno y dejando que cada cosa ocupe su lugar sin tratar de violentar, de alguna manera, su desarrollo natural.
Si el caso llega, tendremos que aprender a mirar más allá de la superficie, a entender los mensajes que nos envían la mirada de esos nuevos y exóticos seres y, sobre todo, tratar de comprender su mundo, sus maneras para poder respetarlas y hacernos acreedores, nosotros también, a su respeto.
¡Quién pudiera ser uno de los afortunados que, en el futuro, visitarán algunos de esos Mundos!
Nos quedan muchos muros por derribar, muchas puertas que abrir para las que aún no poseemos las llaven, y, sobre todo, para que cuando eso llegue y sea una realidad (esperemos que así sea), lo más importante: ¡Que hayamos podido evolucionar hasta ese deseado estadio de sabiduría que ahora no tenemos! De todas las maneras, no me gustaría que ese primer encuentro se produjera aquí en la Tierra. Es preferible que los visitantes seamos nosotros y, como antes digo, espero que para entonces, la Humanidad sea otra.
Claro que, también podríamos toparnos con civilizaciones mucho más avanzadas que la nuestra y, en ese caso… ¡La desventaja sería nuestra! Siempre hemos oído decir que no debemos hacer a otros lo que no queremos que nos hagan a nosotros y, si respetamos esa máxima… ¡Todo podrá ir mejor! El presente es el que tenemos y no sabemos lo que nos depara el futuro pero, una cosa es bien cierta: ¡No dejamos de avanzar! Cada día que pasa damos un paso hacia ese futuro que presentimos y estamos más cerca de saber… ¡Si realmente, como pensamos, estamos miuy bien acompañados en este inmenso Universo nuestro! Y, digo en éste universo nuestro porque, en realidad, pienso que tampoco es, el único Universo.
emilio silvera
el 25 de septiembre del 2021 a las 9:06
Es cierto que hasta el momento no hemos tenido indicios creíbles y consistentes de que puedan existir criaturas en otros mundos, es decir, otras formas de vida sean estas inteligentes o no. Lo cierto es que, ni en nuestro propio sistema planetario ni en otros más o menos lejanos hemos podido captar esas señales.
Sobre este tema, los científicos (en su mayoría), opinan que las probabilidades de que exista vida en otros mundos es muy grande, y, este pensamiento lo sostiene el hecho cierto de que, sólo en nuestra Galaxia, las estrellas como el Sol que existen, es decir, medianas amarillas de la clase G2V, se aproximan a los 30.000 millones.
De esos 30.000 millones de “soles”, muchos de los planetas que los orbiten habrán venido a situarse en la zona habitable, es decir, tendrán océanos y atmósfera y agua líquida que, rumorosa recorrerá los arroyos, regajos y riachuelos y, los manantiales surgirán del subsuelo. Los hongos, líquenes, bacterias y plantas surgirán como lo hicieron en nuestro planeta.
Pero el argumento más fuerte para que esto sea así, está en lo anteriormente dicho y, en la certeza de que, todas las regiones del Universo están regidas por las mismas leyes y constantes, en todos los lugares, por alejados que puedan estar, los materiales que forman las cosas son los mismos que los que podemos tener en la Tierra, y, siendo así (que lo es). el surgir de la vida en esos lugares parece imparable.
Una vez asentadas esas premisas, lo único que podemos pensar es que también en otros mundos se habrán formado ecosistemas idóneos para que la Biología haciendo su trabajo haya podido crear criaturas más o menos inteligentes de especies múltiples como en nuestro planeta, y, dichas especies, como aquí, estarán habitando el aire, los mares y la Tierra y otros ámbitos más complicados para “seres” que tengan formas de vida inimaginables para nosotros.
Partiendo de la base de que el Big Bang es cierto, las estrellas han estado fusionando elementos durante más de 10.000 millones de años para “fabricar” los materiales de los que estamos hechos los seres vivos. Todas las criaturas de las especies que existen en la Tierra, todas sin excepción, están basadas en el Carbono, y, eso nos lleva a pensar que, por ahí fuera, las que puedan existir también lo estarán, ya que, éste elemento es el más idóneo para ello, y, si existen otras formas de vida basadas en otro elemento… ¡No lo conocemos!
Si damos por cierto todo lo anterior, llegamos a la conclusión de que en otros mundos existirán Civilizaciones diversas, unas más adelantadas y otras más primitivas que la nuestra dependiendo del momento en el que la vida surgió en aquel planeta determinado.
Mi parecer es que, de existir esas otras criaturas, el nivel intelectual no estará muy alejado del nuestro, ya que las distancias en el surgir de esas vidas será corto, es decir, el momento en que la vida pudo surgir en nuestro Universo, no debe estar, en general, muy alejado los unos de los otros.
Precisamente por eso, ni hemos podido visitar otros planetas habitados ni desde otros planetas habitados nos han visitado.
Toda la vida en cualquier parte del Universo requiere de los elementos químicos necesarios para formarse: Hidrógeno, Oxígeno, Carbono, Nitrógeno, Azufre, Fósforo… Y otros en menor cantidad como ciertos minerales y vitaminas y, sobre todo, del agua líquida que, como solvente tengan lugar las reacciones. Todo esto es lo que da lugar a que se formen organismos vivientes “aquí” y “allí”. Todo eso en conjunción con la presión y la temperatura del planeta que serían similares a la de la Tierra.
Hay que decir que, no hemos sido muy listos enviando al Espacio Interestelar señales de nuestra existencia y, además, con las coordenadas de nuestra ubicación. No sabemos quién o quiénes la pueden captar.
Como la Tierra, los demás planetas están hechos de “polvo estelar” presentes en las Nebulosas creadas por explosiones Supernovas, y, siendo así (que lo es), esa combinación de elementos químicos y la combinación del Carbono con el Agua en la forma de carbohidratos como el ázucar puede ser la fuete de energía necesaria de la que depende la Vida.
El agua pura es útil, pues tiene un pH neutro debido a la continuada disociación de hidronio e hidróxido. Como resultado, puede disolver ambos tipos de iones , positivos (metálicos) y negativos (no metálicos) con igual habilidad. Se ha especulado con la posible existencia de otras formas de vida basadas en el silicio. Sin embargo, es menos probable.
Para finalizar éste extenso comentario, nombraré aquí algunos personajes que creen en la existencia de vida en otros mundos:
Carl Sagan, Frank Drake, Ronald Bracewell, Philip Morrison, Bernard Oliver, NASA; Melvin Calvin, John Kraus, John Billingham, Charles Seeger y Jill Tarter, los tres NASA; Michael Klein, Freeman Dyson, Paul Horowitz, Giuseppe Cocconi, (CERN); Fred Hoyle, losef Shklovskii, Nikolai Kardashev, Vsevolod Sargeevich, Kunitomo Sakurai, José María Quintana, (INTA); Antonio Fernández Rañada, Francisco Sánchez, Juan Oró, Carlos Frenk, Alvaro de Rujula, CERN; Emilio Silvera, autor de este humilde Blog.
¿Vida en otros mundos? ¡La Vida es imparable en el Universo!