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¿La Filosofía? ¡Un tesoro del pensamiento Humano!

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Filosofía    ~    Comentarios Comments (0)

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La inducción probabilística:

  • Todo estudio científico se compone de fases de observación, procesamiento y conclusiones finales (o leyes generalistas). Una observación puntual puede arrojar resultados que no sean los esperados por lo que en muchos casos se hace uso de la probabilidad.

“El nacimiento y desarrollo de la ciencia experimental a partir del siglo XVII ha estado frecuentemente acompañado de polémicas filosóficas, y no pocas posturas filosóficas de la época moderna han representado, en parte, intentos diversos de solucionar esas polémicas”.

Resolver las diferentes polémicas filosóficas han hecho que en la época reciente se constituyese “la filosofía de la ciencia como disciplina autónoma, que ha dado lugar a la aparición de un nuevo tipo de dedicación profesional”.

      Karl Popper

La aparición de este nuevo tipo de filósofo suele estar ligada a las actividades del círculo de Viena “que contribuyeron decisivamente a la consolidación de la filosofía de la ciencia como disciplina autónoma”. Desde esas actividades surgieron nuevas figuras que, ancladas en las consideraciones iniciales de la filosofía neopositivista del Círculo intenta responder a la cuestión de qué es la actividad científica y cual es su racionalidad propia. Heredan de la visión positivista que la ciencia es el paradigma de la objetividad y de la racionalidad.

Junto a la postura neopositivista crecen las figuras de otros pensadores. Entre esos nuevos filósofos se encuentra Karl Popper, cuya filosofía es también un intento de explicar el método científico y la racionalidad propia de la ciencia. Se convierte, tras alguno de los miembros del Círculo, en uno de los principales artífices de la consolidación de esta disciplina. A su sombra crecieron los principales filósofos de la ciencia del siglo XX y sus ideas constituyen siempre un paradigma, ya sea para seguirlas, ya sea para criticarlas.

Aquí yace en Paz el cuerpo de Karl Popper, ya que sus pensamientos vagan por todo el Universo… ¡libres! Los logros filosóficos de Karl Popper le valieron numerosos reconocimientos, tales como ser nombrado caballero por la reina Isabel II del Reino Unido en 1969. Recibió la insignia de Compañero de Honor (Companion of Honour) en 1982, el premio Lippincott de la Asociación Norteamericana de Ciencias Políticas y el premio Sonning. Fue miembro de la Sociedad Mont Pelerin, una comunidad de estudios fundada por Hayek para promover una agenda política liberal, así como de la Royal Society de Londres,  con el rango de miembro, y de la Academia Internacional de la Ciencia.  Entre otras, cultivó la amistad del canciller alemán Helmut Schmidt.  Algunos conocidos discípulos de Popper fueron Hans Albert, Imre Lakatos y Paul Feyerabend.

“Creo, sin embargo, que al menos existe un problema filosófico por el que se interesan todos los hombres que reflexionan: es el de la cosmología, el problema de entender el mundo… incluidos nosotros y nuestro conocimiento como parte de él. Creo que toda ciencia es cosmología, y, en mi caso, el único interés de la filosofía, no menos que el de la ciencia, reside en los aportes que ha hecho a aquella; en todo caso, tanto la filosofía como la ciencia perderían todo su atractivo para mí si abandonasen tal empresa.”

Karl Popper. La lógica de la investigación científica. México, Rei, 1991.

Popper expuso su visión sobre la filosofía de la ciencia en su obra, ahora clásica, La lógica de la investigación científica, cuya primera edición se publicó en alemán (Logik der Forschung) en 1934. En ella el filósofo austríaco aborda el problema de los límites entre la ciencia y la metafísica, y se propone la búsqueda de un llamado criterio de demarcación entre las mismas que permita, de forma tan objetiva como sea posible, distinguir las proposiciones científicas de aquellas que no lo son. Es importante señalar que el criterio de demarcaciçon no decide sobre la veracidad o falsedad de una afirmación, sino sólo sobre si tal afirmación ha de ser estudiada y discutida dentro de la ciencia o, por el contrario, se sitúa en el campo más especulativo de la metafísica. Para Popper una proposición es científica si puede ser refutable, es decir, susceptible de que en algún momento se puedan plantear ensayos o pruebas para refutarla independientemente de que salgan airosas o no de dichos ensayos.

 

 

Karl Popper en una caricatura de Tullio Pericoli

 

Karl Popper en una caricatura de Tullio Pericoli

En este punto Popper discrepa intencionadamente del programa positivista, que establecía una distinción entre proposiciones contrastables (positivas), tales como Hoy llueve y aquellas que, según los positivistas, no son más que abusos del lenguaje y carecen de sentido, por ejemplo Dios existe. Para Popper, este último tipo de proposiciones sí tiene sentido y resulta legítimo discutir sobre ellas, pero han de ser distinguidas y separadas de la ciencia. Su criterio de demarcación le trajo sin querer un conflicto con Ludwing Wittgenstein, el cual también sostenía que era preciso distinguir entre proposiciones con sentido y las que no lo tienen. El criterio de distinción, para Wittgenstein, era el del “significado”: solamente las proposiciones científicas tenían significado, mientras que las que no lo tenían eran pura metafísica.

 

 

 


Era tarea de la filosofía desenmascarar los sinsentidos de muchas proposiciones autodenominadas científicas a través de la aclaración del significado de las proposiciones. A Popper se le encuadró en dicha escuela cuando formuló su idea de la demarcación, pero él mismo se encargó de aclarar que no estaba de acuerdo con dicho planteamiento, y que su tesis no era ningún criterio de significación  (Popper siempre huyó de cualquier intento por aclarar significados antes de plantear teorías). Es más, Popper planteó que muchas proposiciones que para Wittgestein tenían significado no podían calificarse como ciencia como, por ejemplo, el psicoanálisis o el marxismo, ya que ante cualquier crítica se defendían con hipótesis ad hoc que impedían cualquier refutación.

 

 

  • El problema principal: LOS LÍMITES Entre la ciencia y la metafísica Usando un criterio de ¿Cómo distinguir de los demarcación para que es ciencia de lo separar la ciencia de la que no lo es? especulación y la metafísica Para Popper una proposición es científica si puede ser refutable
  • Popper planteó que muchas proposiciones que para los pensadores de su época tenían significado, no podían calificarsecomo ciencia como, por ejemplo, el psicoanálisis o el marxismo y,obviamente, la religión, ya que ante cualquier crítica se defendían con hipótesis ad hoc que impedían cualquier refutación.
  • En el sistema de Popper se combina la racionalidad con la extrema importancia que la crítica tiene en el desarrollo de nuestro conocimiento. Por eso, tal sistema fue bautizado como racionalismo crítico. FALSABILIDAD O FALSACIÓN.

 

Popper estaba de acuerdo con Hume respecto de que justificar nuestro conocimiento en forma inductiva conduce al irracionalismo. Pero, negaba que los científicos normalmente utilicen inferencias inductivas. A su vez, estaba de acuerdo con Kant acerca de que la experiencia y la observación presuponen ideas a priori. Pero, negaba que esas ideas a priori sean necesariamente verdaderas. Finalmente, estaba de acuerdo con Wittgenstein y los positivistas en que no podemos recurrir a principios válidos a priori para justificar la ciencia empírica. Pero, consideraba que la metafísica no tenía porqué carecer de sentido y que la verificabilidad es incapaz de distinguir a la ciencia de la metafísica puesto que no puede dar cuentas de la cientificidad de las leyes científicas, las cuales no pueden ser verificadas a través de argumentos inductivos derivados de la experiencia.

Aquí, Popper cortó el nudo gordiano al sugerir que las teorías científicas, en última instancia, no pueden ser justificadas. También al afirmar que el conocimiento científico es racional, no porque lo hayamos justificado, sino porque podemos criticarlo.

Para Popper, cualquier intento por justificar nuestro conocimiento debe aceptar algún enunciado como verdadero sin justificación alguna, a fin de evitar el regreso infinito.
Wittgenstein y los positivistas habían apelado a la experiencia para justificar nuestro conocimiento. Al contrario, Popper afirmó que ‘el principal problema de la filosofía es el análisis crítico del recurso a la autoridad de la ‘experiencia’ –precisamente la ‘experiencia’ que todo partidario del positivismo ingenuamente da por sentada’.

Popper creía que los enunciados observacionales jamás pueden suponer la veracidad de una ley universal. Además, Popper afirmó que sólo basta un contra-ejemplo para mostrar que una ley universal es falsa. Así, concluyó que es la falsabilidad lo que distingue a la ciencia de la metafísica. También postuló que la asimetría lógica entre los enunciados universales y singulares –las teorías científicas pueden ser falsadas, mas no verificadas; los enunciados observacionales pueden ser verificados, aunque no falsados– significa que la distinción entre ciencias naturales y metafísica no puede coincidir con la distinción entre enunciados con sentido y carentes de él.

Nuestro filósofo también negó que las teorías científicas sean descubiertas a través de un proceso inductivo. Popper pensaba que los científicos no desarrollan sus teorías generalizando observaciones, sino que inventan dichas teorías a modo de soluciones hipotéticas para los problemas con los que se enfrentan; y que deben recurrir a la experiencia y a las observaciones –no para justificar– sino para testear sus hipótesis. Por tanto, el crecimiento de la ciencia es tanto empírico como racional. Es empírico porque podemos testear nuestras hipótesis frente a observaciones y a la experiencia. Es racional puesto que utilizamos las formas válidas de argumentos de la lógica deductiva para criticar las hipótesis que contradicen enunciados observacionales que pensamos son verdaderos, y porque nunca arribamos a la conclusión de haber demostrado que una teoría es verdadera cuando la misma ha sobrevivido a nuestros tests.

Lo cierto es que no podemos plasmar aquí, en un corto espacio y limitado tiempo, los pensamientos de toda una vida y, nos limitamos a tomar datos de aquí y de allá para dejar un bosquejoque nos hable de quién fue el personaje y sus pensamientos.

El No reía en los nacionalismos, decía que era como regresar a la Tribu.

¡Cuánta raz<ón tenía!

Por todo el mundo, en muchas de sus regiones, podemos ver los efectos negativos que dicho nacionalismo, por una u otra razón, la excusa no importea, los “inteligentes humanos” se matan. Y, de vez en cuando, sería bueno que algunos se pararan a pensar en los hechos y actuar después, emplear la lógica es bueno y debemos demostrar que somos seres raciponales. La Filosofía es un buen camino.

emilio silvera

El Univerro, la Mente y el Tiempo

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Filosofía    ~    Comentarios Comments (0)

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Sí, es la única manera que tenemos de abarcar todo el Universo. En nuestras mentes están los resortes para ello y, aunque no físicamente, alcanzamos a vislumbrar toda la grandeza cósmica con nuestras mentes que son, esa parte de la metafísica del ser, lo que trasciende y puede ir más allá de lo que nuestros cuerpos pueden ir.

Los procesos científicos de los que aquí venimos hablando, aunque sea de manera inadvertida, lo cierto es que contribuyen a que nosotros, los humanos, nos veámos involucrados en la vastedad del Universo del que formamos parte y con el que, de alguna manera, estamos estrechamente conectados.

La Astronomía ha venido a diluir el aislamiento en el que se encontraban los moradores la Tierra que, con el ojo desnudo solo podían atisbar el Sol y la Luna, algunos planetas que se confundían con el lucero de la mañana, y, lejanas estrellas que, con su titilar, parecían estar enviándonos un mensaje en clave que no llegábamos a comprender.

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La mecánica cuántica nos permitió asomarnos a esa ventana que nos dio la posibilidad de destruir esa metafórica e invisible linea que supuestamente nos separaba del distante del mundo de lo infinitesimal, allí donde se encuentran los secretos de la materia y fuerzas fundamentales que, al ser descubiertas, dejaron tambien a la intemperie el hecho cierto de que nosotros, estamos inevitable y estrechamente involucrados en todo aquello que estudiamos. Finalmente llegamos a ser conscientesde que formamos parte de ello, de ese todo que es la Naturaleza y que nos trajo aquí para que, con nuestra curiosidad, tratáramos de entenderla.

La Astrofísica, al demostrar que la materia es la misma en todas partes y que en todas partes obedece a las mismas leyes, nos pudo al tanto y nos reveló la unidad cósmica que se extiende desde la fusión nuclear en las estrellas hasta la química de la vida. La evolución darwiniana, al destacar que todas las especies de la vida terrestre están estrechamente relacionadas y que todas surgieron a partir de la materia ordinaria, nos puso de manifiesto que no existía ninguna muralla que nos separase de las otras criaturas de la Tierra, o del planeta donde surgimos a la vida. De la misma manera, entiendo, se producirán en otros mundos lejanos las mismas transiciones de fase que aquí sucedieron y, al final, todo desembocará en el surgir de la Vida que, como la nuestro (eso creo), estará basada en el Carbono.

Esa sensación de que, en cierto sentido, formamos un todo con el Universo, no es gratuíta, sino que, por el contrario,  está fundada en datos  y experimentos que nos costaron mucho, mucho tiempo, conseguir. Hace mucho tiempo que esa idea rondaba en la mente de nuestros antepasados que hicieron que el dios nos hicieran del polvo. El griego Heráclitos escribió que “todas las cosas son una sola”; Lao-Tse, en China, describió al hombre y la naturaleza como gobernados por un solo principio (“lo llamó el Tao”); y la creencia en la unidad de la Humanidad con el cosmos estaba difundida entre los pueblos anteriores a la escritura. Como lo puso de manifiesto el Jefe indio suquamish Seatle, quien declaró en su lecho de muerte que “todas las cosas están conectadas, como la sanfre que une a una familia. Todo es como una sola  familia, os digo”.

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Lo cierto es que, estamos ahí, formando parte del inmenso Universo y, hay algo sorprendente en el hecho de que la misma concepción general que tenían aquellas mentes del pasado, ha podido surgir de las ciencias que se enorgullecen de su lúcida búsqueda de hechos objetivos, empíricos. Desde los mapas de cromosomas y los registros fósiles que representan las interconexiones de todos los seres vivos de la Tierra, hasta la semjanza de las  proporciones químicas cósmicas con las de las especies vivas de nuestro planeta, nos muestran que realmente formamos parte del universo en su conjunto y que, nuestro origen está en las estrellas, donde se formaron los materiales que hicieron posible nuestra existencia.

Claro que, a todo esto, posamos los pies en el suelo, miramos a todo la Humanidad y su condición intrínseca y, podemos ver, cuan lejos estamos de poder decir: ¡Somos un todo, fundidos con el Universo! Nuestra condición terrenal nos aprisiona y nos confina, prevalecen sentimientos animales, el instinto de conservación que nos hace ser como somos y, mientras que no evolucionemos lo suficiente…

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La verdad, el Tiempo y la Historia

“Todo parece confluir en la representación de la Historia y de la Verdad histórica. El Tiempo, alado y con un reloj de arena que simboliza el paso de los instantes y la llegada de la muerte, trae del brazo a la Verdad, que se representaba desnuda para simbolizar la ausencia de disfraz o enmascaramiento. La Verdad reina sobre todo, es la figura central, y porta un cetro y un libro, que encierra la verdad histórica.”

Siempre hemos querido representar de mil maneras simbólicas lo que tendría que ser y, en realidad, siempre hacemos lo contrario de ello. Sabemos como son las cosas y, tratamos de ocultarlas a los demás, incluso, por conveniencias sociales o políticas, hemos tratado de cambiar esa historia para procurar que “diga” aquello que nos beneficia, aunque la realidad, sea todo lo contrario.

Aunque parezca algo exagerado, creo que, la verdad, solo la dicen los físicos y los poetas, esas personas privilegiadas que, algunas veces, viven fuera de este mundo sin salir de él. Todos los demás, por una u otra razón, tienden a falsear los hechos.

Unos ven Unicornios en fantásticos mundos que crean en sus mentes, y, los otros, viven en un Universo que, siendo real, les aleja de este.

Ya véis, por una razón los unos y por otras razones los otros, ambos -poetas y físicos-  están fuera de este mundo y se encierran en sus “mundos privados” para transmitirles al mundo “real” lo que ven, lo que sienten. Por una parte se nos habla de la Naturaleza, de cómo creen ellos que funciona el Universo y tratan de decirnos por qué lo hace de esta o aquella manera y, se esfuerzan por comprender, dedicando horas, días y años a desvelar los secretos que están con nosotros y que, el común de los mortales no puede ni sabe ver. Ellos, los físicos, hacen ese inmenso trabajo para que el mundo siga adelante con los pies bien asentados en el suelo y, nuestras mentes, estén, lo más cerca posible a la realidad del mundo.

Los otros, los poetas, ven otro mundo. Ellos son más etéreos e inmateriales, están inmersos en un universo de percepciones que a los demás se les escapan, cuando consiguen “ver” con claridad en esas belles perfecciones que les muestran “sus realidades”, entonces y sólo entonces, la cuentan para que los demás sepan de ellas y puedan “oir” sus pensamientos. Alguien dijo que los poetas hablan en voz baja consigo mismo y, el mundo, les oye por casualidad.

Lo cierto es que, nos queda un buen camino por recorrer. En la naturaleza y en los demás sistemas que la integran, buena parte de los procesos que ocurren son intrínsecamente discretos, es decir, involucran (o podrían modelarse con) conjuntos discretos de partículas o individuos que interaccionan entre sí de una determinada manera. Átomos, moléculas, proteínas, bacterias, células, animales, personas, o incluso los factores del clima, son ejemplos de agentes activos en estos procesos, que cuando se juntan en un número lo bastante grande, dan lugar a la formación de cosas o cuestiones complejas de grandes dimensiones (galaxias o sociedades humanas, por ejemplo), que dan lugar a comportamientos colectivos que en nada nos recuerdan las interacciones microscópicas individuales que fueron el comienzo de todo.

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Si pensamos en las fuerzas y energías en las que nos encontramos inmersos, pocas dudas pueden caber a estas alturas, el simple hecho de poder estar hablando de estas cuestiones… ¡es un milagro en sí mismo! Desmenuzar los componente del átomo, saber lo que ocurre en el interior profundo de las estrellas, conocer cómo la materia más simple se pueden transmutar, bajo ciertas condiciones, en otros más complejos que dispuestos en la debida proporción darán lugar a la bioquímica de la vida. El camino recorrido ha sido largo y hasta dramático, sin embargo,  hemos llegado más lejos de lo que podría haber pensado un observador inteligente que, desde la segura lejanía, hubiera podido seguir todo el proceso evolutivo desde que nacieron las primeras estrellas hasta que, diez mil millones de años más tarde, surgieron los mundos y la vida.

¡Qué complejo es todo!

emilio silvera