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Más sobre Marte, seguimos intentando conocerlo

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Marte, Noticias    ~    Comentarios Comments (0)

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Así será el primer viaje al corazón de Marte

Historias

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                                                        Recreación del interior de Marte NASA

El desafío de pisar el planeta rojo

 

Donald Trump quiere volver a mandar astronautas a la Luna: “Esta vez, no sólo pondremos una bandera y dejaremos nuestra huella”, aseguró el presidente de EEUU al anunciar sus nuevos planes para la NASA. Su predecesor, Barack Obama, quería lanzar una misión tripulada a Marte hacia el año 2030 pero, como no había dinero para todo, optó por cancelar el programa con el que George W. Bush pretendía volver a enviar humanos a la Luna. Nadie ha vuelto a pisarla desde que en 1972 regresaran los últimos astronautas de las misiones Apolo.

Aunque el nuevo director de la NASA, Jim Bridenstine, también es un firme defensor de la vuelta a la Luna, la agencia aún no ha ofrecido detalles sobre el calendario previsto para ese viaje tripulado a nuestro satélite ni parece haber dinero suficiente en los presupuestos de la agencia para hacerlo realidad a corto plazo.

Recreación artística de la futura nave que viajará a Marte. | Inspiration Mars

     Recreación artística de la futura nave que viajará a Marte – Inspiración Mars

Así que, a falta de una nueva gran misión tripulada en el horizonte, Marte sigue siendo el gran objetivo de la exploración espacial y casi una obsesión. De momento, sólo con robots. Y es que al inhóspito planeta rojo no cesan de llegar sondas y vehículos que lo investigan desde tierra y aire. Las manda EEUU, la Agencia Espacial Europea (ESA), Rusia y hasta India.

La próxima misión científica despegará el 5 de mayo rumbo al corazón marciano para investigar su corteza, su manto y su núcleo. “InSight es la primera que va a estudiar el interior del planeta. Investigaremos sus constantes vitales”, resume el ingeniero español Fernando Abilleira, uno de los responsables del diseño de esta misión en el Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA.

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InSight (de Interior Exploration using Seismic Investigations, Geodesy and Heat Transport) intentará detectar por primera vez terremotos marcianos. O mejor dicho, martemotos. “Cada seísmo nos dará información sobre la estructura interior al estudiar cómo los ondas sísmicas pasan a través de las distintas capas del planeta”, explica el ingeniero desde California, donde ultiman los preparativos para el lanzamiento del sábado.

“Nos interesa la sismografía porque si un planeta se mueve, los terremotos o martemotos, nos van a dar mucha información sobre el interior del planeta, sobre lo vivo que está su núcleo. Marte no tiene un campo magnético, lo perdió y no entendemos por qué. Y es importante averiguarlo porque el campo magnético es nuestra gran coraza, nos protege y gracias a él la vida existe en la Tierra. Y si aún hay en Marte zonas con campo magnético, como zonas fósiles, queremos identificarlas”, explica la geóloga planetaria Adriana Ocampo durante una entrevista.

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Si queremos mandar astronautas a Marte, añade esta ejecutiva del programa Nuevos Horizontes de la NASA, la información que recabe InSight será “clave tanto para entender la evolución como del planeta como para determinar cómo de seguro es para los seres humanos”.

 

 

 

Un sismómetro es como una cámara que toma una imagen del interior de un planeta así que, en cierto modo, será como hacer un escáner al planeta. En la Tierra, el estudio de los terremotos ha ayudado a entender mejor su composición pero la vida geológica de Marte ha sido mucho menos convulsa que la de nuestro planeta, por lo que se le considera un “planeta fósil” que preserva en su interior la historia de su nacimiento.

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Los científicos creen que averiguando la composición de cada una de sus capas internas podrán explicar las causas por las que los planetas rocosos acabaron siendo tan diversos. ¿Por qué Marte, la Tierra y Venus son tan distintos? Este aspecto, añaden, es esencial para entender en qué lugares del Universo puede originarse la vida.

Según recuerda Fernando Abilleira, la NASA ya intentó, con poco éxito, hacer estos estudios sismográficos en los años 70 con las sondas Viking: “Ambos aterrizadores llevaban sismómetros en la cubierta pero, por ello, las medidas tenían muchos errores. InSight colocará su sismómetro directamente en la superficie marciana, lo que reducirá los errores en las mediciones de manera dramática”. También las misiones Apolo colocaron sismómetros en la Luna.

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Si todo sale según lo previsto, Insight aterrizará el próximo 26 de noviembre, uniéndose a la flotilla de naves y vehículos robóticos (rovers) que escrutan el planeta rojo. Sobre el terreno operan Curiosity (desde agosto 2012) y el incombustible Opportunity (a pleno rendimiento desde enero de 2004). Desde el espacio orbitan el planeta rojo las sondas de la NASA Mars Odyssey, MRO y MAVEN; las europea Mars Express Orbiter y ExoMars TGO y la india Mars Orbiter Mission.

InSight despegará desde California con dos años de retraso. La nave iba a ser lanzada en 2016 pero un problema técnico en uno de los sensores obligó a aplazar el inicio de la misión hasta que Marte y la Tierra volvieran a estar en la posición óptima para que el viaje sea lo más corto posible y con el menor gasto de energía. Esa demora ha encarecido la misión en 150 millones, elevando su coste hasta los 800 millones. A esta cifra hay que sumar los 180 millones de dólares que han aportado los socios europeos que han realizado contribuciones, entre los que figuran España, Francia y Alemania.

Meteorología española

 

Nuestro país ha proporcionado un instrumento llamado TWINS, que recopilará datos sobre el viento y la temperatura marciana. Según detalla José Antonio Rodríguez Manfredi, investigador principal de este instrumento desarrollado por el Centro de Astrobiología (CAB/CSIC-INTA) y la empresa aeroespacial Crisa, se trata de una versión un tanto reducida y mejorada del instrumento REMS que está actualmente en Marte a bordo de Curiosity: “Hemos aprovechado las lecciones aprendidas y el conocimiento adquirido sobre algunos problemas técnicos de ciertos elementos de REMS para mejorarlos”.

Según relata el científico, “dos de los instrumentos esenciales de la misión deben ser colocados sobre el suelo marciano a los pocos días de la llegada de la nave. El despliegue (un brazo robótico que usará una especie de garra magnética suspendida de un cable) requiere que las condiciones de viento sean propicias, ya que el resto de la misión depende de que esta actividad crítica se ejecute perfectamente”.

Una vez desplegados los instrumentos, TWINS permitirá descartar falsas alarmas generadas en los sistemas sísmicos. Las mediciones de viento y temperaturas que haga durante la vida de la misión (un año marciano) podrán ser comparadas por primera vez con los datos que recaba simultáneamente el instrumento REMS de Curiosity en otro punto del planeta, un poco más al sur de donde aterrizará InSight) y, a su vez, con los modelos atmosféricos que actualmente emplean para simular el comportamiento de la atmósfera marciana.

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“Con las últimas misiones hemos adquirido un gran conocimiento in situ sobre la geología y mineralogía de la superficie, en los puntos donde hemos aterrizado. También sabemos que las condiciones eran propicias para que pudiera haber albergado vida. Pero ojo, no digo que hubiera o haya vida, sino que las condiciones eran propicias. Sin embargo, nos queda por explorar el subsuelo (más allá de los pocos centímetros que hasta ahora se han explorado)”, relata Rodríguez Manfredi.

Buscar huellas de vida será el objetivo principal de los dos sofisticados vehículos robóticos que en 2020 se unirán a la flota marciana: Mars2020, de la NASA, y la segunda parte de >ExoMars, un proyecto conjunto de la ESA y Roscosmos, la agencia espacial rusa.

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“La Mars 2020 Rover Mission es una misión espacial del Programa de Exploración de Marte que incluye un astromóvil de exploración marciana dirigida por la NASA con el propósito de ser lanzado en el año 2020. Su objetivo es investigar el entorno astrobiológicoantiguo relevante en Marte, investigar su superficie, procesos geológicos y la historia, incluida la evaluación de su pasado, habitabilidad y posibilidad de preservar las biofirmas dentro de los materiales geológicos accesibles.​ Un posible lugar de aterrizaje para la misión es el cráter Jezero localizado en el Cuadrángulo de Syrtis Major en las coordenadas 18.855, 77.519.

“El rover que lanzaremos en 2020 se centrará no sólo en buscar pistas sobre las condiciones de habitabilidad de Marte en el pasado, sino también en encontrar señales de posible vida microbiana pasada”, señala Abilleira, que dirige el equipo de Diseño y Navegación de la futura misión Mars2020, que contará también una estación meteorológica española.

Tendrá un “taladro que recogerá y almacenará muestras para que una posible misión futura las traiga de vuelta a la Tierra” e instrumentos que buscarán agua en el subsuelo y producirán oxígeno a partir de los elementos de la atmósfera marciana.

Hasta los dos metros de profundidad será capaz de perforar ExoMars, el rover que Europa y Rusia mandarán a Marte en 2020 (Curiosity sólo llega a los cinco centímetros). Según explica por teléfono desde Holanda Jorge Vago, el responsable científico de la misión en la ESA, a finales de este año elegirán el lugar de aterrizaje: “Hemos considerado muchos emplazamientos hasta quedarnos con dos, Oxia Planum y Mawrth Vallis, que están relativamente cerca y son muy interesantes desde el punto de vista científico. Mawrth Vallis está un poco más alto y tiene más variedad porque podremos ver cosas distintas al movernos. Es como un helado de tutti frutti mientras que Oxia Planum sólo tiene un sabor pero resulta muy interesante también”.

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Nuestro objetivo es buscar trazas de vida pasada en Marte. No creemos que pueda haberla cerca de la superficie debido a que recibe dosis de radiación muy altas, que actúan como 10.000 pequeños cuchillos que cortan los enlaces de las moléculas”, explica el científico argentino. Quizás, a más profundidad, señala, pudiera haber algún tipo de vida, “pero eso no vamos a poder verlo con ExoMars“.

Los organismos que buscarán son relativamente primitivos, con dimensiones muy pequeñas así que dar con ellos, admite, será muy difícil: «La única posibilidad de encontrarlos cerca de la superficie es si formaron colonias, porque un organismo individual es demasiado pequeño para verlo. Hace 20 años que vamos y ninguna misión los ha hallado. Tenemos más fe en tratar de probar que haya habido vida Marte identificando metano y gases traza“, explica.

Esa es la tarea que está llevando a cabo el orbitador TGO, que fue lanzado en 2016 junto al módulo Schiaparelli, que se estrelló al intentar aterrizar en Marte.

 

                             Recreación de la sonda ‘InSight’ trabajando en Marte NASA

En cierto modo, reflexiona Vago, los estudios en Marte tratan de hacer “un viaje atrás en el tiempo para entender cuál pudo haber sido la evolución del planeta”.

“Creemos conocer aceptablemente bien cómo ha evolucionado el planeta. Hace entre 4.600 y 3.700 millones de años atrás, Marte pudo haber sido cálido y húmedo, pero nos falta encontrar evidencias de vida pasada (aunque esté extinguida en la actualidad), o incluso presente”, dice Rodríguez Manfredi. “Indudablemente, ese hallazgo permitiría confirmar (y revolucionar) nuestra concepción de la vida en el Universo”.

Seguimos avanzando

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en a otros mundos, Noticias    ~    Comentarios Comments (0)

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Descubren, por primera vez, planetas fuera de nuestra galaxia … El fenómeno de las microlentes gravitacionales ha permitido observar exoplanetas más allá de la Vía Láctea que de otra forma serian inalcanzables para los telescopios actuales …

Un equipo de astrofísicos de la Universidad de Oklahoma ha conseguido, por primera vez, localizar planetas fuera de nuestra galaxia. Hasta ahora, en efecto, solo se habían detectado exoplanetas en el interior de nuestra Vía Láctea.

La hazaña científica, recién publicada en The Astrophysical Journal Letters, fue posible gracias al fenómeno astronómico conocido como microlentes gravitacionales, que permitió a los investigadores detectar una amplia población de mundos solitarios (que no orbitan ningún sol), en el espacio interestelar de una lejana galaxia, llamada RX J1131-1231, a 3.800 millones de años luz de distancia de la Tierra.

 

 

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Este método tiene que ver con una acción producida tanto por la influencia gravitacional del planeta como su estrella central. Siempre y cuando estén alineados convenientemente, esta influencia contribuye a crear un efecto particular al enfocar la luz de una estrella distante (como vista a través de un lente), también alineada con el exoplaneta y su estrella. Su complejidad radica en que tales exoplanetas tentativos, requieren un análisis complementario con alguno de los otros métodos.

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El efecto de microlentes gravitacionales hace que los rayos de luz procedentes de una fuente luminosa distante (por ejemplo un cuásar) se doblen al atravesar el campo gravitatorio de un objeto intermedio (una estrella o un agujero negro) en su camino hacia la Tierra. Si la fuente de luz se coloca exactamente detrás del objeto intermedio, éste actuará como una «lente» cósmica, creando un disco de luz a su alrededor a medida que los rayos luminosos de la fuente lo rodeen para seguir su camino.

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El brillo de ese disco luminoso se ve afectado por la presencia de objetos (como planetas) que estén cerca de la estrella que hace de lente y puede utilizarse para descubrir esos planetas, que de otro modo no podrían ser localizados. De hecho, ningún telescopio ni instrumento hecho en la Tierra sería capaz de detectar directamente planetas tan lejanos.

Noticia de prensa.

La Ciencia es siempre sorprendente

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Noticias    ~    Comentarios Comments (0)

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A la izquierda, muestra de GFP, a la derecha, su origen: algunas medusas
A la izquierda, muestra de GFP, a la derecha, su origen: algunas medusas – Northwestern University.
Logran un comportamiento cuántico a partir de un sistema biológico por vez primera. Un equipo de científicos han creado por primera vez una situación de entrelazamiento entre los fotones liberados por un sistema biológico, una proteína llamada “Green Fluorescent Protein” o GFO.

 

El mundo de la Mecánica Cuántica, la parte de la física que estudia cómo la luz y la materia se comportan en las escalas más pequeñas, no puede ser más desconcertante. Está repleto de realidades familiares para los científicos pero «imposibles» para el resto de los mortales. Una de ellas es lo que Einstein llamó la «fantasmagórica reacción a distancia», un fenómeno que le permite a los fotones «comunicarse» entre sí al instante, sin importar a qué distancia estén: se trata del llamado entrelazamiento cuántico.

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Recientemente, una investigación publicada en Nature Communications ha logrado crear, por primera vez, un entrelazamiento cuántico a partir de un sistema biológico. Un estudio dirigido por Prem Kumar, investigador en la Universidad del Noroeste (Illinois, EE.UU.) ha conseguido vincular la polaridad de dos fotones, liberados por una proteína, la «Green Fluorescent Protein» o GFP, a distancia. Esto podría abrir la puerta a desarrollar herramientas biológicas capaces de aprovecharse de la Mecánica Cuántica o ampliar el conocimiento sobre los sistemas vivos.

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«¿Podemos usar las herramientas cuánticas para aprender sobre Biología?», se preguntó en un comunicado Prem Kumar. «Muchos se han hecho esta misma pregunta durante mucho, mucho tiempo, desde el nacimiento de la Mecánica Cuántica. La razón por la que estamos tan interesados en esto es porque podría permitir desarrollar aplicaciones impensables de otra forma».

 

 

 

 

Hace unos 75 años, el Nobel Erwin Schrödinger, famoso por su gato cuántico, se preguntó si la Mecánica Cuántica tenía algún papel en la biología. Es decir, si las partículas que forman parte de los seres vivos tienen un comportamiento cuántico que influya en su funcionamiento. Aún no hay una respuesta clara, pero la investigación de Kumar apunta en la dirección de que sí.

¿Una máquina cuántica y biológica?

 

 

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En este estudio los investigadores usaron las GFP, proteínas usadas en investigación de forma rutinaria, y caracterizadas por emitir fluorescencia y por provenir de medusas. A partir de ellas, intentaron que los fotones que emitían exhibieran el fenómeno del entrelazamiento cúantico, a través de su interacción con otras ondas de luz para «sintonizarlas».

Gracias a esto, los investigadores lograron que al medir el estado de dos fotones separados y distintos, el resultado fuera siempre el mismo. Así es precisamente como se trabaja en la comunicación cuántica y en el teletransporte cuántico de información, y también en el desarrollo de los futuros ordenadores cuánticos.

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                                  Si nos dejan evolucionar… ¡Todo llegará!

Por este motivo, muchos científicos trabajan en crear sistemas cuánticos entrelazados cada vez más grandes y compuestos por más átomos o fotones. El laboratorio de Kumar ha tratado de hacer algo similar pero a partir de un substrato biológico: en este caso una proteína.

En este caso, los autores lograron entrelazar la polaridad de parejas de fotones. También descubrieron que la estructura de la proteína es capaz de evitar que el entrelazamiento se pierda por su interacción con el entorno.

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«Cuando medí la polarización vertical de una partícula, sabía que el resultado iba a ser el mismo en la otra», explicó Prem Kumar. «Si medía la polarización horizontal, podía predecir la polarización horizontal de la otra. En definitiva, creamos un estado entrelazado que correlacionó todas las posibilidades simultáneamente».

Una vez que han demostrado que es posible crear un entrelazamiento cuántico a partir de partículas biológicas, los investigadores tratarán de construir una máquina cuántica con un substrato biológico. Después, intentarán averiguar si este sistema puede llegar a ser más eficaz que los artificiales

La incognita de la presencia de Vida fuera de la Tierra

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¿Estamos realmente a un paso de hallar vida fuera del espacio exterior?

 

Publicado: 19 abr 2014  GMT
NASA

El descubrimiento de Kepler-186f abre la posibilidad de que exista un planeta similar al nuestro con agua y vida. Parece contar con las características necesarias para ser el ‘primo’ de la Tierra. Pero ¿estamos cerca de determinar si hay vida allí?

La NASA confirmó este jueves el descubrimiento en la constelación del Cisne de un planeta de un tamaño aproximado al de la Tierra en el que podría existir agua en forma líquida: el Kepler-186f.
© nasa.gov
El telescopio espacial de la NASA Kepler, lanzado en 2009, ha sido responsable de este último hallazgo cósmico. De hecho, gracias a este telescopio se conoce que en realidad es muy común hallar planetas del tamaño de la Tierra en nuestra galaxia, apunta un artículo del portal Policy.mic. Sin embargo, la mayoría de ellos son demasiado calientes o demasiado fríos como para ser habitables. Es el caso de Kepler-20e, un planeta del tamaño del nuestro en el cual la temperatura de la superficie ronda los 1.400 grados.
© nasa.gov
NASA

El telescopio Kepler también ha descubierto muchos planetas en las denominadas ‘zonas habitables’ de sistemas estelares. No obstante, muchos de ellos, como Kepler-22b, son mucho más grandes que la Tierra y, de acuerdo con los científicos, es poco probable que estos planetas tengan superficies rocosas y seguramente las componen capas líquidas o gaseosas. Aunque los científicos desconocen la composición de Kepler-186f, las observaciones realizadas de otros exoplanetas sugieren que aquellos planetas cuyas dimensiones son similares a las de la Tierra son más propensos a tener una composición rocosa.

 

Tamaño ideal y distancia necesaria de su sol, pero…

 

Cuenta con el tamaño adecuado y se encuentra a una distancia adecuada de su sol, ¿significa eso que en Kepler-186f podría haber vida como en la Tierra? Según los científicos, estas características no garantizan que un planeta sea habitable. Así, es crucial recopilar más información para dar una respuesta a esa pregunta.

Uno de los datos más importantes es conocer la composición de las atmósferas de exoplanetas como Kepler-186f. Y es que la atmósfera desempeña un papel clave para determinar si protege la superficie de la radiación solar, si regula la temperatura del planeta y si es habitable o no. Venus, por ejemplo, es de un tamaño similar a la Tierra y orbita dentro de una zona habitable, pero su atmósfera, compuesta en su mayor parte por dióxido de carbono y una pequeña cantidad de nitrógeno, es 90 veces más pesada que la de la Tierra y es demasiado calurosa para la vida.

 

 

Esperanza puesta en el telescopio espacial James Webb y el TESS

 

En el año 2018 se lanzará al espacio el telescopio espacial de nueva generación James Webb, que precisamente estudiará la atmósfera de los exoplanetas situados fuera del sistema solar. Lamentablemente, parece poco probable que dé a conocer pronto si Kepler-186f es habitable, dado que este se encuentra a 500 años luz de la Tierra. Esto significa que la luz de su estrella es demasiado tenue como para que se logren recoger los detalles sobre su luz necesarios para descifrar más rasgos de este exoplaneta.
© mit.edu
Sin embargo, se espera que el Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito (TESS por sus siglas en inglés), pueda ayudar a revelar el misterio del planeta recién descubierto. El TESS buscará a partir de 2017 planetas de varios tamaños, desde gigantes gaseosos hasta planetas análogos a la Tierra, en las zonas potencialmente habitables de varias estrellas.

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Nuestra Galaxia está cuajada de Sistemas Planetarios

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Noticias    ~    Comentarios Comments (0)

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Resultado de imagen de La Constelación de Eridanus y su estrella del mismo nombre

                      Hallado un sistema planetario similar al nuestro a tan solo 10 años luz

A bright light source at right is encircled by comets and two oval belts of debris. At left is a yellow-orange crescent of a planet.

Noticias NASA: La vida podría estar más cerca de lo que podríamos pensar. Otros sistemas planetarios pueden reunir las condiciones para ello. En un radio de unos 20 años luz del Sol, pueden encontrarse grandes sorpresas.

 

El observatorio SOFIA de la NASA, emplazado en un avión ‘jumbo’ adaptado, ha confirmado la presencia de un sistema planetario con una arquitectura parecida a la del nuestro a 10,5 años luz. El estudio ha sido publicado en ‘The Astronomical Journal’.

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Ubicado en la constelación de Eridanus del hemisferio sur, la estrella Epsilon Eridani, eps Eri para abreviar, es el sistema planetario más cercano alrededor de una estrella similar al sol temprano. Es una ubicación privilegiada para investigar cómo los planetas se forman alrededor de estrellas como nuestro sol, y también es la ubicación de la estación espacial Babylon 5 en la serie de televisión de ciencia ficción del mismo nombre.

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Estudios previos indican que Eps tiene un disco de desechos, que es el nombre que los astrónomos dan a los restos de material que sigue orbitando una estrella después de que la construcción planetaria haya terminado. Los escombros pueden tomar la forma de gas y polvo, así como pequeños cuerpos rocosos y helados. Los discos de desecho pueden ser discos anchos y continuos o concentrados en cinturones de escombros, similares al cinturón de asteroides de nuestro sistema solar y el Cinturón de Kuiper –la región más allá de Neptuno, donde residen cientos de miles de objetos rocosos.

Además, las mediciones cuidadas del movimiento de Eps Eri indica que un planeta con casi la misma masa que Júpiter circunda la estrella a una distancia comparable a la distancia de Júpiter del Sol.