Ene
9
¿En qué nos convertiremos? ¿Tiene la Naturaleza un destino reservado...
por Emilio Silvera ~ Clasificado en la mente ~ Comments (5)
Sí, todo el universo “infinito” está dentro de nuestras mentes, allí debemos buscar para llegar a comprender. Arriba, en esa Nebulosa inmensa y maravillosa (como en otras muchas de la nuestra y otras galaxias) se forjan las nuevas estrellas y los mundos nuevos, y, en ellos, surgen formas de vida que, algunas veces, son portadoras de mentes privilegiadas que llegan a tener Conciencia de SER.
Claro que, para poder llegar a entender lo que la Conciencia es, sería preciso que entendiéramos primero como funcionan nuestros cerebros: su arquitectura, su desarrollo y sus múltiples funciones dinámicas que son posible gracias a sus características más importantes, tales como, su organización anatómica y la notable dinámica que genera y, aunque insuficiente, esta pincelada, esta imagen, este conocimiento es necesario para poder llegar a comprender de qué manera llega a surgir la Conciencia.
Nuestro Cerebro Contiene cerca de 100 mil millones de Neuronas y unos 100 trillones (es decir 100 millones de millones) de conexiones entre ellas, Esto destaca la posibilidad de que Podemos reconfigurar Nuestros Pensamientos Y Emociones Para Ser Co-Creadores de Nuestra Propia Vida Usando el Inmenso Poder de La Mente.
Un estudio nanoscópico descifra cómo se organizan las conexiones neuronales, una red asombrosa transmisora de información, de gestación de ideas, y, de generar sentimientos.
¡Cien mil millones de Neuronas! Tantas como estrella tiene la Vía Láctea. Conexiones a cientos de miles que procesan la información. La actividad eléctrica del cerebro es objeto de muchos estudios e investigaciones que, por ejemplo, intentan interpretar las ondas cerebrales para saber de los mecanismos de nuestras mentes que, están clasificados entre los secretos más complejos del Universo.
Nuestro cerebro se encuentra entre los objetos más complicados del universo y es sin duda una de las estructras más notables que haya producido la evolución. Hace tiempo ya que llegamos a comprender que el cerebro era necesario para para la percepción, los sentimientos y los pensamientos. Lo que es menos obvio es que la conciencia se encuentre causalmente asociada a ciertos procesos cerebrales pero no a otros.
En tanto que objeto y sistema, el cerebro humano es especial: su conectividad y su dinámica, su formade funcionamiento, su relación con el cuerpo y con el mundo que le rodea, no se parece a nada que la ciencia conozca. Su caácter único hace que el ofrecer una imagen del cerebro se convierta en una empresa extraordinaria y en un reto difícil de vencer y, aunque todavía estamos lejos de ofrecer una imagen completa (una imagen parcial siempre será mejor que nada), sí podemos dar una cierta información como para poder llegar a generar una teoría satisfactoria de la Conciencia.
La conciencia en los seres humanos ha sido un enigma que ha intrigado a mentes brillantes a lo largo de la historia, desde figuras como Sir Isaac Newton hasta Charles Darwin, Erwin Schrödinger y Niels Bohr. Sin embargo, la pregunta sobre cuándo y cómo surge la conciencia en los bebés ha sido un tema de debate sin una respuesta definitiva.
Una investigación encuentra señales de autoconciencia en bebés de cuatro meses de edad y abre fascinantes interrogantes sobre hasta qué punto nuestras capacidades son aprendidas o innatas.
Para discurrir sobre el surgimiento de la conciencia y concluir si lo clasificamos como un proceso de aparición de una propiedad emergente o si consideramos que podemos explicarlo estudiando las potencialidades de las neuronas aisladamente, es necesario conocer lo mejor posible qué entendemos por “Conciencia” y, qué procesos ha tenido que recorrer para que tenga las propiedades que en ella podemos observar.
¿Nos está mirando el Universo?
Es dinámica y en evolución y, que sepamos, sigue los mismos pasos que el Universo que la creó. Habrá que observar más detenidamente la naturaleza de la Conciencia que, con su inmensa complejidad, no nos deja llegar hasta una visión diáfana de lo que en realidad es. El Cosmos, aliado con el TIEMPO, y, el “OJO” del Universo que nos mira, siguen los progresos de esa CONCIENCIA nuestra que no podemos comprender…completamente.
¿Será su “realidad” nuestra realidad? Probablemente no.
El que compartamos el mismo planeta no hace que todos tengamos las mismas percepciones, sensaciones, emociones, aspiraciones, alegrías, miedos, tristezas, penas, sentimientos, fuerza, personalidad, voluntad de hacer, fuerza para luchar, y, el caso de las conciencias está, no pocas veces condicionado por factores que el individuo no pudo elegir. Claro que, muchas veces una simple mirada, nos puede transportar a otro mundo. Pero soñar…, podemos todos, otra cosa será poder realizar los sueños.
La “máquina” más asombrosa del Universo
El cerebro humano adulto, con poco más de un kilo de peso, contiene unos cien mil millones de células nerviosas o neuronas. La capa ondulada más exterior o corteza cerebral, que es la parte del cerebro de evolución más reciente, contiene alrededor de 30 mil millones de neuronas y hasta un billón de conexiones. Si contáramos una sinapsis cada segundo, tardaríamos 32 millones de años en acabar el recuento. Si consideramos el número posible de circuitos neuronales, tenemos que habérnoslas con cifras hiper-astronómicas: 10 seguido de un millón de ceros. (En comparación con el número de partículas del universo conocido que asciende sólo a 10 seguido de 79 ceros).
¿Qué decir de la facultad del pensamiento? El pensamiento, el discurso interior y la formación consciente de imágenes nos recuerdan poderosamente que se puede construir una escena consciente incluso en ausencia de impresiones externas. Los sueños constituyen la demostración más palmaria de este hecho. Pese a ciertas peculiaridades, como la credulidad, la resolución y la pérdida de auto reflexión del que sueña, la ensoñación y la conciencia despierta son notablemente parecidas (“soñar despierto”). Los objetos visuales y las escenas “vividas” en el sueño, suelen ser reconocibles, el lenguaje es inteligible e incluso las historias que se desarrollan en los sueños pueden llegar a ser tan coherentes que, no en pocas ocasiones, muchas personas llegaron a tomarlas por reales.
Estar en otros mundos sin ausentarte de este
La Conciencia puede ser activa o pasiva y, según qué ocasión, le pedimos o no un esfuerzo extra. La mayor parte de las veces dejamos que las impresiones sensoriales tomen posesión libremente de nuestros estados sensoriales, sin prestar especial atención a esto o aquello, la conciencia es tan receptiva y amplia como natural y libre de esfuerzo cuando, por ejemplo, visitamos una ciudad y paseando disfrutamos de sus vistas. Por otra parte, cuando buscamos específicamente un punto concreto en el flujo constante de entradas sensoriales al que estamos expuestos, la percepción se convierte en una actividad orientada a la acción concreta de esa búsqueda.
Nuestros cerebros, como el universo mismo, está repleto de conexiones sin fin
Una característica clave de los patrones neuronales que se pueden observar al microscopio es su densidad y extensión. El cuerpo de una neurona mide 50 micrones (milésimas de milímetro) de diámetro, si bien la longitud del axón puede variar entre unos micrones y más de un metro. Aunque es realmente cierto que hemos podido llegar a conocer mucho de lo que ahí se fragua, mucho más cierto es que, desconocemos la mayor parte de las maravillas que en el cerebro se llegan a producir y, sabiendo el resultado final, no podemos discernir po qué caminos se llegó a allí.
Claro que, el abanico y la variedad de la fenomenología consciente pueden llegar a abarcar tanto como la experiencia personal de cada cual y llegan tan lejos como la imaginación individual de cada persona: Allí está el teatro privado de cada uno. El dominio de la consciencia que, cuando llega a sobresalir de lo corriente, entra en ese campo que llamamos filosofía y que, algunos, al ser referida al SER, llaman metafísica.
La Bailarina estudia los pasos y, dentro de “su mundo”, tiene unas sensaciones que su conciencia archiva como experiencias personales. Cada cual, a creando su propia consciencia de “su mundo” particular en función de las experiencias que tenga la oportunidad de vivir conforme se produzcan en función de su modo de vida, trabajo y otras circunstancias que la diversidad de una vida nos pueda presentar.
Claro que, la experiencia consciente varía en intensidad; el nivel global de alerta puede variar desde la casi nula vigilancia del sopor hasta el estado hiper-vigilante de un piloto de guerra en acción, y la percepción sensorial puede ser más o menos vívida. También tenemos esa conocida habilidad llamada atención, que nos permite seleccionar o amplificar diferencialmente ciertas experiencias conscientes en detrimento de otras experiencias coetáneas..
La conciencia y la memoria conforma un inmenso entramado de conexiones que se desarrolla durante nuestras vidas. Para comprender lo que la conciencia es tendremos que subir una escalera de infinitos peldaños y abrir la puerta tras la que el Universo esconde esa verdad de inimaginables respuestas.
Además, la conciencia se halla conectada y vinculada a ciertos aspectos de la memoria. De hecho, a menudo se equipara la memoria inmediata, que dura apenas una fracción de segundo, a la propia conciencia. Claramente, la memoria de trabajo -la habilidad de “tener presente” y manejar los contenidos conscientes, como los números de teléfonos, las frases y las posiciones en el espacio, durante unos segundos-, está estrechamente relacionada con la Conciencia.
Está claro que, en cada uno de nosotros y según en qué situaciones que representan nuestro teatro privado de cada día nos encontremos, podemos estar situados en escenarios cambiantes que, para bien o para mal, lo podríamos denominar “comedia”, “farsa” o “tragedia”, con una dramatis personal, el “yo” como protagonista. Y, así será hasta que caiga la cortina al final de la obra de la vida. Y, mientras la obra transcurre, cada uno de nosotros vive su “historia” personal de vivencias intransferibles que, en definitiva, serán las que conformen su mundo particular.
Aunque vivamos aquí, no es cierto que aquí esté “todo” nuestro “mundo” que, en realidad, escapa de este que arriba vemos y llega hasta los confines de nuestra imaginación que, dicho sea de paso, sobrepasa los confines del Universo mismo. La Imaginación es un arma muy poderosa, y, si nada la para, si la Naturaleza permite su transcurrir evolutivo…¿En qué se podrá transformar? Ella sabe de otros universos y de maravillas sin fin, ahora a nosotros, ¡sólo nos queda encontrarlos!
Han pasado algunos miles de años desde que los seres humanos vislumbraron que, además de la parte física, también estaba con nosotros, formando un todo, otra más trascendental que era la que generaba los pensamientos y nos permitía viajar más allá y con más rapidez de lo que podía hacerlo la parte material. Es cierto que el proceso ha sido lento y los avances, aunque a veces imperceptibles, han estadoahí siempre en una continuada evolución que, en cada época ha tenido un marcado signo.
Aunque puede que no sepamos que es la mente, sabemos algunas cosas sobre el cerebro. Está formado por una red, una increíble maraña de “cables” eléctricos que serpentean a través de una gran cantidad de “sustancias” neuroquímicas. Existen quizás cien mil millones de neuronas en el cerebro humano, tantas como estrellas hay en la Vía Láctea, y, cada una de ellas recibe datos eléctricos de alrededor de mil neuronas, además de estar en contacto y en comunicación con unas cien mil neuronas más. Y, como sigue evolucionando al ritmo que el universo le impone… Suponer, hasta qué punto podrá llegar es, impredecible.
Nadie sabe que podremos ser mañana, cuando la evolución alcance ese grado impensable de sabiduría y seamos simples entes de luz que podrá adaptar formas y colores de inimaginable belleza, que estarán conformados por pensamientos y sentimientos en una amalgama de materia elevada al grado máximo de la evolución, es decir: energía pura. sería como volver a los orígenes. De la energía venimos y a ella regresamos pero, para entonces, estará evolucionada y será la parte del Universo que le dará sentido a todo lo material e inmaterial, entonces no habrá preguntas y se conocerán todas las respuestas.
¡Soñar cuesta tan poco!
emilio silvera
el 17 de enero del 2019 a las 10:15
Si la Naturaleza nos respeta como especie, y, si no ocurre ningún percance astronómico o de otro tipo que abarque grandes proporciones, nuestra especie, como todo en el Universo, está llamada a mutar (muy poco a poco) para ir cambiando y adaptándose a las circunstancias que requieran en cada momento el lugar en el que podamos estar, ya que, nuestro planeta, está claro que no siempre nos acogerá.
¿Qué falta mucho para que eso llegue? Bueno, falta mucho para que lleguen los cambios que ya conocemos que se producirán, tales como, la fusión de la Vía Láctea con otras gaslaxias, la muerte del Sol, etc. Sin embargo, otros sucesos están ahí y nos son desconocidos.
Nuestra especie en muy poco tiempo ha conseguido adquirir conocimientos muy valiosos que van aumentando de manera exponencial, y, de seguir por el camino emprendido, en unos 300 años, muchos de los escenarios quer imaginamos para el futuro, estarán aquí con nosotros. Se habrán solucionado problemas importantes como el de la energía (la fusión será un hecho), la vida media, gracias a los descubrimientos en medicina y genética, habrá aumentado hasta más del doble actual, la Inteligencia Artificial tendrá una participación importante en el devenir de la Humanidad, en Física, matemáticas, química y desmás disciplinas se habrá dado un salto cuantitativo y cualitativo que nos situarán en lo que se podría llamar una Sociedad avanzada, incluso en esa asignatura pendiente de la igualdad en los derechos humanos los cambios serán considerables.
Otros mundos nos esperan y, para que eso sea finalmente posible, los adelantos técnicos del futuro sobrepasan lo que ahora podamos imaginar. Tenemos el deber de procurar ese futuro mejor para nuestros hijos y, desde luego, el preservar la especie de esos acontecimientos que se vislumbran, es una obligación ineludible.
Claro está, todo eso dentro de lo posible y considerando nuestras limitaciones.
el 17 de enero del 2019 a las 12:17
De todas las maneras y muchas vueltas que le podamos dar… ¡De las estrellas vinimos y hacia las estrellas tendremos que volver! Ese es nuestro origen y nuestro destino… ¡Volver a los orígenes! Allí donde se “fabricaron los materiales de los que estamos hechos todos los seres vivos”, y, cuando, nuestro mundo llegue al final de su estabilidad habitable… ¡Ya estaremos en otros mundos similares al nuestro! Nuevos mundos acogerán a la Humanidad del futuro… ¡No tenemos otra salida!
el 17 de enero del 2019 a las 23:23
En cuanto al tema onírico tratado en el artículo, en el que incluso se reconoce que a veces dudamos si las experiencias recordadas son reales o soñadas; particularmente he llegado a dudar más de una vez en donde se encuentre efectivamente la realidad (y no tomo drogas, pero quizás haya tomado bastantes años de vida).
Los sueños son a veces tan “reales”, que de hecho sobrepasan a la realidad entendida como tal; algunas veces son mucho más vívidos en emociones y sensaciones, y además nunca nos mienten sobre nuestro ser; de hecho en los sueños nos sentimos como desnudos de cualquier apariencia engañosa; siempre nos vemos como somos, o creemos que somos en nuestro más profundo pensamiento, desprovistos de nuestro ego, del siempre presente interés en aparentar infinidad de cosas que no son nuestras. En los sueños se nos muestra nuestro carácter, forma de ser, grandezas y miserias. y hasta nuestra última esencia; todo ello sin tapujos, y no podemos hacer nada para evitarlo (Seguramente porque no nos podemos engañar a nosotros mismos)
Ciertamente, si en la lógica física y matemática existen fórmulas “bellas”como pueda ser de exponente “e = mc2”; respecto al pensamiento existencial creo que una de las más “bellas” podría ser la bien conocida “La vida es sueño y los sueños sueños son”.
De hecho, creo que se podría preguntar: ¿En que parte se encuentra la verdadera realidad?
Parece una tontería, pero no si pensamos que la realidad verdadera no parece existir, puesto que efectivamente está demostrado que nuestro cerebro todo lo transforma, interpreta, modifica, codifica y actualiza ,por lo que al final nos muestra “nuestra realidad”,que muy posiblemente fuera bastante diferente para otros seres con cerebros tan evolucionados como los nuestros, o más.
Además los sueños tienen una gran ventaja; nunca nos toman por niños, jóvenes o viejos; siempre somos “la misma persona”(por lo menos los mios)
el 18 de enero del 2019 a las 6:29
Amigo Kike:
Los sueños son los únicos “universos paralelos” a los que podemos “ir” y, en ellos, no pocas veces, vivimos aquellos sucesos que siempre pudimos soñar, o, por el contrario, nos podemos encontrar en el desarrollo de pesadillas en las que estamos inmersos hasta el punto de despertar agobiados y sudando. También, en los sueños, vivimos pasajes placenteros y, la diferencia con la realidad cotidiana es que en los sueños, no existen límites y podemos realizar cualquier cosa que podamos imaginar.
También tenemos esa parte de nosotros que puede soñar “despierto”, es decir, imaginar todo aquello que nos gustaría convertir en realidad, lo que no podemos conseguir de manera material, lo tenemos en forma de ilusiones que, posiblemente, nunca se cumplirán.
El tema de los sueños ha sido una buena base de trabajo para los psicólogos que desde siempre han tratado de discernir esa parte de nuestras mentes, saber el por qué se producen y qué significan pero, hay que reconocer que no siempre con un aceptable resultado, los sueños son una parte de los muchos “misterios” que nos acompañan durante toda nuestras vidas y, ¿qué duda puede caber? que la mayoría son inducidos por pensamientos que llevamos dentro y cuestiones que nos preocupan que dan la cara de esa manera, en forma de sueños cuando estamos dormidos.
¡Ya nos gustaría poder “leer” los mensajes que en los sueños están insertos!
¡Ah! Y, si en ellos nos mostramos como somos en realidad, sólo se debe a una cosa… ¡Estamos sólos con nosotros mismos y no tenemos que representar ningún papel antre la Sociedad en la que vivimos! Es el único momento en el que no hay que fingir un personaje.
el 9 de enero del 2024 a las 18:59
Lo cierto es que, el título de este trabajo es un poco pretencioso, creer que el Universo nos tiene un destino reservado es algo pedante y engreído por nuestra parte al considerar que somos una especie privilegiada en todo el Universo, sin considerar la posibilidad (muy cierta), de que existan otros seres en otros muchos mundos.
Según estudios de mucha garantía, sabemos que estrellas como nuestro Sol, sólo en la Vía Láctea, existen aproximadamente unos 30.000 millones (el Sol es una estrella común de lo más corriente), y, un elevado número de ellas contienen planetas, y, la posibilidad, de que algunos de esos planetas estén situados en la zona habitable es muy alta.
Y, siendo así (que lo es), no parece que seamos nosotros, la especie humana, la elegida como algo especial.
Lo único cierto es que, nuestra especie lleva aquí unos pocos cientos de miles de años (lo que en el espacio temporal del Universo, es un simple suspiro), y, nuestra “juventud universal”, lo único que asegura es que somos portadores (en contra de lo que podamos creer), de una gran ignorancia en los profundos secretos del Universo.
Así, los pensamientos encaminados a esa privilegiada situación dentro del universo “infinito”, es más una fantasía que una realidad.
Sabemos que en nuestro Universo es una regla inamovible el hecho cierto de que todo (sin excepción), tiene un principio y un final, y, sabemos que la vida de las estrellas son de miles de millones de años, y, cuando agotan su combustible nuclear de fusión de elementos, se convierten en otra cosa distinta de lo que fueron, y, por nuestra parete, lo único cierto es que estamos constituidos por el polvo de las estrellas que estuvieron miles de millones de años efectuando la fusión de elementos sencillos en otros más complejos que fueron depositados en los planetas, y, en la Tierra, cuando la radiación, una atmosfera favorable y cambiante, la química presente, el agua líquida y otros muchos parámetros necesarios, se combinaron biológicamente, surgieron aquellas primeras células replicantes que evolucionaron hacia las distintas especies con la presencia de la nuestra que, por circunstancias desconocidas, ha prevalecido sobre las demás.
Claro que, hasta donde podemos saber, mueren las estrellas y han desaparecido cientos de miles de especies, con el paso del Tiempo… ¡Nada prevalece! Y, nosotros, no seremos una excepción.
¿Sabemos acaso los posibles cambios y sucesos que nos esperan en el futuro? NO, lo que sabemos es que el Sol se convertirá en Gigante roja en unos pocos de miles de millones de años, y algo antes de que eso suceda, llegará Andrómeda a fundirse en un abrazo con la Vía Láctea, y, posiblemente, antes de todo eso, la Tierra habrá salido de la zona habitable. Sin embargo, nada podemos saber de otros imprevistos que podrían acabar con nuestra especie, y, entre esos imprevistos (no podemos descartar), habrá que tener en cuenta que seamos nosotros mismos los causantes de la destrucción de la especie.
Siempre nos ha gustado “jugar” con “cositas” peligrosas, como por ejemplo la Inteligencia Artificial. Los científicos dedicados a la robótica no dejan de insistir en dar a estos “seres” artificiales la consciencia de Ser, y, tal paso irresponsable traerá unas consecuencias incalculables y negativas para nosotros.
En fin, amigos míos, que no podemos hablar de que somos algo especial en un contexto para nosotros infinito, y, si miramos hacia el Pasado, si pensamos en todo lo que ha existido y desapareció, si empleamos la lógica y dejamos aparte la fantasía de ser especiales… ¡Comprenderemos que, en el contexto universal, sólo somos importantes para nosotros mismos! Y, cuando nos vayamos, ninguna estrella dejará de brillar.