Dic
17
¿El Misterio? Persistirá, ¡como el Tiempo!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (1)
Tras un largo y penoso caminar por el planeta Tierra …
Los habitantes de este mundo, hemos conseguido construir un cuadro plausible del Universo, de la Naturaleza que tratamos de comprender. Hemos llegado a ser conscientes de que, en ella, en la Naturaleza, están todas las respuestas que buscamos y, nosotros mismos no hemos llegado a conocernos por ese mismo hecho de que, formando parte de la Naturaleza, y, también, somos parte del enigma que tratamos de desvelar.
Parece que ahora estamos entrando en la edad adulta, quiero significar que después de siglos y milenios de esporádicos esfuerzos, finalmente hemos llegado a comprender algunos de los hechos fundamentales del Universo, conocimiento que, presumiblemente, es un requisito de la más modesta pretensión de nuestra madurez cosmológica.
Sabemos, por ejemplo, dónde estamos, que vivimos en un planeta que gira alrededor de una estrella situada en el borde de la Galaxia espiral a la que llamamos Vía Láctea, cuya posición ha sido determinada con respecto a varios cúmulos vecinos que, en conjunto, albergan a unas cuarenta mil galaxias extendidas a través de un billón de años-luz cúbicos de espacio.
También sabemos más o menos, cuando hemos entrado en escena, hace unos cinco mil millones de años que se formaron el Sol y los planetas de nuestro Sistema Solar , en un Universo en expansión que probablemente tiene una edad entre dos y cuatro veces mayor. Hemos determinado los mecanismos básicos de la evolución de la Tierra, hallado prueba también de evolución química a escala cósmica y hemos podido aprender suficiente física como para comprender e investigar la Naturaleza en una amplia gama de escalas desde los Quarks saltarines en el “mundo” microscópico hasta el vals de las galaxias.
El Tiempo inexorable nunca dejó de fluir y mientras eso pasaba, nuestra especie evolucionaba, aprendía al observar los cielos y cómo y por qué pasaban las cosas. Hay realizaciones humanas de las que, en verdad, podemos sentirnos orgullosos.
El Zigurat sumerio y los jardines colgantes de Babilonia
Emperadores Chinos y Faraones de Egipto
Aquellos habitantes de Sumer y Babilonia, de Egipto o China y también de la India y otros pueblos que dejaron una gran herencia de saber a los Griegos que pusieron al mundo occidental en el camino de la ciencia, nuestra medición del pasado se ha profundizado desde unos pocos miles de años a más de diez mil millones de años, y la del espacio se ha extendido desde un cielo de techo bajo no mucho mayor que la distancia que nos separa de la Luna hasta el radio de más de diez mil millones de años-luz del universo observable.
Tenemos razones para esperar que nuestra época sea recordada (si por ventura queda alguien para recordarlo) por sus contribuciones al supremo tesoro intelectual de toda la Humanidad unida al contexto del Universo en su conjunto por unos conocimientos que, aunque no suficiente, sí son los necesarios para saber dónde estamos y, ahora, debemos buscar la respuesta a esa pregunta: ¿Hacia dónde vamos?
Claro que…, ¡el futuro es incierto!
Como en la física, en el mundo y en nuestras vidas, también está presente el principio de incertidumbre y, de ninguna manera, podemos saber del mañana. Sin embargo, cuanto más sabemos del universo, tanto más claramente comprendemos lo poco que sabemos de él. La vastedad del Universo nos lleva a poder comprender algunas estructuras cósmicas y mecanismos que se producen y repiten como, el caso de la destrucción que nos lleva a la construcción. Es decir, una estrella masiva vieja explota y siembre el Caos y la destrucción en una extensa región del espacio, y, es precisamente ese hecho el que posibilita que, nuevas estrellas y nuevos mundos surjan a la vida. Sin embargo, la grandeza, la lejanía, esa inmensidad que se nos escapa a nuestra comprensión terrestre, nunca nos dejará comprender el universo en detalle y, siendo así, siempre tendremos secretos que desvelar y misterios que resolver.
Si añadimos a todo eso que, si poseyésemos un atlas de nuestra propia Galaxia y que dedicase una sola página a cada sistema estelar de la Vía Láctea (de modo que el Sol y sus planetas estuviesen comprimidos en una página), tal atlas tendría más de diez mil millones de volúmenes de diez mil páginas cada uno. Se necesitaría una biblioteca del tamaño de la de Harvard para alojar el Atlas, y solamente ojearlo al ritmo de una página por segundo nos llevaría más de diez mil años. Añsdánce los detalles de la cartografía planetaria, la potencial biología extraterrestre, las sutilezas de los principios científicos involucrados y las dimensiones históricas del cambio, y se nos hará claro que nunca aprenderemos más que una diminuta fracción de la historia de nuestra Galaxia solamente, y hay cien mil millones de galaxias más.
Sabiendo todo todo esto, siendo consciente de que, realmente, es así, tendremos que convenir con el físico Lewis Thomas cuando dijo: “El mayor de todos los logros de la ciencia del siglo XX ha sido el descubrimiento de la ignorancia humana”.
El “ignorante” sabio
La ignorancia, como todo en el Universo, es relativa. Nuestra ignorancia, por supuesto, siempre ha estado con nosotros, y siempre seguirá estando, es una compañera con la que cargamos toda nuestra vida y que nos pesa. Algunos procuramos que pese lo menos posible para hacer más llevadero el viaje. Lo nuevo está en nuestras consciencias y de ellas, ha surgido nuestro despertar al comprender de sus abismales dimensiones, y es eso más que otro cosa, lo que señala la madurez de nuestra especie. El espacio puede tener un horizonte y el tiempo un final pero la aventura del aprendizaje siempre será interminable y eterno, quizá (no me he parado a pensarlo) pueda ser esa la única forma de eternidad que pueda existir.
La ciencia tiene límites. Foto CC-BY Galería de NASA
La dificultad de explicarlo todo no se debe a nuestra debilidad mental, sino a la estructura misma del universo. En los últimos siglos hemos descubierto que la trama del cosmos puede abordarse en varios niveles diferentes. Mientras no se descubre el siguiente nivel, lo que ocurre en el anterior no se puede explicar, sólo puede describirse. En consecuencia, para el último nivel que se conoce en cada momento nunca hay explicaciones, sólo puede haber descripciones.
Teorema de incompletitud de Kurt Gödel
La Ciencia es intrínsicamente abierta y exploratoria, y comete errores todos los días. En verdad, ese será siempre su destino, de acuerdo con la lógica esencial del segundo teorema de incompletitud de Kurt Gödel. El teorema demuestra que la plena validez de cualquier sistema, inclusive un sistema científico, no puede demostrarse dentro del sistema. Es decir, tiene que haber algo fuera del marco de cualquier teoría para poder comprobarla. La lección que podemos haber aprendido es que, no hay ni habrá nunca una descripción científica completa y comprensiva del universo cuya validez pueda demostrarse.
No es que pertenezcamos al Universo, formamos parte de él
Y, a todo esto, debemos alegrarnos de que así sea, de que no podamos comprender el Universo en toda su inmensa dimensión y diversidad. Nuestras mentes necesitan que así sea y, tendrán, de esa manera, el escenario perfecto para seguir creciendo a medida que busca todas esas respuestas que nos faltan y, lo bueno del caso es que, cada respuesta que encontramos, viene acompañada de un montón de nuevas preguntas y, de esa manera, esa historia interminable de nuestra aventura del saber…llegará hasta la eternidad de nuestro tiempo que, necesariamente, no tiene por que ser el tiempo del universo.
emilio silvera.
el 17 de diciembre del 2022 a las 17:11
Sí, el misterio persistirá como el Tiempo. Llevamos aquí (como hombres y mujeres verdaderos) unos 300.000 año9s. Las distintas Civilizaciones que por el planeta han pasado en sus distintas regiones, dejaron su impronta, sus costumbres, sus obras asombrosas, y, también, la parte oscura que llevamos dentro, cometiendo tropelías y desmanes difíciles de calificar por personas racionales y de conciencia.
Pero, así somos los Humanos, capaces de lo mejor y de lo peor, nuestra Historia está llena de hechos que nos llenan de orgullo y, de otros, que nos avergüenzan.
De todas las maneras que lo podamos mirar, no podemos quitar ni una pizca de importancia a lo que hicimos, poco a poco avanzamos con muchos inconvenientes y sacrificios, se construyeron las primeras ciudades por los sumerios, se inventaron artefactos que ayudaron a que los trabajos fueran menos pesados (la rueda y el carro), se trabajo la Agricultura para proveer de alimentos a los pobladores de aquellas primeras ciudades, se inventó el trueque que sería el inicio de una especie burda de comercio. Los números para contar los rebaños y las monedas para poder comprar. El mundo de los humanos comenzó a tomar formas más civilizadas en el quehacer diario.
No pudimos evitar guerras entre regiones, entre pueblos, los que reinaban querían ampliar sus tierras y súbditos y aquello trajo sangrientos acontecimientos en los que morían criaturas inocentes para que un rey pudiera tener el dominio de todo aquello que ambicionaba.
Pero, aquellos Tiempos también pasaron, y los Imperios caían y llegaban nuevos Tiempos y nuevas costumbres. Así, en el Renacimiento el mundo cambió a pesar de la oscura Edad Media (en la que dicho sea de paso, los árabes salvaron la cultura copiando las obras de los griegos, persas, egipcios y otras culturas que, de otra manera se hubieran perdido para siempre).
La Ciencia comenzó una andadura difícil de parar y, con los inventos del microscopio y el Telescopio, todo fue diferente y la Humanidad comenzó a pesar que, aparte de la Tierra, podrían existir otros mundos, otras criaturas.
Vinieron las Teorías Astronómicas, la Cosmología, la Física en todas sus ramas del saber, la medicina, y, la escritura sin olvidarnos de las matemáticas. Acordaos de lo que dijo aquel Presidente de la Asociación de Matemáticos:
“Las Ciencias son un gran árbol en el que una rama es la Astronomía, otra rama la Química, siguen la arqueología, Filosofía, Medicina, neurociencia…”
Sí, profesor pero ?Y las matemáticas? Preguntó0 un periodista joven allí presente.
Bueno, las matemáticas son las raíces del árbol, sin ellas, ningunas de las otras ramas podría crecer y avanzar.
Así que, aquí confinados en este pequeño mundo seguimos haciendo conjeturas de lo que podría ser, y, estructuramos en Teorías y complicadas ecuaciones los nuevos conocimientos que se van adquiriendo, siempre tratando de saber y de desvelar esos grandes secretos que la Naturaleza esconde tan profundamente que, ni conocernos a nosotros mismos hemos podido.
¿Qué será en el Futuro? Ya me gustaría a mí saberlo.